NOTAS
MUSICALES FLOTAN EN EL AIRE DE GRANADA
Cumplir
cien años no es tarea fácil, pero Granada se merecía que las notas musicales de
la Banda Municipal, desde que comenzaron a ocupar un lugar en el espacio de
nuestra ciudad, allá por el año 1917, fueran tomando cada vez más fuerza y
poder para ganarse la estima y el aprecio de todos los granadinos, de los
musicólogos amantes de la buena música, y de los menos, haciendo adictos a todos aquellos que por
primera vez la escuchaban.
kiosko de la música en el Paseo de Salón
Los domingos, en la década de los cuarenta, mi padre me llevaba al Paseo del Salón, allí en el kiosko de la música a las doce de la mañana se daba el concierto, y “La Verbena de la Paloma”, o “Agua Azucarillos y Aguardiente”, o “la quinta de Beethoven”, bajo la mirada del calorcito dominguero en los inviernos y el primaveral, nos hacían pasar un rato de lo más agradable.
El barquillero con su ruleta gira que te gira, “hacía su agosto”, claro, si era verano, si era otra época del año, hacía su primavera, otoño, o invierno.
Uno
de aquellos días cuando las palomas asustadas, por la orquestación musical, tomaban su vuelo, dejando
flotar en el aire algunas de sus plumas,
que caían como hojas descendidas de los árboles, viniéndose a posar, por no
querer besar el suelo, sobre las cabezas de los que atentamente escuchaban el
concierto, los chicos queríamos cogerlas pero al final el suelo era su destino,
palomas asustadas ante el estruendo de
los redobles del tambor, acompañado por el ronco sonido del bombo a los
acordes de una armonía perfectamente sincronizada bajo la mano prodigiosa del
director, José Montero Gallegos.
José Montero Gallegos
José Montero Gallegos
Curiosamente las palomas aunque se marchaban, pero no muy lejos, se quedaban en las ramas de los árboles más próximas y atentas seguían las melodías que se iban interpretando.
Algunas
parejas enamoradas juntaban sus piquitos en un deleite de amor improvisado. Y
aunque en aquellos tiempos besarse en público era casi un adulterio, yo me
percaté de haber visto acariciarse algunos enamorados.
Los
papás ponían orden, y hacían que sus hijos prestaran atención y no molestaran
al público que atento disfrutaba con el concierto.
A
mi edad no entendía de música, pero sentía que en algún momento del concierto
mi cuerpo vibraba de emoción, una sensación extraña y especial hacía que el
vello se me irisara, sobre todo en los redobles del tambor, o en los momentos más álgidos cuando las notas
musicales, al unísono, subían a lo más alto como queriendo irse a tocar el
cielo, pero el techo del kiosko se lo impedía y volvían a salirse de aquella
plataforma, que la veía en mi pequeñez muy alta como si fuera una enorme tarta de hierro blindado, el sonido después de chocar con los instrumentos musicales, caía plácidamente
sobre el público que absorto escuchaba.
Concierto de la Banda Municipal en la Plaza de las Pasiegas
Concierto de la Banda Municipal en la Plaza de las Pasiegas
La banda del Ayuntamiento ha dado conciertos en todos los lugares y plazas de Granada: en las Pasiegas, en el Campo del Príncipe, en las plazas de los diversos barrios, en las fiestas solemnes, el Corpus Christi, en las procesiones….
El
veinte y nueve de noviembre, en mi móvil se escucha una voz que pregunta por un tal
José Medina-
-Sí, soy yo,
-Me
llamo José Miguel Barberá Soler, queremos invitarle, con motivo de los actos
que durante este año se están realizando en honor del Centenario de la Banda
Municipal, para que cómo representante de las Escuelas del Ave María, nos envíe
unas palabras que, durante el concierto
se proyectarán en una pantalla, junto a otra diversidad de personas escogidas
que también intervendrán.
Mi
mensaje fue el siguiente: Las Escuelas del Ave María se unen en este homenaje,
Centenario de la Banda Municipal de Granada, a sus profesores a los que se les
homenajea hoy, a su fundador y director José María Montero Gallegos, al que se
le debe la música del Himno del Cincuentenario de las Escuelas del Ave María. La
Banda Municipal se nutrió durante muchos años, de músicos salidos de las bandas
de música de las Escuelas del Ave María, tales como: José Gallú, Falin, Manuel
y Miguel Gómez, Rafael Beas, Miguel y Rafael Puche, entre otros.
