Descansados nuestros cuerpos, reparadas las fuerzas a través del sueño y
cubiertas las necesidades de nuestros estómagos, "carretera y manta", como
vulgarmente se suele decir.
Comenzamos la aventura de nuestro tercer día, bajo
un cielo aborregado peinado por un sol lamiendo con sabor ocre las nubes, que
en distintos espacios se manifestaban,
unas veces como oscuros ogros
amenazantes, otras blancas jugando con un cielo pintado de celeste, alargadas
como flechas, o apelotonadas,
aventureras, arriesgadas y vigilantes, como veleros navegando por un mar inmenso
y sin perdernos la pista durante todo el recorrido.
Larson, -quiero traer al presente el nombre de nuestro guía- mientras
se atusa con las manos repetidas veces su indomable cabellera, no sé si para
peinarla, para salir del sopor del sueño
de la noche, no caer de nuevo en
él, mantener despierto a los cuarenta y
seis pasajeros o posiblemente para conseguir que algunos vuelvan con la modorra
para continuar con Morfeo, sirviendo de sonsonete su especial forma de expresarse, con una música hecha palabras que te invita a
seguir durmiendo.
Larson nos va a seguir dando un barniz
de la historia de este país, sacando a la palestra la vida de los campesinos
irlandeses en el siglo XIX, de los diversos gobiernos, de la enfermedad de la
patata, base alimenticia fundamental del pueblo irlandés, la progresiva
decadencia de las cosechas, hasta la nulidad absoluta, la hambruna catalogada
como “el genocidio del pueblo irlandés” programado por los británicos, las
enfermedades, cólera, disentería, tifus, que originaron el éxodo masivo del
pueblo irlandés.
La patata siempre jugó un papel fundamental en la vida del
pueblo irlandés y de ahí el que sea la protagonista fundamental en todas las
comidas.
Monumento dedicado a la gran hambruna
El gran éxodo de los irlandeses
Hay silencio dentro del que gentilmente nos lleva, solo nos dedicamos a
contemplar el paisaje que se repite continuamente, casitas desperdigadas por el
campo, intentando pastar en el césped que tienen como alfombra delantera,
enormes entradas de agua del mar, que
penetra por las diversas bocas que en todo el litoral de la isla se abren
continuamente, para calmar la sed de un pueblo anhelante de liberad, mancillado
y doblegado durante siglos, y alguna calle con dos hilera de casas que parecen
haber dejado el aislamiento y la soledad del campo, para venir a reunirse y
cubrir sus apetencias y necesidades.
Caminamos en estos momentos por Kinvara-Killeenavarra.
Pero bueno,
-¿A dónde vamos esta mañana, señor escritor?
-Perdona.
-Caminamos hacia los Acantilados
de Moher.
-“A falta de pan, siempre se ha dicho, buenas son tortas”, aquí las tortas son la cantidad de piedras que abundan en el terreno que sirven para delimitar
las parcelas y los bordes del camino.
Nuestro autocar, y nosotros con él, vamos tragando carretera como si
fuera una larga cinta gris estrecha que
se retuerce, resistiéndose a entrar por las fauces de este monstruo que nos
transporta, vamos devorando sin parar, acompañada de algunos tropezones
móviles que pasan vertiginosamente.
Hay un elemento participativo que va almacenando incesantemente todo lo
que por su pequeño ojo observador va penetrando, es inquieta, ágil, no se
quiere perder nada y lo mismo mira hacia el frente, como vertiginosamente gira
a derecha e izquierda, yo le tengo un gran aprecio, desempeña el papel de
acompañante, ayudante y fiel testigo y captadora de todo lo que devora, memoria
indiscutible que vomita en mi ordenador todo lo que almacena en su estómago, epigastrio
que tiene un sistema de almacenamiento de doscientas setenta y dos gigas.
-
Claro, señor escritor, ¡así cualquiera!
-
Bueno, el me lo deja como materia prima, y yo
después procuro eliminar lo que se me puede indigestar y con el resto darle
forma.
