Lublín
Todo era color
aquella mañana en el Hotel Warszawa
Centrum en Varsovia, donde
habíamos descansado después de un extenso recorrido en nuestro día anterior por
la capital del Estado de Polonia.
Después del descanso,
con las
expectativas de la aventura de un nuevo día y las ofertas que se nos
presentaban todo se veía con una nueva
pigmentación.
Tonalidades diversas, en las
banquetas a modo de pequeños enanitos en rincones acogedores, cómodas butacas
para conversar, o simplemente para meditar, tintes diversos en nuestras
compañeras de viaje que aguardaban silenciosas apoyadas en sus ruedas para
partir, colores luminosos con indicativos orientadores, mostradores de
recepción, balancines, luminotecnia por todas partes, hacían brillar con más
intensidad todo lo que nos circundaba.
Nuestro Duende de San Cristóbal figura primordial en nuestro viaje, porque
en la vida tener duende para cualquier realización que se acometa, y obtener un
buen éxito el elfo juega un papel fundamental, y nosotros, este grupo de viaje,
lo tenemos asegurado porque llevamos al
mejor geniecillo de la gama infinita que existen.
Nuestro
Duende del Albayzín y en concreto de San Cristóbal, lugar al que le tiene gran
aprecio, es pulcro hasta los extremos más insospechados y sacarle brillo a sus
mocasines de caminar era fundamental.
Nos lo encontramos desayunando,
porque nuestro duende es de carne y
hueso, y como tal necesita alimentarse, lo que hacíamos los demás, ante una
amplia gama de alimentos apetitosos y que en la vida cotidiana, -no me vaya
usted a decir lo contrario-, ni poseemos en casa ni jamás lo haríamos, pero,
¿quién se resiste ante las expectativas que se nos presentan?
Después del buen yantar, la euforia, la alegría y la sonrisa son las
mejores cartas de presentación mañaneras para emprender una nueva aventura,
como la que nos esperaba en este día,
lo que nuestro
aventurero D. Quijote hablando con Sancho, no estaría muy de
acuerdo, con respecto al yantar en el que él era parco en demasía. «Come poco y
cena más poco, que la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago».
Consejos de D.Quijote a Sancho
Los celestes esta mañana forman un solo conjunto, el del Revert, que
nos lleva acogidos en el interior, el celeste del cielo y el que con orgullo
lucen los cuerpos en sus pechos, con el emblema de nuestra Universidad de
Granada.
Rafael Reche, jefe de expedición,
al que tendremos que
escuchar en más de una ocasión, entre risas solapadas mientras realiza sus
primeros saludos, con pinceladas de humor, nos da los buenos días.
Tres cervezas le tienen echado el freno de mano a nuestro autobús,
impidiendo nuestra partida, errores no achacables a nuestra expedición, pero
que hasta que no se aclararon impidieron la salida.
Mientras la programación del día va saliendo a la palestra, y
numerosas recomendaciones en el caso de un despiste, extravío, perdida,
comportamientos…., vamos contemplando a
través de nuestra vidriera todo lo que del exterior nos va despidiendo, la
arboleda, continuos soldados vigilantes en perfecta alineación, desfilando
implacables ante nuestra mirada, edificios, monumentos, florecillas prisioneras
en las jardineras que adornan las aceras, el despertar de las aguas tranquilas de
un río inmenso, el Vístula;
parece un mar,
teniendo como diadema sobre el aire un enorme puente que lo atraviesa de parte a
parte, vehículos que se desplazan vertiginosamente, mientras el cielo nos
habla con lenguaje de sonidos oscuros y orquestación de posibles lágrimas que
nos obliguen a abrir los paraguas.
Películas como “El pianista” y “La Casa de la Esperanza” en las que
surgen las vivencias del pueblo judío y la intervención del zoológico para
salvar del gueto en el que se encontraban, son comentadas por Eduardo nuestro
guía, que nos va a acompañar durante todo este periplo por Polonia.
Las penalidades de un pueblo vilmente exterminado
Las penalidades de un pueblo vilmente exterminado
Lublín, esta ciudad que nos espera esta mañana con su Universidad Católica albergó un elevado número de judíos que fueron vilmente eliminados, por los alemanes.
Las recomendaciones de Eduardo amplían
las de Rafael, con respecto al cuidado que hay que tener en los hoteles en función de cómo actúan los cacos, no bajar las maletas antes de
tiempo, ni reservar asientos con bolsos en el restaurante en los desayunos, los
ladrones se filtran, pasan desapercibidos y todo puede desaparecer, y después
“las reclamaciones al maestro armero”.
Un recuerdo para Madame Marie Curie, descubridora del radium, polonio,
en honor a sus orígenes, dos veces Premio Nobel, en memoria de la que nació y
vivió en Varsovia, vida dura, falta de cariño, pero el esfuerzo y la constancia
supera lo insuperable y ella es un buen ejemplo para todos.
Marie Curie
Marie Curie
Las escenas a gran velocidad se iban repitiendo, un verde cetrino intenso por todos lados, coches que pasaban y que daba la impresión que nos los íbamos tragando, y la voz de Eduardo manifestando cómo es el carácter de los polacos: hospitalarios, generosos, gran sentidos del honor y un humor peculiar,
al principio algo reservado, pero su curiosidad les lleva a querer conocer y pronto interviene en las conversaciones, los saludos se hacen estrechando la mano, los besos no encajan y a las señoras mayores se les saluda con una reverencia besándoles la mano, la caballerosidad tiene un alto sentido, el hombre es el que paga…, todo esto, acogido entre las risas de lo que marchamos a bordo, sabiendo que muchos de nosotros hemos sabido, y aún se sigue practicando aunque en pequeña medida todas estas costumbres y así se fueron sucediendo otras recomendaciones.
El sol intentaba en una especie de lucha desesperada querer asomarse
entre las nubes, para seguir acompañándonos, pero no siempre lo conseguía.
Surge la curiosidad y con ella la pregunta, ¿por qué en Polonia hubo
tantos judíos?, el Rey Casimiro III se enamoró de un judía y abrió las puertas
a los judíos que se asentaron aquí, comerciantes y prestamistas manejadores de
mucho dinero, siempre se les achacó culpables de los desastres que ocurrían en
Europa, por ejemplo “la peste negra”, y estos fueron algunos de los motivos,
entre otros, por los que fueron masacrados.