Enhorabuena,
deseando larga vida a ésta emblemática Banda Municipal, blasón fundamental de
nuestra ciudad.
-A la entrada del teatro se les facilitará dos entradas para que pueda asistir a
este evento.
Domingo día diez, son las doce y cuarto de la mañana, nos encontramos delante del Teatro Isabel la Católica, me acompaña mi nieto Pablo, existe un movimiento de gente que se aproximan a la entrada: abuelos con sus nietos, parejas jóvenes, familiares y amistades de, a los que hoy se les va a agasajar, los profesores de la Banda Municipal, no sólo a los actuales sino a los que ya pasaron por ella en otros tiempos.
Nieto y abuelo, entre los espectadores
El
teatro se ha llenado completamente, hay cierta expectación en esta mañana de un
otoño que ha entrado con fuerza, acumulando en solo unas horas, dándole suelta
al hambre que traía atrasada de frío, ha llenado sus entrañas de tal
cantidad que hay que abrigarse bien para aguantar las malas intenciones con las
que se ha presentado.
El termómetro callejero deja, lanzando a los aires su voz silenciosa hecha cifras, diez grados, que en estos momentos perciben nuestros cuerpos.
El
sol juega al escondite con algunas nubecillas, quiere asomarse a través de las cortinas blancas de las que quieren divertirse con el termómetro, pero éste está escondido, dentro de su caja
de cristal muy calentito y sólo habla por lo que percibe fuera.
La gente va ocupando sus respectivos asientos
La gente va ocupando sus respectivos asientos
Había que dejar el recuerdo de este acto plasmado en alguna fotografía, con un selfie y otra que nos hizo una encantadora señorita.
-Pero, ¿ya vas a
terminar?
Los señores
profesores a los que se les iba a homenajear, perfectamente colocados en sus
lugares respectivo, los instrumentos de sonidos más agudos, a la izquierda:
clarinetes, flautas, timbales… y los más
graves a la derecha: Trombones, trompas, bajos…
Delante la
pequeña tarima para el director.
El coordinador, con elocuentes palabras hizo la presentación a los que se les dedicaba este homenaje, los profesores que están aquí sentados, los que están entre el público y los que ya no están con nosotros, para ellos es este acto.
A través de un vídeo se pudo saborear y degustar, junto a una buena música, la trayectoria de la banda y fotografías de los que han formado parte la misma durante estos cien años.
"En los jardines de la Alhambra
cerca del Darro y del Genil
entre magnolios escondidos
tengo un palacio para ti.
Allí los besos son más dulces,
y allí podrás rivalizar
el suave aliento de tu boca
con el clavel y el azahar.
y entre rumores
que son las notas de un cantar,
yo veré en tus ojos
la profundidad del mar....
Y para hablar de la figura del músico tengo el honor de presentar al profesor Tito Ortiz.
El profesor Tito Ortiz, en un momento de su intervención
Revestido con capa, al estilo de la época en la que se suprimió, con motivo del motín de Esquilache, reinando Carlos III, nuestro presentador con voz templada y reposada, hizo alusión al buen momento, en del ángelus, para escuchar música, de una banda que tiene personalidad propia desde el mismo día que se fundó. Hizo referencia a la entrega de los músicos a su arte. La profesión de músico, es una profesión de alto riesgo, dio un repaso a la historia de aquellos que les quemaban los ojos con hierro candente para que deleitaran a las damas con su música y nos las vieran bañarse, estos eran los músicos de la Alhambra.
Músicos en los baños árabes de la Alhambra
Algunos ejércitos han tenido el detalle, al entrar en batalla poner a los músicos entre las filas de los luchadores, para amenizar un poco y dar ánimo a las tropas, con lo cual los músicos caían como moscas. La profesión de músico en algún momento de la historia ha sido de altísimo riesgo, por eso hay que admirar la vocación, yo sin ir más lejos, que fui corneta en el servicio militar, tuve que aguantar improperios, insultos, vejaciones porque les tocaba diana a las seis de la mañana.
