Dedicado a mi amigo y gran pintor: Juan Molina Rodríguez, con el deseo ferviente de su pronta recuperación.
Calle Gracia
Las cinco de la
mañana de un día perdido allá por los años mil novecientos cuarenta y siete, de
un siglo que quedó hace dieciocho años atrás, si los restamos de éste dos mil
dieciocho.
La Calle de
Gracia, sin duda una de las calles que caracterizan el centro de la ciudad,
estrecha, totalmente recta con una ligera pendiente, con una línea continua de
casas a los lados de no más de tres
plantas con un estilo la mayoría de ellas peculiar, y que se identifica claramente
con una época concreta, a pesar de algunos cambios sufridos.
Palacio de los Yanguas, actual Curia Eclesiástica
Recibe el nombre
del extinguido convento de Trinitarios Calzados, podemos encontrar
edificaciones como el Palacio de los Yanguas, marqueses de Casablanca, la
Iglesia de la Magdalena, la Casa donde nació y pasó su infancia Eugenia de
Montijo esposa de Napoleón III y la Escuela de Artes y Oficios.
Casa de Eugenia de Montijo
Antigua Escuela de Artes y Oficios
Este barrio vio echar los dientes, palpó las
correrías y juegos infantiles, y la Universidad de Derecho le dio paso por su
puerta de adolescente al escritor, diplomático y político español, Melchor
Almagro San Martín.
Melchor Almagro San Martín
Los vencejos
salidos de sus nidos en los aleros de los tejados de una ciudad que guarda en
sus entrañas la esencia más pura de su historia, revoloteaban en bandadas por
las azoteas y cubierta de un cielo que intentaba tomar el color del día.
Eran como figuras
fantasmagóricas que giraban y daban vueltas continuamente, de una forma
alocada, persiguiéndose las unas a las otras, dando graznidos pero sin llegar a
chocar nunca, el trapecio de un circo, cuya carpa era el firmamento, formado por multitud de artistas
enanos vestidos de negro.
Los vencejos el trapecio de un circo...
El cielo aún marcaba las señales calenturientas de un verano que se marchaba en sus últimos días, la desnudez de la calle era una de las notas características, solo el ruido de los carros de basura llegados de las inmediaciones de un pueblo llamado Armilla, o el olor a pan recién hecho de algún horno próximo, eran los elementos con los que la mañana se iba espabilando.
Basureros de Armilla
Una larga fila de chicos subidos en la acera de una calle del Barrio de la Magdalena, llamada Gracia, que aún conserva algo de la esencia de otros tiempos, esperaban impacientes que dieran las nueve de la mañana, para matricularse en un edificio titulado Escuela de Artes y Oficios, donde los tallares artesanales con sus menestrales al frente, maestros dominadores de sus oficios respectivos eran objeto de todos los que esperábamos, el aprendizaje de cualquier oficio u arte para desarrollar algún día la vida profesional, o simplemente enriquecerse con el deleite, destreza y habilidad de cualquier disciplina o técnica que pueda perfeccionar el espíritu.
Clase de pintura con modelo al natural
-¿Por qué a las cinco de la mañana, había que estar en cola para matricularse?
Si estás atento a
este relato, estimado lector, te voy a
desvelar el secreto de este madrugón.
La fila de
soldaditos, de escasa edad y otros de edad más avanzada, se iba moviendo lentamente conforme iban
inscribiéndose en cada una de las disciplinas que allí se impartirían una vez
comenzado el curso.
Aquello era como
un enorme acordeón, cuando desciende encogiendo todo su cuerpo.
Ventanilla de matriculación
Ya estaba
llegando al puerto deseado, mis ojos disparaban rayos vertiginosos hacia la
ventanilla acristalada donde un señor bedel perfectamente uniformado iba
tomando nota de los nombres y de las
disciplinas y talleres que se iban solicitando.
Alguien al salir
proclamó con voz estruendosa y de alegría contenida.
-¡Qué suerte he
tenido!, soy el último para el taller de dibujo.
- ¡Maldita sea!,
se me escapó en mi interior un grito de angustia.
Sin embargo
abrigaba un halo de esperanza, de que quedara una plaza para mí.
Todo se confirmó,
las plazas para el taller que deseaba se habían agotado.
Lágrimas de rabia
desfilaron como gotas de cristal por mis mejillas, y más aún al llegar a mi
casa donde se mezclaron con palabras de desaliento.
