Óleo sobre lienzo 55X40
A propósito de mi último cuadro de pintura.
Se llamaba
Ángel Sánchez Lucena, por lo visto faltaba un ángel en el Cielo y nos lo
arrebató antes de tiempo, para que ocupara un lugar predilecto en el Paraíso,
cuidando con esmero, como él sabía hacerlo, los inmensos jardines del Cielo.
Jardines del Colegio del Ave María
Clase al aire libre. Los alumnos aprenden en el jardín las partes de la flor.
Aquel día de primavera, cuando los
jardines se encuentran en plena efervescencia, el perfume de los jazmines,
galanes y celindos, trasminan con más intensidad en las cálidas noches, el
sonido musical de las fuentes componen sinfonías de aguas en las cinco líneas
de su pentagrama, la luna brilla con más intensidad, cuando la Naturaleza se ha
desmelenado quitándose el manto frío de la escarcha, que durante el invierno ha
cubierto su cuerpo en los amaneceres,
Fuente del Colegio
cuando deseamos olvidar la brevedad de
las horas en que el sol tímidamente sale a saludarnos, cuando surge como una
explosión de fuegos artificiales vistiéndose con el variopinto colorido del
mejor círculo cromático, se nos marchó nuestro jardinero.
Los chicos de mi Colegio que tiene un
“ojo clínico” especial para identificar con un nombre a una persona le llamaban
MacGiber, sí, el de la serie televisiva con el que plenamente lo hermanaron.
La fama de MacGyver viene de su
habilidad para improvisar cualquier artilugio con elementos simples y de lo más
variado: chicles, clips, mecheros, neumáticos, etc., su inseparable navaja
suiza multiusos que usa como herramienta y su Jeep descapotable, su arma más
peligrosa es su inteligencia; con tan sólo su mochila repleta de diversos
objetos normales y corrientes, siempre es capaz de fabricar toda clase de
elementos y escapar de todos los peligros que se topan en su camino, tanto en
sus diversas misiones como en su vida cotidiana. Tiene parte de scout y otra
parte de genio. Nunca usa armas de fuego y nunca mata a nadie.
Ángel Sánchez Lucena, el jardinero del Colegio
Nuestro MacGiber, Ángel Sánchez Lucena,
era una persona sencilla, bondadosa, amable, solidario, cuidadoso, comprensivo,
paciente, con la sonrisa a flor de piel, trabajador incansable, supo ganarse
con su simpatía al colectivo escolar tanto de profesores como de alumnos.
Ángel se ganó la simpatía del profesores y alumnos.
Enseñando a los alumnos cómo se siembra un árbol
De buena presencia, altura normal, algo
metido en carnes que no le eran impedimento para realizar cualquier trabajo, ya
fuera para subirse a la copa de un eucalipto para podarlo, como regar, abonar y cultivar los jardines del colegio;
cabellera rizada, comenzando a blanquear, rostro amplio, mirada limpia, y conversación
amena.
Ángel dominaba todos los oficios y era un excelente cocinero. ´
Óleo de José Medina Villalba. 50X45
Dominador de toda clase de oficios y con la habilidad suficiente para
fabricar cualquier aparato manual para resolver todos los problemas que se le presentasen
No tenía mochila, como el MacGiber
televisivo, pero si una caja de herramientas donde te podías encontrar
cualquier elemento, por raro que te pareciera, de ferretería, de electricidad
de mecánica…, para solucionar todo tipo de dificultad que se le presentara.
Amante de la Naturaleza colaboró con los
grupos scout interviniendo en distintas misiones y aportando su ingenio en
facilitarles sus actividades y acampadas. Su coche no era un jeep descapotable,
era una furgoneta abarrotada siempre de todo tipo de herramientas, era un genio
a todo terreno.
A los ángeles se les reconoce como seres
espirituales de origen divino que tienen la capacidad de llevar mensajes o
ayudar a los seres humanos, seres de luz y guardianes de las personas.
Ángel da suelta al agua de la acequia para regar los jardines
Hemos
tenido la suerte de tener un ángel con cuerpo humano en nuestro Colegio durante
muchos años que se llamaba Ángel. Supo muy bien cuidar nuestros jardines y el
de su hogar donde florecieron seis yemas con nombres de personas: Rosalía,
Ángel, José Antonio, Elisabel, Sergio, y David; a las que les inculcó todos sus
valores, junto con su esposa Rosalía Pérez Pérez.
