Varsovia
La Universidad de Mayores
de Granada, con el título de ALUMA, durante un largo tiempo, ha venido
preparando un proyecto de intercambio entre nuestra Universidad y la de Estudiantes Mayores de Varsovia.
Después de un arduo
trabajo llevado a cabo por el Presidente José Rodríguez y Rafael Reche, para que se pudiera llevar a cabo,
Los organizadores, José Rodríguez y Rafael Reche
con información periódica, con toda clase de
detalles para aquellos que han solicitado participar, y la realización previa
de un sorteo, para la ocupación de los asientos en el autobús,
cumplimentada con alguna
comida para ir creando ambiente de camaradería y amistad, sobre un itinerario
bien seleccionado que se tendría que realizar, llegado el momento.
Programa del viaje a Polonia
Llegó el tan
ansiado día de partir, veintisiete de abril.
Las normas estaban
establecidas había que ser puntuales, era la primera consigna que tendría que
imperar sobre otras que poco a poco irían cayendo
.
Lugar de partida. Esperando el autobús.
Aquella noche, vísperas
de la salida, fue de desasosiego e intranquilidad, había que madrugar, a las
seis y media era el punto de encuentro, con salida a las siete. Entre una
dormivela antes que el alba lanzara al aire el clarín de la levantada, corrían
los taxis y coches particulares para dejar a los expedicionarios en el sitio
preciso.
Saludos entre compañeros
de otros viajes, caras nuevas y maletas que ruedan para ocupar su sitio en los bajos del que
nos va a llevar.
Las luces mortecinas de las
farolas de Severo Ochoa, se van adormeciendo porque el alba quiere ocupar su
sitio, ponen de manifiesto el rostro de los allí presentes, intensificado por
las luminosidad de los faros del autobús y los reflejos que, sobre la calzada,
dejan a ráfagas los vehículos que pasan.
Intentando acomodarnos en
el sitio asignado, en el vientre del artilugio metálico que nos transportará,
se van notando los rostros aún adormecidos,
pero plenos de
satisfacción ante la nueva aventura que se nos presenta
.
Mientras unos acomodan
bolsos y macutos, otros se dedican a controlar, comprobando que cada cual ocupa
su asiento y cada asiento tiene en su poder al pasajero que le corresponde.
Acomodando los bolsos y macutos
Unas bolsas obsequio de
la agencia de viajes son repartidas por Pepe, el Presidente, mientras Rafael
Reche da las instrucciones preliminares.
Comenzaban a aparecer los
primeros destellos luminosos del día, lentamente el murmullo de
conversaciones se perdían en el espacio
del habitáculo, fue disminuyendo hasta quedar amortiguado en un silencio que
llevaba como acompañante, el sonido del roce redondeado del vehículo sobre el
asfalto de la carretera, rígido, monótono y repetitivo.
¡Qué primoroso, y
encantador es ver amanecer!
El Sol tímidamente va
asomando por la silueta de la cadena
montañosa que ha estado en la oscuridad de la noche pegado a un cielo de
candilejas, no quiere alterar la tranquilidad y el reposo con el que han
dormido toda la noche los campos y sus habitantes.
Es una especie de
ilusionismo, en el que juega el papel fundamental el Sol, como el mago más sensacional
sacando de su chistera miles de colores poéticos que caen del cielo, la
arboleda se va desperezando para entrar en escena y ofrecer el color verde con
el que se viste, los rayos con los que habla se van colando a través del vidrio
y acarician el rostro de los que reponen el sueño perdido.
El Sol con sus rayos acaricia el rostro de los que duermen
El Sol habla con un lenguaje especial
La belleza del Sol al
desligarse de las sábanas oscuras de la noche, va dejando ver la magnificencia de
su rostro, las cabecitas blancas de las palomas con chimenea desperdigadas pululando por el campo, se van lavando la cara con los rayos del dios Helios, van florando a la
visión del que las contempla, ese Sol que nos ha sacado de las tinieblas y que
nos deja diariamente un rayo de
esperanza.