Entre alquitrán hecho serpiente que vamos
pisando, paisaje escenario continuo y conversación animada con mi acompañante, caminamos
por Ballyvaughan-Gregan´East.
La carretera además de
estrecha al máximo, cada vez se va prestando a someter nuestro ánimo en un
suspiro contenido que no puede salir al exterior, en algún momento parece que
quiere echarnos fuera de la ruta, en otros la respiración se nos corta cuando
hay que dejar paso al que viene, es un sin vivir continuo esperando tener
un fatal desenlace en cualquier momento, pero sin embargo la habilidad de
Atarás, “El diablo de la carretera”, lo va sorteando todo.
Hemos subido la “Colina
del Sacacorchos”, nunca mejor aplicado este dicho por lo retorcido del
camino.( Estimado lector te dejo este vídeo para que veas lo que las palabras no pueden
expresar, tómate una biodramina por si te mareas.
Ahora nuestras ruedas van por
Carran- Sheshymore y nuestro capitán con ese acumulo de conocimientos
almacenados, nos habla de la vida de la gente en estas islas por las que estamos
pasando, donde la pobreza llegaba a situaciones "in extremis", dedicados a la
pesca del tiburón, aprovechado las algas
como humus para abonar unas tierras pobres, la fiesta que reunía todos los años
a solteros para buscar pareja, hoy aquello pasó y el turismo es la fuente de
ingresos.
Pasamos por un pueblecito
llamado Lisdoonvarma-Ballinsheen Mor.
Larsón nos explica el
proceso de formación de los Acantilados de Moher que vamos a ver, y de todos los
servicios que allí nos vamos a encontrar.
Los Acantilados de Moher
son reconocidos como una de las maravillas naturales del mundo. Situados en la
costa oeste de Irlanda, en el Condado de Clare, nos ofrecen un impresionante
paisaje donde entran en lucha la fuerza del Atlántico con la roca que resiste
sus envites. Pero estos impresionantes acantilados son algo más que unas
hermosas vistas.
Llegamos a los Acantilados de Moher
Centro de visitantes
El nombre de los
Acantilados de Moher en gaélico, Aillte an Mhothair, viene a
significar “acantilados de la ruina” y hacen referencia a las ruinas de
una antigua fortaleza del S.I (a.C), que existía en donde hoy se encuentra la
Torre O’Brien.
Centro de Visitantes
Tomando fuerzas para subir a los acantilados
Ya en el S.XIX (D.C) era
lugar de visita turística por lo atractivo del acantilado y sus
vistas. Por ello, en 1835, el terrateniente de la zona, Sir Cornellius
O’Brien mandó construir la torre, que hoy se conoce como Torre O’Brien, como
mirador.
Caminando hacia los acantilados
Los acantilados
abarcan unos 8 Km a lo largo de la costa y su altura va en ascenso desde los
120 m. en el punto llamado Hag’s Head hasta los 240 m, en su
punto más alto. Su formación se remonta a 300 millones de años, en el
periodo del Carbonífero Superior, cuando los acúmulos sedimentarios (arena,
limo y barro) de un antiguo gran delta se fueron compactando hasta formar capas
de roca y fueron desplazados hacia el norte por los movimientos de las placas
tectónicas.
Las capas de roca son
ricas en formaciones fósiles y sus espesores varían de unas a otras desde
centímetros a metros. El conjunto es como un libro donde cada capa es un
capítulo que cuenta algo sobre el medio ambiente de hace 300 millones de años.
Es por esto que los Acantilados de Moher junto con el Parque Nacional Burren
han sido reconocidos por la UNESCO (2011) como Geoparque mundial y europeo.
El mar, puro
océano Atlántico, con su fuerza y presencia constante, es el responsable del
modelado de los acantilados rompiendo sus olas sobre la roca, desgastándola,
excavando y provocando los desplomes. Muchas son las tormentas y marejadas
que soporta.