-¿Qué te ha
pasado? Me dijo mi hermana, que era unos cuantos años mayor.
-Vamos, me cogió
del brazo y en un santiamén estábamos en la calle de Gracia y en el lugar del
destino.
-¿Dónde está el
director?
- En la clase de
pintura en el tercer piso. Esta fue la
respuesta del mismo señor que un rato antes me había denegado la inscripción.
D. Gabriel Morcillo Raya
La Escuela de Artes y Oficios daba crédito a su nombre, grupos escultóricos de gran tamaño subidos en pódium, distribuidos por el patio principal, daban fama a su nombre, chispas y relámpagos luminosos salían de los talleres de fragua y fundición, olía a óleo, a esmaltes y pintura, el golpeteo de los martillos sobre las gubias horadando la piedra eran los lenguajes que hablaban por todas partes.
Taller de talla
Focos disparando haces de luz sobre cada uno de los caballetes, donde se insinuaban las siluetas de una figura portando una enorme bandeja de frutas, sobre un ropaje que se le había caído, sobre el que reposaba sentado el que hacía de modelo, luciendo la esbeltez de su cuerpo desnudo, era objeto de la mirada de los alumnos que intentaban plasmar en los lienzos con sus pinceles, lamiendo en las paletas los diversos colores que necesitaban.
El dios de la fruta
Allí estaba
nuestro objetivo, sobre otro lienzo el maestro también hacia su trabajo pintando
al par de los alumnos.
Aquel señor me
impresionó nada más verlo. El cuadro una vez terminado le pusieron por título
el Dios de la fruta, y para mí un minúsculo personaje, aquel profesor me
pareció un dios, pintando otro dios, que con el tiempo se confirmaría.
Aunque en aquel
momento, por mi edad, no me percatara bien de sus condicionamientos, pasados
los años, trayendo a la palestra de mi pensamiento aquella figura, lo concibo
como un personaje apolíneo cultivando la medida, el
equilibrio, la serenidad y la armonía, minucioso in extremis, como elementos básico de su ente.
D. Gabriel Morcillo en su carmen de la Calle Plegadero Alto del Barrio del Realejo
De buena
presencia, tez morena, cabello ligeramente rizado, bigote recortado, negro como
la noche, como si estuviese recién tintado, temperamento tranquilo, de habla casi
imperceptible, como la suavidad de la corriente de las aguas de un río en plena quietud, como si los pinceles que
portaba en sus manos acariciando el rostro del personaje que pintaba, estuvieran
conversando a través de su boca, observador, mirada relajada como el que
intenta descubrir, en un abrir y cerrar de ojos, quien es su interlocutor, respetable y muy
respetado por todos sus alumnos que admiran al maestro y están atentos a todas
sus indicaciones y advertencias.
Granada, ciudad maravillosa
Nacido en una ciudad maravillosa como es Granada de recoleto ambiente en la que Dios prodigó sus dones y en la que todo cielo, tierra, aire y luz, invita a la vida contemplativa y a la serena meditación, no es de extrañar que en ella se forme un hombre que lleve en sí toda la honda poesía que esta ciudad encierra.
Morcillo es todo
arte y sensibilidad y el miedo de profanar estos tesoros, le hacen mostrarse
reservado y tímido, al mismo tiempo que autoritario y personal, condición ésta
frecuentísima en los genios.
Colocados detrás
de él contemplábamos, mi hermana y yo, el trabajo que realizaba minuciosamente,
sin percatarse de nuestra presencia; daba los toques a uno de los ojos del modelo, e
incluso aleccionaba a sus alumnos para que vieran cómo había que dar la pincelada con una delicadeza tal para que
el ojo se viera vidrioso con la transparencia que le hace adquirir la realidad
de un ocelo que está con vida.
José Medina Villalba a los 10 años
María Medina Villalba hermana
Alguno de los
alumnos un poco sorprendidos de que no nos hubiera detectado, le hizo una señal
frunciendo el entrecejo e inmediatamente se volvió hacia nosotros.
-¿Qué desea
señora?
- Mire, señor
director, mi hermanillo se ha quedado sin matriculación y desea entrar en la
clase de dibujo.
- Nene. ¿Te gusta
dibujar?
Tímidamente, sin
apenas emerger la voz del cuello.
-Sí señor.
-Miguel. (Llamó a
un profesor que había en una sala contigua).