Los músicos en el campo de batalla
La profesión de músico destaca como la del sacerdocio, la de medicina, como otras tantas vocacionales por esa entrega total del músico que el momento en el que está interpretando no goza de la música, disfrutamos nosotros que estamos aquí escuchando, pero el músico, esa entrega que no está pagada con nada, está siguiendo una partitura, está siguiendo un tempo, está dando una nota exacta, un ritmo, está pendiente del director y éste de los músicos;
La primera Banda Municipal, con su director José Montero Gallegos
el director y el músico mientras interpretan la música, no disfrutan como nosotros, están realizando su trabajo y esa es la entrega máxima, después de una grabación podrán disfrutarla, pero en el momento en el que el músico está haciendo su trabajo, lo está dando todo por nosotros, para que podamos disfrutar, existen muy pocas profesiones con ese desinterés, por eso éste merecidísimo homenaje a los músicos especialmente a los músicos que han compuesto la banda a través de su historia,
Concierto en la Plaza de las Pasiegas
que en otros tiempos las han pasado "canutas", tenían un salario de miseria y tenían que ejercer otros trabajos, pluriempleados, que han tenido que realizar otras profesiones para sacar a sus familias adelante, pero además con orgullo, con ilusión, con entusiasmo, como lo van a hacer esta mañana, quiero dejar aquí patente que, querían y eligieron la profesión de músico porque deseaban darlo todo para que nosotros disfrutemos, enhorabuena a los músicos. Un sonoro aplauso rubricó esta entrada.
Después intervendría el primer Teniente Alcalde del Ayuntamiento Baldomero Oliver. Hizo referencia, a tiempos pasados, cuando se les cuanta a los hijos que tener un tocadiscos era un lujo, entonces no existía internet, para escuchar y tener buena música era a través de la Banda Municipal, con un repertorio muy variado, lo mismo tocaban la Verbena de la Paloma que se atrevían con la Quinta de Beethoven, y lo hacían actuando en diversos lugares de la ciudad: Las Pasiegas, en el Salón, en los Mártires, y de esta manera aprendí a amar la música, acompañando a mi padre Baldomero y a todos los músicos que componían la Banda Municipal.
Baldomero Oliver, Primer Teniente Alcalde del Ayuntamiento de Granada
Os doy mi saludo a todos los músicos que hoy estáis aquí, y a los que desgraciadamente no están: Nuñez, Alcalá, Arturo, el chuchumicho, que nunca supe cual era realmente su nombre, Pozo, Carlos…, a todos los que no teníamos otra forma de escucharla hicisteis que amáramos la música, le pusisteis una banda de honor para que Granada sonara como una gran ciudad musical, dando grandes músicos, por citar uno, Miguel Quirós, hoy aquí presente gran concertista y padre de grandes músicos, gracias a él llegué a conocer lo que era un fliscornio.
Dio las gracias a todos los músicos, por la
labor tan callada para todo el mundo y para toda la ciudad, muchísimas gracias por
todo lo que habéis hecho y por el legado que habéis dejado, que han recogido estos compañeros que hoy nos acompañan y que
hacen digno el recuerdo de todo lo que habéis aportado a esta ciudad y a los
granadinos.
Para mí es un honor, como Alcalde de la ciudad, intervenir en este espacio tan emotivo al celebrar este homenaje a los profesores de esta Banda Municipal que cumple cien años y además tener en mi equipo a un hijo de la Banda, que se habrá pasado cuarenta años pegado a su padre y a su tío; hay muchas razones para sentirnos orgullosos de la Banda de nuestra ciudad, una ciudad que pretendemos que va a hacer su desarrollo en el conocimiento, en la ciencia, en la diversidad, que sepamos valorar nuestro patrimonio y que seamos,
porque lo somos, una ciudad de la cultura y para que seamos reconocidos a nivel mundial como una identidad única, tenemos que creernos aquello que tenemos, una de las mejores Bandas Municipales de toda España, y además han entendido que la cultura no solo es una impronta, un sello, sino que la cultura es algo que nos permite ser más libres, que nos permite pensar, reflexionar, despertar los sentidos y esto lo han hecho durante muchos años los profesores que estáis aquí, tenemos que sentirnos orgullosos, creernos todo lo bueno que tiene Granada y que seamos capaces de trasmitirlo de generación en generación.
Hoy
los que estáis en este escenario vais a recibir el aplauso que quiero hacerlo
extensible a los profesores, a sus familias y tenemos que sentirnos
orgullosos de esta gran joya para que siga perviviendo otros cien años.
Felicidades, salud, y muchas gracias.