El Rey Casimiro III
El Rey Casimiro III
La Naturaleza, al margen de la
carretera va mezclando e intercalando colores, son alfombras donde el verde se une con el amarillo, banderas pegadas al suelo, enseñas y blasones con las
que se adornan los campos,
e incluso con el ocre terroso de la tierra que permanecía durmiendo el sueño de los siglos, pero ahora ha entrado la técnica y la maquinaria moderna para construir, con la ayuda de los Fondos Europeos, nuevas infraestructuras, carreteras rectilíneas donde la vista se pierde, debido a las llanuras inmensas de este país plano completamente por naturaleza.
e incluso con el ocre terroso de la tierra que permanecía durmiendo el sueño de los siglos, pero ahora ha entrado la técnica y la maquinaria moderna para construir, con la ayuda de los Fondos Europeos, nuevas infraestructuras, carreteras rectilíneas donde la vista se pierde, debido a las llanuras inmensas de este país plano completamente por naturaleza.
Eduardo sabe que el autobús alberga sabiduría, y reconoce que en
cualquier momento está abierto a corregir cualquier desliz y a intercambiar
opiniones e información.
Un avance de cómo funciona la Universidad de mayores en Lublín, nos
facilitaría el conocimiento de esta Universidad de Mayores con la que nos
encontraríamos en breves momentos. Tiene novecientos estudiantes en Lublín y
con las diversas sedes mil cuatrocientos; conferencias, talleres, deporte,
idiomas especialmente inglés y alemán, son entre otras las varias actividades
que desarrollan durante el curso.
El paisaje embriaga, ver pasar las escenas, son verdaderos decorados
de un teatro que está en continuo movimiento, es un film donde los actores son
principalmente la pradera, el abedul árbol de estructura blanca y blanda
materia muy apreciada por los tallistas
y un cielo cubierto de cumulolimbos.
Los campos vestidos de amarillos son plantaciones de colza, es una de las principales producciones
agrícolas, y aunque en España se tiene un mal recuerdo, por utilizar uno de los
aceites industriales que se obtienen como
si fuera comestible, produciendo un gran desastre entre los humanos que lo
consumieron, se obtienen otra diversidad de productos beneficiosos, aceite
comestible que aromatiza los alimentos, forraje para los animales y el buen
rendimiento tres producciones al año.
Plantaciones de colza
Plantaciones de colza
El color amarillos de los campos impregna la vista y relucen con especial fulgor, contemplarlos es como estar recitando poemas, versos de oro con los que se cubre nuestra bandera, es contemplar el color de una puesta de sol,
el atardecer de una vida llena de plenitud, son los dorados rayos del sol que calientan nuestras vidas,
el oro con los que adornamos y embellecemos nuestros cuerpos, las hojas del otoño, cubriendo los suelos de amarillo, formando alfombras crujientes que dejan bellas melodías en orquesta sinfónica dirigida por la batuta de nuestras huellas,
ambarino el color del azafrán que perfuma, aureo, rubio y limonado es el amor de los enamorados cuando se arrullan en tiernos delirios amorosos con las mejillas doradas rebozando amor.
Entre verdes y amarillos, entre emociones que se derramaban por fuera
y por dentro, porque la alegría
contenida en los cuerpos había que darle rienda suelta, y surgir como
una explosión de artificio, como ave que vuela, saliendo de la prisión
abrazando la libertad, de fiesta que espera recompensa en cualquier momento, y
ésta estaba presta en llegar, las voces
hechas canción surgen espontáneamente dentro del autobús.
Tuviste suerte al encontrarte en mi camino.
Se llamaba Charly/ la encontré en la calle tendida/y lloró de hambre
Charly…./temblorosa y perdida casi sin vida/ se sintió sola y vencida/sus
chillidos sordos/sin aliento ni fuerza/en sus alas abiertas/pobre Charly/yo le
di nido nuevo/esperanza y calor entre mis dedos/tuviste suerte al encontrarte
en mi camino/yo te salvé de tu destino/oh….charly/tuviste suerte al cruzarte en
mi camino/yo te salvé de tu destino/ oh…Charly/ te presté cuidados/poco a poco
viviste y curaste/siempre a mi lado/Charly/mas tus ansias de vuelo/me llevaron
a volar libre/hacia el cielo. Tuviste suerte al cruzarte al cruzarte en mi
camino/yo te salvé de tu destino/oh Charly.
En ese momento, mientras las voces sonaban al unísono formando un
conjunto de armonía por mi mente pasaban otras notas, la suerte la había tenido
este grupo que viajaba con la ilusión de encontrarse con otro que nos estaba esperando, hemos tenido suerte
al encontrarnos en nuestro camino.
El agua nos recibía hecha espejos sobre el suelo, donde se reflejaban
los árboles bebiendo el líquido de la calzada, desmelenándose para quitarse las
gotas que resbalaban por las hojas, que a garfadas cubrían sus superficies y la
fachada de un edificio con sabor a cultura y ciencia, la inquietud y el nerviosismo de un encuentro
tan esperado.
-¡Ah! ¿Pero ya hemos llegado?
Fue la exclamación, hermanada con la interrogante, que surgió en
alguno de los que viajábamos al despertar del letargo hecho sueño durante el
recorrido, habíamos dejado atrás, Varsovia, Wesola, Pilwagmina, Zyrzyn, Garbón
y llegábamos a Lublín .
Los guardianes de la Universidad todo vigilantes, nos indicaban el
sitio más propicio para aparcar, esta mañana la Academia Catedralicia de las
Letra, de las Ates y de las Ciencias, lucía con esplendor, nos recibía con la
cara recién “lavá”, que en el silencio de una emoción incontenida, me hacía
cantarle aquella otra de Manolo Escobar.
“Con la cara lavada y recién peiná/ recién peina, recién peiná /niña
de mis amores que guapa estás/ que guapa estás, que guapa estás.
Diligentes y con los pasos acelerados por el largo pasillo a donde
entraba la luz a raudales, filtrada por
las enormes cristaleras que lo limitaban de un esplendoroso patio donde el
verdor era la tónica dominante, una voz tajante invita a los caballeros a echar
marcha atrás, mientas se nos indica a donde habíamos llegado:
-¡Uy qué cola!
- ¡Los caballeros para allá!
-¡Uy qué cola!
- ¡Los caballeros para allá!
El celeste envolvía todo el ambiente que nos rodeaba, las camisetas de
nuestra Universidad de Granada sobre el torso de los recién llegados, con el
anagrama imperial de Carlos V dejaba destellos que irradiaban el lugar.
Había que despojarse de todas aquellas prendas que pudieses
incomodarnos durante toda una mañana que se nos presentaba de lo más
interesante.
Salutaciones de todo tipo, abrazos, besos y palabras efusivas de
bienvenida se sucedían en la primera planta del edificio, nos esperaban nuestros compañeros
estudiantiles de Polonia, ubicados en esos momentos en Lublín, entre lenguajes
donde se mezclaban el castellano y el nativo de esta nacionalidad.
