Llorar
y reír son dos antagonismos, pero se puede llorar de alegría, de emoción, y
también es posible reír en momentos de dolor.
El
llanto y la alegría se manifiestan en todo el cuerpo pero principalmente en el
rostro, basta levantar las comisuras de los labios hacia arriba para tener un
semblante que denota júbilo, y si dejamos caer el labio hacia abajo denotamos
tristeza. Son dos situaciones que los grandes actores las realizan a la
perfección y en este mundo, ¿quién no ha sido actor en algún momento?
Hoy
he tenido que fingir como un actor más, he tenido momentos de tristeza pero al
mismo tiempo de alegría, porque he visto desnudarse los árboles, mis ojos se
han recreado con el color variopinto de los hilos mágicos de un telar
fabricando una impresionante alfombra.
He visto a las hojas llorar tendidas en
el suelo dejando sus lágrimas sobre el empedrado granadino, y he llorado con
ellas, pero mi corazón se ha henchido
ante maravilloso cuadro de una lluvia de estrellas convertidas en hojas
multicolores, he visto mariposas volar dejando en el aire las alas mágicas
cambiantes de color al ser bamboleadas por el aire, esa brisa suave que viene
del Río Genil que penetra por la Carrera de la Virgen, la que adora Granada entera la Virgen de las Angustias, para ir a estrellase sobre el mítico
edificio de Suizo, después de haberse humedecido atravesando las rendijas de la columnata de la Fuente de
las Batallas.
Granada, la bella ciudad de los sultanes, la ciudad de las maravillas, donde los encantos se pueden encontrar por cualquier rincón por inhóspito que sea, se ha alfombrado hoy, para que los ciudadanos pongamos las huellas de nuestras plantas sobre el multicolor y aterciopelado suelo, cubierto con una moqueta que se teje en los bastidores que en el otoño la Madre Naturaleza, pone a la vista de los paseantes por la ciudad.
La
lluvia había cubierto el suelo, y sobre él lentamente se iban depositando los
hilos que iban a constituir el tapiz, que cubría la Carrera de la Virgen, una
Carrera que destila a lo largo y a lo ancho del curso que marca el almanaque, momentos y recuerdos inolvidables.
Ofrenda floral en septiembre a la Virgen de las Angustias
Esta Avenida que se ha visto plagada de gente fervorosa, ofreciendo los mejores de sus regalos, en agradecimiento por sus bondades, de promesas que obtuvieron su recompensa, y que un quince de septiembre, puntualmente le llevan sus agradecimientos hechos perfumes en coloridos ramos de flores.
Este bulevar que, cuando el almanaque deja
caer sus últimos números en el mes de mayo, ve las carrozas de los romeros con
sus macetas de geranios colgadas en sus balconadas, los sones de las sevillanas,
los faralaes lanzados al aire, los caballistas montados en sus jacas y
caballos llevando la belleza hecha mujer a la grupa, a la antigua usanza,
mientras los oídos se impregnan del sonido rítmico del tamboril que luce en
sus costados los colores verde y blanco de la bandera andaluza.
La Hermandad del Rocío en su salida hacia Almonte
Una arteria importante de Granada, en la que cada vez que el reloj de la fachada da las horas puntualmente el carrillón lanza a los aires la música de una letra que todos los granadinos tenemos clavada en el alma.
Oh
Virgen de las Angustias,
Reina
y Madre de Granada,
que
es, a tus plantas postrada,
hoguera
de fe y de amor.
En
la vida y en la muerte,
protégenos
con tu manto,
y
nos consiga tu llanto
el
amparo del Señor.
Hay
una Madre de amores
que
adora Granada entera,
la
Virgen de las Angustias,
la
que vive en la Carrera….
Los claveles de la Vega de Motril
Una
arteria importante, que constituye los pies de la ciudad por donde, durante
muchos años, penetraba el perfume y el color de los claveles de Motril, el olor
a marisma envuelto en la rica pescada del mar que baña nuestras costas, y los
ricos frutos tropicales de la Vega de Almuñécar.
Alcázar del Genil
Un
paseo privilegiado de huertas y morabitos, donde la Reina Aixa disfrutaba las
auroras y atardeceres en su Alcázar del Genil en los días primaverales, donde
la muralla dejaba la marca de la
argamasa de su cuerpo con la única puerta de entrada al barrio judío (Realejo)
Garnatha Alayud en la época almohade y nazarí a través de la puerta Bib Axauro.