Los
Acantilados de Moher albergan una de las mayores colonias de aves que anidan en
acantilados de Irlanda. No en vano, en plena temporada de anidación (de
abril a julio) pueden llegar a haber más de 30.000 parejas de aves marinas
y pueden llegarse a ver más de 20 especies. Además cuenta con la presencia de
algunas especies que están en peligro de extinción, durante todo el año. Por
ello se los ha reconocido como zona ZEPA (1986), Refugio de fauna de
importancia nacional e internacional (1988) y cuentan con una Zona de
Especial Protección que ocupa unas 200 Ha (acantilados, pastizales y
brezales, 200 m. aguas abiertas frente los acantilados).
La observación de
aves se puede hacer desde cualquiera de las plataformas de observación
existente (principal, norte y sur) siendo la mejor época durante el periodo de
anidación, entre abril y julio. Desde la plataforma de observación del
lado sur se obtienen vistas a la Isla de las Cabras (Goat Island) donde es
posible ver al Frailecillos del Atlántico (Fratercula arctica), una de
las aves más llamativas de este lugar.
La vegetación que busca
su espacio en estos acantilados se caracteriza por especies duras y resistentes
a la fuerza de los vientos dominantes y a la delgadez del sustrato sobre el que
se asientan. En la base del acantilado predominan las algas y los
líquenes. Algo más arriba colonizan los musgos y las hepáticas y a partir de la
mitad del acantilado, nos encontramos con flores silvestres y hierbas creciendo
sobre los acúmulos de rocas y tierra de los desprendimientos.
Mientras descendíamos de
las alturas, el viento sonaba a música, la paz y la tranquilidad renacían en
nuestros cuerpos, y las notas salidas de un pequeño acordeón resguardado detrás
de unos enormes planos de piedra, se iban quedan atrás olvidadas.
Se respiraba un aire que
sabía a libertad, monstruos creados a golpe de martillo de siglos, sobre el
yunque de unas aguas donde la vista se pierde en un abrazo con la línea recta del
horizonte, hachazos sobre la roca sin compasión de ninguna clase, con la
compañía de nubarrones cargados de agua que no quieren soltar, y la luz ámbar que
se arrastraba por los muros ciclópeos, carentes de ojos, dejando los mejores
vestigios de coloridos diversos,
cubriendo sus cuerpos con el verde jugoso y fresco de la primavera que se dejaba
asomar.
Caminos serpenteantes desafiando el abismo bajo los pies del visitante.
Mientras
la espuma blanca enjabona el rostro pétreo.
Dejando que la
suaves cuchillas de un astro aterciopelado que se despide, deje sobre su faz el
color del atardecer plasmado en la viva roca.
Los amores eternos de la
Naturaleza, haciendo un trío eterno, piedra, cielo, agua, en placenteros
arrumacos de días sin fin, o en desafíos provocadores de equilibristas al filo
del tajo.
Un descanso en el camino
después de un agotadora andadura por estos riscos, para podernos deleitar después en el Centro de
Visitantes.
Centro de Visitantes
Más abajo nos esperaba la
visualización de la realidad que acabábamos de dejar allá arriba, plasmada en
bellas imágenes perfectamente encuadradas e iluminadas que nos permitían
hacernos algunas fotos trucadas, en sitios donde jamás nos las podríamos haber
fabricado, e incluso dejar que las olas del mar trasladadas a través de la
fantasía de la luminotecnia, nos mojaran los pies.
Por los acantilados nos
habíamos desperdigado cada cual había buscado el sitio más idóneo para
satisfacer las ansias de belleza que la
Naturaleza gentilmente nos ofrece en el día a día, a veces por los
ajetreos del caminar diario no sabemos apreciar, unos se ha quedado a medio
camino por lo dificultoso del terreno otros han llegado a los sitios más
encumbrados, ahora no encontramos de nuevo, para proseguir la jornada.