Un generoso desayuno nos ayudaba a seguir conversando con nuestros
anfitriones , mientras las cámaras hacían acopio, en estos momentos, del entusiasmo
de haber llegado a buen puerto.
Con el entusiasmo propio de la situación, la vehemencia y el optimismo
había que dejar para la posterioridad el fotograma del grupo, y como entusiastas universitarios fuimos buscando el mejor sitio para nuestra pose.
Llegaría el momento del desfile ante las cámaras de uno de los
representantes de la Universidad de Leblín que con paso marcial y elegancia
suprema, se dejó captar por los objetivos que disparaban incesantemente.
Otro tanto sucedería con el resto de los allí presentes y con los señores cámaras, que como suele
ocurrir frecuentemente son apuntadores en la escenografía y apenas si salen en
el tablao donde está ocurriendo la actuación.
-Pero vamos a ver Duende de San Cristóbal, ¿dónde te has metido que te
estamos buscando por todas partes?
-Alguien te está tocando en el hombro por la energía que le
imprimes al grupo, se te estaba echando de menos.
Tu afortunada cachimba, aunque en estos lugares no la puedes usar, sin
embargo, como el famoso detective inglés
Sherlock Holmes imprime carácter en tus andanzas, ahora te atreves con tu
sarcasmo especial presentarme a tus amigos, que aunque lo son tuyos también
pertenecen al grupo de los míos.
-Sí, elfo del bosque encantado ríete, tómatelo con sarcasmo de geniecillo, pero no te escaquees que tu energía
es fundamental.
La simpatía y la alegría de las señoras era palpable y no menos la de
los señores, aquello era un mar celeste
de olas que se movían en continuas vibraciones de un sitio para otro.
Había llegado el momento solemne, el instante en el que dos Universidades, que ya se habían
hermanado en un desayuno de palabras, risas, euforia, entusiasmo y agasajo de bebida
y ricas pastas, ahora vendría la solemnidad del Acto Académico de presentación,
con todo el derroche de actividad que esto conlleva.
Abriendo la entrada al Salón de Actos y portando el regalo que a todos
se nos fue ofreciendo, nuestro geniecillo, como abanderado del grupo hace su
entrada, seguido de todos los que formábamos parte de la comitiva.
Los celestes se mezclaban en el centro de las butacas, mientas que en
el lateral derecho se colocaban una buena representación de la Universidad de
Lublín.
Los jóvenes aprendices de español, para ellos hoy iba a ser un día de
prácticas y ejercicio hablado, también
estaban allí representados, observando cautelosos como se iban desarrollando
los hechos.
Mientras unos ojeaban el librito que acompañaba a la bolsa sobre Lublín, otros en el escenario
preparaban todo el desarrollo del evento.
La televisión polaca, también captaba todo lo que estaba sucediendo
para después llevarlo a los noticieros del país.
Los primeros saludos de bienvenida correspondieron a los anfitriones
en boca de la directora, cuyas palabras polacas fueron traducidas simultáneamente,
manifestando la importancia y valor fundamental que tienen las actividades
desarrolladas por los que ocupamos la tercera edad, y la gran trascendencia de estos encuentros; hizo la presentación del profesorado, así como de la alta
representación de la Universidad y del alumnado, acompañado al mismo tiempo del aplauso de los
presentes.
A continuación tomaría la palabra el Rector de la Universidad, cuya
intervención fue muy aplaudida durante su desarrollo, con momentos de risas
producto del desenfado de su exposición.
Seguirían después otras intervenciones,
hasta que llegó nuestra participación a través del Presidente José Rodríguez Sánchez.
Seguirían después otras intervenciones,
hasta que llegó nuestra participación a través del Presidente José Rodríguez Sánchez.
En primer lugar agradeció la
gran acogida que hemos tenido los alumnos que venimos de Granada y puso de
relieve la labor de Rafael Reche en sus relaciones internacionales, así como
nuestra Universidad tiene sedes no solo en la Provincia de Granada, sino en el
Continente Africano, acompañándonos, en esta ocasión alumnos del Campus de Ceuta. Manifestó las
distintas relaciones que hasta ahora se vienen teniendo con otras
Universidades, a las que se les ha visitado: Oporto, Toulouse, Lovaina y ahora
Lublín. Todas las Universidades nos han devuelto la visita a Granada, esperamos
que ésta haga lo mismo algún día, por lo que estáis invitados para que
nos acompañéis unos días en nuestra ciudad.
Dio lectura a la carta que la Directora del Aula Permanente de Granada
dirige a las autoridades académicas de la Universidad de Lublín.
La proyección de un vídeo mostraría las bellezas de nuestra ciudad, a
través de la música de un oboe y un fagot, con la canción Granada, de Agustín Lara.
Después pasarían imágenes de las distintas Facultades y lo que es el
Aula de Formación Permanente con sus
distintas actividades; Clases de Historia, Literatura, Filosofía, Tertulia
Poético Literaria…., así como la función que realiza Aluma como complemento, con coro,
teatro, conciertos, viajes, senderismo, concursos de fotografía, pintura, relato
corto, la revista El Senado….
A continuación se presentaron una serie de diapositivas, desde que se fundó esta Universidad de Mayores, y las distintas actividades que
se organizan, con traducción alternativa que fue muy aplaudida.
Una granada traída desde Granada por un entusiasta grupo de universitarios, portando la esencia
propia que constituye nuestra ciudad, con ella queríamos dejar algo más, además de todo lo
expuesto, y ahí vino la sorpresa, la entrega de una materia visible que permaneciera
presente como constancia de este nuestro paso por la Universidad Católica de
Dublín Juan Pablo II.
José Rodríguez hizo entrega de una granada de plata, que fue
acogida con gran satisfacción por los compañeros de Lublín.
Una vez concluido el Acto Académico, había que recorrer otras
estancias de la Universidad, ascendiendo a la parte alta del Salón de Actos,
bajo la agradable sonrisa de los polacos, que de momento nos despedían, en
cuyos rostros se manifestaba la satisfacción personal, no bastan solo las
palabras, sino que los hechos y expresiones corporales juegan un papel
fundamental y ellos lo realizaron estupendamente.
Alguien se asomaba por el enorme ventanal que daba al patio, nos
miraba y en esa expresión había en un derroche de intriga que nos cautivaba, entre
la pureza del blancor mezclado con el rosa, una especie de diminuta y pequeña
malva rosa, que sin ser ni una ni otra alegraba la vista y también el ánimo.
