domingo, 1 de diciembre de 2013

LA ASOCIACIÓN DE ANTIGUOS ALUMNOS DEL SEMINARIO DE MAESTROS DEL AVE MARÍA CELEBRA LA FESTIVIDAD DE S. ANDRÉS. 2013.


                               Actividades deportivas y gimnásticas en el Seminario de Maestros (1940)

Hay sucesos en la vida que dejan tan profunda huella que nos marcan para toda la vida. Todos tenemos grabados momentos inolvidables en el trascurso de nuestra existencia pero hay algunos, en especial, para los que tuvimos la gran suerte de experimentar las vivencias  que nos dejó nuestro Colegio, en una época crítica,  que va de los diez a los diecisiete años, la edad de la pubertad, que nos estigmatizan para siempre.
                               Una clase de botánica en el patio del Seminario de Maestros (1940)
Es la edad de la rebeldía ante lo que nos quieren imponer, la de los temores a los cambios físicos, en la que se busca la propia identidad, se indaga el apoyo más en los amigos, cuando hay que comenzar a tomar decisiones correctas, cuando es más necesaria la comunicación.
                                          Alumnos y profesores del Seminario de Maestros (1940)
Pues bien, fueron nuestros profesores los que supieron infundirnos esa serie de valores, basados en el Pensamiento Manjoniano, los que nos han marcado y son el reclamo especial, que año tras año, en dos momentos importantes, -en octubre con la Asamblea anual y noviembre con la festividad de S. Andrés- hacen que nos sintamos atraídos a las fuentes que nos hicieron ser lo que en estos instantes somos, muy a pesar de los años trascurridos.
Los incondicionales de siempre, más algunos otros que por primera vez se dejan caer por aquí, hoy 30 de noviembre, este dichoso mes que comienza con Todos los Santos y termina con S. Andrés, nos hemos juntado de nuevo ante la tumba de nuestro fundador, D. Andrés Manjón y Manjón.


Mañana fría, muy fría, pero cálida en el sentir de los asistentes. El Colegio majestuoso, vestido de otoño, con ese traje especial que la Naturaleza deja en el Valle de Valparaiso; una paleta de colores inconmensurables, verdes pálidos, esmeraldas, ocres, butanos , amarillos en una escala de intensidades diferentes, construyen una paleta impresionante, para que el artista pictórico más atrevido pudiera plasmar, en un lienzo imaginario, la composición pictórica más bella.

                    Trabajos de los alumnos de las Escuelas, Casa Madre, sobre la festividad de D. Andrés Manjón.
Todavía se respira en el ambiente el olor a chocolate y a bollo de azúcar que el día anterior han recibido, como es tradicional, los alumnos del Colegio, e incluso quedan señales en la fachada de la capilla de los trabajos que los chavales han realizado estos días; actividades que han redundado en aquel que, siendo un gran personaje en la vida social, (catedrático de Derecho Canónigo) se achicó y supo ponerse a la altura de la infancia para hacer de ellos personas completas, corporal y espiritualmente.


Él lo dio todo por los más necesitados, para educar a los niños y las niñas, pobres, gratuitamente, con procedimientos de intuición e instrucción, en el campo, siempre que el tiempo lo permita.  
El lema de nuestra Escuela es: “enseñar haciendo para educar enseñando.
Aquí nos hicimos personas y ese mismo germen que sembraron en nosotros ha sido el que hemos infundido a nuestros hijos.
¿Se nos puede decir que, todo esto que nos marcó, no es un reclamo para que todos los años busquemos nuestra identidad en el mismo taller donde se nos forjó?
        
                          Alumnos de Primaria, con sus profesoras, visitan las habitaciones de D. Andrés Manjón
 Humor en las conversaciones, en la placeta de la capilla, entre los que a la hora de la cita puntualmente han llegado. Poco a poco el grupo va aumentando con la llegada de los más rezagados.


Juntos como hermanos, miembros de una Iglesia vamos caminando al encuentro del Señor…, serían los primeros cánticos para comenzar el culto.