Un
paseo, cuando el aire se impregna de olores a frutos otoñales: azofaifa, membrillos,
acerolas, almecinas, frutos secos..., la Reina de la ciudad se pasea triunfante,
luciendo su manto de gala de Capitana Generala con las estrellas de los alféreces
provisionales, mientras la cera de las velas marcan sobre el enlosado junto a
los pies descalzos de promesas llegadas desde Las Alpujarras, el Marquesado, los Montes Orientales, la Hoya de Baza, de la Costa… de toda la provincia
e incluso de otras muchas promesas de allende.
Feria del Libro en Granada
Feria del Libro en Granada
Una Rambla, donde la cultura hecha libro, ya sea de ocasión o de actualidad,
se planta en las estanterías de las casetas que, un 23 de abril siempre se
recuerda a Cervantes y a la Feria del Libro.
La Alfombra Roja en la Carrera de la Virgen
Una alameda, donde se ha exhibido el bronce hecho escultura, y donde el cine ha tenido su lugar en magníficos carteles acristalados, para sacar del anonimato películas del pasado, que marcaron hitos en la historia del cine.
Un
paseo por donde ha desfilado la última moda femenina, en fin, un lugar
privilegiado de nuestra hermosa ciudad de Granada.
Nuestro
telar está hoy en plena calle, no es un telar cualquiera, no tiene el tamaño de
los telares albaicineros, ni tampoco de los morunos que enhebran la lana en el
Barranco del Poqueira a la sombra de las nieves de Sierra Nevada, en Bubión y
Capilerira.
Nuestro
telar es gigantesco porque la creación tiene sus propias armas, sus propios
hilos, los bastidores más enormes que la Naturaleza ha podido fabricar.
La viga de urdimbre del telar de la Naturaleza
Si pasamos por uno de los telares artísticos de tradición nazarí, de los pueblos alpujarreños, nos asomamos y observamos a la tejedora moviendo sus manos de un lado para otro mientras se escucha el golpeteo de los diversos elementos que lo componen, veremos un entramado de elementos: viga de urdimbre, peine, arnés, lanzadera, batidor y caña, y el choque continuo y monótono de las maderas que impactan cuando se va tejiendo.
Numerosos telares naturales en el bulevar de la Virgen.
El telar de la Carrera de la Virgen es muy simple y sencillo, porque la Naturaleza construye maravillosas alfombras valiéndose de pocos elementos.
Una
viga de urdimbre que sostiene todo el telar formado por el tronco del árbol, los
arneses, la caña y el batidor están en la diversidad de ramas y una lanzadera
que la constituye el viento, hace que los hilos, que no son otros sino las
hojas, vayan cayendo a su amor para depositarse en el suelo construyendo la más
maravillosa de las moquetas.
Nuestra
alfombra es caprichosa, y se va moviendo a gusto del hálito que, de vez en
cuando, las acaricia y las va moviendo de un sitio para otra tomando diversas
formas y colores.
Son
numerosos los telares que esta importante arteria tiene, a ambos lados de la
rambla que la forma, por lo que podemos decir son numerosas las alfombras que
se van construyendo.
La alfombra de la Carrera, tejida con diversos hilos de colores
Alguien me preguntará.
-Oiga,
cuando se puede ver esas mágicas alfombras que tan ilusionadamente nos está
contando?
-Curiosamente
tengo que decirte, amigo lector, que solamente en el otoño cuando los árboles
lloran, cuando se desvisten para ataviar el suelo, para que al pasar pisando
con nuestras plantas, escuchemos la agradable sinfonía del crepitar lastimero
de una obertura de marcha fúnebre, porque cada hoja dará su nota en cada
tiempo, mientras el viento será las manos de este teclado; seréis hojas muertas
pero no en mi paisaje, el viento os arrancará de las ramas cumpliendo un rito
sagrado, sin embargo siempre reposaréis en mi alma.
Hojas que se marcharon, como amigos que se fueron....
Sois mariposas, con alas de colores que no dejáis de girar y moverse deleitando la mirada de los pasantes, revoloteando en este otoño; de mi alma caen hojas, hojas que se fueron, amigos que se marcharon y compañera que se ausentó después de muchos años de estar pegada a mi tronco.
El
otoño llega para devolverle a la tierra las hojas que le prestó.
Esta
mañana de uno de los días finales de diciembre, cuando el otoño resuella por
querer seguir viviendo, y le ha
quitado la vida el invierno, ha llegado vestido de intenso frío, he disfrutado y me
gustaría hacerte disfrutar, querido lector, si te das un paseo conmigo por éste
bulevar.
El bulevar de las hojas muertas
Para muchos de los que paseaban, esta mañana, el día podría ser triste, hojas que caen, cielo amenazando lluvia, chirimiri que humedece los cuerpos y el suelo, vientecillo que corta el cutis, sin embargo en todo este mensaje había una profunda poesía.
