Dedicado a todas las madres que, desde el Cielo nos siguen.
Yo sé bien que es imposible
la dulzura de tus manos,
y aquel cristal sosteniendo
tu voz a punto de nardo,
y aquel vencerte tan suave
bajo el peso de mis brazos,
como un arroyo sin prisas
bajo la sombra del árbol.
Piedra artificial. 70X36X30. Autor: José Medina Villalba.
No hay comentarios:
Publicar un comentario