Roma nos había recibido
la noche anterior, igual que se acogía a los conquistadores entronizándolos con
una corona de laurel cuando volvían de las grandes victorias en las Galias, por
el procónsul romano Julio César, nuestra corona hecha de esmeraldas acuíferas
cayeron derramadas de un oscuro cielo que las dejaba descender sobre nuestros cuerpos, un poco maltrechos
después de una larga espera en el aeropuerto.
Julio César victorioso, recibía la coronal de laurel. Nuestra corona hecha con
perlas acuíferas con la que Roma nos recibió al llegar.
perlas acuíferas con la que Roma nos recibió al llegar.
Mientras en el hall del hotel se movían de un lado para otro los equipajes montados sobre los redondeles de colores, duros neumáticos de los que llegan y salen en busca de nuevas perspectivas, nosotros, los recién llegados, escuchábamos y contemplábamos el ajetreo de sonidos que hablaban por sí solos.
Mientras
un cielo celeste allá arriba, donde tiene su morada para pasearse tranquilamente
durante el día, la lámpara incandescente por la alfombra con encajes de blancos
algodonosos, nos ofrecía el augurio de una estancia repleta de fulgor.
El Sol, intentaba
asomarse por el alfeizar de los dormidos tejados para derramarse tímidamente
sobre la Gran Avenida, Nazionale, se refregaba el rostro queriéndose quitar la
pesadez de la noche.
Paseaba tranquilamente
por la grandiosa entrada observando todos los detalles que se mostraban a mi
vista, esperando la partida para dedicar nuestro segundo día en esta gran
ciudad.
Alguien me llamaba la
atención abriéndome la puerta para darme los buenos días, un caballero y una
gentil dama ofreciéndose a contarme la historia y las grandezas de este regio
hotel de gran abolengo internacional.
Una dama y un caballero me abrían la puerta para conocer Roma
El Hotel Exe
International Palace tiene el espíritu y el sello de la unidad italiana.
El carácter y la
determinación de Mazzini y Garibaldi, la clase y la prestancia de Cavour y
Vittorio Emanuele.
El hotel situado en el centro de Roma, ocupa un palacio
neoclásico construido en los años inmediatamente posteriores a la unificación,
y está situado en plena Via Nazionale, una calle abierta en 1870 precisamente
para celebrar la unificación y simbolizar el nacimiento de una nueva sociedad.
La Via Nazionale une los
foros imperiales con la Plaza de la República, es decir la vieja y la nueva
ciudad. Es además unos de los hoteles Roma Termini, cerca de la estación, de
más prestigio. Todas las calles colindantes llevan los nombres de las
principales ciudades de la nueva nación: Génova, Palermo, Napoli, Milano,
Torino, Módena.
El Exe International Palace ha sido renovado recientemente para ofrecer el máximo confort y modernidad a los huéspedes, buena parte de las zonas comunes, sin embargo, mantienen el estilo y la ambientación original, que nos remiten a los tiempos de la lucha por la unificación.
El resultado es una
arquitectura y ambientación renacentista, inspirada en las villas de Palacio y
dotada con los más modernos servicios y comodidades.
A la entrada del palacio
dan la bienvenida a los huéspedes unos estucos en el techo del hall elaborados
con pan de oro.
El Hotel Exe International Palace goza de una situación de privilegiada.
Existía entre los
participantes una euforia especial esta mañana, caras sonrientes, y las ansias
de dejar deslizar nuestros calzados pies, por las adoquinadas vías romanas, monumentos,
fuentes, y todo un contenido de riqueza de épocas pasadas que permanecen como
testigos mudos de un pretérito vivo en el presente.
Dispuestos a comernos
Roma, comenzamos a caminar al encuentro de nuestro “trotacaminos”´, situado en
la Plaza de la República, al que no se
le permite pasar por la Vía Nazionale, reservada solamente para el servicio público.
Nos encontramos al que espera recibir
las dádivas hechas monedas, sentado tranquilamente en la acera, viendo pasar el
tiempo, actualizado al momento actual, móvil en mano, invirtiendo en bolsa los generosos donativos
recibidos,
o al malabarista que deja en el aire flotar con la agilidad
de sus manos, en un ilusionismo matutino, pelotitas como burbujas que fluyen de una vasija hirviendo en plena
avenida.
La euforia y la
satisfacción plena se percibía sin necesidad de escudriñar demasiado, los
rostros era la clara evidencia que lo denotaba.
La gran plaza de la
República abierta de par en par abrigada por una serie de edificios con
raigambre clásico se nos colaba por el iris de nuestros ojos.
Plaza de la República
La Plaza de la República de Roma, es
una plaza semicircular situada en las cercanías de la Estación de Roma
Termini. A su alrededor se encuentra la famosa Basílica de Santa María de
los Ángeles y los Mártires, la cual está integrada en parte de lo que fueron
las Termas de Diocleciano.
Es un importante nudo de
comunicaciones de la ciudad, pues de ella parte la Via Nazionale, que comunica
el área de la estación central con la de Plaza Venecia. Aparte se
encuentra en ella la estación de metro de Roma República.
Plaza República
Antiguamente era conocida como plaza de la Exedra, por haber sido construida encima del antiguo emplazamiento de la exedra del edificio hecho en tiempos de Diocleciano. Los pórticos alrededor de la plaza fueron construidos en el siglo XIX por Gaetano Koch en memoria de las antiguas construcciones que se hallaban en el lugar. Por el contrario, la Basílica se construyó aprovechando un ala de las propias Termas.
Plaza de la República
En medio de la plaza
como ombligo que destila elevando el líquido elemento en la altitud que
acompaña a los edificios, se yergue toda lozana cual majestuosa dama la Fuente
de las Náyades.
La fuente de esta plaza
era antiguamente parte del acueducto de Agua Marcia. Su construcción se
inició por orden de Pío IX en 1870 y fue finalizada en 1888.