¡Qué sensacional es ver
amanecer!, la orquesta de pitorreos en distintas escalas musicales de los jilgueros,
que viven su libertad en el campo, de las bandadas de gorriones que buscan los
trigos desgranándose, del agua de los
arroyos que avivan su caminar.
Bandadas de gorriones buscando los trigales desgranándose.
Gradualmente, con lentitud, sin prisas ni agobios, va alcanzado su plenitud, no nos permite
mirarlo a la cara, pero cumple su papel de ir policromando la arboleda en
multitud de colores.
El Sol lentamente va alcanzando su plenitud
El camino a recorrer, hasta
llegar a Madrid es largo, y un alto en el camino, se hace necesario, como diría
D. Quijote a su escudero Sancho, cuando vamos penetrando en sus dominios de la
Mancha, Almuradiel nos espera: “Sancho hagamos un alto en el camino, sea
moderado tu sueño, que el que no madruga como el Sol no goza del día, porque
has de saber Sancho, o yo me engaño o ésta ha de ser la más famosa aventura que
se haya visto.
Parangonando a D. Quijote, nosotros hemos
madrugado en busca de nuestra aventura, el restaurante nos espera para
desaguar, tomar algo, y nuestra aventura va a ser famosa.
Un descanso en el camino Almuradiel
Más, nunca pensemos como Sancho, cuando fuera Gobernador de la
Ínsula de Barataria “francolines de Milán, faisanes de Roma, ternera de Sorrento,
perdices de Morón o gansos de Lavajos”.
Nuestro desayuno será ligero,
porque el tiempo abrevia y ya tendremos ocasión, más delante de inflar la tripa
en amplios desayunos.
Nuestro Duende Albayzinero,
“El Duende de San Critóbal” hombre,
experto en estas lides de aventuras, sobre todo haciendo uso de su poder,
también es un hábil maestro en el uso de la pipa, y durante la trayectoria nos
regalará el delicado perfume de su arrogante cachimba.
"Porque no solo de pan vive el hombre, sino del agradable aroma que sale de una pipa". Eslogan tomado muy en serio por nuestro Duende de San Cristóbal.
El Duende de San Cristóbal y su pipa.
La extensa planicie de La
Mancha nos regala sus viñedos y desde las alturas las aspas de los molinos de
viento del Campo de Criptana, en la distancia, nos dejan el quejido sonoro de los
velámenes y maderas que, rechinan lamentos cargados por el peso de los años añejos
del tiempo.
Hemos realizado nuestra
primera jornada de caminar sobre ruedas, ahora nos toca caminar por los aires; las enormes superficies donde los sonidos de
los discos de infinidad de equipajes por
allí deambulan, están preparadas para recibir a sesenta atrevidos viajeros, muy
disciplinados y formando cola, nos disponemos a realizar los trámites
correspondientes para, en primer lugar, darle pasaporte a la maleta, que vemos como se marcha en la cinta
transportadora, dando sus saltitos y vaivenes, y recibir el billete
correspondiente con la asignación del asiento en el que vamos a ir
empaquetados .
Vendría después el
control corporal exhaustivo, no muy agradable pero necesario, mientras la batea
cargada con nuestras pertenencias se marcha por un sitio, unos pasan por el
arco detector, otros colocados aparte nos revisan hasta el último pelo de la
coronilla.
Pasados estos trámites, más tranquilos, hay
tiempo para comentar el estricto control al que nos someten con alguna frase estridente, no muy agradable si no oral, sí en el pensamiento de cada uno.
No obstante, hay que reconocer
que estos controles son sumamente necesarios para evitar desmanes, secuestros,
y toda clase de peligros a las que se puede ver comprometido cualquiera de
estos medios de transporte aéreo.