Con paso firme y marcial nos dirigíamos al lugar por donde el que
ahora se le proclama santo, dio más de
una lección magistral.
Una sensación especial me
embarga cuando veo como los muros de aquella enorme aula hablan, a través de
una serie de fotos, recuerdos del pasado, que ahora se hace presentes, y había
que recorrer todo aquel amplio espacio y sentarse para escuchar al que desde la
fotografías nos miraba con alguna de sus catorce encíclicas.
Evangelium vitae, dirigida a
los obispos, sacerdotes, diáconos y religiosos laicos y a todas las personas de
buena voluntad sobre el valor y el carácter inviolable de la vida.
A raíz del despido para siempre
de un buen amigo, Vicente Arroyo Valero, en estos momentos me vienen a la memoria
tantos recuerdos relacionados con la vida.
A pesar del tiempo, a pesar de los años, nunca hay que rendirse, hay
que aceptar nuestras posibilidades, nunca hay que claudicar porque eso es la
vida una pura lucha por seguir adelante, enterrar los miedos, eliminar las
sombras, seguir persiguiendo los sueños,
aunque los miedos te atosiguen, siempre hay un rescoldo de fuego en tu alma y aún hay vida en tus sueños, porque por muchas heridas que existan en tu cuerpo siempre existe un remedio.
aunque los miedos te atosiguen, siempre hay un rescoldo de fuego en tu alma y aún hay vida en tus sueños, porque por muchas heridas que existan en tu cuerpo siempre existe un remedio.
Había que subirse al estrado donde tantas veces habló Juan Pablo,
creyéndote un humilde predicador aunque tus labios no se moviesen.
Los colores azules se movían inquietos de un sitio para otro, era el
viento suave que corría silencioso, en un lugar donde aún resuenan palabras de
amor, de paz y de justicia que nos queríamos llevar en la mente y en nuestras
cámaras, mientras los comentarios corrían en parejas o en pequeños grupos.
Todo era un enlace de sucesos que se iban hilvanando esta mañana,
como la confección de un tejido histórico en la urdimbre de un telar que era
nuestro propio cuerpo.
Allí en el pasillo, seguiría los comentarios de todo el trayecto
recorrido hasta ahora, era una forma de dar escape a tantos y tan intensos
momentos vividos en un espacio de tiempo corto pero sumamente apasionante.
Las horas corren, las palabras
vuelan pero se quedan alimentando nuestro pensamiento, mas todo está sujeto al
armazón de nuestro cuerpo que es el andamiaje fundamental para seguir viviendo,
los dos se complementan alma y cuerpo el primero ya estaba repleto de sustancia cultural, ahora era
necesario alimentar el otro, lo que dio lugar para pasar al comedor.
Amplio y luminoso era el local del comedor, daba la impresión que
había sido reservado exclusivamente para nosotros, como buenos colegiales universitarios nos
pusimos ordenadamente haciendo cola para recibir el bien ganado sustento de
nuestros cuerpos.
La sombra inerte del
ilusionismo volador de nuestro geniecillo se hace presente, y con el espíritu
cargado de alegría, por simpatía como le ocurre a la pólvora, cuando hace
explosión en aquello que le rodea, sabe contagiar a todos los que se encuentran
en su entorno.
Como duende que es, sabe infundir ánimo a todo aquel que se puede
encontrar abatido por cualquier revés desafortunado, mostrando absoluta
indiferencia ante los problemas por graves que en apariencia parezca.
-Ja,ja, a mí me la vais a dar con queso, con la cantidad de
horas de vuelo que tengo a mis espaldas; así se manifestaba nuestro diablillo.
-A la vida hay que echarle valor y dejarse de esas nimiedades que no tienen importancia. Así que, dejaros de simplezas y vamos a comer.
¡A mí me la vais a dar con queso! Dejaros de simplezas y vamos a comer
-A la vida hay que echarle valor y dejarse de esas nimiedades que no tienen importancia. Así que, dejaros de simplezas y vamos a comer.
¡A mí me la vais a dar con queso! Dejaros de simplezas y vamos a comer
Con nuestras bandejas bien servidas cada cual
fue buscando el sitio oportuno para disfrutar de una comida ligera pero
apetitosa.
La comida también se presta a un
momento de reflexión y quien mejor que D. Quijote para hacernos una breve
meditación, que por regla general y sin ponerle freno en los viajes, nos
excedemos y luego nos quejamos de los kilos de más que hemos cogido.
Le preguntó D. Quijote a Sancho que
traía para comer a lo que respondió:
-
-“Aquí trayo una cebolla y un poco de queso, y
no sé cuántos mendrugos de pan, pero no son manjares que pertenecen a tan
valiente caballero como vuestra merced.
-
Hágote
saber Sancho, que es honra de los caballeros andantes, no comer en un
mes, y ya que coman, que sea de aquello que hallaren más a mano”.
Bueno, señor escritor, nosotros no somos caballeros
andantes, ni nada que se le parezca, hemos venido a disfrutar y a comer todo
cuanto nos apetezca.
De regreso al hotel, después de una
mañana en la que se había cumplido
nuestro objetivo primordial, el encuentro con la Universidad Católica de
Lublín, Eduardo informa de no dejar nada en el autobús, el seguro no responde
de pérdidas.
Después de un breve descanso, comenzaríamos
navegar, y nunca mejor dicho por lo que
nos esperaba, dando un paseo por la ciudad.
En la puerta del lugar de nuestro
hospedaje, Hotel Wieniawski,
pendientes de la partida y al mando de uno de los jóvenes que desde esta mañana nos acompañan, practicantes del habla castellana, nos disponemos a dar un paseo por la ciudad.
pendientes de la partida y al mando de uno de los jóvenes que desde esta mañana nos acompañan, practicantes del habla castellana, nos disponemos a dar un paseo por la ciudad.
Nuestro guía vespertino que nos va a
acompañar, es un chico joven, espigado, con la sonrisa siempre en el rostro,
traje negro, chaqueta clara, pelado a la usanza polonesa, recogido el pelo con
una cinta a modo diadema, que reúne el pelo en un pequeño moño en la parte
occipital de su cabeza.
Con el humor a flor de piel, y mirada algo pícara,
Con el humor a flor de piel, y mirada algo pícara,
Saludos de los compañeros de Lublín que nos esperaban para darnos, a
través de su presencia, una cálida acogida en esta tarde callejeando por el
centro de la ciudad.
Nuestro guía lleva un ayudante que
irá siempre en plena vigilancia, para que el grupo no se desconecte y podamos
dar un paseo con toda seguridad y tranquilidad.