Originalmente había cuatro leones de yeso diseñados por Alessandro
Guerrieri, que fueron sustituidos en 1901 por las esculturas de las náyades realizadas
por Mario Rutelli.
Las náyades
representadas son la Ninfa de los Lagos (sosteniendo un cisne), la Ninfa de Los
Ríos (estirada sobre un monstruo de río), la Ninfa de los Mares (montada sobre
un caballo que simboliza el mar) y la Ninfa de las Aguas Subterráneas
(inclinada sobre un extraño dragón). En el centro se encuentra el grupo Glauco que
simboliza el triunfo de la Humanidad sobre la Naturaleza.
Fuente de las Náyades
Nuestras guía con el
báculo orientador nos esperaba para comenzar la visita por la ciudad.
Iana, nuestra guía
Iana, es su nombre, la jovialidad se manifiesta plena en su porte y manera de manifestarse, de mediana estatura plenamente superada por la belleza de su rostro y por la melodía de su lenguaje, con un timbre de voz mezcla entre el acorde armonioso del italiano y un castellano que subyuga nada más escucharla, rostro “aniñado” rayando en lo angelical, y un compendio de cultura archivada en su mente; melena suelta al viento que se enreda en su cabellera mientras camina, flequillo cortina alegre bamboleándose sobre la frente, chaquetilla de cuero ajustada a su gentil busto, pantalón de terciopelo negro, y zapatillas deportivas apropiadas para la marcha.
La juventud de Iana se manifiesta en su rostro
Después de los saludos
reglamentarios, comenzaríamos la visita por toda la ciudad montados sobre el
robusto percherón compendio de múltiples
caballos, arrastrados por potentes ruedas, contemplando todo cuando se
presentaba a nuestra vista, sentados tranquilamente en nuestra butaca, teniendo
como pantalla la enorme cristalera parabrisas de nuestro cine movedizo, como si
fuera la de un celuloide, cuyas imágenes se nos presentaban en un rodaje de
escenas reales vividas intensamente.
Con un lenguaje
altamente al alcance de todos, acompañado de la melodía especial de su voz y
viendo desde mi estrado la forma especial de comunicar Iana fue narrando, con notoriedad angelical los diversos edificios y
monumentos por los que fuimos pasando: Las termas de Diocleciano.
Termas de Diocleciano
El Palacio Máximo del siglo XIX, monasterio
convento y Museo Nacional Romano actual donde se encuentran piezas importantes
como el famoso Discóbulo de Miron del que se han hecho copias unas en los Museos
Vaticanos y otra en el Palacio Massimo.
Museo Nacional Romano
El discóbolo de Miron
Pasamos por el Circo
donde se hacían las carreras de caballos, haríamos un viaje de casi tres mil
años de historia.
El Circo Romano
Las siete colinas donde se asienta Roma,
Promontorios que
históricamente han formado el corazón de la ciudad de Roma. Situadas al
este del río Tíber, este conjunto geográfico ha protagonizado
numerosísimos pasajes literarios y son una referencia muchas veces repetida en
la cultura popular.
Las siete colinas de Roma
Las siete colinas de la
Roma antigua eran: El Aventino, (47 metros de altura).El Capitolino
(50 metros de altura). El Celio (50 metros de altura).El Esquilino (64
metros de altura).El monte Palatino, (51 metros de
altura).El Quirinal, (61 metros de altura).El Viminal, (60 metros de
altura).
Estas siete colinas
figuran de forma prominente en la mitología romana, su religión y su
política; tradicionalmente, se cree que la ciudad original fue fundada
por Rómulo y Remo sobre el monte Palatino.
Palatino
Inicial y
tradicionalmente, las siete colinas fueron ocupadas por pequeños asentamientos
que se agruparon y formaron una ciudad conocida como «Roma». Los ciudadanos de
las siete colinas comenzaron a participar en una serie de juegos religiosos que
comenzaron a unir a los grupos. La ciudad de Roma nació por tanto una vez que
los asentamientos comenzaron a actuar como grupo, drenando los valles
pantanosos que los separaban y convirtiéndolos en mercados y foros.
Rómulo y Remo amamantados por una loba
Santa María la Mayor, cuatro Basílicas Patriarcales, estamos en la capital de los Papas. La primera es San Pedro, el Vaticano, construida sobre la tumba de San Pedro, la segunda es San Pablo, construida sobre la tumba de San Pablo, la tercera es Santa María la Mayor, y la cuarta San Juan de Letrán.
Santa María la Mayor
Pasaríamos por delante
de la pastelería más famosa de Roma la llamada Pastelería Regolina, donde se ofrece la mejor repostería, entre las que hay que destacar sus famosas
tartas de cinco mil calorías.
Un estruendo entremezclado
de estupor, carcajadas y admiración se dejó sentir al escuchar, el poder
energético, del tan deseado tragazón goloso.
Iara seguiría contando
toda la trayectoria de la Historia de Roma con la monarquía y sus últimos reyes,
Victor Manuel II, Humberto I, Victor Manuel III y HumbertoII hasta que se
estableció la República.
Víctor Manuel II
Humberto I
Victor Manuel III
Humberto II
Nos hablaría del Barrio
de San Juan de Letrán, del Emperador Constantino, con él las persecuciones cristianas
acabaron, Teodosio y de la Muralla Aureliana, construida para defender a Roma de
las invasiones, 19 kilómetros de muralla, 10 metros de altura 4 metro de
grosor. El gran Emperador Trajano y sus extensos dominios. La Catedral de San
Juan de Letrán.
Emperador Contastino
Teodosio
Trajano
Basílica San Juan de Letrán
El desorden circulatorio
y sobre todo los aparcamientos y estacionamientos de los vehículos, conductores
indisciplinados, cretinos, aparcando donde quieren y como quieren, sería también un tema de conversación.
San Juan de Letrán desde el autobús
Un cielo azul pintado
con largos pinceles del tiempo, colocado ex profeso para los recién llegados
esta mañana nos acompañaba, la trementina de blancas plumas que diluyen el
color ultramar, lo hacía más delicado y hermoso ante los ojos de los que lo
contemplábamos.