Nos encontramos en el
aeropuerto de Adolfo Suárez, podemos observar el movimiento intenso que hay en
las pistas, aviones que aterrizan, otros que despegan, algunos que repostan,
cintas de carruajes enlazados que transportan equipajes, e impacientes por
pasar por la "gate" correspondiente.
Largos túneles
acristalados nos van a conducir a la entrada de nuestro avión.
Un fuelle a modo de
acordeón gigante conecta el túnel acristalado con nuestro avión, y digo nuestro,
porque será el que nos va a trasladar, formado parte de las vísceras
interiores de este coloso de los aires.
Una pequeña puerta por donde solo puede pasar
una persona, nos da paso, mientras un grupo de bellas señoritas a las que se
les llama azafatas, con una sonrisa en la cara para infundirnos confianza, nos
da la bienvenida.
Un largo túnel abovedado
es el primer impacto visual con el que nos encontramos, el desfile es sumamente
lento, el estrecho pasillo no permite otra cosa, se observan caras serias, todo
es silencio, mientras unos leen otros intentan reprimir lo que les bulle por
dentro; aquellos que ya se han acomodado intentan disimular dándote una leve sonrisa cuando pasas a su altura.
Llegados al número correspondiente para tomar asiento, comienzan los primeros problemas cuando te toca ir en el
centro de una hilera de tres butacas y se
tienen que levantar, para cederte el asiento, los compañeros de viaje que te acompañarán, donde no hay
absolutamente espacio para rebullirse.
Ante tantas explicaciones,
correspondientes al protocolo, de cómo
hay que ponerse la mascarilla, el chaleco salvavidas, y demás elementos, me
cuestiono lo siguiente:
Si ya moverse entre seis
personas, separados por un estrecho pasillo es un enorme obstáculo, póngase
usted a colocar todos los aparatos en caso de emergencia, la hilaridad me
sube al rostro por no decir el pánico en el caso de que ocurriera cualquier incidente.
Por más que se esté acostumbrado
a usar este medio de transporte, impresionan las miradas intranquilas, los
rostros disimulando el canguelo que se pasea por el interior de cada cuerpo,
la demostración de lo que hay que hacer en caso de una emergencia, el rodaje
pausado buscando la pista de despegue, y cuando los motores rugen con toda la
fuerza, para a través de una minúscula ventanilla, ver pasar todo lo que hay en
el exterior a velocidad infernal.
El coloso se va
despegando del suelo las ruedas dejan de rotar, y se convierte en un enorme
pájaro volador, en posición inclinada como la flecha que lanzara un ciclópeo
para alcanzar el cielo, así vamos introducidos en el interior, de esta grandiosa saeta, mientras vemos como
todo se va empequeñeciendo y quedándose allá abajo.
Vamos ascendiendo
Un rebaño de ovejas
blancas nos da la bienvenida y nos situamos como una más de ellas en este
inmenso mar de algodón de caseta de feria.
Aquel inmenso rebaño
desperdigado pastando cielo azul y aire extraterrestre, de pronto se ha vuelto
pastelero, se han agrupado formando unas enormes tartas, como las bizcochadas
que con tanta delicadeza realizan las monjas del Convento de Santa Catalina de
Zafra, que exquisitamente el equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Granada degusta en la solemnidad del día de San Cecilio en los salones de la Abadía del Sacromonte.
Bizcochadas del Convento de Zafra
Desde mi ventanilla he
podido contemplar estas enormes tartas de merengue, con sus piquitos a modo de
encaje de bolillo, formaban promontorios en relieve y cómo un grupo de ángeles,
engullían en solemne fiesta aquellos ricos manjares.
Las bizcochadas de los cielos, manjar de ángeles
Contemplando este mar de
nubes viajeras incansables, actores perennes en un escenario que nunca
hecha las cortinas, de un teatro inmenso cuyas candilejas son
los luceros, las nubes son los tiovivos
donde se pasea el viento, las más bellas doncellas, que cambian de vestimenta
al son que le marcan las estaciones, bellas doncellas de pronunciadas curvas y
elegantes formas, donde los querubines se aposentan para con el arpa que tocaba
el Rey David, adormecer el firmamento. Son globos de feria, que acompañan a las
naves espaciales que descienden trayendo sueños deseados pero perdidos en el
tiempo de amores inaccesibles, plumas enormes, como arcos inmensos.