El
presentador pone de manifiesto que este concierto tiene algo especial, porque
tiene la intervención de distintos directores; invita a los profesores
jubilados que se encuentran en las primeras filas del patio de butacas para que al final del concierto suban al
escenario para hacernos una foto colectiva, donde aparezcan las distintas generaciones
que han participado en la banda. Disfruten de este concierto emotivo donde los
haya.
Comienza
con una obra que hoy se estrena dedicada a todos los profesores y que se ha
compuesto con motivo de este centenario: “Obertura Festival”. Está escrita por Ángel
López Carreño profesor y subdirector de la Manda Municipal de Granada que
actualmente está en comisión de servicios como director de la Banda Municipal
de Almería. El propio autor se encarga de dirigirla.
El
concierto da paso a la segunda intervención, con el estreno en esta emotiva jornada del pasodoble “Mari Castillo”
que, Manuel Ortega, quien fuera trompa de la Municipal, ha dedicado a su mujer.
Tomó la batuta para la interpretación Carlos Atienza subdirector y el
componente de la formación actual, el que más años llevan prestando sus servicios a
la Banda.
Miguel
Quirós fue durante el tiempo que dirigía la Banda el maestro Faus, oboísta y
subdirector. Su curriculum es uno de los más brillantes entre los músicos de
Granada. Él eligió la obra que va a dirigir en este concierto. “Un día de Viena”
de Franz von Suppé, una de las partituras clásicas en el repertorio de las
bandas de música.
Peinando
canas, pero con una maestrías genial Miguel Quirós supo mover su batuta al
ritmo que marcaba la partitura, describiendo en el aire y en su cuerpo
movimiento que imprimían a la música una fuerza excepcional, mientras el primer
clarinete no solo tapaba los orificios adecuados para que saliera el sonido
correspondiente, sino que vivía la emoción, en sus solos, haciendo los giros
adecuados con el baile lento que le daba al clarinete, mientras el resto de
compañeros permanecía en silencio. Aplausos y saludos por parte del público dieron
paso al nonagenario director.
El nonagenario Miguel Gómez
El nonagenario Miguel Gómez
Especialmente relevante fue la presencia en el estrado del director Miguel Gómez, el más veterano de los profesores jubilados. Tiene noventa y tres años y sigue haciendo de la música su modo de vida. Ha sido subdirector de la Banda y hoy vuelve a tomar la batuta con otros tres títulos clásicos, muchas veces llevados a los atriles de la Municipal: el pasodoble “Suspiros de España”. La segunda intervención sería: “Fantasía de Katiuska”, de Pablo Sorozábal, autor que dirigió en varias ocasiones a la Banda granadina y finalmente el intermedio de “La leyenda del beso” de Soutulio y Vert.
Entrada en el escenario de Miguel Gómez
Un silencio sepulcral invadió el teatro, cuando por el foro y entre bambalinas apareció la figura del último director, conducido por los acompañantes que dirigían sus pasos hacia el estrado de dirección, un grandioso aplauso acogió la entrada mientras su figura caminaba lentamente, era por decirlo de alguna manera, el referente máximo de este concierto, la música hecha persona representada en una pequeña figura, pero gigantesca en el domino de la composición, interpretación y dirección como después demostró.
Todos músicos y público aplaudieron a Miguel Gómez
Prácticamente, carente de visión y sin ninguna partitura delante, nos dejó a todos embelesados, al comprobar como dirigía con sus movimientos las tres piezas clásicas que cerrarían este evento.
Miguel
Gómez, por medio del locutor, dirigió unas palabras a los asistentes, a través
de un mensaje escrito.
Palabras de Miguel Gómez
Palabras de Miguel Gómez
“Queridos familiares, amigos, músicos y cómo no, querido público, permítanme que en un día tan especial para mí, dirija a ustedes una breves palabras, palabras que traigo escritas y que mi falta de visión me impide poderlas leer.