Los rayos solares, se
dejaban caer sobre la calzada haciendo brillar con más intensidad los raíles
del metro, largos y extensos lingotes de plata cubriendo el pavimento, a modo
de cubiertos para degustar el rico manjar de los monumentos que otrora inundan
la riqueza monumental derramándose por todas partes.
El brillo intenso de los raíles del metro
Había una especie de persecución, -ya que eso
de las persecuciones ha sido a través de los tiempos tónica imperante en estos
dominios, entre febo y las intensas sombras oscuras de los vehículos que se escondían debajo de
los chasis dejándose llevar arrastradas por velocidades endiabladas.
Las sombras endiabladas de los vehículos
Silencio expectante en el interior del vehículo, escuchando a Iana, se interrumpía de vez en cuando con el sonido al unísono de carcajas ante una tarta que engorda, de sorpresa y admiración ante la altura de siete metros de cada una de las estatuas que coronan la Catedral de San Juan de Letrán, Cristo, San Juan Bautista, y los doctores de la Iglesia, o en la descripción de la guardia suiza en el Vaticano: altos, guapos, musculosos, simpáticos, fuertes y solteros.
La guardia suiza del Vaticano
Atónitos ante el gran obelisco traído desde Egipto cuando los romanos arrasaron en su invasión y lo expoliaron, transportado en grandes barcos, cuarenta metros de altura y un solo bloque de mármol.
El Coliseo romano se nos
presentaría como una enorme y gigantesca ballena terrestre con infinidad de
fosas nasales para poder respirar.
Coliseo Romano
Con el dinero de la
conquista de Jerusalén por Constantino fue construido el Coliseo, las escenas
de los espectáculos, de las fieras, de los cristianos agrupados y arrinconados,
abrumados por el miedo y el pánico de unas fieras hambrientas que asomaban por
el foso dispuestas a despedazar a aquellas criaturas que veían asomar la muerte cubierta con piel
de animales, mientras la masa enfurecía se recreaba en aquellas escenas de
terrible crueldad.
El Coliseo Romano
Los gladiadores en luchas encarnizadas esperando el dedo del emperador para perdonar la vida o acabar con el vencido.
La construcción de un
coliseo de forma ovalada, elíptica el más grande que se ha hecho en la época
romana donde trabajaron día y noche, obreros y esclavos. Mañana entraremos en
el coliseo.
El Arco de triunfo de
Constantino sería la siguiente secuencia en este film proyectado de escenas que
iban pasando sucesivamente ante nuestras atónitas miradas, unos porque lo
veían por primera vez y otros porque el recuerdo volvía a surgir de nuevo
después de anteriores visitas. Arcos de triunfo que se construían para celebrar
una victoria militar o una llegada al poder.
El Arco de Constantino
La Colina Palatina se asomaba toda erguida, donde Rómulo fundó Roma en el año 753 A.C., lugar donde vivieron todos los emperadores, vendrían después las ruinas de las Termas de Caracallas las más lujosas que existieron en Roma, había piscinas con agua caliente, templada, fría, salas donde practicar deportes, bibliotecas, todo para conseguir una mente sana en un cuerpo sano, “men sana in corpore sano”, las mujeres se bañaban por la mañana los hombres por la tarde,
-¡qué aburrido!
-¿verdad?
-Comentó Iana, seguida de una estruendosa carcajada.
Ocupaban una superficie
de once hectáreas y una capacidad para mil cuatrocientas personas, actualmente
en el verano aquí se celebran conciertos.
Mientras
tanto el bullicio de la gente era un hormiguero personificado que deambulaba cada cual buscando el lugar a visitar.
Colina Palatina
El Circo Máximo, creado bajo el mando del quinto
rey de Roma, Lucio Tarquinio Prisco, fue un edificio para carreras de
carros de la Antigua Roma. Situado en Roma, capital de Italia,
se erigió en el valle entre los montes Aventino y Palatino. Fue
el mayor circo de la antigua civilización romana con sus 621 m de longitud
y 118 m de anchura. Sus gradas podían acomodar a unos 300 000
espectadores, según estimaciones modernas, un aforo que jamás ha sido superado
por ningún otro estadio deportivo en toda la Historia. Su configuración fue
modelo para todos los circos que los romanos construyeron en numerosas ciudades
de su imperio. En la actualidad sólo queda la planta del antiguo estadio y su
solar es un parque público de Roma.
En la pista cabían hasta
12 carros y los dos lados de la misma se separaban con una mediana elevada
llamada la spina o euripus. Las estatuas de varios
dioses se colocaban en la spina y César Augusto también
erigió un obelisco egipcio en ella. En cada extremo de la spina estaba
colocado un poste de giro, la meta, en torno al cual los carros
hacían peligrosos giros a gran velocidad. Un extremo de la pista se alargaba
más que el otro, para permitir que los carros se alinearan al comienzo de la
carrera. Allí había verjas de salida o carceres, que escalonaban
los carros para que todos ellos recorrieran la misma distancia en la primera
vuelta.
Se conserva muy poco del
Circo, con la excepción de la pista de carreras, hoy cubierta de hierba, y
la spina. Algunas de las verjas de salida se conservan, pero la
mayoría de los asientos han desaparecido, sin duda porque las piedras fueron
empleadas para construir otros edificios en la Roma medieval.
El obelisco
Flaminio fue trasladado en el siglo XVI por el papa Sixto V a
la Plaza del Popolo. Las excavaciones del Circo comenzaron
el siglo XIX, seguidas de una restauración parcial, pero siguen pendientes
algunas excavaciones verdaderamente exhaustivas de su suelo.
Obelisco Flaminio
El Circo Máximo retuvo
el honor de ser el primer y mayor circo de Roma, pero no fue el único:
otros circos romanos eran el Circo Flaminio, en el que se
celebraban los Juegos Plebeyos , y el Circo
de Majencio.