                                                           José Cuadros Moreno y Juan Garnica Puga hacen las lecturas 
Las lecturas litúrgicas realizadas por José Cuadros Moreno y un improvisado Juan Garnica Puga, que cantó, solemnemente, un “Aleluya”, nos dejó a todos impresionados.

Serafín el celebrante, hizo un extenso comentario a esta festividad iniciándolo con el recordatorio de  dar gracias a Dios porque hemos vivido los dones como hijos. La relación de Jesús con Andrés y sus hermanos, que lo dejaron todo por irse con Él, ya que vieron al Mesías tan deseado y esperado.
El apóstol Andrés fue testigo de Jesús y dio la vida por él. Hoy, aquí reunidos, D. Andrés Manjón, del que celebramos su fiesta, dio testimonio de su fe, dándolo todo por los más necesitados.

                                         Asistentes a la misa de S. Andrés
Nosotros también hemos sido elegidos para ser testigos de Cristo, para construir una sociedad más humana y más justa.
 “Tomad Virgen Pura nuestros corazones no nos abandones jamás”…, dedicado a la Virgen María, y el himno de las Escuelas, plagado de emoción, daríamos paso al capítulo siguiente de esta mañana.


                     
                LOS CORRILLOS A LA SALIDA DE LA CAPILLA










                                                    ESPERANDO ENTRAR EN EL COMEDOR








Las una de la tarde, con un sol radiante que ha hecho subir la temperatura unos grados, nos vamos concentrando en el patio del Colegio, nuevos compañeros acompañados de esposas y familiares se van agregando al grupo, hay encuentros emocionantes, Juan Villaescusa, se acerca a Antonio Puertas Lomas y como el que no tiene una seguridad plena, pero sí cierta confianza porque cree haber descubierto, después de más de sesenta años, a su compañero de curso, tímidamente le pregunta:
-¿Acaso tú eres Antonio Puertas?
-  Yo soy
En un fuerte abrazo se fundieron los dos. Después vendrían el recordar tiempos pasados, en aquel Colegio de sus años de juventud.
D. Andrés López Osuna, Director General de las Escuelas, asoma por el patio y es felicitado por todos los asistentes, por su onomástica.
En otro nutrido grupo, donde se encuentra el Presidente del Patronato, D. César Girón López, aparecen recuerdos de profesores del pasado, de los motes que se les daban a los mismos, de sus metodologías a la hora de enseñar, todo son recuerdos y añoranzas que no podrán volver pero que satisfacen escucharlas y hacerlas presentes en estos momentos.
Aquellas partidas en un desaparecido  frontón donde un Pacheco, un Corroto y otros venidos del norte de España, ganaron campeonatos en los “Juegos Escolares” o de fútbol en una final con los Maristas, muchos, muchos recuerdos que toman vida en estos momentos.
Algunas bandejas, con ricas tapas acompañadas con bebidas, van  abriendo el apetito a los aquí reunidos.
Suena la campana, aquella de nuestra época, que durante todo el día nos tenía cronometrados en todos los actos: levantada por la mañana, clases, desayunos, comidas, recreos, salidas…, es la misma, hablando con el mismo timbre metálico de voz, no ha envejecido como nosotros, pero nos hace pasar, por momentos, y de  forma rápida, muchas evocaciones del pasado.
Cómo un centinela implacable, guardián de la entrada al comedor, Juan Navas Ruiz va recogiendo los vales que permiten la entrada al comedor.





Setenta personas son contabilizadas haciendo acto de presencia en el refertorio, las conversaciones siguen animadamente en cada una de las mesas, y el vinillo va calentando los cuerpos, mientras aparecen los primeros entremeses, después la rica paella, la aguja a la plancha con los cogollos de lechuga, la fruta y dulces navideños, como elementos de postre rubricándolo todo con café, anís dulce y coñac darían por finalizado la comida de hermandad.
Las despedidas, con el ánimo de volvernos a ver de nuevo, un año más, han dado por finalizado este día de S. Andrés.

                                                            José Medina Villalba.

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