Estas
hojas que caen muertas tienes sed de belleza y hambre de hermosura, aunque son
pura belleza y encanto, estas hojas que se las lleva el viento son un vaivén de
pensamientos que van y vienen.
Aquella
mañana de este otoño que me trae muchos y bellos recuerdos en esta Carrera de
la Virgen, donde en las noches agosteñas, de tiempos muy pasados, ¡cómo pasan
ante mí las hojas que caen!, sentado en uno de sus bancos nos deleitábamos
contemplando a mi pequeño deslizarse en la patineta, para intentar refrescarnos del agobiante calor del día, lugar donde he contemplado muchas escenas de vida ya
descritas.
La patineta de mi pequeño
Lector si te apetece, pasea conmigo para intentar disfrutar, en éste hoy tempranero día, y asistir a uno de los espectáculos más encantadores que en breves momentos nos ofrece la Naturaleza, espectáculo gratuito, espectáculo que lo tenemos ante nosotros y no, a veces, sabemos saborear el encanto que manifiesta, y en el que nos convertimos en meros actores.
La
gente camina, unos despacio, otros diligentes, otros con el móvil en la mano, ese arma
inseparable que nos han deparado los tiempos, parejas en
conversaciones cotidianas, paraguas que se abren a intérvalos, con otros que se
cierran, la lluvia quiere jugar o intenta poner en actividad los músculos de
los que pasean.
La lluvia juega con los paraguas, que se abren y cierran....
Multitud de hojas han dado con sus cuerpos en el suelo, mientras las que aún permanecen en los árboles dubitativas, no saben que hacer, si permanecer en sus respectivos aposentos o buscar a su hermanas que allá abajo las esperan.
Hojas que esperan la caída de sus hermanas
Las que han caído en el seto que rodea el bulevar, se sienten dichosas porque en plena agonía, sueñan todavía con no caer al húmedo pavimento. Una buena parte intentan decorar las filigranas, el contorno del empedrado granadino, siguiendo la figura geométrica para embellecerlas o para dialogar poéticamente, el arte con la poesía.
Las hojas intentan decorar las filigranas del empedrado
El embaldosado cubierto por el aguacero brilla y ha creado un espejo, donde las mortecinas hojas contemplan su agonía.
Las
hay con mucha suerte e incluso se han permitido el lujo de sentarse en los
bancos, y casi muertas de risa, creen que ellas todavía no van a morir, sino que se
están librando de las pisadas de los transeúntes.
Ven como sufren sus hermanas, ¡qué ilusas! tarde o temprano, el cielo se abrirá,
¡Qué ilusas!, descansan tranquilas en el banco creyendo.....
el sol saldrá refulgente y de sus cómodas posturas, las irá dejando junto a sus conciliadoras parientes.
(Escribo
en estos momentos, dirijo la mirada a través de los cristales de mi estudio y
las hojas que caían, se han convertido en copos de nieve, día de Reyes Magos,
el mejor de los regalos que nos han podido dejar antes de irse de nuevo para
Oriente.
Mientras las campanas de la espadaña de los dominicos deja en el aire
los sones bronceados de sus campanas en señal de alegría, son aplausos de
agradecimiento al cielo que nos envía este maravilloso regalo. “Año de nieves
año de bienes”, que así sea y se cumpla, en todos los aspectos.)
Tú, querido acompañante, al contemplar el vuelo de multitud de mariposas multicolores: amarillas, ocres, naranjas pálidos, verdes livianos, violáceos, marrones oscuros, butanos, verdes mayo, la mejor paleta de pintura, que desearía tener en estos momentos y utilizo para pintar, me invitas a que haga prisionera a una de ellas en la cámara, lo intento repetidas veces disparando, una y otra vez, pero parece que se han percatado, quieren seguir siendo libres, no caer en la tentación de ser prisioneras dentro de un carrete siempre a oscuras, y al pasar por delante del móvil, me dejan una plácida sonrisa, acelerando el vuelo, para aterrizar plácidamente.
De
pronto el viento las pone en movimiento comienza la lluvia, son estrellas que
aparecen de día, y bajan en un rito amoroso abrazando al que las mueve, unas se deslizan
rápidas quieren llegar pronto a juntarse con aquellas con las que convivieron
desde la primavera que las vio nacer hasta ahora que les ha llegado el
momento de morir, y quieren y buscan a
su compañera para unirse a ella, otras no tienen prisa y bajan conversando con
la más próxima del futuro que les espera, ser abono para reencarnarse en la próxima
primavera en otras relucientes y maravillosa hojas.
Me
pregunta mi acompañante: ¿Nos reencarnaremos los humanos?