Los sonidos melodiosos de
una flauta, con manifestaciones que dejan rasgos de melancolía, de un lugar de
ensueño nos van diciendo adiós, mientras los otros cíclopes de metal y motor
perfectamente alineados nos estaban
esperando.
Mientras nos vamos
acomodando en el vehículo, Larsón ante la pregunta de alguien que no le había
quedado claro lo que era la turba lo vuelve aclarar.
Hora y media nos quedan de camino para llegar
a Limerick, unos avances sobre lo que vamos a ver en esta pequeña ciudad
medieval, la catedral, el castillo y la famosa, piedra.
Ya me está usted intrigando, señor escritor.
-¿Qué es eso de la piedra?
-Tener que hacer un viaje de larga distancia, para ver una piedra, no creo
que sea de un valor excepcional, ni merezca la pena
Todo se andará amigo, ni tú ni yo, hemos
llegado todavía allí, la sorpresa va a ser para los dos.
Caminamos ahora por Doolin-Lough South, el
paisaje es el ya descrito anteriormente, carretera estrecha, extensas parcelas verdes, separadas por albarradas de gruesas piedras, un cielo que nos sigue
sorprendiendo por la claridad de luz que desprende, casitas desperdigadas
clavadas en el terreno cansadas de ver pasar autocares que regresan de los
acantilados, mar en la lejanía.
Alguien
se nos interpone en el camino de Lisdoonvarna-Aughiiska, un tractor de
los pocos que se ven por estos parajes, con sus dos enormes cargamentos de
pienso.
Entramos en la demarcación de Limerick, la tercera ciudad más importante
después de Dublín y de Cork, aquí llegaron los vikingos y después los normandos, pasaremos por delante del Castillo del Rey Juan y la Catedral de Santa María.
La historia de lo que vamos a ver
continúa en boca del jefe.
En 1691 se firmó el famoso trato de Limerik que puso
fin a la guerra entre los guillermistas y los jacobitas, firmado sobre la
famosa piedra de la que ya hemos hablado, y que tendremos ocasión de ver.
Larson continuaría con la
historia de la Catedral.
Atravesamos el centro de
la ciudad y la calle principal donde se encuentran todos los comercios.
Larson nos da las
instrucciones correspondientes para ver el sitio mejor, donde nos tendremos que
concentrar después del almuerzo que será a la orilla del río.
El río Shannon es
impresionante, la cantidad de agua que transporta, la gente sentada al margen
contempla no un río impetuoso sino un caudal sereno y tranquilo sobre cuyas
aguas navegan las casitas que lo bordean, se han acercado sin apenas formar
ruido y en él se han sumergido. Mientras unos trabajados de bronce portan un
tablón como símbolo de la construcción del puente.
Sorpresa, por primera vez
vemos el aceite en la mesa mientras estamos comiendo, un aceite italiano, que
no tiene punto de comparación con el nuestro de Andalucía, lo que no nos van a
faltar son las famosas hierbas, y las clásicas patatas, y una buena
cerveza negra. Eso sí, que no falte en el postre los dulces, son algo dulceros los irlandeses.
Después de almorzar lo
que apetece es echar una cabezadita,
tranquilamente, sentado en una butaca, tomando un cafetito y
dejar que la charla con los amigos se vaya perdiendo por un túnel de morriña
que te haga inclinar la cabeza, pero
aquí no hemos venido a descansar sino todo lo contrario a caminar, contemplar y
disfrutar de otra forma.
Mientras, caminamos hacia
los lugares que vamos a ver en forma de relámpago, porque esto es un viaje
vertiginoso, por donde Atanás nos lleva y Larson comenta.
Un gatito haciendo
guardia en la tapia de su casa, con cara compungida, nos ve pasar.
El sol tendía sus
cabellos sobre las aguas de un gigantesco acuífero que se movía al ritmo que le marcaba un
gigantesca noria perdida en la lejanía, que se agitaba como una enorme batidora.