La tarde estaba apacible, y el paseo
se iba desarrollando de forma agradable, algunas nubes jugueteaban con un sol
que aparecía y desaparecía, mientras a derecha e izquierda contemplábamos los
diversos monumentos que salían a nuestro paso conforme avanzábamos.
El banco, la Academia Judicial, para desembocar en una enorme plaza la de Lituania, donde la vista se dejaba llevar hasta llegar a perderse en lontananza, y el agua ocupaba un lugar preeminente.
La gran Plaza de Lituania
El banco, la Academia Judicial, para desembocar en una enorme plaza la de Lituania, donde la vista se dejaba llevar hasta llegar a perderse en lontananza, y el agua ocupaba un lugar preeminente.
La gran Plaza de Lituania
-Un ¡¡¡hola, hola, hola!!! repetitivo recibíamos los que íbamos en vanguardia, nuestros compañeros poloneses habían salido en nuestra busca, porque en esta tarde se querían unir al grupo y acompañarnos.
El suelo recién regado brillaba y se encontraba
más limpio que una patena, sin agua que cayera en forma de
lluvia, porque las nubes corrían a cargarse de nuevo para lo que después se
avecinaría.
Sobre un enorme pedestal se erigía
la figura ecuestre del Mariscal
Józef Klemens Piłsudski de Kościesza
fue el primer jefe de Estado (1918-1922), primer mariscal (desde
1920) y dictador (1926-1935) de la Segunda República Polaca.
Desde la Primera Guerra Mundial tuvo una gran influencia en la
sociedad de su país y fue un político muy relevante en la política europea. Es
considerado el principal responsable de que Polonia consiguiera la
independencia en 1918 tras más de un siglo de particiones.
Había que posar delante de esta
figura y cerca de él se erigía otro monumento dedicado a la Constitución
Polaca.
La Constitución de 3 de mayo de 1791 es reconocida como la
primera Constitución en Europa. A nivel mundial es la segunda después
de la de los Estados Unidos de América. El 3 de mayo de 1791 fue
aprobada por la Mancomunidad de Polonia-Lituania como "Ley de
gobierno".
En 2014, la «Constitución del 3 de
mayo» fue distinguida con un Sello de Patrimonio Europeo, por ser un
«símbolo de los ideales de Europa por su ejemplo de cómo se puede transformar
democrática y pacíficamente un sistema político».
Monumento a la Constitución Polaca
El agua tiene un lenguaje especial, idioma universal que no necesita traductor de ninguna clase para que sea inteligible por todas las razas de la tierra, se dejaba no solo ver sino sentir, es el habla de la que se halla prisionera, haciendo juegos y malabarismos para recreo de los que ufanos nos deleitamos en una jerga especial que usa para comunicarse. ¡¡¡Agua transparente y cristalina te parió la montaña, saliste de las manos del cielo y has venido a jugar haciendo cabriolas para delicia y embeleso de los que te contemplamos, con esa sinfonía especial que derrochas nos invitas a que penetremos y entremos dentro de tus entrañas!!!
-Estimado lector, ¿has visto alguna
vez una tarta hecha de agua?
Las velas derrochando la luz que le
proporciona la transparencia, eran
chorros que saltaban alrededor de otro central que se alzada todo elegante,
director de la orquesta sinfónica, saltando en una danza especial de ballet acuático, mientras otros en la
distancia rindiendo pleitesía encorvando sus cerviz se inclinaban para
participar en el banquete.
Clara fuente con las gotas con las
que te vistes, perlas de nácar junto a
mis lágrimas ardientes de emociones percibidas al contemplarte, con tu sabroso
licor esparcimiento y alegría en mi
cuerpo hiciste.
El agua siempre está dándonos
lecciones, es elegante y respetuosa, también es brabucona y fiera, tiene su
genio especial, pero en las fuentes lo
mismo sube que se humilla, sensual desnudando el aire de los jardines y
uniéndose el requiebro galante de los
enamorados.
Se habían instalado unos taburetes
de piedra para que el espectador que lo
deseara pudiera disfrutar, entrando en el interior, regodeándose de tanta belleza y hermosura. No faltaría la
intrépida y valiente compañera, toda arrogante y decidida, ante el asombro y
admiración de los que observábamos verla saltar de asiento en asiento.
Aquello había sido el comienzo de un teatro viviente, de otras aguas que irían viniendo después.
Nuestras miradas mientras
caminábamos dejando atrás las ondas fluviales
que pronto serían sustituidas por otras, un enorme obelisco fundición de hierro
nos dejaba atónitos, era la memoria y el recuerdo, de la Unión de Lublin
erigido en 1826 para conmemorar la conclusión de la Unión polaco-lituano de
Lublin (1569).
El perfecto engranaje del adoquinado
había tomado el color del cielo, de un
firmamento que nos iba avisando de algo extraño que pronto iba a
ocurrir, pero estos avisos nos eran completamente ajenos, solo nos deleitábamos
tranquilamente en todo lo que nos rodeaba.
Centinelas vigilantes haciendo guardia y
escoltando nuestros pasos nos recibían otros guardianes alineados en perfecta
formación con la invitación de otros cubos de piedra para que tomásemos
asiento, pero pasamos de largo, macutos a las espaldas, pantallas protectoras,
que guardan secretos de emergencia, simplemente una mirada de compensación y
agradecimiento.
El agua era esta tarde el elemento
fundamental que nos acompañaba, llevándonos de sorpresa en sorpresa, y dejaba
que nuestros cuerpos hechos reflejos, calaran y penetraran dentro del
adoquinado que cubría el suelo. De pronto
otra admiración nos espera, el agua surgía de nuevo de las entrañas de aquella
calle para fascinación nuestra, ahora era como jugar a la rueda, rueda, cantando alguna canción:
La chata Merenguela,/ güi, güi,
güi/como es tan fina/trico, trico, tri/ como es tan fina/ lairón,
lairón/lairón, lairón, lairón/ lairón…..
Y allí la teníamos ya, delante nuestra para invitarnos a contemplarla y para aquellos decididos que quisieran
hacerle un desafío, atravesándola haciendo piruetas por medio de su cuerpo. Tímida, escondida,
haciéndonos guiños para que nos acercásemos a jugar con ella.
Así sucedió nos fuimos aproximando a
ver que jugarreta nos iba a hacer, porque ni era tan tímida, ni tampoco se
encontraba completamente escondida, hasta que dijo: ¡Aquí estoy, y se levantó
toda erguida y atractiva, como una bella doncella toda vestida de cristal transparente.
¡Aquí estoy!, y se levantó toda
erguida y atractiva, como una doncella vestida de cristal transparente, peinada con tirabuzones que le
caían sobre la cara, al ritmo de las palmas que ella misma se iba dando, porque
el agua también sabe elogiarse así misma.