El cielo es caprichoso, se viste con plumas, con globos .....
El pasaje más
relajado, conversa tranquilamente y alguna risa flota en el espacio.
A todo viaje le llega su
final, el capitán que maneja la nave da las instrucciones reglamentarias para el
aterrizaje, nuestra galera de los aires va dejando atrás un espacio de fantasía donde habitan el
Sol, las estrelllas, luna, luceros, e inmensos rebaños de ovejas blancas para ir
descendiendo, atravesando una barrera de nubes oscuras, donde la humedad se
percibe hasta calar los huesos, mientras el Sol se queda allá arriba en la trastienda ocultado
por una cortina tenebrosa, las nubes rozan la nave en un beso de despedida.
La tensión contenida de
los pasajeros se distiende cuando el avión definitivamente toma tierra.
Prestos en un instante a
desembarcar, vamos tomando las pertenencias que cada cual tiene en los altillos
del avión.
El gigante aposentado en
la pista va vomitando todo el contenido del interior. Sigilosos bajamos la
escalinata y nos dirigimos para tomar el autobús que nos llevará a la naves
interiores donde recogeremos los equipajes.
Alrededor de la cinta
transportadora esperamos pacientemente, viendo cómo van pasando una tras otra
las diversas valijas, como cazadores, fija nuestra mirada hasta que vemos
aparecer la nuestra, con disparo certero la hacemos nuestra.
Los carillos esperan
impacientes y se ofrecen a cargar el peso de los equipajes.
El grupo se va acoplando,
una vez que todos han recogido sus bagajes; al mando del equipo directivo nos
dijimos en busca de nuestro nuevo guía que nos va acompañar durante las jornadas que vamos a permanecer visitando Polonia.
Con el brazo en alto y
llevando por bandera un indicador reconocible, Eduardo nos da la bienvenida,
para llevarnos al autobús donde nos espera Vicente el conductor.
La voz de Eduardo, que a
partir de ahora será el capitán de esta nave, nos llevará a todos aquellos
lugares que están programados, derrochando juventud: de semblante espigado, cabello color azabache largo hasta cubrirle los hombros, bien cuidado tiene un timbre de voz agradable, oriundo de Alicante, su presentación va
unida al prólogo del libro que a él le corresponde escribir y a nosotros ir
leyendo. Será el responsable de velar por el grupo y de resolver cuantas
dificultades vayan surgiendo, ya que, tendremos guías locales en los distintos
sitios que visitemos. Una de las primeras recomendaciones es la de considerar el
paraguas como una prenda fija, la lluvia es una constante normal y la prueba
está en el verdor que continuamente veremos en los campos.
A modo de índice de esta
mágica novela que vamos a vivir de la que seremos los protagonistas principales,
hizo un recorrido de los distintos lugares a visitar comenzando por Varsovia, Lublín,
Poznan, Wroclaw, Wadowice, Cracovia, Auschwitz.
Alguna información sobre
la lengua polaca, la moneda es el zloty, recomienda pagar con tarjeta, aunque en
algún sitio nos admitan el euro.
Moneda y billetes polacos
Había un contraste entre
la oscuridad que a esas horas se percibía en el interior del coche y el color acaramelado
del exterior, vaticinio y premonición de que todo iba a
desarrollarse de forma dulce y agradable.
Un breve repaso a las
comidas, menú turísticos en los que nos encontraremos de todo, buenos y no
tanto, teniendo siempre como base la sopa y la patata.
Los menús turísticos de Polonia
Polonia es un país
seguro, pueden pasear tranquilamente que no van a tener problemas, eso sí,
algún que otro carterista, sí que los hay. La importancia de
la puntualidad, para poder cumplir con lo programado, así como los que corresponden
a las comidas. Mañana tendremos de guía a Ibona y utilizaremos unos aparatitos
de radio individuales para seguir las explicaciones.