-Silencio
por mi parte.
En mi interior siempre existe una incógnita sobre el porvenir.
En mi interior siempre existe una incógnita sobre el porvenir.
Las
hojas del suelo, movidas por el viento también corren y buscan desesperadamente
a su compañera para abrazarse mutuamente, y recibirlas como se merecen. Una ha
pasado por delante de mí como si quisiera que le evitara dar con su cuerpo en el
firme.
Las hojas cuchichean entre sí, protegiéndose en su agonía
Otras actúan como verdaderos paracaídas, algunas hacen de paramentes e incluso realizan cabriolas, girando y girando, intentando poner freno a la caída, otras se abrazan en una eterna despedida, cualquiera que lo esté leyendo creerá que esto es una hipérbole, pero nada de exageración, hay que tener el espíritu dispuesto a sacarle el mayor néctar posible a esta representación teatral que la Naturaleza nos presenta, y ante la cual la gente pasa indiferente.
Indiferencia de la gente ante el espectáculo...
Intentan llamar la atención, saludando a todos los que caminan por el arrabal, para que aprecien la delicadeza y el atractivo con el que quieren realizar la maravillosa función, pero me atrevería a decir que pocos se dan cuentan o probablemente lo disimulan.
-¿Y
tú querido lector, te has percatado alguna vez de esta ceremonia, o de otras
muchas que la creación nos está ofreciendo en cada momento? Una salida de la
luna llena por el horizonte, rielando sobre las aguas tranquilas del mar. Los
copos de nieve cayendo lentamente y depositando suavemente sobre el campo, o la ciudad, cubriéndolos con un manto blanco, la
despedida del sol dejando sobre el cielo las mejores vidrieras de colores….?
Día de Reyes nevando en el Realejo
Pues éste de la lluvia de las hojas es otro de los maravillosos espectáculos,
de un otoño que se ha acunado en el lecho del tiempo, para dormir durante nueve
meses.
Algunas
quieren pedir clemencia, durante tanto tiempo han visto al que diariamente se
coloca, firme como una estatua, en el paseo frente a la basílica, para pedir
indulgencias, o simplemente viene a dar gracias a la Patrona, son hojas
con vocación religiosa, se la han proporcionado tantos actos piadosos que se han
contagiado de este misticismo, y se dirigen hacia la entrada del templo, pero mueren
in fraganti en el intento.
Los hay que vienen a pedir alguna indulgencia a la Virgen o a dar gracias..
Otras son más comerciales y consumistas, y quieren aprovechar las rebajas del Corte Inglés para sacar alguna utilidad para sus desnudos cuerpos, comprándose alguna prenda que les abrigue, pero los vehículos que pasan les hacen morir definitivamente en su intento.
También
las hay cotillas e intentan entrar en el cuchicheo de las comadres que pierden
la mañana hablando a veces de cosas banales, o criticando los amores secretos
de la amiga, o vecina de turno, todo con
una envidia que se las come, junto a ellas los dos enormes y gigantescos
centinelas de hierro, como guardias responsables de su deber, para evitar
cualquier atentados o desmán de muerte para los que tranquilamente disfrutan de
este sensacional lugar.
El cuchicheo de las comadres y los dos guardianes de hierro del bulevar
No podían faltar los chorros saltarines haciendo hipérbolas de agua que bañan a las esfinges de bronce, mientras las granadas destilan zumo convertido en líquido elemento, sobre los arcos de linfas sumisas a las atlantes.
También
juega su papel el sustituto de guardia de circulación, muñeco en rojo que no
multa al desaprensivo que pasa cuando no debe, sino que pone orden y sentido
común al viandante que le obedece.
Volviendo
nuestros pasos, deshaciendo el camino andado en dirección hacia Puerta Real, la fronda semidesnuda también deja su rastro de belleza en la variedad de
colores que presenta la arboleda rectilínea, dominan los colores amarillos,
verdes pálidos, ocres y rosados.
El colorido de la arboleda semidesnuda
Y seguimos paseando contemplando estas hojas que preñaron sus plantas de ilusión, plantan ahora monumentos de ambición, son las místicas guerreras que conservan junto a sus muertos su misterio de desesperación.
Las
hay también que se quieren unir al acto de patriotismo y unidad del pueblo
español, construyendo e imitando a la bandera nacional que se asoma a los
balcones para contemplar la lluvia de las hojas muertas.
Hojas patrióticas que miran con complacencia la bandera nacional
-Estamos semimuertas dicen algunas, pero somos motivo de inspiración de decoradores y coreógrafos, la prueba la tenemos en ese paraguas, cubierto con nuestros colores.