Y así comenzó un bello espectáculo
con carcajadas y sorpresas entre los actores, el agua y los espectadores.
La función se animaba por momentos,
acompañados por el canto de nuestra Granada, una intrépida pareja desafiaron al
agua que permanecía escondida, hasta que en un envite de coraje se desmelenó
para intentar derrotar a los que habían llegado a retarla; pero éstos,
tranquilos, hicieron el paseíllo triunfantes como los toreros en su mejores
tardes, para salir airosos de la disputa, que en este caso no fue tal, sino el
asombro de los que nos deleitábamos contemplando la escena.
Tras este comienzo de cante, donde
lo que importa no son los gallos que se escapan, ni la falta de cadencia
rítmica, ni si el barítono de la cabellera de nieve desentona, o la señora del sombrero se
descubre ante tanto regocijo y satisfacción, sino la alegría que encarcelada
salta y se manifiesta, solo lo que importaba era el ardor vehemente de los participantes, continuando con otros cantes mientas caminábamos.
El agua nos seguiría sorprendiendo,
una cabra salida de la manada y cubierta de “oro” que curiosamente al ordeñarla
daba leche, convertida en H2O, sería el reclamo que nos hacía detenernos para
disfrutar de otra gran diversión.
Pero el sortilegio que emanaba de
este lugar está en las propiedades cabalísticas de este agua milagrosa que
supera con creces a las de otras aguas que se beben en distintos lugares .
-Estoy impaciente, ¿Cuales son esas
propiedades cabalísticas de las que me habla?
- Se cuenta, que aquel que beba
agua de esta fuente y después le dé un beso en la frente, le desaparecerán
todos los problemas, y se habrá ganado el poder volver de nuevo por Lublín.
Oída la sentencia del misterio de
la dichosa cabra, ¡quién era el guapo que se marchaba si beber agua, aunque la
cabra también tiene su cachondeo, cuando ella quiera deja de soltar agua, y
cuando menos te lo esperas te da un “chisquetazo”, que te quita todo el
maquillaje que llevas en la cara.
(Cuando recuerdo aquellos momentos
vividos en este lugar, la risa hace acto de presencia en mí, al contemplar la
hilaridad de la escena).
Todo el mundo quiere beber, todos quieren dar las instrucciones correspondientes,
si el beso que hay que darle a la cabra es antes de beber o después, el
caso es que el rato de cachondeo que nos pasamos, ese queda ahí dentro para el
recuerdo.
Hasta nuestro duende, que para él lo
de los vaticinios y sortilegios los tiene más que superados, también se decidió
a beber la misteriosa agua, de la cabra.
Después del éxito conseguido, había
que pasar a la Vieja Ciudad de Lublín, el lugar donde vivió el pueblo judío y
exterminado.
Como casi todas las ciudades,
Lublin tiene su calle peatonal principal en la que se encuentran los comercios
y tiendas y que nos lleva hasta la Puerta de Cracovia en donde empieza la
ciudad vieja.
La Puerta de Cracovia es el símbolo de la ciudad y hoy en
día son los últimos restos que quedan de la muralla que protegía la ciudad en
el siglo XIV. Según caminamos por la calle peatonal Krakowskie Przedmiescie
delimita la entrada a la ciudad vieja.
La música de un acordeón junto a
las palabras de nuestra compañera de la Universidad de Lublín, nos abren paso
solemne a una vieja ciudad de la que ya prácticamente no queda ninguna reliquia, pero si el recuerdo de un pueblo que fue llevado a trabajar al Campo de exterminio de Majdanek.
Está a unos 4 km de la ciudad. En
1941 se puso en funcionamiento bajo el control de las SS como un campo de
trabajo en el que se fabricaban armas y en 1942 se transforma en un campo de
exterminio en donde fueron ejecutados judíos procedentes de Bélgica, Francia,
Eslovaquia y Polonia así como también ciudadanos bielorusos, ucranianos y
gitanos.
Museo Histórico de Lublin.
Se encuentra en la Puerta de
Cracovia. Tiene colecciones de planos y retratos de personalidades destacadas
de la ciudad, sin embargo lo más interesante del museo es el interior del
edificio y la vista que se tiene de la ciudad desde lo alto de la torre.
Mientras unos se dirigen a la
oficina de Información y turismo otros contemplamos la composición de la torre,
otros fotografían y el resto conversa.
Seguíamos paseando, el cielo que hasta este momento, había respetado
nuestro paseo vespertino, comenzó a dejar caer unas gotitas, los paraguas comenzaron
a desempeñar su misión y los chubasqueros salieron de las mochilas, para cubrir
los cuerpos.
La puerta que flanqueamos
anteriormente nos había recibido con música de acordeón, sin embargo la nueva,
era el lamento de un cante y los rasgueos de una guitarra, llantos de aquellos
que hace años pasaron por aquí para el exterminio, todo este cúmulo de sucesos vaticinaban algo extraño que iba a suceder.
Está situado en una colina sobre
los restos de un castillo construido entre los siglos XIV y XVI. Se reconstruyó
en el siglo XIX (con la apariencia que tiene hoy en día) y de la construcción
antigua sólo conserva una capilla (Capilla de la Santa Trinidad) y una torre
que se encuentra en el interior de la fortificación y que se pueden visitar. En
la actualidad el castillo alberga el Museo de Lublin.
Torre de fortificación dentro del Castillo
Capilla de la Santísima Trinidad
Torre de fortificación dentro del Castillo
Capilla de la Santísima Trinidad
Museo de Lublin
Se encuentra en el interior del
castillo de la ciudad. Cuenta con colecciones de piezas arqueológicas y
prehistóricas, obras de los siglos XIV al XIX, armas, tejidos y objetos de
valor etnográfico.
Nuestro duende nos invita a
hacernos la foto colectiva, él sabía muy bien que el percal se estaba poniendo
complicado, y que los vagones de agua que llegaban en nubes voluminosas, iban
cerrando cada vez el firmamento.
. A alguien se le ocurrió decir:
-¡Pero si esto son cuatro gotas!
-Eso le dijeron a Noé cuando estaba
construyendo el Arca, y fijaros lo que ocurrió.
A partir de ahí, pies en polvorosa,
empezó a caer agua a cántaros, por las bajantes de las canales, que superan en
dimensiones a las de nuestra Andalucía, salía el agua disparada a marchas
forzadas, y las calles se convirtieron en verdaderos ríos que incluso para entrar
en el hotel nos vimos obligados a meternos hasta los tobillos en el enorme lago
que se había formado delante.