Circo Flaminio
Circo Majencio
El Circo sigue siendo
ocasionalmente usado para fines lúdicos. Por ejemplo, en él se celebró el
concierto del Live 8 el 2 de julio de 2005. En este mismo lugar
el 10 de julio de 2006 alrededor de 1.000.000 de italianos
celebraron la cuarta Copa del Mundo obtenida por Italia en el Mundial
2006. Genesis tocó aquí el 14 de julio de 2007 ante 500 mil
espectadores, editando luego un DVD del show llamado When in Rome, y The
Rolling Stones también ocupó este lugar el 22 de junio de 2014 para
la fecha italiana de su 14 On Fire tour.
Los Rolling Stones
En julio de 2018 fue
utilizado por la cantautora local Laura Pausini quien se convirtió en la
primera mujer en la historia en hacer su presentación allí.
Laura Pausini en el Circo Maximo
Templo dedicado a Porcuno
La ruta bordeada por
cipreses, conservaba la lluvia caída del día anterior, espejos sueltos, charcos
que refrescaban las ruedas del caminante compenetrado perfectamente con estos
caminos, amistad que les une diariamente.
Los charcos del camino
Charcos donde se mira el
cielo, los expolios ruinosos de un pasado que no se quiere ir para recordar la
historia, aprovecha la situación para atemperar despojos de un pretérito, donde
las raíces de la arboleda sedienta, beben la esencia de los llantos que
emitieron los cielos.
Todos tenemos en el
transcurso de nuestro caminar charcos de distintos contenidos, donde limpiamos
nuestros pesares, o donde damos rienda sueltas al baño de nuestras alegrías.
Los charcos de nuestras vidas
Charcos donde se bañaron
los amores perdidos que no volverán, donde los cuerpos desnudos palparon y
disfrutaron de los placeres del verdadero amor.
Charcos donde se bañaron los amores perdidos
Charcos de noviembre
donde afloran con intensidad las lápidas frías de los que yacen en el olvido.
Charcos de los que yacen en el olvido
Aquellos charcos de las
noches en vela buscando el alba, con el canto del gallo para seguir arrastrando
la matutina luz que apaciguaba los tétricos sueños de angustias y dolores.
La matutina luz que apacigua los sueños
Charcos de aquellos que se enorgullecen de ser
tus amigos y en lugar de arrojar agua perfumada, como viles "malandrines follones", que diría D. Quijote, arrojan
agua corrompida.
Seamos capaces de
construir el mejor charco en nuestras vidas, el de la liberad, la paz, la
sinceridad y el de la amistad, seamos charcos de agua transparente y cristalina
y no agua de cloaca corrupta. Todos por suerte o desgracias hemos bebido en
diversidad de charcos.
Construyamos, entre otros, el charco de la verdadera amistad...
Un brusco golpe del bus
en un improvisado bache me hizo salir del letargo en el que me había sumido,
aquellos charcos me había refrescando en unos instantes muchos recuerdos ya
pasados, para seguir escuchado la voz de Iana.
El Teatro Romano
Seguimos caminando
flotando en esa burbuja plagada de asientos ocupados por ojos y oídos
completamente abiertos, para escuchar todo cuanto se nos estaba comunicando, y
desde nuestra posición, a vista de ráfagas de ametralladora por vislumbrar en
lo posible lo que se nos iba transmitiendo.
Dos templos antiguos uno redondo dedicado
a Hércules y otro rectangular dedicado a Porcuno, el dios del
cuerpo.
Templo dedicado a Hércules
Templo dedicado a Porcuno
El Puerto de Ostia, el
mercado de la sangre y de la fruta darían paso a la isla Tiberina.
Puerto de Ostia
La isla Tiberina se encuentra
ubicada en el río Tíber, en el trecho en que este atraviesa Roma,
cerca de la Colina Capitolina. Es famosa debido a que albergaba
al Templo de Esculapio, el dios romano de la
medicina.
Isla Tiberina
Posee una forma similar
a la de una barca, y cuenta con algo más de 270 m de largo y cerca de 67 de en
su parte más ancha.
Isla Tiberina
Había que desentumecer
el cuerpo con un paseo agradable mientas Iana nos fue relatando todo lo
relacionado con la Casa Dorada.
La Casa Dorada
La construcción de este
complejo fue obra de los arquitectos Severo y Céler en el 64 d.C, tras el gran incendio que asoló la
ciudad la noche del 18 al 19 de
julio.
Roma arde...
Roma ardió durante horas, las tiendas y las
casas fueron arrasadas por las llamas, y poco a poco se cayeron los cimientos que un día demostraron la supremacía
de un imperio. El caos imperaba a
sus anchas por la ciudad. "Los gritos de lamento de las
mujeres aterrorizadas, los ancianos sin fuerzas, los niños indefensos y la
gente que intentando salvarse a sí misma o a otros, ya fuera arrastrando a los
desvalidos o esperándolos, a veces deteniéndose y a veces corriendo, provocaban
auténticos obstáculos; y a menudo, mientras
miraban hacia atrás, quedaban cercados por los lados o por el frente".
Gritos de lamentos...
Agripina completaría, este monólogo de nuestra guía hasta llegar al Coliseo romano .
Cuando a los 16 años
Nerón fue nombrado emperador, Agripina utilizó a su hijo, para gobernar Roma.
Suetonio explica que Nerón soportaba cada vez menos a su madre, amenazándola
con abdicar y exiliarse a Rodas. Ella le dio motivos, aproximándose a su
hijastro Británico.
Tras el asesinato de
éste durante un banquete, su influencia disminuyó notablemente y fue invitada a
abandonar el palacio imperial.
Agripina desembarca con las cenizas
También cuenta Suetonio,
en Vidas de los doce césares,
que Nerón asesinó al supuesto amante de su madre, Aulo Plaucio, pues
sospechaba que Agripina pensaba sustituirle como emperador con aquel joven.