Miguel Ruiz
Molina, pocas palabras, pero gran saber, ayudante más cerca del maestro, corregía
a los alumnos en silencio.
-Ponle a este
jovencito una banqueta, un tablero con un folio, dale carboncillo y que dibuje
ese busto de César Augusto.
Busto de César Augusto
Una llamarada de
calor me corrió de los pies a la cabeza, los alumnos expectantes dirigían
la mirada sobre el que iba a ser examinado, y al mismo tiempo sobre el examinador que no era otro sino la más alta
eminencia en las Bellas Artes.
Las manos me
temblaban, sudaba como jamás lo hubiera hecho y haciendo un esfuerzo poniendo
todo el máximo interés que pude trasladar con mis manos a la blancura de aquel lienzo de papel, dejé mi impronta sobre lo que mis ojos observaban.
D. Gabriel siguió
con el ojo y sus alumnos pendientes de sus
instrucciones.
En un momento se
volvió, miró detenidamente mi trabajo, se tocó con la mano la ceja, frunció el
entrecejo, me miró, llamó a D. Miguel, el profesor que me había preparado la
banqueta, y le dijo: este chico desde mañana lo quiero aquí en tu clase
dibujando.
Aquel fue mi
bautismo en la Escuela de Artes y Oficios.
Fueron muchos los
ratos que me pasaba viéndolo pintar porque él sabía perfectamente lo que es ser
profesor de una materia que requiere una
enorme disciplina y entre otras
condiciones saber captar lo que se quiere trasladar al lienzo.
Juan Molina Rodríguez
Unas veces
pintando su propio trabajo y otras orientando y comentando a sus alumnos, de
allí salieron magníficos pintores que han dejado la huella y la marca de su
profesor, entre ellos podemos citar a: Juan Molina Rodríguez, Pío Verdú, los
hermanos Calvín, Paco Mora, Manolito Rivera, Manolo Santaella, Bonifacio
Torralbo, Sebastián Closas, Miguel Lozano, después fue mi profesor de
dibujo en el tercer curso de la Carrera de Magisterio en la Escuela Normal del
Ave María.
Han pasado muchos
años desde que aquel niño de pantalón bombacho, saltando por encima de los bancos
de Plaza Bib-Rambla, todas las tardes, se dirigía a la Escuela de Artes y
Oficios, cuando un día, pasados mis cincuenta años decidí volver de nuevo a aquel
nido maravilloso, donde se fabrica arte por todas partes desde que se entra por
la puerta hasta que se vuelve salir.
Taller de talla en madera
Aquel Centro del saber artístico hecho realidad con sus diversos talleres, ya no era el mismo de mi infancia, se había cambiado de traje, un edificio moderno, con un
enorme tragaluz acristalado sobre el patio, magnífica escalera de acceso a las
diferentes plantas, clases perfectamente acondicionadas para los diverso talleres…,
pero no tengo reparo en decirlo aquella, escuela, la que la piqueta hizo desparecer,
para mí tenía un sabor más entrañable, quizás será porque los recuerdos de la
infancia se rememoran con más intensidad.
Al entrar cada
día, me vuelvo niño, yo diría aquel que con la mente limpia de la infancia
todos las jornadas subía a la última planta para hacer dibujos al carboncillo pero
sobre todo pasarme horas, siempre que podía, mirando y admirando la forma de pintar
de D. Gabriel.
Modelado del Dante Alighieri. Obra de José Medina Villalba
Sin embargo en
los doce años que he pasado por allí haciendo cursos monográficos, me han
servido para darme un buen barniz por los distintos talleres que tuve la oportunidad
de pasar, y conectar con un elenco de profesores extraordinarios: José Castro,
Juan Corredor, Jesús García Ligero, Adolfo, Marisa Castilla, José Miguel Fuentes, Manolo Cano, con los que empaticé y me
dejaron una buena pátina de sus enseñanzas.
-Oiga, señor
escritor, ¿usted no nos iba a llevar a una exposición de D. Gabriel Morcillo
Raya en el Centro Artístico? Pues déjese de tantos preliminares y vamos al
meollo de la cuestión y lo que tenga que contar más de su vida y milagros,
déjelo para cuando hayamos visto la muestra de pintura.
Juventudes Musicales en la Exposición de D. Gabriel Morcillo
El Centro
Cultural de Caja Granada, en la Acera del Casino, días atrás nos recibió a un
grupo, no muy numeroso pero sí muy interesado en contemplar la exposición de D.