Una vez estrujados y secos, nos esperaba la noche, la cena con los
polacos y toda una fiesta, que de momento era una completa incógnita.
Se daban las últimas informaciones
para regresar al hotel y la salida por la mañana a una hora muy agradable para
el que le gusta la suavidad de las sábanas.
Con los mejores atuendos de los que
se suele disponer, nos disponíamos entrar en el restaurante, corriendo la emoción por el circuito eléctrico que las neuronas
descargan en los organismos, ante las expectativas que nos esperaban.
A ritmo de marcha blandiendo palmas
al compás que marcaban las notas que salían de dos acordeones y un contrabajo,
entrábamos en un estrecho corredor escoltados por un grupo de músicos y un coro
de lindas señoras vestidos a la usanza polaca.
Emocionados pero al mismo tiempo con
el asombro ante un nuevo telón que se nos descubría, no hacía falta
comprender lo que decía el coro, pero se
captaba perfectamente que era un excepcional recibimiento el que se nos hacía.
Rápidamente las cámaras en alto para
grabar aquella bienvenida, los pies intentando moverse al compás de las notas
musicales, y algunos brazos en alto retorciéndose de emoción, como palomas que
alzan el vuelo, con pícaras miradas al coro que nos recibía.
En un comedor donde la madera en
paredes y techo cumplían su misión, con enormes lámparas que descubrían el
esplendor de la decoración, ramilletes de hierbas olorosas que perfumaban el
ambiente, nos fuimos colocando, intercambiando puestos con nuestros compañeros
de Polonia, para que la hermandad fuera más recíproca y la compenetración más
intensa, lo que iría aumentando en el trascurso de la noche.
Comenzaría el primer baile, que no
sería otro sino el de los platos de comida, donde la música está en el sustento
y el movimiento en los estómagos. Plato tras plato en una serie interminable
fueron pasando hasta saciarnos completamente, incluso cuando creíamos que
ya habíamos terminado siguieron llegando más y más escudillas, como se diría en
un texto literario del Quijote.
Las cervezas en alto para brinda por
el éxito de este día y del resto del viaje,
para dar paso a otros nuevos manjares.
para dar paso a otros nuevos manjares.
Algo extraño comenzaba a suceder,
una cadena de seres humanos bailaba al son de la música pasando por delante de
los comensales, aquello era el clarín anunciador de que algo nuevo estaba
sucediendo.
Mientras tanto una buena parte de
los comensales permanecía en la sobremesa exhalando el perfume aromatizado de
las hierbas, que a modo de farolillos con luminotecnia de vegetación pendían de las cabezas.
Nuestro duende filosofaba delante de
los últimos platos, ¡si aquello había que comérselo o simplemente darle el
último visto bueno pero sin llegar a probarlo!
Nuestro duende filosofaba
Nuestro duende filosofaba
Pero no había que seguir sentado, la
fiesta se animaba y era necesario acercarse al baile y participar en él.
Abrir el baile oficialmente portando
gentilmente las manos de las señoras, midiendo los pasos y llevándolas con toda
la galantería con las que todo caballero haría en un salón regio con enormes
lámparas de cristal, era el comienzo de la serie de bailes que vendrían a
continuación.
Había que seguir echándole leña al
fuego para que la fiesta entrara en calor y nunca mejor dicho que un nuevo baile
en el que los palos de leña jugarían un papel fundamental.
El juego de los niños era el título
del nuevo baile que tendríamos que aprender atendiendo a las explicaciones del jefe de la orquestación.
La explicación estaba clara para el
maestro, que con la agilidad de un buen saltarín hizo la demostración, lo que no
estaba tan claro era por los discípulos que pronto comenzaron a hacerse un lío
mezclado palitos con los pies, e incluso mandarlos a hacer gárgaras, en lugar de
saltar por encima de ellos sin tocarlos. Las manifestaciones de asombro enseguida se
ponen de manifiesto.
- ¡Ánimo Pepe, que tú eres capaz!,
de esto modo animaban las damas.
Querido lector, ¿sabes lo que
es una estampida sin orden ni concierto,
un salir corriendo ante un peligro inminente, cada cual por donde le parezca
llevándose por delante todo lo que encuentra a su paso? Pues eso comparado con
la que se organizó allí no es nada, y si no que te lo digan las imágenes.
Entre risas y espavientos, por más
que se repitiera el dichoso baile, aquello era un revoltillo de palos que
deambulaban de un lado para otro, pero fueron momentos de hilaridad y de
pasarlo estupendamente.
Seguiría a continuación una Utania,
al ritmo de un, dos, tres, con movimiento de balanceo que invitaba a moverse lentamente.
El calor de la pequeña sala iba
creciendo, entre la comida que entraba en ebullición en la digestión de los
estómagos, y el ejercicio hicieron que determinas prendas desaparecieran y las camisas relucían a la luz de la
iluminación.
-Seguro que muchos de mis lectores
os acordaréis de aquella canción que bailábamos al ritmo de esta letra: “qué
salgan a bailar la gente de este lugar;/ la raspa con su son será vuestra
diversión/ de frente se dan tres y luego tres de costao/de frente otra vez y
tres más del otro lao/ dame el brazo para rodar y ahora el otro para
cambiar/salta y brinca siempre al compás que la raspa eso y no más/….
Vibraban los cuerpos, se inflamaban
los corazones, las cuerdas del contrabajo tremolaban, se notaba que había
sentimientos encontrados, se escribían versos en el aire, encuentros de
miradas, y caderas que se movían al ritmo que marcaba la música del acordeón,
danzaban los corazones, se disfrutaba de la música y de la amistad sin dejar de
bailar.
Nuestras vidas también son un baile
continuado, deslizándonos sobre la pista de la vida que se mueve al ritmo que
le marcan los tiempos, con diversas clases de músicas y movimientos, unas veces
triste y melancólica y otras de sinfonía
alegre, sigamos bailando a la cadencia que nos marquen los tiempos.
El baile de la vida
El baile de la vida
El coro descansaba y alguna compañera de la Universidad polaca, contagiada del ambiente que se respiraba también daba sus pasos de baile, acompañada por otro miembro de la Universidad granadina.
El concierto seguía su ritmo
acelerado, se aunaban las voces del coro, con las palmas de los que acompañaban
y el movimiento de las cintas de colores de algún sombrero que también ondeaba
como un bailarín más.
-Vamos compañeros, levantad los
cuerpos y uniros al conjunto de la fiesta.
Eran las palabras de nuestra anfitriona que
animaba a algunos de los que reposaban la cena sin ganas de levantarse.
-¿Yo también?, decía nuestro duende
con gesto compulsivo.