Consul Aulo Plaucio
La llegada de Popea
Sabina a la corte imperial como pareja de su hijo fue el final de
Agripina. Popea no tardó en darse cuenta de que su futura suegra influía sobre
su hijo para satisfacer sus necesidades. Sabiendo que no era bien recibida por
ella, Popea convenció a Nerón para que matara a su madre.
Popea
En primer lugar intentó
envenenarla varias veces. Después ideó derribar su habitación mientras ella
estuviera durmiendo dentro, pero descubrió el plan y se enfureció con su hijo.
Aprovechando la mala relación existente entre él y su madre, Nerón la invitó a
un barco para reconciliarse. Ella, que aceptó, no imaginaba que la intención de
su hijo era hundirlo con ella dentro. De nuevo, Agripina descubrió los planes
y huyó a nado. Desesperado, el emperador acusó a su madre de ser miembro de una
conjuración ficticia y fue ejecutada.
Agripina
Su muerte cumplió una profecía de unos astrólogos caldeos que, cuando Agripina les preguntó si su hijo sería rey, le dijeron: «Será rey, pero matará a su madre». Después de escuchar estas palabras, ella contestó: ¡Que me mate con tal de que reine! El asesinato de Agripina estuvo siempre presente en la mente de su hijo, quien dijo ver su espíritu y también a las furias agitando látigos vengadores y antorchas encendidas.
Nerón
Los audioguías, que por
cierto a mí me perjudican enormemente, en determinados momentos, crearon sus
problemas.
Nuestro paseo por la ciudad era agradable, una mañana
apacible, con la intensa luminosidad de unos rayos que se dejaban caer con
cierta intensidad, te alentaban a irte desmelenando de ciertas capas en tu
cuerpo que comenzaban a agobiarte.
También acompañaba en
detrimento, claro está, la sinfonía alocada y descontrolada de vehículos, de
visitantes, entre ellos nosotros, pandas enormes como hormigueros humanos cada
cual buscando el lugar o el monumento a visitar, bandadas que tendían la red
saturando los espacios, semáforos que se abren y cierran, tropeles de
muchedumbres que se vuelcan en el asfalto, en fin una ciudad mancillada y
ultrajada por el tiempo y por lo visitantes.
Mientras unos comprueban
la situación de sus intereses
económicos, otros buscan el lugar más apropiado para hacerse la foto que
quedará siempre presente, aunque la realidad del momento en la que se contemple
sea otra.
No se pueden perder los
momentos de conversación entre las paradas, o la risa desenfadada ante
cualquier situación que se presente.
También los dichosos
aparatitos que te machacan los oídos con auriculares que no quieren permanecer
en la oquedad auditiva, dan sus problemas y hay que ver cómo
solucionarlo.
El único teatro que ha
quedado de Roma se nos ofrece para que sobre la marcha nos hagamos la
fotografía reglamentaria, mientras esperamos el siguiente paso.
Teatro romano de Orange
Iana enarbolando su
bandera conductora, sobre un asta vestida de blanco adornada con una guirnalda
de flores rojas a modo del vestido de una jaguayana.
Vigilante del grupo va dando las
instrucciones correspondientes, sin dejar de poner de manifiesto toda la
enciclopedia histórica que lleva encerrada en su mente. Algunos la admiran, por
sus conocimientos y la manera de expresarlos, otros siguen su ritmo.
Roma estaba esta mañana
que ardía, no como cuando Nerón la incendió, sino con el fuego que producen las
voces de una manifestación, el ruido ensordecer del tráfico rodado, y el
bullicio insostenible de gentes que caminan en grupos, de guiris, que se
alimentan de ruinas, museos, palacios....
La voz de Iana se detiene ante una
enorme escalinata que asciende hacia el cielo donde globos enormes adornan el
Palacio Senatorio, es un edificio histórico situado en la Plaza del
Campidoglio de Roma, entre el Palacio del Conservatori y
el Palacio Nuovo. Actualmente es sede de representación del Ayuntamiento
de Roma, con estancias que dan hacia el Foro Romano.
Palacio Senatorio
Desembocaríamos en la
Plaza Venecia donde se encentra en el
gran monumento dedicado a Victor Manuel II, conocido como el Altar de la Patria, o
simplemente Il Vittoriano,
es un enorme monumento conmemorativo de la ciudad de Roma,
realizado en honor del primer rey de la Italia unificada, Víctor
Manuel II.
Se sitúa entre la Plaza
de Venecia y la Colina Capitolina. Fue diseñado por Giuseppe
Sacconi en 1885, e inaugurado en 1911, pero los trabajos terminaron mucho
después, entre 1924 y 1927.
El monumento está
construido con mármol blanco extraído de las canteras
de Botticino (cerca de la ciudad de Brescia), mostrado por
ejemplo en las majestuosas escaleras o las columnas corintias. También
dispone de varias fuentes y esculturas del propio rey Víctor Manuel y dos
estatuas de la diosa Victoria con sendas cuadrigas.
La estructura mide 135 metros de ancho y 70 metros de altura incluyendo la cuadriga y las alas de las diosas, llega a 81 metros.
En la base del monumento
se encuentra el Museo de la Unificación de Italia.
En el monumento a Víctor
Manuel II se encuentra también una tumba al soldado desconocido con
una «llama eterna» construida tras la Primera Guerra Mundial, conforme a
la idea del general Giulio Douhet.
El cuerpo del soldado desconocido fue escogido por Maria
Bergamas, en el pueblo austro-húngaro de Gradisca d'Isonzo, de
un joven desertor del ejército austro-húngaro que pasó al ejército
italiano y resultó desaparecido en combate durante la Primera Guerra
Mundial.
Fue elegido entre otros 11 cuerpos de
soldados o marineros sin identificar de las fuerzas armadas del Reino de
Italia(1861-1946). (F. 8231, 8240, 8243
El cuerpo fue transportado
desde Aquilea, donde se realizó la ceremonia con Bergamas, hasta
Roma entre octubre y noviembre de 1921.