La
emoción que me embarga es inmensa e indescriptible el poder participar en este
homenaje a la Banda Municipal, a la que pertenecí desde el año 1945 hasta mi
jubilación, emoción que nunca pensé pudiera disfrutar. Este colectivo siempre
ha estado formado por grandes músicos que han sabido vivir como una gran
familia, siempre se han destacado por su gran calidad humana, los que me
conocen saben que no me canso de decir que soy un hombre afortunado y hoy puedo
decir contento que la vida me ha tratado bien, he podido disfrutar de lo que es
mi gran pasión la música,
y lo que es más importante siempre he estado rodeado de compañeros, amigos y familiares, que en los buenos momentos y sobre todo en los que no son tan buenos me han demostrado, de forma desinteresada su gran cariño y apoyo incondicional, hoy con la edad de noventa y tres años tengo la oportunidad de subirme a un escenario para afrontar algo que para mí ha supuesto un gran reto, un reto al que me he afrontado con una gran ilusión y les puedo asegurar que ha supuesto un gran aliciente en esta etapa de mi vida,
para terminar permítanme unas palabras de agradecimiento hacia todas las personas que hoy están en este Ayuntamiento, en primer lugar muchas gracias querido público por asistir a este concierto, siempre he querido realizar mi trabajo de forma sencilla, honesta y consciente de mis limitaciones, quiero pedir disculpas por los errores que pueda cometer, aunque espero que nunca sean lo suficientemente importantes para impedir que podamos disfrutar de las obras que vamos a interpretar,
gracias a todas las personas que han hecho posible la realización de este evento, especialmente al director de la Banda Municipal Miguel Sánchez Ruzafa, que hace muchos años se fijó en mí para la dirección de la Banda, lo que me sirvió para disfrutar de la música, gracias por fijarse en mi persona y darme la oportunidad de volver a esta tarima,
Miguel Sánchez Ruzafa
gracias a los profesores de la Banda con los que hoy comparto el escenario, gracias por el cariño que me demostráis cuando acudo al local de vuestro ensayo, gracias por la estimable ayuda en la preparación de este concierto porque sin vuestra ayuda hoy no podría estar aquí. En este momento no puedo olvidar tener un recuerdo muy especial para mis antiguos compañeros, unos aquí entre el público y otros que desgraciadamente no pueden estar, pero seguro donde estéis, estaréis disfrutando de este día, han sido muchos años de trabajo, trabajo en común, de vida compartida, cuántas anécdotas podríamos contar, para mí ha sido un gran honor teneros como compañeros y amigos.
y lo que es más importante siempre he estado rodeado de compañeros, amigos y familiares, que en los buenos momentos y sobre todo en los que no son tan buenos me han demostrado, de forma desinteresada su gran cariño y apoyo incondicional, hoy con la edad de noventa y tres años tengo la oportunidad de subirme a un escenario para afrontar algo que para mí ha supuesto un gran reto, un reto al que me he afrontado con una gran ilusión y les puedo asegurar que ha supuesto un gran aliciente en esta etapa de mi vida,
para terminar permítanme unas palabras de agradecimiento hacia todas las personas que hoy están en este Ayuntamiento, en primer lugar muchas gracias querido público por asistir a este concierto, siempre he querido realizar mi trabajo de forma sencilla, honesta y consciente de mis limitaciones, quiero pedir disculpas por los errores que pueda cometer, aunque espero que nunca sean lo suficientemente importantes para impedir que podamos disfrutar de las obras que vamos a interpretar,
gracias a todas las personas que han hecho posible la realización de este evento, especialmente al director de la Banda Municipal Miguel Sánchez Ruzafa, que hace muchos años se fijó en mí para la dirección de la Banda, lo que me sirvió para disfrutar de la música, gracias por fijarse en mi persona y darme la oportunidad de volver a esta tarima,
Miguel Sánchez Ruzafa
gracias a los profesores de la Banda con los que hoy comparto el escenario, gracias por el cariño que me demostráis cuando acudo al local de vuestro ensayo, gracias por la estimable ayuda en la preparación de este concierto porque sin vuestra ayuda hoy no podría estar aquí. En este momento no puedo olvidar tener un recuerdo muy especial para mis antiguos compañeros, unos aquí entre el público y otros que desgraciadamente no pueden estar, pero seguro donde estéis, estaréis disfrutando de este día, han sido muchos años de trabajo, trabajo en común, de vida compartida, cuántas anécdotas podríamos contar, para mí ha sido un gran honor teneros como compañeros y amigos.
Gracias a los miembros de mi familia, que
siempre han estado ahí, con los que puedo contar en cualquier momento, y que hoy muchos han podido estar aquí, otros
por desgracia se marcharon para siempre pero también están, porque están en lo
más profundo de mi corazón, gracias a mis hijos aquellos que me permiten
compartir con ellos momentos personales y profesionales, así como a sus
respectivas familias que cada día me llenan más, y de una manera especial,
gracias a mi mujer Nieves, una persona extraordinaria que en cada momento me ha sabido comprender, compartiendo y
ayudándome en cada momento y dar las gracias al espíritu que siempre ha
impregnado a este colectivo. Muchas gracias.