Somos modelos de imitación para decoradores
Escuchamos el lenguaje de un grupo que gestionan la forma de evitar que las manden al pudridero para convertirlas en abono, y la madre que intenta desesperadamente cubrir a su hija para que nadie le haga el más mínimo daño.
-Oiga,
señor escritor, ¿qué hace ese sombrero ahí?
-
Sencillamente ante tanta belleza, no he tenido más remedio que descubrirme, y en agradecimiento a éste simple gesto,
obligado por mi parte, una hoja en representación del resto, ha venido a darme
las gracias, colocándose encima, yo la he cogido con cariño y delicadeza y la
guardo como separador en el último libro que estoy leyendo.
Cortilandia o la fábrica de chocolate
Las hay muy golosas, hasta su olfato ha llegado la fragancia de la fábrica de chocolate que, para ilusión y deleite de mayores y pequeños, se señorea con el título de: Cortilandia la fábrica de chocolote. Quisieron comportarse como civilizadas peatones caminando por el lugar adecuado, pero no les sirvió de nada, unas terminaron su vida bajo las plantas de los viandantes y otras bajos las yantas de los vehículos, quisieron levantarse y seguir al vehículo que las había maltrecho, pero fue en vano, dieron definitivamente con sus cuerpos en el asfalto.
La
plaza del Campillo Bajo, hoy también se ha alfombrado, la que vio a ilustres personajes desfilar por allí saliendo
del Rinconcillo, de sus tertulias literarias: Federico García Lorca, Manuel de
Falla, Melchor Almagro San Martin, Ángel Barrios, Ignacio Zuloaga, Antonio Gallego Burin, Fernando de los Ríos, Manuel Ángeles Ortiz....
Alguien me llama.
-¡D.José!
Vuelvo
la cara y un señor vestido con traje de faema se me acerca y me dice:
-¿Porque
usted es D. José Medina?, ¿no?
-Sí,
y ¿usted quién es?
Manuel Cobos Madrid, jefe de jardines del Ayuntamiento
- Me llamo Manuel Cobos Madrid, fui alumno suyo hace bastante tiempo.
Uno
se queda asombrado, patidifuso, cuando es
reconocido y apenas si te acuerdas de
numerosas caras que con frecuencia te llaman la atención.
-Desde
aquí agradezco a todos estos discípulos que cuando se me acercan y tienen
necesidad de hablar conmigo, es porque en cierto modo guardan un buen recuerdo
de su Colegio y del que intentó inculcarles algo de lo que después se han
sentido satisfechos en la vida.
Miguel Cobos, y José Medina
Conversamos, sacamos recuerdos de su infancia y de su actual profesión como jefe de jardines del Ayuntamiento, en su saco va recogiendo las hojas caídas mientras muy cerca los tres Reyes Magos nos miran y el gigantón de Gulliver se lleva el saco llenos de frondas caídas. La enorme alfombra recibe la visita de la paloma que también quiere disfrutar del atractivo y esplendor de una felpudo multicolor, pero la gente sigue y sigue pasando indiferente ante este grandioso espectáculo.
La paloma un color nuevo en la alfombra
-Me pregunto: ¿Seré
raro?, ¿o es que la gente está tan inmiscuida en sus problemas
cotidianos, que no ven más allá de donde le alcanzan sus débiles luces?
-
Posiblemente señor escritor, la gente
está disfrutando lo mismo que tú y yo que te acompaño en este post, lo que
ocurre es que no lo van pregonando a los cuatro vientos, como usted viene
alardeando.
-Bueno,
vale, si es así me das tranquilidad.
-¿Nevó
ese día en la ciudad, o en día anteriores?
No,
es un simulacro al pie de un cartel anunciador indicando donde se encuentra la
pista de trineos, poco más arriba el baluarte, el icono natural indicador de
que estás en Granada, se encuentra totalmente desmelenado y desprovisto de sus
pequeñas hojas y fruto, pero abrigado por la luminotecnia de las bombillas de colores que le dan calor y color durante este tiempo navideño.
El granado, icono de la ciudad
El granado, icono de la ciudad
Los tilos de Plaza de Bibrambla ya se han desnudado, algunas hojas permanecen al filo de las cornisas de los toldos, viendo al guía que delante de un grupo de turistas explica aquello de los rateros y carteristas que en la Edad Media, desvalijaban a la gente los cogían in fraganti y pagaban exponiendo sus orejas en el arco que llevó su nombre.