-¡Un duende no se cansa jamás!
Había que intercambiar el movimiento
con el descanso, la noche se alargaba y había que dosificarse como hicieron
alternativamente los danzantes.
Algunas fotos para el recuerdo con
compañera de Lublín, y empleados que habían preparado tan ricos manjares.
Pero en la vida cualquier acción que
comienza también le llega su fin, y esta
noche los párpados de la fiesta se iban entornando, iban pidiendo cerrarse para
poder entrar en el desagradable momento de la despedida, pero había que hacerla
con elegancia como es normal entre los que formábamos este grupo, y se fueron
sucediendo entre palabras hecha música y canción; los rostros se iluminaban y a
través de ellos existía la correspondencia entre los emisores y los receptores.
A este adiós se le fueron uniendo
otras canciones, en las que Granada también se hacía presente, los clavelitos
de la Tuna Universitaria, no faltarían las sevillanas y todo lo que sirviera para hacer la despedida lo más liviana y agradable posible.
El broche final, el cerrojazo a este
día de maravillosa convivencia con Lublín y sus estudiantes, lo daría Fonseca, nuestro himno, aquel que compuso Agustín Lara para nuestra bella Granada, a
cuya interpretación se uniría alguna polaca, con partitura en la mano a través
del móvil, y ¡Viva España!
Cómo regalo a nuestros compañeros de Lublín, estas canciones de La Tuna Universitaria de Córdoba.
a
-Pero vamos a ver, ¿es que no
pensabais marcharse?
-Ya nos vamos, y dejando una parte
de nuestros sentimientos en aquel rinconcito donde hemos pasado una velada
sensacional fuimos desfilando.
Una ciudad, donde a estas horas solo
hablaba el silencio y la luz de las
farolas que transformaban los edificios en colores amarillentos, volvíamos de nuevo sobre nuestros pasos, recordando a
través del reflejo de nuestros cuerpos en los charcos de agua que aún permanecían del diluvio de la tarde, pero inflamados de compañerismo,
amistad y regocijo de una velada sensacional.
Nuestro hospedaje nos recibía para poder descansar y continuar nuestra ruta por este País de Polonia.
Nuestro hospedaje nos recibía para poder descansar y continuar nuestra ruta por este País de Polonia.
José Medina
Villalba.
Chari C Alonso. Que entretenida y detallada narración. Es un placer disponer de tiempo para sumergirme en sus agradables y sustanciosos relatos🤗 Disfruto muchiiiiiiiiisimo, gracias.
ResponderEliminarJosé Medina Villalba Gracias a ti querida amiga Chari C Alonso, por emplear tu tiempo en mis relatos. Un abrazo
ResponderEliminarChari C Alonso. Las gracias siempre a ti, por dedicar su tiempo a deleitarnos con tantas cosas bonitas.
EliminarJosé Medina Villalba. Para mi es un placer, máxime cuando tengo tantos amigos, que siempre están a mi lado, el mero hecho de saber que me leen, ya es para mi la mejor recompensa que puedo recibir, a las muchas horas de confección que llevan mis trabajos, pero me siento satisfecho y agradecido. Un fuerte abrazo Chari C Alonso
EliminarElisa Hurtado Romero. Excelente narración, nos lo haces vivir como si estuviesemos presentes.Gracias!!!
ResponderEliminarJosé Medina Villalba. Gracias Elisa Hurtado, por tu comentario, y por la ayuda que siempre estás dispuesta a prestarme en los viajes.
ResponderEliminarAngeles Ruiz Rodriguz. Pepe acabo de ver y leer tu reportaje de Polonia, como no podía ser menos maravilloso y de un inmenso trabajo. Me alegro de lo bien que lo pasasteis...Gracias por hacer pasar un buen rato a los que no fuimos... Un abrazoooo.
ResponderEliminarJosé Medina Villalba. Amiga Ángeles, agradezco tu comentario porque sé que lo haces sintiendo y siendo partícipe de mis textos literarios; el mero hecho de leerlos con la cantidad de temática, fotos, y vídeos merece para los lectores que lo hacen, como tú, un premio, que no es otro sino mi agradecimiento más sincero y profundo. Un abrazo.
ResponderEliminarAmparo Mora Montes. Hay frases tuyas para meditar: "A pesar del tiempo, a pesar de los años, nunca hay que rendirse, hay que aceptar nuestras posibilidades, nunca hay que claudicar, eso es la vida una pura lucha para seguir adelante, enterrar los miedos, eliminar las sombras , seguir persiguiendo los sueños " Lo tendré muy en cuenta.
ResponderEliminar¿ Qué puedo comentarte? Que te felicito por tu magnífico trabajo a pesar de las tres horas de lectura que he invertido y que te seguiré leyendo a medida que saques un reportaje. Me gustan mucho. Un abrazo y a descansar del esfuerzo.
Amparo Mora Montes. Querido amigo, qué bonito es leer sobre lo vivido cuando lo vivido es tan grato. No es esfuerzo, es placer. Piensa que tengo pocos quehaceres, y obligaciones las que me busco voluntariamente.
EliminarHe disfrutado con el día de Lubrín, recordando detalles olvidados y reviviendo un día que fue muy intenso y divertido.
Hay frase
José Medina Villalba. Querida amiga Amparo, la interrogante que dejas plasmada, ¿qué puedo comentarte?, es ya todo un comentario. Simplemente la meditación sobre lo que la vida nos debe hacer que reflexionemos, cuando el tiempo avanza vertiginosamente, cuando, el viento del atardecer de nuestra existencia nos sacude, con fuerza, que no es la brisa suave del amanecer, cuando despertamos a la vida, no podemos rendirnos, tenemos que seguir firmes ante los avatares, como la palmera que se flexiona ante la tempestad, pero no claudica no se rinde no se cae al suelo, seamos palmeras del desierto y sigamos soñando con alcanzar cualquier ilusión que tengamos en la vida. Ya lo dijo Calderón de la Barca, "La vida es sueño y los sueños sueños son. No seamos como Segismundo, encerrados en nuestra cárcel de papel, que los sueños no se queden solo en sueños, sino que se hagan realidad. Gracias por tu comentario. Un abrazo.
ResponderEliminarJesús Fernandez.
ResponderEliminarBuenos días, Pepe,
Lo habitualmente dicho te lo repito: FANTÁSTICO REPORTAJE, FANTÁSTICA Y ENTRETENIDA REDACCIÓN...
En fin, una delicia ver y oír lo que escribes.
Y lo dicho: que estaré encantado de compartir con vosotros cualquier viaje.
Un abrazo grande y feliz y (menos caluroso) verano.
Jesús