Traslado del soldado desconocido
El monumento ha sufrido críticas desde que su construcción supuso la destrucción de un gran área de la Colina Capitolina, una de las colinas históricas de Roma, y donde se encontraba un barrio medieval. Para algunos, dicho monumento era demasiado grande y pomposo.
En días soleados, este edificio puede llegar a ser muy brillante,
pudiendo incluso ser molesto para la vista si se está cerca o dentro del
recinto, dado su impoluto color blanco y su entorno urbano más oscuro.
Al ser una construcción tan destacada en el panorama de Roma, ha recibido otras numerosas denominaciones.
Desde su origen, los romanos lo llamaban la Zuppa Inglese, una especie de pastel, la tarta de bodas o la falsa boca. Cuando los soldados aliados llegaron a Roma en 1944 lo llamaron también la máquina de escribir, apodo que luego adoptarían los propios italianos. Ello se debe a que la fachada con las columnas no es recta, sino que adopta cierta forma en arco.
Al ser una construcción tan destacada en el panorama de Roma, ha recibido otras numerosas denominaciones.
Desde su origen, los romanos lo llamaban la Zuppa Inglese, una especie de pastel, la tarta de bodas o la falsa boca. Cuando los soldados aliados llegaron a Roma en 1944 lo llamaron también la máquina de escribir, apodo que luego adoptarían los propios italianos. Ello se debe a que la fachada con las columnas no es recta, sino que adopta cierta forma en arco.
La apertura como foro
público y lugar panorámico sobre el centro de Roma fue acogido por el antiguo
presidente de la República Italiana, Carlo Azeglio Ciampi, permitiendo a
la gente acercarse a dicha construcción y dándole así una mejor reputación.
Emprendimos el regreso, desandando
el camino recorrido, mientras Iana nos iba narrando. Pasábamos por delante de
la escalinata de la Colina Capitolina en cuyo lugar se encuentra el
Ayuntamiento, dos leones arrojando agua por sus fauces, se encuentran al
comienzo, intentan refrescar el ambiente saturado de ruidos ensordecedores, contaminación, muchedumbre, Roma es una “ciudad de locos” deambulando por sus calles. (Escucha el vídeo y te harás una idea).
Aina, nos hablaría del
Panteón de Agripa, lugar donde se encuentra enterrado Víctor Manuel II, su hijo
Humberto I y su esposa Margarita.
Víctor Manuel II
Víctor Manuel II
El Panteon de Agripa. En tiempos de Adriano el edificio fue enteramente construido. Su nombre no aparece en las inscripciones debido al rechazo de este emperador a que su nombre figurase en las obras llevadas a cabo bajo su mandato, muy al contrario que su predecesor Trajano. Las marcas de fábrica encontradas en los ladrillos corresponden a los años 123–125, lo que permite suponer que el templo fue inaugurado por el emperador durante su estancia en la capital entre 125 y 128. Aunque no se sabe con certeza quién fue el arquitecto, el proyecto se suele atribuir a Apolodoro de Damasco.
Panteón de Agripa
Roma es un hervidero de ruinas que subyacen debajo de la actual, no es extraño encontrarse por cualquier lugar restos en el subsuelo, protegidos por vallas acristaladas.
A estas horas y después
de una mañana bastante bien aprovechada de tanto caminar, las mochilas dejaban
sentir su peso, los chaquetones abrumaban y hasta las gorras pegaban calor, el
Sol dejaba clavar bien sus rayos sobre nuestras cabezas.
Iana nos seguiría
relatando los monumentos que durante el camino nos íbamos encontrando, la
Iglesia de Santa María de Cosmedina, siempre hay una fila de gente a la entrada
porque La Iglesia de Santa María de Cosmedina es una iglesia
medieval muy conocida por albergar en su pórtico la Boca de la Verdad.
Si eres un mentiroso y metes la mano ya sabes lo que te pasará.
Boca de la verdad
Boca de la verdad
La iglesia
fue construida en el siglo VI sobre los restos del Templo de Hércules
en el Forum Boarium.
Santa María Cosmedina
Santa María Cosmedina
Iríamos bordeando el Río Tiber y los puentes Cestio y Fabricio abrigarían las aguas del río, mientras corríamos paralelos a él, como si fuésemos navegando.
Puente Cestio
Puente Fabricio
El Barrio Trastevere, se
nos quedaría a un lado.La vida en el barrio se concentra especialmente
alrededor de la Plaza de Santa María, en la que se encuentra la
antiquísima Basílica de Santa María en Trastevere. La gran fuente de
enfrente del templo sirve como lugar de encuentro, para descansar, o bien para
tomar un rico tartufo durante los días más calurosos.
Trastevere. Plaza de Santa María
Trastevere. Plaza de Santa María
Un barrio marginada en
épocas pasadas, pero hoy uno de los más lujosos de Roma donde vive gente de
buenos recursos económicos.
Trastevere
Trastevere
Un paseo por
las estrechas calles empedradas del Trastevere muestra tesoros
ocultos como algunas modestas iglesias medievales, pequeñas tiendecitas con
los objetos más peculiares, o bien algunas escenas de la vida cotidiana
que parecen sacadas de siglos pasados.
Trastevere
Trastevere
Agostino Chigi ,
llamado el
Magnífico, fue un rico banquero y gran mecenas del Renacimiento.
Mantuvo importantes negocios con los Papas Alejandro VI, Julio II y León
X. Amante del lujo y del arte, encargó numerosas obras a artistas de la talla
de Rafael Sanzio.
Agostino Chigi
El banquero más famoso, nos deleitaría Iana, sobre lo que se cuenta de él. Los banquetes que celebraba en su palacio, los platos eran de oro, después de usarlos los tiraba al río, los invitados se quedaban asombrados, aquello tenía su truco cuando se marchaban los recuperaba tenía unas redes colocadas que los recogían, evitando tener que lavarlos ya venían limpios del río.