De los siete cármenes que componen las
Escuelas del Ave María en el Valle de Valparaiso, que nuestro jardinero se
preocupaba de cuidarlos, dos de ellos, en parte, se reflejan en esta pintura,
el de las Olivas y el de los Negros I.
Los cármenes albaicineros son la
respuesta espiritual, casi mística de la mirada contemplativa de los palacios
nazaríes.
Zona donde se encuentra el vivero del Colegio
En nuestros cármenes del Ave María no puede faltar el mirto o el boj, el
aligustre, la madreselva, el rosal, el jazmín, la mimosa, el celindo, las glicinias,
la hiedra, y la diversidad de plantas arbóreas entre las que ocupa el puesto de
rey, sin duda, el ciprés, que comparte
espacio con el almeces, olivos, higueras, granadillos, morales, naranjos,
limoneros, nísperos, parras, magnolios,
En el Colegio no puede faltar: el aligustre, la madreselva, el rosal, el jazmín, la mimosa...
a cuyos pies se arremolinan y
distribuyen por todos los rincones fuentes y pilarillos. Abajo el Río Darro corre
cristalino lavando los pies de nuestros
cármenes, enfrente serpentea silencioso el Camino del Avellano, por donde aún
se percibe la huella de la Cofradía que porta este nombre, capitaneada por
Ángel Ganivet y sus secuaces tertulianos.
En este vergel, a través de los 125 años
que vienen los profesionales, dedicándose a impartir la educación a los niños y
niñas del pueblo llano, por las exigencias que impone el sistema de enseñanza
ha sufrido enormes cambios, sin embargo no ha perdido su fisionomía carmenera,
son muchas las generaciones que por aquí han pasado donde han podido disfrutar
de sus jardines, fuentes, acequia, (la de San Juan o Axaris) chumberas, paratas,
huertos, frutales.
Carmen de las Olivas o de Jesús
Sepulcro del fundador D. Andrés Manjón
El Carmen de las Olivas, que corresponde
al edificio que se ve en la pintura donde está la capilla que custodia los
restos del fundador D. Andrés Manjón y en la parte superior el museo con las
reliquias de éste, es decir, los objetos personales y mobiliario que utilizó
durante su vida, así como el salón de actos donde los alumnos siguen, en su
escenario, convirtiéndose en verdaderos actores con sus representaciones y
recitales.
Estado actual del Carmen de las Olivas
Este carmen era pequeño y tenía una
casilla vieja y un vivero de plantas; la casa se derribó y se hizo vivienda del
capellán y escuela, el vivero se convirtió en placeta y capilla costando todo
5000 duros (25.000 pesetas) actualmente 150 euros.
Fue comprado el día 1 de julio de 1894 a
Dñª Trinidad Callejas, con una superficie de 2.284 metros y escritura en el
precio de 1500 pesetas. Fue el tercer carmen que compró D. Andrés Manjón, lo
bautizó con el nombre de Jesús.
El 12 de julio de 1895 escribe D. Andrés
en su diario: Se acabaron de cerrar los
arcos de la nave bajera del colegio de Jesús; este nombre daremos al nuevo
edificio; así como el de S. José para los niños crecidos, y el de María para
las niñas. De este modo estará la familia completa, y la Sagrada Familia
protegerá nuestra pequeña familia. Jesús, José y María sean nuestra compañía.
Carmen de los Negros 1. Carmen de Santa María actualmente.
El jardín donde se encuentra, Ángel el
jardinero, en la pintura del cuadro, corresponde en parte, al Carmen de los
Negros I, fue el segundo que compró D. Andrés, que nos lo describe en su
diario, de la manera siguiente: Aquellos
veinte niños se habían multiplicado y eran doscientos, por lo cual, no cabiendo
en el primer carmen, se adquirió otro colindante, titulado de los Negros, al
cual nosotros dimos el nombre de Santa María, dedicándoselo a escuela de niñas.