Gabriel Morcillo Raya, organizado por Rafael de Pablos de la Asociación de Juventudes Musicales y dirigido
por la diestra mano de Miguel Arjona, Historiador de Arte.
Hacia treinta
años que no se le hacía una exposición a D. Gabriel Morcillo, por lo que era ésta una muestra muy anhelada. Reunir cincuenta y nueve piezas de las que consta ha
supuesto bastante a un agrupo de amigos muy expertos en la obra de Morcillo;
nos encontramos satisfechos por haberlo conseguido, la mayoría proceden de
colecciones particulares, hemos necesitado una cantidad de tiempo, para reunir
un número elevado de piezas significativas a fin de hacer una manifestación de este tipo, que pueda interesar al público
mayormente.
Contamos también con el legado de la única hija que tuvo, Isabel, esta herencia se hizo efectiva el año pasado al Ayuntamiento, aunque muchas de ellas eran conocidas en exposiciones anteriores, pero ha sido ahora cuando realmente se ha hecho realidad.
Contamos también con el legado de la única hija que tuvo, Isabel, esta herencia se hizo efectiva el año pasado al Ayuntamiento, aunque muchas de ellas eran conocidas en exposiciones anteriores, pero ha sido ahora cuando realmente se ha hecho realidad.
Miguel Arjona , Historiador de Arte
Vamos a ver
también documentos, algún título, el académico de San Fernando, y algún que otro
legajo suyo.
Fundaciones
anteriores a ésta le hicieron un homenaje con motivo del nacimiento.
Morcillo. (1887-1973) Nació en el año 1887 y en el 1987, se hizo una exposición como homenaje.
La Caja Provincial de Granada y la Caja General de
Ahorros hicieron una celebración conmemorativa del centenario de su nacimiento,
con una exposición para recuperar su figura, había sido un personaje muy
conocido en la ciudad pero a largo del tiempo se había ido disolviendo, su obra
estaba en colecciones privadas y no
había tenido esa manifestación pública que debía tener por la importancia como
artista.
Ciento treinta
años después inauguramos esta exposición que nuevamente pretende traerlo a la
actualidad, y hacerlo desde un punto de vista contemporáneo para deslindar,
porque él tuvo muchos seguidores en la ciudad pero ninguno estuvo a su nivel
como artista, como creador, y esto es
importante señalarlo por lo que hay que ponerlo en el sitio que merece, sacarlo de aspectos locales que no ayudan a hacer una buena lectura de lo que
fue Morcillo y de lo que fue su obra.
Hemos hecho esta
pequeña presentación en este lugar de la entrada porque están algunas de las
piezas más antiguas, podéis observar esta obra maestra aquel príncipe sentado que es una pieza de
mil novecientos diecinueve.
El director del
periódico, el Defensor de Granada, Luis Seco de Lucena se da cuenta de la capacidad que este niño
tiene, para dibujar, para pintar, y la falta de medios que había en su familia
que era una familia modesta y lo anima para que se matricule en la Escuela de Artes y Oficios.
A partir de ahí
es cuando va a comenzar la formación de Morcillo como artista que se
cumplimentaría con su paso por Madrid.
Desde los primeros momentos, tiene bastante aceptación y éxito, mención merece este cartel.
Desde los primeros momentos, tiene bastante aceptación y éxito, mención merece este cartel.
Cartel del Corpus de 1914
El Ayuntamiento
conserva los originales de los carteles del Corpus, que le fueron premiados durante tres años consecutivos, éste es de mil novecientos
catorce.
Durante tres o cuatro años seguidos gana el concurso de las fiestas
del Corpus, como podéis observa es una figura muy clásica todavía lejos de lo
que sería Morcillo, está evocado en la
pintura de finales del siglo XIX, pintura costumbrista todavía sin un lenguaje
propio y sin una técnica propia como veremos más adelante pero, sí es cierto, se
ve la habilidad para el dibujo y para el color, lo más singular de esta pieza
tan temprana, es la parte superior derecha del cuadro que va a ser muy
característico en él a la hora de pintar con pinceladas largas, con las que ya
veremos compone flores y determinados elementos que hacen que sus piezas sean
muy características.
Compás de Santa Isabel la Real
Ésta que tenemos aquí al lado es de las más antiguas, un paisaje muy raro, es el Compás de Santa Isabel la Real hecha en 1911, la dedica a un amigo, es el único paisaje que hay en la exposición y se le conocen poquísimos.