La
torre de la Catedral baluarte emblemático se erige en medio de los edificios
que la rodean, y los pastorcillos de poliéster, -en tiempos pasados eran de arcilla- y todos los elementos que
conforma un portalico de Belén esperan en los tenderetes portátiles que rodean
esta majestuosa plaza, que alguien los merque para pasar a otros portalicos, que
con ilusión se van construyendo en los diversos hogares, para mantener una
tradición que no solo no decae sino que va increschendo.
La Torre de la Catedral baluarte emblemático
Variedad de figuras y demás aditamentos para el Portal de Belén
La Torre de la Catedral baluarte emblemático
Variedad de figuras y demás aditamentos para el Portal de Belén
Hay colas para cobrar la lotería, e invertirla en la del Niño, mientras por la Plaza del Carmen los grandiosos magnolios, todos ufanos se enorgullecen de no saber lo que es la lluvia de las hojas muertas, ellos se lo pierden.
Cola ante la Administración de Lotería
Plaza del Carmen. Ayuntamiento de Granada.
Mi paseo va llegando a su fin, querido lector, espero no haberte aburrido, si has tenido la suficiente paciencia para acompañarme, contemplaremos a Fray Luis de Granada, viendo pasar el tiempo, como la Puerta de Alcalá, y dando fe todos los años, desde que la trajeron aquí desde la Plaza de Bibrambla, cómo se le van cayendo las hojas a las plataneras centenarias que aquí se encuentran.
Plaza de Santo Domingo
José Medina Villalba.
Comentario del poeta malagueño Carlos Benítez Villodres.
ResponderEliminarQuerido y admirado amigo Pepe:
Me produjo una satisfacción inmensa la lectura de tu texto. EL SUEñO DE LA NATURALEZA.ELEGÍA A LAS HOJAS MUERTAS. Es una maravilla ir contigo por la calles de Granada, la quintaesencia del paraíso durante estos días invernales, que Granada se haya cubierta por una alfombra amarilla en especial la Carrera de la Virgen, la Plaza de Bib-Rambla, Puerta Real etc.
En cierto modo de la lectura, me afloró, desde los hondones de mi memoria, aquellas palabras que un día, ya lejano, escribí: "En cualquier época del año, Granada me besa y me abraza con el amor de una madre, y mi alma sueña con ella siempre". Ciertamente, tú, querido Pepe, nos haces soñar con las ideas e imágenes de tu texto y, al mismo tiempo, vivir aquello que soñamos, mientras vibran, con suma vitalidad, tus palabras. Enhorabuena, querido amigo, por tu magistral exposición.
Un fuerte abrazo.
Comentario de Emilio Ramos Salas.
ResponderEliminarGracias por tu regalo de Reyes, que Dios te conserve muchos años, ese alma de poeta que da vida hasta la Naturaleza muerta.
Comentario de Jesús Fernández Bedmar.
ResponderEliminarGracias amigo Pepe. No sé como lo haces pero cada vez que veo y leo uno de tus post me sorprendes. Eres magnífico exponiendo, relatando, presentando lo que quieres... ¡Un primor! De nuevo gracias, y los Reyes Magos sigan alumbrando esa gracia que tienes para todo lo que haces. Un abrazo Jesús.
Comentario de Reynaldo Fernández Manzano.
ResponderEliminarMuchas gracias y muy bonitas esas reflexiones sobre las hojas, la vida y el ser humano. Un fuerte abrazo.
Segundo comentario de Carlos Benítez Villodres.
ResponderEliminarQuerido amigo Pepe:
Genial y sumamente bella la narración que me enviaste sobre el "El sueño de la Naturaleza. Elegía a las hojas muertas". Leyéndola gocé. Además, se puede ver cómo Granada está tapizada de hojas amarillas. La Carrera de la Virgen es impresionante. Tú bien sabes el amor que siento por Granada, la quitaesencia del paraiso.
Granada y sus tierras y sus gentes las atesoro en lo más profundo de mi alma.¡Qué te voy yo a decir de mi amada Granada!
Asimismo, las ilustaciones (fotos, vídeos etc.) me entusiasmaron. Unas preciosas joyas para un magnífico
trabajo.
¡¡¡ENHORABUENA!!!
Muchas gracias, amigo mio.
Un fuerte abrazo.
Carlos Benítez Villodres.
Comentario de Mari Carmen López Rodríguez.
ResponderEliminarMuchas gracias. Precioso regalo. Un fuerte abrazo.