El castillo del Rey
Juan, es un castillo situado en Limerick, concretamente
en la zona de la ciudad conocida como "Isla del Rey", junto
al río Shannon. Del castillo se conservan principalmente los muros
exteriores y las torres fortificadas, que han sido adaptadas como atracción
turística. Durante el proceso de construcción del Centro de Visitantes se descubrió
un asentamiento vikingo en lo que ahora es el patio del castillo.
Castillo del Rey Juan
Después de atravesar el
largo puente, bajo cuyas arcadas transitan
las aguas tumultuosas del Río Shannon, formando sobre su superficie
plateada una cabellera de espumas
blanqueadas, con rizos que
se alzan en un torbellino que mezcla el azul intenso con el argentado, llegamos
a la famosa piedra, que marca un hito en esta ciudad, con el famoso “Tratado de
la piedra de Limerick”.
La Piedra del Tratado, es el nombre que recibe la piedra sobre la
que, supuestamente, se firmó el tratado, que puso fin a la guerra entre Jacobitas y
Guillermistas (partidarios de Guillermo III de Inglaterra) en 1691.
Antes de su uso para esta firma, la piedra era aparentemente empleada
por los habitantes de Limerick para subir y bajar de sus caballos al
entrar o salir de la ciudad. El lugar de la firma, sobre la piedra, fue elegido
por ser un lugar visible para ambos ejércitos desde ambas orillas del río.
De regreso de la famosa
piedra, nos encontraríamos algún personaje leyendo eternamente sobre un libro
de bronce, es el literato Michael Hogan, algún cañón de batallas del pasado, el
cementerio al margen de la Catedral, y pare usted de contar.
De nuevo concentrados,
después de una visión rápida por Limerick, para continuar hacia Adare donde
nuestros pies no les dio tiempo ni a calentar la suela, ni al suelo percibir
mucho de nuestras pisadas, porque el tiempo de estancia fue breve.
Irlanda está repleta
de encantadores y tradicionales pueblos, pero sin duda Adare es uno
de los más bellos. De hecho, está considerado como uno de los pueblos más
bonitos de la llamada Isla Esmeralda. Pertenece al Condado de Limerick, y
se encuentra a sólo 16 kilómetros de la ciudad de Limerick. Adare es, además,
Ciudad del Patrimonio Nacional Irlandés.
Posee un clima muy
similar al de toda Irlanda. Es de tipo marítimo templado, y está muy
influenciado por la Corriente del Atlántico Norte. En Adare cuentan con unos
inviernos suaves y con unos veranos más bien frescos, y la humedad es muy
alta durante todo el año. Como muestra, en el mes de agosto la humedad relativa
es de alrededor del 80 por ciento. En este mismo mes encontraremos temperaturas
medias diurnas de 16 grados centígrados, que pueden descender hasta los 10
grados por la noche.
El pueblo de Adare, por
sí sólo, es ya un lugar que se hace imprescindible visitar en Irlanda.
Recorriendo sus calles quedaremos fascinados con sus antiguas casas de
piedra con tejados de paja, conocidas como cottages. Muchas de ellas albergan
agradables tiendas y peculiares talleres de artesanía. En la calle principal de
Adare todavía se pueden ver los restos de algunas casas medievales, y
también las ruinas de un monasterio, que está situado junto al precioso parque
de la localidad.
Pero Adare también posee
un interesante patrimonio monumental, que está integrado por su castillo
medieval, conocido como el Castillo Desmond; Adare Manor, la Iglesia de la
Sagrada Trinidad o la Abadía de los Agustinos, del siglo XIV, que
está ubicada a las afueras del pueblo.
La tranquilidad de la
tarde, la paz interna paseando por una pequeña aldea, dejaron mi mente extasiarse
en un insignificante riachuelo, algo que pasó desapercibido para la gente, algo
escondido y casi vergonzoso que intentaba esconderse, algo que me hizo renacer,
algo que me habla.
