Pablo, mi nieto, presenta a la homenajeada, la zambomba.
Un año más, el destino se repetía con
gran satisfacción, nuevamente en estas “Pascuas Navideñas”, volvíamos a una
noche entrañable en un lugar de la tierra del “ronquío” con toda la familia.
Verdaderas formaciones militares en son de paz
El verde es el color que predomina en
todo el trayecto hasta llegar al lugar del destino; los sentidos corporales en
una mañana fría pero llena de luz se van a ver plenamente satisfechos; hileras de
olivos en los campos como verdaderas formaciones militares en son de paz, nos
van acompañando, es el mensaje de estas
fechas que ellos nos trasmiten durante todo el viaje.
Largas varas golpean los acebuches
Desde
la lejanía y a través de la ventanilla del vehículo que nos conduce a nuestro
final del trayecto, nuestra retina se impregna de colores que llenan el
paisaje, un panorama donde el cetrino envuelve el ambiente; el oído capta los
sonidos que llegan de la lejanía donde largas varas golpean los acebuches que
gustosamente van desprendiéndose de su fruto.
Los mozos y las mozas arrastran los toldos
Los enormes toldos arrastrados por los
mozos y mozas, como diminutas figurillas se vislumbran en el horizonte; todos
los años asisten a la recogida, van haciendo la recolección de las bolitas, las
que después generosamente nos darán su dorado oro hecho aceite o nos recreará
el paladar, unas veces sin el contenido de su esqueleto sustituido por ricas anchoas
o con un corazón rojo en su interior representado por un jugoso trozo de
pimiento encarnado,
Rellenas de ricas anchoas
Aliñadas en orza de arcilla
otras veces gentilmente aliñadas con tomillo, romero,
limón y ajo, en orzas de arcilla o simplemente enlatadas.
El sonido ronco del motor cambia de tono
cuando la mano del conductor apoyada en la bola del cambio, le hace pasar a otra
posición por exigencias de los
desniveles que la carretera le impone.
Los chiquillos nos recibían con sus juegos
Se ha ganado en velocidad con las nuevas
vías de circulación, las autovías han hecho que podamos llegar antes a los
lugares de destino, sin embargo, se ha perdido esa especie de familiaridad que
existía en aquellas carreteras que pasaban por el centro de los pueblos, donde
los chiquillos nos recibían con sus
juegos en medio de la calzada, que nos hacía detenernos para entrar en los
barecillos a tomar el pestiño o el dulce característico de aquel lugar.
Cuando llegan las Navidades, nos da la impresión que son una continuación
de las del año anterior. Los días pasan demasiado rápidos.
La vida ciertamente es breve, pero los
humanos la estamos haciendo más ligera aún, más efímera, quitándole esos
complementos que la hacían más agradable y por supuesto ralentizaban su marcha.
Porque hoy por hoy, todo es correr y correr y así se nos van pasando, sin que nos
demos cuenta, los días suceden a las noches tan vertiginosamente que cuando
llegan de nuevo, un año más las
navidades, nos da la impresión que son una continuación del día de ayer.
Hay elementos que la modernidad y los
adelantos científicos, en determinados
momentos nos ayudan a ponernos en contacto y estar más próximos aunque
la distancia sea larga. En el interior de un vehículo herméticamente cerrado
penetran las conversaciones de los otros miembros de la familia que trasmiten
sus mensajes indicándonos:
-¿Por dónde vais?
-Acabamos de salir de la ciudad ahora.
Vista de Mengíbar
-Nosotros estamos pasando por Mengibar y
prácticamente estamos llegando.
-Por la carretera se circula con
fluidez, pero no obstante tened cuidado.
Son las conversaciones que se trasmiten
por los teléfonos móviles.
El pueblo, uno más de la provincia de
Jaén, atravesado por el Guadalquivir, que alimenta los campos de un pueblo
eminentemente agrícola, tiene su carácter propio, construcciones con planta
baja y un primer piso, calles amplias, por lo menos ésta en la que vamos a
encontrar la residencia donde vamos a estar hospedado durante unas cuantas horas.
Un gigantesco monstruo metálico nos saluda a la entrada
Nuestro primer saludo lo recibimos de un
gigantesco monstruo metálico con un ruido característico, cuyas enormes ruedas
van dejando su huella sobre el pavimento, arrastra un remolque repleto del
producto que durante esta época se está recolectando.
Son las tres de la tarde cuando el
medidor de la temperatura ambiente, colocado en la fachada de la casa donde nos
alojaremos, con una cruz color verde en el centro, va cambiando la cara que
presenta a los transeúntes, se encuentra en el frontispicio de una de las casas
más importantes de esta gran villa que tiene denominación de realeza, nombre de
reina, pero de una reina joven, nueva, de ahí le viene el apelativo, basta
componer este bricolaje de palabras para saber cuál es su nombre.