Agostino Chigi
El banquero más famoso, nos deleitaría Iana, sobre lo que se cuenta de él. Los banquetes que celebraba en su palacio, los platos eran de oro, después de usarlos los tiraba al río, los invitados se quedaban asombrados, aquello tenía su truco cuando se marchaban los recuperaba tenía unas redes colocadas que los recogían, evitando tener que lavarlos ya venían limpios del río.
Estaba en relaciones con
Margherita Gonzaga, una dama perteneciente a una de las mejores familias
romanas, pero conoció a una mujer de extracción humilde, Francesca Ordeaschi,
de la que se enamoró y con la que se casó. Fue un matrimonio revolucionario:
oficiado por el propio Papa León X, el poderoso banquero,y uno de los
hombres más influyentes de su tiempo, se desposaba con una mujer cuyo destino
más probable habría sido dedicarse a la prostitución.
Tumba de Agostino
Tumba de Agostino
El Castillo del Santo Ángel, también conocido como el Mausoleo de Adriano es un monumento situado en la orilla derecha del río Tíber, a poca distancia de la Ciudad del Vaticano.
Castillo de Sant Angelo
Iniciado por el emperador Adriano en el año 135 para ser su mausoleo personal y familiar, fue terminado por Antonino Pío en 139. El monumento, levantado con piedra de travertino, estaba engalanado en su cima por una cuadriga en bronce guiada por el emperador Adriano. El edificio cambió de uso muy pronto y se convirtió en un edificio militar. Se integró a la Muralla Aureliana en el 403.
Emperador Adriano
El actual nombre del castillo data del año 590, durante una gran epidemia de peste que golpeó la ciudad de Roma. El Papa de la época, Gregorio I, vio al Arcángel San Miguel sobre la cima del castillo que envainaba su espada significando el fin de la epidemia. Para conmemorar la aparición, la estatua de un ángel corona el edificio.
Desde 1277, el
castillo está conectado con la Ciudad del Vaticano por un corredor
fortificado, llamado Passetto, de unos 800 metros de longitud. La
fortaleza fue el refugio del Papa Clemente VII durante el asedio
y saqueo de Roma en el año 1527, que llevaron a cabo las tropas
del rey Carlos I de España, Emperador del Sacro Imperio Romano
Germánico.
El edificio, Palacio de
Justicia, aparecería todo blanco ante nuestra vista, se inspira en la arquitectura
tardorenacentista y barroca según el gusto del estilo
umbertino entonces en boga, tiene grandes dimensiones (170 x 155 m) y está revestido completamente
con travertino. Está coronado, en el lado hacia el Tíber, con una
gran cuadriga de bronce, colocada en 1926, obra del escultor palermitano Ettore
Ximenes. A los lados de la entrada se colocaron estatuas de seis jurisconsultos,
realizadas por el escultor Emilio Gallori: de pie están Cicerón, Papiniano, Giovanni
Battista De Luca y Giambattista Vico mientras Lucio Licinio
Crasso y Salvio Giuliano están sentados. La parte superior de
la fachada posterior, hacia Piazza Cavour, está decorada con un escudo de
bronce de la Casa de Saboya. El interior de la Sala de la Corte de
Casación, conocida también como Aula Magna o, como la llamaba Calderini en sus
planos, Aula Massima, está
decorada con varios frescos entre los cuales unos dedicados al ciclo
sobre La escuela de Derecho de
Roma, iniciado por el sienés Cesare Maccari, interrumpido en
1909 por la parálisis repentina del autor y continuado, hasta 1918, por su
alumno Paride Pascucci.
Palacio de Justicia
Palacio de Justicia
Después de este extenso recorrido en nuestro primer día por Roma, saturados plenamente de tanta riqueza arquitectónica, había que darle también placer a los estómagos que necesitaban el alimento necesario para seguir disfrutando de tanta riqueza encerrada en esta ciudad de las siete colinas.
Iana, nuestra guía
La mañana estaba llegando a su final, nuestra gentil, bella, simpática Iana, rostro de niña y manifestación del saber, nos dejaría por este día.
El mando hasta el restaurante quedaría en
manos de Alberto, mientras recorríamos grandes avenidas bordeadas a ambos lados
por el cobijo de la arboleda
perfectamente alineada, iba dorando el vestido que luciera fresca y lozana
durante la joven primavera.
Otoño en Roma
Otoño en Roma
Quinceañera
presentada en Sociedad, en el amanecer
de la primera estación con que abre el ciclo la Naturaleza, desgastado su ropaje por el calor del verano,
en el zaguán del otoño que se avecina, presta a morir próximamente, así estaba Roma cuando regresábamos de la visita panorámica.
Otoño en Roma
Otoño en Roma
Alberto iría dando instrucciones primero para el desarrollo de la tarde con las visitas al Panteón de Agripa.
Pateón de Agripa
Plaza de España.
Navona
Fontana de Trevi
También información sobre la siguiente jornada que correspondería al Vaticano.
Esta mañana dedicada a
la visita panorámica ha sido una visión general de lo que es parte de la Roma que
vamos a conocer en estos cuatro siguientes días; mientras Alberto hablaba contemplaba mi batería reposando tranquila en la
batea, la que mantiene con vida la energía
de mi móvil, y poder realizar durante horas y horas fotografías y vídeos, mirando con sus ojillos traviesos, lucecitas brillantes indicadoras
de la subsistencia, para ella mi agradecimiento más profundo.
La batería
La batería
Mientras la voz de Alberto se perdía como el sonido que a modo de eco se va difuminando por el túnel del caminar en la vida, voces que lentamente se apagan, parangonando en cierto modo, el recorrido mañanero a una ciudad con el apellido de eterna, intento hacer mi propio recorrido vital.