Aquí tenemos otra
obra que es muy de la primera época que nos evoca a otros pintores granadinos
contemporáneos a él, como son José María Rodríguez Acosta, José María López
Mezquita, son los tres grandes pintores que da Granada en las primeras décadas
del siglo XX al arte español, después vendrán Manuel Ángeles Ortiz, Manuel
González de la Serna, y otros grandes artistas porque siempre esta ciudad ha
sido cantera, de grandes genios en el arte.
Esta obra nos
recuerda mucho a López Mezquita, bastante mayor que él, es una pintura
costumbrista con el tema popular de gitanillos, pero vamos a ver elementos que
se van a repetir, como incorporar bodegones con basares, con cacharritos, con
objetos cotidianos de la casa, el pobre... El tratamiento de los vestidos va a
ser muy característico, muy contrario a lo que después sería su pintura.
Si se fijan en éste ya es Morcillo, observen la pincelada en la textura que tiene el cuadro, la propia forma de dar las
sombras, el colorido en el contorno de los ojos, en los labios, en el cuello,
hay un tratamiento de la textura mucho más definido también en el mantón rojo,
miren la pincelada larga en la composición.
Todo esto lo
veremos con más claridad en los siguientes cuadros.
Descendimos por
la escalera por donde cientos de personas, desde que la exposición está abierta, han dejado la marca de sus
zapatos, nuestro grupo es uno más, que ya ha comenzado a alimentarse tomando
los primeros aperitivos que nos suministra un Morcillo cuando estaba en el
preludio de su carrera artística.
La iluminación juega
un papel muy importante, nos hace ver con claridad las diversas obras, si a
esto les añadimos la buena documentada información de nuestro guía, tenemos que
decir aquello de, “miel sobre hojuelas”.
El grupo absorto contempla las obras pictóricas
Nada más entrar impresiona ver la magnificencia de una luz que habla directamente lamiendo los lienzos que cuelgan, con la frescura artística de unos cuadros plagados de personajes en los que la risa, la mirada indiscreta, cándida, piadosa, lujuriosa, sabia…, así como la Naturaleza Muerta, plena con sus frutos, de los que allí se encuentran cobran vida, ante el asombro de todos los que esta tarde nos queremos llevar, en nuestra retina, el óleo hecho vida por unas manos maestras.
Nos encontramos
en la sala donde están las piezas más antiguas, son las que están más vinculadas
con la realidad que vivió Morcillo, porque curiosamente al distribuir la
exposición nos salió así, ésta es una sala como más real de temas más
auténticos y la otra sala contigua es donde van a ver los temas más clásicos de
Morcillo: orientalistas de moros, escenas de pastores, el desnudo, están más presentes
en aquella otra que son el tipo de composición que tanto éxito le dio. Aquí, en
esta parte lo que tenemos, es la parte de realidad porque aparece la ciudad
algunos paisajes de Granada, el tema del bodegón, el retrato de algunos
importantes que realizó en aquellos momentos y todo mezclado con distintas
escenas.
Las miradas fijas a la visión de los cuadros
Pocas salas pueden reunir los condicionamientos de ésta en la que nos encontramos, entrar en ella es pasar de la realidad, del día a día, a la grandiosidad de un mundo donde la luz, el color, la magnificencia de personajes de toda índole, la hermosura y el esplendor del desnudo, de las costumbres y formas de vida de una época cobran vida, resaltadas por la luminotecnia que delicadamente deja sus brazos hechos fulgor, acariciando la plenitud del arte que cuelga de unas paredes que continuamente se enriquecen con lo que sobre ellas reposa, para recreo de todos los que dejan entrar por sus ojos, el óleo plasmado hace años en unos lienzos que nos trasladan, en alas de lo que vemos y de nuestra imaginación, a tiempos pasados.
Haremos una semblanza rápida de Morcillo y de su vida
o cómo entendió el arte y su manera de
trabajar.
Cecilio Pla
Morcillo nació en
1887, con mucho esfuerzo empieza a estudiar aquí en Granada para después irse a
Madrid, tuvo un primer intento en 1907 en el taller de Cecilio Pla, un gran
pintor de origen valenciano, muy famoso y muy reconocido, se fue allí con
intención de formarse, estuvo muy pocos meses porque no se podía permitir el
lujo, de los gastos que suponía la estancia y se tuvo que volver a
Granada.