En mi silencio, riachuelo de aguas cristalinas
que caminas dándole vida a los márgenes, te mueves lentamente retorciendo tus
caderas como una bella mujer, como la mejor sirena de la profundidad de los
mares.
Tus piedras blanquecinas forman
collares que adornan tu garganta, riachuelo espejo de mujer donde lavas tu
cuerpo y peinas tus cabellos, estampa de mujer querida.
Apenado estoy por conseguir ese destello de luz que dejas, poder entrar
y rescatar esa belleza que encierras, riachuelo que arrastras la mujer de mis
pensamientos caminando silenciosamente como ladrón de mis amores.
No huyas detente y devuélveme mi amor consentido, desesperado
estoy como el vagabundo errante, porque te llevas diariamente en tus entrañas nuestro amor admitido.
Después de esta ligera
parada continuamos en nuestro autobús en dirección al destino último de este
día tercero, el Condado de Kerry.
El capitán de este barco terrestre
de ruedas, mientras nos dirigimos por
nuestras ya consabidas carreteras, nos va a ir abriendo boca y anticipándonos lo
que nos espera mañana en Killarney, cómo ha ido progresando desde la época la Reina
Victoria, que se puso de moda y le dio a los ingleses por hacer turismo y venir
a visitarla.
Vamos a tener el hotel en
el centro de la ciudad y todo al alcance de la mano, para poder aprovechar el
tiempo, tendremos la Catedral muy cerca.
Caminamos por Croagh-Ballycannon
Querido lector, lo que no
sabe bien nuestro guía ni nadie de los compañeros que formamos el grupo, la
sorpresa que nos espera en la Catedral.
-¿No nos puede adelantar
algo?
- No, es una sorpresa, y
ya sabes las sorpresas si se dicen pierden el encanto.
Las tiendas estarán a nuestro
alcance, visitaremos la Península de Dingle, el Castillo de Ross, y daremos un paseíto en carruaje, por el Parque Nacional de Killarney
Entramos en el territorio
de Ardagh-Reens .
La música del autobús se
mezcla con las conversaciones que anidan en el vehículo transportador mientras
los últimos rayos solares, dejan también sus débiles notas a modo de despedida.
El sol comienza a
sonrojar la caída de la tarde, cuando se va despidiendo del día, con un color
anaranjado porque llega cansada de caminar durante todo el día, es el bello
pincel con el que el día quiere pintar su ausencia Los últimos rayos
penetraban en el interior del autobús, rasgando nuestros ojos e impidiendo que pudiéramos
ver su triste partida, pero bella al mismo tiempo.
Pasamos por Newcastlewest-
Bothar Bui.
Pasando por Kilcummin- Lisroe,
la noche con su capa oscura se nos presenta, invadiendo la carretera.
Killarney nos recibe con sus
luminarias como ojos radiantes en las altas torres puntiagudas de la catedral.
Un amplio y majestuoso
comedor nos esperaba, blancas servilletas asomando sus cabecitas por encima de
las copas, y un menú hecho papel nos reclamaba la atención para elegir la cena.
Pronto, acoplados en
nuestros correspondientes lugares por afinidad de relaciones que van creciendo, hora
tras hora, y día tras día.
La primera que nos
saludaría sería la clásica sopa de patatas, para recordarnos que va a ser
nuestra infatigable compañera.
Cuerpos cansados y caras
somnolientas se dejan caer sobre las mesas, mientras nos vamos disponiendo a
tomar el camino del descanso a nuestras respectivas habitaciones.
Hasta nuestro cuarto día amigos, buenas
noches y buen descanso.
José Medina Villalba
Ronan Ruddy !Qué sporpresa ver mi país (Irlanda) en este grupo. Me encanta el blog.
ResponderEliminarAngeles Ruiz Rodriguez. ¡¡Que guapo estás con la gorra... díselo a tus sombreros lo que digo yo... ja,,ja..!!!