Nos hace unos guiños luminosos, y nos
dice mirándonos fijamente a la cara y casi regañándonos que llegamos un
poco retardados, los que nos esperan están ansiosos porque arribemos, son las
tres de la tarde, pero también nos alegra el ánimo al comprobar e indicarnos la
temperatura 20º, sin embargo cuando salimos de nuestro punto de origen era de 5º, este anuncio nos consuela el ánimo.
El conductor del viaje, mi nieto Antonio
Hay que sacar del coche, que ha sido
conducido magníficamente por mi nieto Antonio, los complementos que nos acompañan
y que han de desempeñar un papel importante en estas horas de estancia.
La señora que siempre soñó con esta zambomba
y sus deseos se vieron hechos realidad.
Una señora de tamaño descomunal, que no
ha tenido régimen alimenticio de ninguna clase, es el primer personaje que hay
que bajar del vehículo, ha sido traída con mucho mimo y cuidado; color ocre en
su semblante panza abultada porque no le importa para nada el aspecto de su
figura, sabe cantar con una música que no tiene letra; cuando se encuentra en
plena euforia, su sonido se basa en una composición cuya partitura se compone
de unas simples notas, nos indican que estamos en plena Navidad y sobre
todo en Nochebuena. Su talle carece de caderas es estrecha de cintura, pero cuando
deslizamos nuestras manos sobre su cuerpo éste se va ensanchando.
Su cara se la cubre con una piel especial
Su rostro no es el rostro normal de
cualquier dama, pues su cara está recubierta por una piel especial, trasplante
que ha recibido de uno de esos animalitos que corren por el campo, o que se
crían en granjas.
Algunas con elegantes ligueros
Otras flamenconas
Otras ridículas hechas de plástico
Las hay de todo tipo, tamaño y forma he
incluso algunas con sus elegantes ligueros o engalanadas con trajes de gitana,
otras cómo las que han querido entrar en este terreno pirateando la fiesta y
adulterando su cuerpo hechas de plástico y quedando en ridículo por su
desafortunado sonido.
Recuerdo, cuando era niño, como aquel
señor con un saco al hombro cogido por una de sus manos y la otra portando una gran cesta alargada con platos, tazas y vasos, los que cambiaba por trapos y sobre todo por
la piel de estos animales, iba por las calles del Albaicín pregonando: ¡niños
tiraos al suelo romperos los calzones que está aquí el trapero! En mi casa
hubo alguna de estas pieles, después de matar al animal, pegada a la pared
esperando que llegara el trapero, para entregársela más tiesa que la mojama.
Hay que acariciarla con un estilo especial
Nuestra dama engalana su cuerpo con una larga peineta
estilizada que hay que acariciar con un estilo especial para sacarle de su
cuerpo, ese sonido característico y personal que solamente deja sus notas en el
aire en estas cálidas fechas familiares de la Navidad.
Con la mano mojada y acariciando esa
peineta cuyo nombre es carrizo, un ¡paco, paco, paco, paco, paco…! Llena el
ambiente para acompañar, junto con otros instrumentos, pandereta, carrañacas,
guitarras, botella de anís, almirez…, a los villancicos, los cantos especiales
de estas fiestas.
Vendedora de zambombas
Se han cumplido las ilusiones que durante
años traía la otra gran señora de la casa de adquirirla, ha recorrido los
diversos mercadillos que durante este tiempo se colocan en diversos puntos de
la ciudad, hasta encontrar la que bate el record en tamaño.
Mi imaginación vuela a mis años
infantiles cuando “aparecían los vendedores de zambombas con el capacho a la
espalda y la muestra de mercancía en la mano, sin dar paz al largo carrizo
recorriendo las calles de Granada anunciando su presencia con el monótono
run-run del pastoril instrumento”.
Vendedor de botijos y zambombas
También se hizo popular formando parte
del folklore navideño, el romperlas, como decía el villancico, “dale, dale,
dale/ dale a la zambomba /dale, dale dale/ hasta que se rompa.
Sirva este glosario para rendirle
honores a este instrumento que durante años ha sido el personaje más importante
que ha aunado a las familias en estas fiestas tan señaladas, pero que los
tiempos actuales con otros aires de
cambios, las quieren ir relegando a un segundo plano.
Asombro
generalizado de los que ya se encuentran en el salón principal al contemplar la
entrada del instrumento.
Exclamaciones de admiración ante la contemplación de la zambomba.
¡Qué barbaridad! ¡Madre mía! ¡De donde
habéis sacado eso! Son algunas de las expresiones cuando entramos, “sacando
pecho”, con nuestro gentil instrumento.
Hay movimiento intenso y alegre en el
interior de la vivienda, dos familias se reúnen, los Canos y los Medinas para
pasar unas horas de familiaridad y alegría.
Se preparan las viandas que han de
satisfacer los estómagos de los comensales: entremeses de todas clases, gambas
y gambones, quesos, dátiles, tostaditos de pimientos acaramelados, rollitos de
huevo ahilado, frutos secos, sopa de mariscos, cordero al horno, ensaladas de
todo tipo, frutos del tiempo…, regados con ricos caldos de Ribera del Duero, refrescos,
no faltarían los típicos dulces navideños y para sentar en el epigastrio
todo este amalgamiento de alimentos la “nata
y tarta helada de los Italianos”.