Un
sonoro aplauso rubricó las palabras de Miguel Gómez.
Con
la batuta en la mano, firme como una roca y dando muestras de sus capacidades y
cualidades de director y dominio de lo se te traía entre batuta, brazos, manos
y movimiento de su cuerpo comenzó la obra de Antonio Álvarez, el pasodoble “Suspiros
de España”.
Vuelto
de espaldas, dirigiendo la Banda, ¡¡quien diría!!, con la facilidad y agilidad con
la que movía el cuerpo, no es que se movía, es que bailaba al ritmo de las
notas musicales, ¡que aquel director
tenía noventa y tres años!
Después
vendría Katiuska de Pablo Sorozábal para finalizar con el
intermedio de “La leyenda del beso”.
Habría
que bajar de la tarima a Miguel Gómez, y dejarlo acomodado para que siguiera
participando en la terminación de este acontecimiento.
Granada, de Agustín Lara, sería el broche final para cerrar este acontecimiento apoteosico, bajo la dirección de Miguel Sánchez Ruzafa.
Bajando de la tarima a Miguel Gómez
Granada, de Agustín Lara, sería el broche final para cerrar este acontecimiento apoteosico, bajo la dirección de Miguel Sánchez Ruzafa.
Bajando de la tarima a Miguel Gómez
Todos conocemos al actual director de la Banda Municipal, Miguel Sánchez Ruzafa, su forma excepcional de dirigir, no necesita batuta, su varilla de dirigir es su propio cuerpo, suavidad en los movimientos lentos, deteniendo con la mano y dando paso con la vista al instrumento que le corresponde, bailando al ritmo de la música, templando para apaciguar, como el torero que cita de lejos y espera la fiera que se arranque en cualquier momento, e incorporando al público para para que cante, hermanando la música con todo un público entusiasmado que había vivido una jornada memorable, y dando con su cuerpo junto con sus brazos un movimiento rápido, como el espadachín que gira rápidamente el sable para lanzarlo bruscamente hacia el cielo, y dar una terminación a un acto grandioso.
El
escenario se llenó de profesores del pasado y del presente para hacerse la foto
final que permanecerá para siempre en los anales de la Historia de la Banda Municipal.
Todo
un éxito que quedará, no solo en el ambiente que impregnaba la atmósfera
cargada de emoción en el teatro, sino en la memoria de los directores,
profesores, familiares, amigos y asistentes a este evento.
José Medina
Villalba
Amigo Pepe: No acabo de entender o más bien explicar, como con una diferencia temporal de setenta años, se puede experimentar las mismas sensaciones, o si, porque cuentas y recuerdas de una manera real como se te erizaba el cabello con diez años, cuando acompañabas a tu padre a los conciertos de la banda en el salón, mientras las plumas de las palomas caían bamboleando desde el cielo siguiendo el ritmo de la partitura; pues la misma sensación he tenido yo al leer y disfrutar de esta sinfonía, que con la maestría acostumbrada acabas de propinar a todos tus seguidores, sentado en mi despacho con la moral alta y las lagrimas a punto de aparecer al escuchar a la orquesta y al cantante, entonar la inolvidable canción," En los jardines de la Alhambra".
ResponderEliminarAmigo Pepe: has conseguido montar una obra musical completa, una sinfonía, con su inicial Obertura y su apoteosis final, solo con palabras escritas como notas musicales, has descrito con brillantez la historia de esa entrañable banda municipal, es decir del pueblo de Granada, querida, apreciada, valorada y sentida, que ha acompañado a sus seguidores en todos los acontecimientos importantes de la ciudad. No se amigo Pepe como de grande e importante es tu preparación musical, pero de lo que no me cabe duda es que tu cuerpo y tu alma la sienten y la disfrutan de una forma especial, la redacción de este blog va saltando a modo de sortilegio, siguiendo un ritmo pausado para ir aumentando la marcha de sotovoche y sostenido con bemoles, arpegios bien calculados, para llegar a vivacce y alegretto.
En fin un concierto músico prosaico, difícil de componer y fácil de seguir y disfrutar. UN FUERTE ABRAZO DE TU AMIGO PEPE CUADROS.