Amigo Pepe:El viejo telar del Barranco de Poqueira, lo acabas de poner a trabajar, la lanzadera el arnés y demás elementos han conseguido bajo tu dirección, una perfecta trama y urdimbre. el material proporcionado con abundancia por los plátanos orientales, han sido el tejido que ha confeccionado este poético vestido, adornado con los vistosos flecos con los que Granada cubre, remata y perfila sus contornos y sus entrañas, me ha traído a la memoria la letra de la famosa canción de las hojas muertas, o les feuilles mortes, que cantara Yves Montand. o los cinco latinos, con que pasión me acariciabas,con que pasión te acaricié, cuanto te amé, cuanto me amabas, que dulce fue nuestro querer. etc. todos los poetas han encontrado en esta etapa de la naturaleza, suficiente argumento para dejarnos bellos ejemplos descriptivos, para que sirvan de alimento a sensibles espíritus,en los que no cuenta la edad, para poner en tensión y en máxima atención a las fibras más sensibles del alma.si toda esa experiencia se ubica en una ciudad como Granada, el efecto se duplica y se multiplica, bajo la batuta del Avemariano, Pepe Medina o mejor D. José Medina.
ResponderEliminarNo ha necesitado en esta ocasión hacer un extenso recorrido,para describir y trasladar brillantemente el mensaje, pero si ha escogido bien el trayecto, y todo muy próximo a su barrio de adopción "El Realejo" porque los extractos se sirven en bote pequeño, ya que el aroma que deja, ocupa e inunda todo lo que le rodea, si has sabido escoger bien el escenario, el cálido ambiente aunque la temperatura sea baja, porque los sentimientos son ajenos e indiferentes al termómetro, les trae al pairo el viento, el calor y las bajas temperaturas, los vendavales no influyen, solo se alimentan de la imaginación y las experiencias interiores, profundas, allí donde no llegan, las banalidades ni las penurias. Amigo Pepe no se como lo haces, pero siempre consigues, remover y alterar para bien, las partes positivas y entrañables del espíritu, y gozar de las visiones reales que tu nos describes, donde otros pasan de largo sin advertirlas. Que Dios te bendiga y te acompañe en este recorrido por la vida, saltando de flor en flor como las abejas, para sacar el mejor fruto de todo lo que te rodea, mil gracias y mi más afectuoso abrazo de tu amigo Pepe Cuadros.
Estimado amigo Pepe:
EliminarEn cualquier lugar de la Naturaleza, en pleno campo, en el más sencillo y simple parque, calle, avenida o bulevar, basta tener un poquito de observación para darle rienda suelta a la imaginación, y recrearse en la belleza que en ese momento el espíritu y la fantasía creativa, le dan libertad a tus dedos en el teclado del ordenador, y saques a relucir el encanto que en ese momento has podido detestar, o incluso la cara opuesta, es decir el malestar que tal o cual vendaval te pudo ocasionar, la hoja impertinente que al caer tuvo el mal gusto de molestarte en lugar de sentir la agradable caricia sobre tu cara.
Yo prefiero siempre buscar la parte positiva que generosamente nos brinda la Naturaleza, en el caminar diario, la hermosura y delicadeza de la lluvia, aunque sea treméndamente violenta, ocasionando destrozos y muerte, porque de ésta surge nueva vida, nos da lecciones y nos impone sus leyes para recordarnos que en tal lugar no se puede construir, porque algún día voy a salir, nos dice, en su lenguaje propio de agua molesta, aunque el atrevimiento de la especulación se haya saltado a la torera interponiéndose en mi camino, intentando quitarme lo que es mio, pero surgiré y me lo llevaré todo por delante, para decirte que esto era y es de mi propiedad, y la tozudez de los humanos me lo hayan querido quitar.
Hoy he intentado sacarle todo el jugo posible al hechizo, a la magia y al embrujo de una mañana otoñal, en una caída de hojas muertas para alfombrar uno de los paseos más encantadores de Granada, que tú muy bien conoces, la Carrera de la Virgen, no porque esta calle invite a correr, sino todo lo contrario, a pasear tranquilamente para deleitarse en el encaje del empedrado granadino que adornan los bordes, en las plataneras, que se visten y desnudan en sus épocas correspondientes, en sus grandes superficies comerciales, el estar lindamente prisionera por dos enormes paréntesis de apertura y cierre formados por agua saltarina, y coqueta como son las dos fuentes, la de "Las Batallas" como símbolo de apertura y la de "Las Granadas", como señal de cierre, donde los pinceles de todo tipo de pintores se la han llevado en sus lienzos, donde está el carrillón que nos da las horas con las notas musicales de esa melodía, que continuamente nos recuerda a los granadinos que allí está siempre esperándonos la Capitana Generala, nuestra Patrona, para acoger con cariño a todos los que a ella se acercan.
Mil gracias de nuevo por tus amplios, extensos y agradables comentarios a los que me uno con un fuerte abrazo.
Mi cámara hoy ha tenido la suerte de captar la despedida del otoño, a través de una lluvia de hojas muertas alfombrando la calle.