ResponderEliminarJosé Medina Villalba
EliminarEstimada amiga Ángeles Ruiz, la Guerra de las Dos Rosas que enfrentó a los miembros de la Casa de Lancaster contra los de la Casa de York, ambas familias pretendían el trono de Inglaterra, no tiene punto de comparación con el revuelo que se ha originado entre los gorristas partidarios de la gorra y los sombreros, por obtener la hegemonía del poder, porque has de saber que si en un principio la pobre gorra se encontraba sola y aislada, mientras los sombreros habían formado una piña, ahora ha habido un motín entre ellos y algunos se han pasado para apoyar a mi pobre gorra. Veremos a ver en qué queda esta comedia sino termina en una tragedia.....
Angeles Ruiz Rodriguez. Ja..ja.. espero que entren en razón los sombreros.. dile que hay que modernizarse... Un abrazooooo
EliminarJosé Medina Villalba. ¡Qué va! ¡Estos hijos de su madre no saben nada de razonamientos!, los he encerrado en un armario fortificado y les he echado veinte cerrojos, pero nada, patalean y van a derribar la puerta. Veremos a ver en qué acaba todo esto, lo que si tengo claro es que, por las buenas o por las malas, la gorra se queda aquí.
EliminarAngeles Ruiz Rodriguez.
ResponderEliminarPepe, maravilloso el relato del viaje... un poquillo de miedo por las carreteras pero luego compensado con la belleza de los parajes... Me alegro del disfrute de esos días de mis amigos...
Alfonso Checa Pozo.
ResponderEliminarImpresionantes esos acantilados.Por el Norte tenemos algunos muy buenos.
Amparo Mora Montes Amigo Pepe:
ResponderEliminarTengo que reconocer que si no hubiera leído tu reportaje de este tercer día, me habría enterado la mitad.
Sí, recuerdo los campos verdes, las ovejitas regordetas y de patitas cortas, las casitas diseminadas, los lagos .... Posiblemente no prestaba suficiente atención a las palabras de Larson que nos hablaba de la historia, la situación económica, el éxodo del pueblo irlandés... y que tú recoges tan bien.
Hoy tenemos un recuerdo inolvidable: los maravillosos acantilados de Mover. Impresiona ver el resultado de la acción del oleaje sobre la superficie terrestre a lo largo de millones de años. Las otras ciudades visitadas, Limerik con su famosa piedra del Tratado y Adare, Patrimonio Nacional de Irlanda, donde llama nuestra atención las casas con tejados de paja. Todo, condimentado con cantidad de fotos y vídeos, hacen un relato excelente.
Felicidades. Un abrazo
Gracias, amiga Amparo, por tu extenso comentario, que cumplimenta y reafirma lo descrito en el archivo. Posiblemente a mi y a la mayor parte de los expedicionarios, no recordaríamos muchas cosas sino las hubiera traído envasadas en un "cacharrito" que custodio con mucho cariño, ya que es mi memoria potencial, a la que después le voy robando todo lo que lleva albergado en sus entrañas, para darle forma, trabajo que me lleva muchas horas y días, porque una cosa es tenerlo enlatado y otra darle la correspondiente forma para intentar enganchar a los lectores en esta odisea. Ya navego tecleando por el cuarto día, a ver si consigo terminar el viaje antes de emprender el próximo. Un abrazo.
ResponderEliminarBeatriz Valdivia.
ResponderEliminarBuenas noches Don José Medina el viaje sigue muy interesante,con su
maravillosa capacidad de transmitirlo,
es como si fuera junto a usted.
Aprecio el recorrido de mover las
fotos, y los vídeos son preciosos
Cantidad de kilómetros recorridos
En sitios complicados!! Le deseo una
Buenas Semana Santa,,un abrazo
Don José 😘😘
Estimada amiga Beatriz Valdivia, ya he visto cuando me he subido en el autobús, que estabas ocupando tu asiento y eso me satisface porque veo que no te quieres perder, ningún día por Irlanda. Te agradezco tu comentario, que como siempre está lleno de una gran generosidad, y vamos a por el cuarto día que ya lo estoy tecleando. Un abrazo.