Volver al comienzo donde empezó el túnel de mi existencia, echado la vista hacia atrás, ver en la lejanía aquellos alegres días de la infancia, y si es cierto como dice el poeta que se hace camino al andar, senda que siempre queda atrás y que no se va a volver a pisar, pero es gratificante recordar, camino cuidadosamente asfaltado de recuerdos placenteros, a veces pedregoso y espinado pero siempre camino para andar, alguna vez extraviado, pero al final volviendo a la ruta para seguir marchando, de bellos atardeceres, luminosos colores de arco iris de amores placenteros, de calor de familia, de evocaciones y remembranzas.
Recuerdos de la infancia
El calor de la familia
Camino que tiene su final pero mientras llega ese colofón, volviendo la mirada al pasado haciéndolo presente, para llegar a la conclusión con la mochila cargada de experiencias, de paisajes, de encuentros y desencuentros, que serán la memoria para el que viene detrás, y en estos últimos instantes terminar de cargar el zurrón con el agradable sabor de las amistades que te arropan, de los amores que se sueñan platónicos como en la juventud, y el placer de recorrer mundos en viajes que nunca se hicieron.
Napul´é Ristorante
Pizzería, nos estaba esperando con sus estrechas escaleras para poder descender
a un sótano de un entramado deslavazado, para llegar al lugar preciso de tomar asiento, brindar
con los amigos, saborear el menú, escuchado el jefe de turno pregonar las
bebidas que habrían de calmar la sed de los que habíamos caminado.
El primer almuerzo. ¡Sorpresa!
El primer almuerzo. ¡Sorpresa!
Alberto muy explícito,
sabiendo como conducir al gremio que se le ha encomendado, poniendo orden
cuando la agrupación se sale un poco de madre.
Durante el trayecto del autobús que nos va llevar
para realizar el recorrido de la tarde, da las instrucciones pertinentes sobre
el callejeo, e incluso para aquellos que se van a quedar en hotel a descansar o
a realizar otras actividades particulares.
La vista, se recreaba en
la ciudad por donde caminábamos, lugares recorridos esta mañana y otros nuevos,
mientras el cuerpo reposaba e incluso parpadeaban los ojos dispuestos a una
breve cabezadita apetecible.
Un reducido grupo
optamos por quedarnos en el hotel, descansar un poco para por la tarde asistir
a la ópera, estar en Roma cuna bel canto, y asistir a la ópera, no la podíamos
desaprovechar, así es que optamos por irnos al hotel y las visita de nuestros
compañeros las realizaríamos en los días sucesivos por nuestra cuenta.
De regreso al hotel par descansar
Tomando fuerzas para la ópera
De regreso al hotel par descansar
Tomando fuerzas para la ópera
La ópera nació en Italia alrededor del año 1600, en donde continuó siendo o no teniendo un rol dominante en la historia del género hasta el día de hoy. Las obras de compositores italianos del siglo XIX y principios del siglo XX, tales como Rossini, Bellini, Donizetti, Verdi y Puccini, se encuentran entre las más famosas jamás escritas, y hasta el presente son representadas en los principales teatros de ópera de todo el mundo.
Giuseppe Rossini
Giuseppe Verdi
Puccini
También, en ocasiones, se utiliza esta denominación para referirse a la totalidad de la ópera escrita en idioma italiano. Muchas óperas famosas escritas en italiano fueron creadas por compositores extranjeros, entre ellos, Handel, Gluck y Mozart.
Mozart
Puccini
También, en ocasiones, se utiliza esta denominación para referirse a la totalidad de la ópera escrita en idioma italiano. Muchas óperas famosas escritas en italiano fueron creadas por compositores extranjeros, entre ellos, Handel, Gluck y Mozart.
Mozart
Perfectamente ataviadas, las señoras resaltaban su belleza esta tarde, dispuestas a presenciar en el Teatro Salone Marghetita “La Traviata”. Perfectamente engalanadas con la vestimenta y joyas correspondientes, ya de por si todas eran una verdadera joya, de acorde al momento que íbamos a vivir, formando uno de los cuadros más excepcionales que cualquier famoso pintor hubiera deseado plasmar en un lienzo, delicadeza exquisitez, atractivo y esplendor a raudales, exhalando el perfume embriagador de sus figuras.
En la antesala de la ópera
Una hora antes que comenzara la función ya
hacíamos acto de presencia, ocupando los primeros espacios, donde nos podríamos
sentir, como así fue, miembros activos de una orquesta, con la que pudimos percibir los sonidos tal
cual salían de los instrumentos, la coordinación perfecta llevada a cabo por el
director realizando una conjunción impecable entre música y representación.
Éramos música y actores al mismo tiempo acoplados en nuestros asientos viviendo
intensamente todo lo que se desarrollaba.
El teatro recoleto, recatado,
las butacas vestidas de púrpura con una
decoración sin ser abigarrada, pero en consonancia con las obra que allí se
representaba, la sala no excesivamente
grande pero si lo suficiente para sentirse plenamente metidos en las
actuaciones, buena acústica, se percibía el romanticismo en el ambiente que se
respiraba, y con un bar adicionado donde se pudo disfrutar de un risotto
acompañado de una cerveza, antes que comenzara la función.
Los actores sensacionales, un elenco de intérpretes con voces impresionantes donde la voz de la soprano
nos dejó alucinados con el registro de voz más alto, grandes alcances en
los agudos, claridad, nitidez, y agilidad permitiéndole ejecutar complicados
ornamentos sin dificultad, como notas en picadas en el registro más agudo de su
voz.
El tenor con un timbre de voz claro y cálido y de una grandeza especialmente en los agudos. El resto de acompañantes magníficos y el vestuario deslumbrante.
El tenor con un timbre de voz claro y cálido y de una grandeza especialmente en los agudos. El resto de acompañantes magníficos y el vestuario deslumbrante.
Con el corazón henchido
de emoción volveríamos de nuevo a nuestra guarida, conservando siempre en el
recuerdo la conmoción de una velada vivida intensamente, esperando la llegada del tercer día en Roma.
De regreso al hotel después de una noche sensacional
José Medina
Villalba