Con la llegada al Hotel Ibis Styles Warzawa
Cebtrum, reparto de las habitaciones, cena y descanso cumplimos con el primer día.
José Medina Villalba.
ResponderEliminarAmparo Mora Montes.
Termino de leer tu relato del viaje a Polonia, con todo lujo de detalles desde la reunión preliminar hasta la llegada al hotel Ibis de Varsovia. Me ha servido para volver a vivir este día de tantas emociones y tantas horas de viaje sentada en forma de cuatro con pocas posibilidades de movilidad. Un abrazo y a esperar el día de Varsovia
ResponderEliminarEmilio Atienza Rivero. Feliz viaje!!!
Lo disfrutarás mucho!!
ResponderEliminarJosé Medina Villalba.
Emilio, viaje ya realizado, finalizó el pasado sábado día cuatro, ahora toca hacerlo partícipe a los amigos y seguidores. Gracias.
Juan J. Gallego Tribaldos.
ResponderEliminarA disfrutar el viaje. Un abrazo
ResponderEliminarJosé Medina Villalba.
Gracias Juan, lo iré comentando día a día. Un abrazo.
Duende De San Cristóbal ... y revivirlo gracias a tu esfuerzo durante todo el viaje, Pepe, y al detallado reportaje que has comenzado a regalarnos.
ResponderEliminarAngeles Ruiz Rodriguez. Como siempre metódico en todo el viaje y esperando los días siguientes... este es solo el preliminar de lo que nos espera... Gracias Pepe y un abrazoooooo.
ResponderEliminar
ResponderEliminarAntonio Parrilla Muñoz.
Querido amigo, José Medina Villalba eres ya un referente para nuestro grupo y para todos los que gusten de tus magnificas presentaciones, escritas, visuales e instructivas. Gracias.
Encarna Segovia Fernandez.
ResponderEliminarImpresionante el primer día de viaje,,muy interesante todo,,,
Parece, por lo que observado en tu comentario, estimada amiga Encarna, que no te ha originado ningún temor volar viendo pasar las nubes, y escuchando el rugir de los motores tanto al despegar como al aterrizar. Esto ha sido solo el comienzo, a partir de ahora la aventura se irá intensificando, espero que sigas acompañándome en este alucinante viaje por Polonia, tienes reservado el asiento en el autobús. Gracias por tu comentario.
ResponderEliminarAmigo Pepe:No has podido evitar al pasar por territorio manchego, aun luchando contra la somnolencia, sacar a colación uno de los versos o estrofa del Ingenioso Hidalgo, D.Quijote de la mancha,como fruto y consecuencia de esa formación académica literaria, que aprendimos y disfrutamos desde muy jóvenes; a mi me ha venido a la memoria esta otra que decía: Maritormes duerme, la ventera hila, el ventero a la puerta atisba si llega algún cliente, el viento lame la campiña.Que bella descripción de una situación y un tiempo ya lejano,pero nunca olvidado, raíz y cimientos de una forma de ser de una forma de sentir, que es el alma,el privilegio y el castigo de todo un pueblo, que ha recorrido todo lo ancho del mundo, con esfuerzo, hidalguía, incansable, teniendo como cama el duro suelo y las estrellas por suave colcha. Ese cielo que hoy describes y se ve, alternativamente aborregado, camino de no importa donde,pero siempre en camino; ese ánimo ese empuje que le pones a todo lo que haces, lo de menos es el lugar al que te dirijas,gratamente acompañado de varias y bellas dulcineas,que ayudarán a convertirlo en placentero, a lomos y con alas de ese pájaro metálico, convertido en moderno Rocinante.Un fuerte abrazo y mis mejores deseos desde Sevílla. Tu amigo Pepe Cuadros.
ResponderEliminar