Mis hijos, Mari Carmen y Francis, mi mujer Conchita y mi nieto Antonio
Una guitara se lanza al ruedo para dar
alegría a la fiesta, no se queda atrás la zambomba y los cantos y villancicos van
caldeando el ambiente.
Todos desean tocarla, pasarle la mano para escuchar el sonido que desprende y el calor familiar se va acrecentando por momentos.
El sonido de unas notas musicales que llegan desde otra estancia
a través de mi hijo Francis
Alguna cabezadita en la butaca para
digerir lo ávidamente ingerido, con algunas conversaciones de recuerdos del
pasado y del presente que ayudan a mejor dormir y el sonido de unas notas
musicales que llegan desde otra estancia, de unos dedos apasionados por la
música que han dejado de tocar los trastes de la guitarra y ahora teclean y
hacen pinitos en el piano.
Un sonido seco de llamada al farmacéutico de guardia nos sobresalta
Hay un sonido seco y especial que de vez
en cuando interrumpe nuestro sueño, es un sonido corto y brusco que nos
sobresalta como un aldabonazo de llamada al que hace guardia para atender al
cliente, que busca la medicina ya que el dolor y la enfermedad no entiende de
festejos, personas de la villa a las que les
vienen a amargar estas fechas.
En cambio para los que nos encontramos
allí, en la trastienda de la “botica”, nos sentimos protegidos por tener a los
farmacéuticos, miembros de la familia, custodiando nuestros
cuerpos, con su almacén de medicinas.
La mesa preparada para la cena de Nochebuena
La tarde avanza, la cena está servida y
entre felicitaciones a los que han preparada la rica sopa de mariscos y demás
componentes de la gran mesa llega el momento del tradicional “amigo invisible”,
y como todo el que practica este juego sabe perfectamente de que se trata y con
ello no me refiero a la cantidad de amigos invisibles con los que nos encontramos
en las redes sociales, sino el de adivinar que “amigo invisible” te ha regalado
un obsequio, donde no se intenta medir, ni mucho menos, el valor material para no crear
susceptibilidades o diferencias entre los diversos presentes que se regalan.
El regalo del amigo invisible, ahora toca adivinar quien es
En la vida hay muchos a los que se les llama amigos, e incluso se dan como tales cuando están
recibiendo favores, pero en situaciones en las que los puedes necesitar, para que te echen una
mano, en momentos de dificultad, se convierten en amigos invisibles, en una
palabra desaparecen. ¡Ficción, fantasía, imaginación! No, pura y sencilla
realidad.
La mesa se va llenando de envoltorios
La mesa se va llenando de envoltorios
que han ido dejando al descubierto las dádivas: bufandas, collares,
sortijas, pendientes, relojes, pequeñas minucias pero que van llenando de
satisfacción a todos los congregados.
Las botellas de sidra servirían para
brindar por la salud y felicidad de los presentes y ausentes.
Regalos que producen la emoción del que los recibe
Papa Noel, como ya viene siendo
tradicional, vendría cargado de ilusiones y de regalos que no tendrían que ver
nada con los del amigo invisible: camisas, sudaderas, máquinas calculadoras, jerseys, juegos de toallas que llevan marcado el sudor de muchas horas y
desvelos para dejar marcadas, en punto de cruz, las letras de la persona que las
ha de recibir, sobres de pequeño tamaño pero con sabrosos contenidos…
Mi nieta María enseña su regalo
La velada se prolongaría, hasta altas
horas de la madrugada, con conversaciones que enriquecerían los vínculos
familiares.
Todo se repetiría durante el día
siguiente, día de Navidad, hasta llegada la noche, que van a dar comienzo las
despedidas y el desfile, cada cual en el vehículo correspondiente, hasta su
lugar de procedencia.
Cruce de luces con otros vehículos por la carretera mientras vagan por
mi mente las escenas vividas en familia en horas pasadas.
Por la carretera, de vuelta, el manto
oscuro de la noche no deja visibilidad alguna para contemplar el paisaje que
durante el día anterior nos vino llenando, solo el monótono sonido del motor del
coche, el cruce de luces con otros vehículos y el silencio en el interior; algunos duermen ya, otros con los cascos puestos escuchan música y un servidor,
constructor de este relato, lleno de paz y tranquilidad vagan por mi mente las
escenas familiares que durante estas últimas horas hemos vivido, quiera Dios
que el próximo año, que se avecina, nos volvamos a reunir de nuevo.
ALGUNOS DE LOS MOMENTOS VIVIDOS EN ESTOS DÍAS
(Sirva este reportaje de recuerdo familiar)
(Sirva este reportaje de recuerdo familiar)
No hay comentarios:
Publicar un comentario