ResponderEliminarAntonia Fernandez Pelaez.
ResponderEliminarQuerido Pepe, esperando ya para poder disfrutar del cuarto día, pareciera que voy con vosotros, gracias a tu narrativa. Date prisa que nos reclama el afán de llenar de nuevo la maleta, te espera Polonia y a mi Egipto.
Querida Toñi, la insuperable americana. No te preocupes tu asiento en el autobús está garantizado, ya tecleo en el ordenador el cuarto día y voy a toda marcha, el tiempo se me echa encima y Polonia está asomando los bigotes, no quiero que se me acumule el trabajo y no tengo el poder de ubicuidad, estar en Irlanda y Polonia al mismo tiempo sería agotador. Un abrazo.
ResponderEliminar
ResponderEliminarAntonio Parrilla Muñoz.
Impresionante. Gracias, amigo José.
Gracias a ti, amigo Antonio Parrilla Muñoz por acompañarme.
ResponderEliminarAmigo Pepe: Acabo de llegar de Málaga y me he subido al auto bus con el Vikingo Sr. Larson, buen conductor y guía, conocedor de la historia de Irlanda, con un español que suena al deje Sevillano, pero también he podido constatar a través de la lectura de tu reportaje,que no se cumple aquel viejo adagio, "hay que sacarle las palabras con un sacacorchos", no se si porque ya estabas cansado de tantas curvas, o era que el calor que genera la turba, te daba ánimo y fuerza no solo para subir las empinadas cuestas, asomarte a los acantilados sin miedo a perder el equilibrio, o descansar el pie en la piedra al bajarte del caballo, los brazos nunca los tienes caídos y mueves los pies al ritmo de un pasodoble español; nada de eso, hace bastante tiempo que las palabras de tus escritos, fluyen y brotan de una manera espontanea, como a Mozart las partituras,no te arredra que el tiempo sea húmedo y lluvioso, frío o ventoso, tu te encajas la gorra y las ideas no tienen por donde escapar, permanecen a temperatura constante,lo que te permite explayarte con brillantez y desparpajo; todos tus compañeros de viaje y los que como yo tus lectores, podremos rememorar cada uno de esos recorridos cuantas veces queramos,el coste es barato y los beneficios incalculables, pues te permiten pasar de un lugar a otro,sentado comodamente en el sillón de casa a resguardo de las inclemencias y los sobresaltos de las estrechas y empinadas carreteras. No se que vas a dejar para cuando seas mayor.Un fuerte abrazo y enhorabuena por tan interesante y cultural blog. Tu amigo Pepe Cuadros.
ResponderEliminarMaria Isabel Mora Montes.
ResponderEliminarAcabo de leer el tercer día de Irlanda.Me ha gustado mucho y lo he vivido cómo si hubiera estado en el viaje. Nos llenas de cultura , nos sorprendes con fotos y vídeos maravillosos. Los acantilados de Mover me han impresionado y aparte de castillos , piedra de Limerik y tantos otros monumentos me he quedado con detalles más tiernos como el del amor de la naturaleza , triple amor piedra , cielo ,agua. Las casitas de Adare que
parecen de cuento con sus tejados de paja , hasta el detalle del gatito .Otra cosa que me ha llegado dentro es el sonido de una flauta que parece que os despedía de Limerik y al final casi la poesia al comparar ese riachuelo con la figura de una mujer. Me ha encantado el relato tanto culturalmente como por su poesia. FELICIDADES.
Querida Amiga Isabel, tus comentarios son siempre pétalos de flores que caen mansamente sobre las palabras del lenguaje de mis textos, son el bálsamo perfumado con el que decoras las expresiones con las que intento llegar al alma del lector, sobre todo los leedores como tú, que aprovechan los más pequeños resquicios de la tarea cotidiana para dedicarlos a mis escritos, y eso estimada amiga no tiene precio para remunerarlo. Siempre te estaré eternamente agradecido.
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