Tu amigo José Medina Villalba.
Comentario de Miguel Carrascosa Salas.
ResponderEliminarBuenos días, compañero José, acabo de leer la preciosa crónica que dedicas a la caída de las hojas cuando el otoño se disponía a dar entrada al invierno.¡Una preciosa y precisa elegía que conmueve y emociona...! Gracias, muchas gracias una vez más por el obsequio de tu prosa poética tan cargada de sentimiento, lirismo lorquiano y singular belleza... Un fuerte abrazo y hasta cuando quieras.
Miguel J. Carrascosa
Comentario de Amelina Correa Ramón.
ResponderEliminarSiempre he adorado el otoño, y me parece hermosísima y poética, la caída de las hojas. Y tú, como siempre, querido Pepe, lo narras y describes espléndidamente. Muchas gracias por este regalo de Reyes. Un fuerte abrazo.
Comentario de Mari Carmen Zafra Álvarez.
ResponderEliminarSr. Medina, este relato me ha producido una sensación nueva; la de apreciar, algo tan normal, como es la caída de las hojas, en una explosión de poesía y a la vez cariño por esta estación invernal, que para muchos no es tan bonita, pero que expresada de esta forma se termina por amarla. Gracias por escribir así y por ensalzar la zona de Granada donde nací.
Querida Amelina, tus palabras son hojas de otoño que caen continuamente, en tus excelsos comentarios con los que deleitas a los que siguen tus mensajes de todo tipo enriqueciendo el facebook; pero no son hojas muertas sino todo lo contrario, con una vitalidad tan enorme, cómo la del árbol de donde proceden, que no es otro sino el de Amelina Correa Ramón. Sigue dejando caer tus hojas de sabiduría para deleite de todos los que te seguimos y admiramos. Un fuerte abrazo.
EliminarComentario de Amparo Mora Montes.
ResponderEliminarGracias por este regalo de Reyes.
Comentario de Amparo Mora Montes.
ResponderEliminarPersonalmente no me gusta la lluvia ni la caída de la hoja porque me entristece, pero un relato tan poético donde las hojas caídas son mariposas multicolores impulsadas por el viento, me ha parecido maravilloso así como ese alfombrado natural de hojas muertas.
Este pasaje otoño invierno lo manejas de tal manera que resulta romántico y entrañable, lleno de fantasía.
Tanto es así que he ido a buscar un pequeño poema que escribí hace tiempo sobre las nubes, naturaleza al fin y al cabo. Me ha deleitado tu reportaje y el recorrido por esos lugares tan granadinos, tan nuestros. Gracias. Un abrazo.
Querida amiga Amparo Mora Montes, tu comentario es completamente aleccionador, ¡cómo conviertes la tristeza en alegría! así comenzaba yo este post, se puede reír en un momento de tristeza, y aunque la analogía no es la misma, pero en cierto modo podríamos decir que existe cierto cotejo.
EliminarCon tu permiso, que entiendo lo tengo, he pasado el comentario al archivo. Espero que hayas encontrado esa poesía que escribiste sobre las nubes, me gustaría que me la enviaras, sino tienes inconveniente. Un abrazo.
Poema de Amparo Mora Montes.
ResponderEliminarNubes blancas, alegres, saltarinas
algodón mecido en el azul.
Nubes negras, tristes y plomizas,
lágrimas de terciopelo.
Vagáis errantes a merced del viento.
De existencia efímera
como la vida....
Gracias por presentarnos a Granada engalonada con una preciosa alfombra de hojas secas de múltiples colores . Sobre ella hemos paseado nuedtras alegrias y nuestras penas con un paso firme y seguro. Hemos descubierto y saboreado momentos irrepetibles y únicos. Sentido el frío que no os ha penetrado el alma a la vez que el viento nos soplaba el próximo momento que nos tocaba vivir o nos recordaba el ya vivido. Todo esto es lo que usted me ha transmitido con mi regalo de reyes. Un regalazo digno de recordar. Un super abrazo
ResponderEliminarComentario de Mari Carmen Molina Rodríguez.
ResponderEliminarAmigo Pepe. Maravilloso tu relato sobre las hojas muertas, cosa que sucede todos los otoños, y nos ofrecen una imagen espectacular y una gama de colores maravillosos. El otoño es una estación maravillosa para pasear por la ciudad, y tú como siempre haces que nos fijemos en los pequeños detalles, que a veces con las prisas nos pasan desapercibidos. Gracias por todos los buenos ratos que nos haces pasar con tus escritos, siempre aprendemos algo y eso nos enriquece. Enhorabuena. Un abrazo.