Este
carmen tenía dos casas, una nueva y otra vieja, con una cueva, jardín y huerta,
y entre compras y adaptaciones no costó más allá de ocho mil pesetas; pero
después se ha hecho en él un edificio de nueva planta, con dos pisos, cuatro
salones y un cobertizo de zinc, que ha costados dos mil duros, algo largos.
La compra de este carmen se realizó el
26 de octubre de 1892 a D. Ricardo Ruiz Molinero, y su precio en escritura fue
de 2.700 pesetas, con una superficie de 2.640 metros cuadrados.
Carmen de Santa María en el pasado (1940)
En el jardín donde se encuentra el
jardinero, de la pintura expuesta al principio, había una placeta en cuyo
centro una mesa alargada con estructura de hierro cubierta con una piedra de
mármol blanco, servía de complemento para colocar los materiales de trabajo,
realizar ejercicios, colocar los libros…, ya que las clases, siempre que el
tiempo lo permitía, se daban al aire libre.
Mapas de la provincia de Granada y de Andalucía
Había un pasillo central que arrancaba
desde la escalinata donde actualmente está la Sala de Profesores de Primaria y
descendía hasta la altura donde se encuentran los mapas en relieve de Andalucía
y Granada, construidos en 1985, cuyo diseño y trazado corresponde al maestro
José Medina Villalba, y construidos por los alumnos de cuarto y quinto de Primaria, bajo la dirección de un albañil.
El pasillo central estaba limitado por columnas prismáticas cuadrangulares
Este pasillo de unos dos metros de ancho,
estaba empedrado y a ambos lados había unas columnas de ladrillo de forma
prismática cuadrangular, con pizarras a las cuatro caras que servían para que
las alumnas realizaran cualquier clase de ejercicio, ya fuera de Gramática. Aritmética,
Geometría, etc.
En el lateral izquierdo de este pasillo
había tres albercas y junto a ellas una serie de piletillas cuadradas, que les
servía a las niñas para que lavasen los trapitos de sus muñecas.
Escalinata en el Carmen de Santa María (1940)
Había unos escalones de ladrillo que
cubrían la longitud de la placeta y que servía para descender a otra tercera,
al mismo tiempo eran los asientos para dar una clase al aire libre.
Junto a las tres albercas había un
enorme moral, un naranjo y un pilarillo, todos
se servían del agua de la acequia de S. Juan (Axares) a la que le cantó
nuestro vate albaicinero Manuel Benítez Carrasco.
El poeta albaicinero Manuel Benítez Carrasco, avemariano.
Agua de mi Escuela,
acequia de Dios.
Un Ave María,
y el Padre Manjón
con su borriquilla,
con su bendición,
como en Galilea
Dios Nuestro Señor.
Agua de mi Escuela,
cristal de niñez.
Niño, niño, no
la dejes perder.
Puede que algún día
tenga el Señor sed,
y entonces no tengas
qué darle a beber
si no es agua amarga
de vinagre y hiel.
Agua de mi Escuela,
acequia de Dios;
canta, corre y canta
y dame tu son
que hoy te necesito
por mi corazón.
Yo, desde mi cuna,
soy agua también,
mitad ya cansada,
mitad por correr,
mitad ya vencida,
mitad por vencer.
Dame tus recuerdos,
¡me hacen tanto bien!
Y dame tu gracia
y tu sencillez, ahora
en mi vida y en mi muerte. Amén.
Al agua de la acequia llora oculta en su
cárcel, dentro de un embovedado de cemento, más de una vez la vi correr, alegre
y cantarina recorriendo los arriates y regueros, para calmar la sed de los
rosales cuando Ángel el jardinero, le daba rienda suelta abriendo las
compuertas que la tenían aprisionada.
Las albercas antes citadas lindaban con
la pared de un molino harinero que también pertenecía al Colegio. D. Andrés nos
habla de él en su diario:
“El
molino de los Negros se vende, y por estar entre mis cármenes me conviene; lo
que no me conviene es el precio de 11.000 pesetas que por él me piden. Daría yo
7500”.
Ángel Sánchez Lucena sigue presente en el Colegio
¿Se nos fue Ángel el jardinero? Sus
familiares esparcieron las cenizas por el Valle de Valparaiso para que su
presencia quedara para siempre, ahora es el Jardinero Mayor del Reino de los
Cielos.
José Medina Villalba.
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