miércoles, 29 de mayo de 2013

LA OBRA DEL GRAN PEDAGOGO ANDRÉS MANJÓN


Día 28 de mayo de 2003, suena el despertador, son la siete y media de la mañana, tengo una cita con un grupo de alumnos de la Universidad que están ansiosos de conocer uno de los rincones más emblemáticos de Granada.

Huele a Corpus Christi, las calles se están engalanando con los tradicionales toldos que  han de cubrir la carrera por donde ha de pasar el Santísimo; por doquiera que marches se percibe ese ambiente especial de fiesta; algunos trasnochadores regresan del ferial después de haber pasado la noche entre farolillos, sevillanas, tapeo, chocolate y churros, se conoce que no tienen una jornada que cumplir. Los empleados de la limpieza, con sus mangueras de riego, van dejando el asfalto como un espejo; los vencejos revolotean, por el cielo de la ciudad, en vuelos vertiginosos, como heraldos que se unen a estos días solemnes; todo se está preparando para la solemnidad de Jueves, la gran fiesta.

Son las ocho y media de la mañana en el viejo reloj de la Audiencia, el “papamóvil”, como le llaman la gente del barrio del bajo Albayzín, me deja un asiento para hacerme el camino más cómodo y agradable; veo pasar a la gente del barrio que se dirige a cumplir con la tarea cotidiana, mamás que acompañan a sus pequeños, con macutos cargados de libros, chicos y chicas que aceleran sus pasos y pienso han de ser mis interlocutores a los que voy a guiar esta mañana; voy ensimismado en mis pensamientos, a mis oídos llega el rumor de las aguas del Río Darro, medito sobre lo que voy a comunicar, traigo a mi memoria sucesos del pasado que voy a trasmitir, cómo lo he de realizar para que, en un espacio de tres horas, mis acompañantes se sientan motivados y disfruten de lo que van a ver.

                                                           Río Darro. Acuarela de José Medina Villalba

Antonio, el conductor del cochecito, tiene la gentileza de llevarme hasta casi la puerta del Colegio.
Cuesta del Chapiz. Óleo sobre lienzo de José Medina Villalba. 
Las nueve de la mañana, la hora en punto de la cita, en la puerta de la Escuela se encuentran dispersos en pequeños y grandes grupos los alumnos de Educación Primaria de Grado de Magisterio cursos 1º B y 1ºC; llegan los profesores, Dñª Isabel Rodríguez y D. David Caballero, del Centro de Magisterio de la Inmaculada, coordinadores del Departamento de Pedagogía y propulsores de esta visita.

El Colegio abre sus puertas de par en par y la comitiva se pone en marcha. La mañana es espléndida, el sol acaricia los rostros juveniles, el cielo brilla con un azul intenso y el espectáculo se abre ante los ojos expectantes de los visitantes. Para la mayoría este lugar les era totalmente desconocido, por lo que observo el destello vibrante en las miradas que, por momentos, quieren grabar todo lo que ven.

 
Les doy la bienvenida, teniendo como decorado de fondo la sultana Alhambra y exhalando el perfume que trasmiten los rosales que tienen a sus espaldas; van percibiendo toda la trayectoria del fundador desde su aldea en Sargentes de la Lora (Burgos), su familia, escuela, maestro, estudiante en el Seminario, licenciado y catedrático en Derecho Canónico.

La llegada a la Universidad de Granada, sacerdote y canónico en la Abadía del Sacro Monte. El encuentro con la “maestra migas” y el nacimiento de estas Escuelas en el barrio más pobre e inhóspito.

La compra de los cármenes y la belleza que encierra esta vivienda típica del barrio del Albayzín, (Remito al lector al archivo publicado el 22 de enero de 2013, titulado: Los cármenes del Albayzín en Granada, en mi blogg: granadaluzcoloryliteratura).

Caminando por este Colegio, que tiene unas características especiales, los sentimientos de poesía que se perciben en cualquier rincón, así como las vistas desde los distintos planos, van estimulando y haciendo el recorrido cada vez más interesante.

Visita a la unidad de párvulos donde la profesora la señorita doña María José González les explicó detenidamente la marcha que diariamente sigue con sus alumnos.

Las diez y media de la mañana, los poyetes de la clase, al aire libre, del maestro D. Enrique Amaya dan un descanso y los pilares fundamentales en los que se basa la pedagogía manjoniana afloran, con una atención intensa por parte de todos. (Remito al archivo publicado el 19 de abril, granadaluzcoloryliteratura, con el título: Visita pedagógica a las Escuelas del Ave María. Casa Madre. Granada).

Los asistentes dan buena cuenta de las tortas de la cueva de las chucherías regentada por Marí. Es un alivio para el espíritu y para el cuerpo. Anécdotas ante “la cueva de la burra” y lecciones prácticas en el mapa en relieve, círculos de la Gramática y los distintos gráficos, ideados por Manjón, para la enseñanza de las distintas materias.

Con las obras artísticas de la capilla y la visita a las habitaciones del fundador, se dio por terminada la visita.

Un recuerdo de esta estancia, por el numeroso grupo universitario, quedó plasmado por la pluma de la profesora doña Isabel en el libro de Visitas.

 Felicito a estos alumnos por el correcto comportamiento e interés que han prestado a todas mis explicaciones, y la colaboración en el desarrollo de las lecciones prácticas donde han participado, deseándoles un futuro halagüeño en esta maravillosa profesión de la Educación.

Sirva este archivo como recuerdo,  a esta mañana primaveral, en la Casa Madre de las Escuelas del Ave María, e invito a todos-as para  que plasmen sus comentarios e impresiones sacadas en esta jornada, en esta página del blogg; siempre será para este guía pedagógico, una señal y un recuerdo de todos vosotros y vosotras. Gracias.

























 




 




                                  Sirva esta serie de fotos, como recuerdo de vuestra visita.                                                       


                                                              José Medina Villalba.























                                                  
 

                                             

 

 

 

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