El joven Gabriel Morcillo
Cuatro años después becado por Ayuntamiento y
después por la Diputación de Granada consiguió estar en Madrid un periodo de
tiempo formándose con Cecilio Pla, por allí habían pasado Manuel Ángel López
Ortiz, López Mezquita, algunos artista de relieve, éste es el punto de
inflexión de madurez, en este momento tenía veinticuatro años y es cuando va a
absolver lo que se está haciendo en Madrid que era el punto de referencia donde
iban todos los que no podían salir fuera al extranjero.
Después de esta
formación vuelve a Granada, lo becan para la Academia de España en Roma que era
una beca dificilísima y renuncia a ella por no irse de Granada porque ya había decidido que se iba a quedar siempre
en Granada.
Academia de España en Roma
Comienza a
trabajar, terminará siendo docente de la
Escuela de Arte y Oficios, antes era Escuela de Artes Aplicadas, de la que
terminaría siendo el director en la Calle Gracia, y también de una residencia
de artistas que se hace en la Alhambra en mil novecientos veintitrés de la que
lo nombran desde el principio director; a partir de ahí, decide definitivamente
que se va a quedar aquí y que su arte va a girar en torno a la ciudad.
Era muy buen
lector le gustaba mucho la literatura, leía bastante, éste sería el motivo donde
encontraría los argumentos para la
creación de sus temas, porque apenas si le gustaba viajar, parece que no salió
de España nunca, sí es verdad que fue a Madrid porque fue muy reclamado por el
retrato que fue el que le dio dinero. La
fama fue más por los tipos que trataba, pero sobre todo por el retrato ya que lo hizo con buena parte de la sociedad española, incluso
pintó al General Franco, un par de veces, y estos fueron su fuente de ingresos.
Comenzamos por esta parte donde tenemos tres retratos.
El arquitecto
Modesto Cendoya, a la derecha el Padre Andrés Manjón, en el centro un
retrato de muchacha, una de las piezas
más singulares y magnificas de lo que podía llegar hacer Morcillo en estos
momentos.
El retrato del Padre Manjón es de 1919, murió en el 1923 y
ese mismo año muere Cendoya, estos retratos están muy bien tratados, muy bien
compuestos ya con ciertos dejes característicos de él, ya que solía dejar
ciertas partes del lienzo sin terminar o con unas pinceladas muy largas que no
terminaban de definirse, fíjense en las cabezas perfectamente
tratadas, son figuras muy conseguidas.
Modesto Cendoya
En el caso de
Cendoya lo representa con la típica plumilla de dibujo de arquitecto, aquí se
ven estos papeles que eran muy característicos en aquella época, colores
celestes y la Alhambra que fue el gran monumento del que Modesto Cendoya fue
conservador.
Formó parte del grupo de arquitectos que
trabajaron en la construcción del Carmen de la Fundación Rodríguez Acosta, él
se encargó de todos los aterrazados y toda la base sobre la que se edificaría el carmen.
Carmen de la Fundación Rodríguez Acosta
Era muy amigo de José María
Rodríguez Acosta, como fondo, vemos en el cuadro, la Alhambra como protagonista en la última
etapa de Modesto Cendoya, esta parte de abajo está sin definir, parece que
llevaba un guante, pero lo deja muy abocetado.
D. Andrés Manjón
En el caso del Padre Manjón, es un retrato muy profundo, fíjense en la cabeza del personaje, se percibe un cierto silencio, en este trabajo incluye el tema granadino de la pequeña Inmaculada, nos remite mucho a la escritura clásica del barroco granadino, y elementos como las flores realizadas con pinceladas cortas hechas unas detrás de otras de una forma muy peculiar.
En el caso del retrato de la muchacha que es
un poquito más tardío, época que va a ser muy prolífica, la de los veinte y los
treinta, porque después tiene parones en la producción de su obra.
Ha costado mucho
trabajo ordenar las piezas porque hay muchas sin fechar, otras sin firmar, es
decir, no tenía un cuidado exhaustivo, en algunas lo hacía en otras las dejaba
sin estos requisitos, lienzos muy aprovechados en los que por detrás te puedes
encontrar otra cosa, era muy peculiar a la hora de trabajar, lo hacía de una
forma muy anárquica.
Retrato de muchacha
En el retrato de la muchacha me gusta mucho por la modernidad y la capacidad de trabajar en R 18, es una pieza que se sale, no tiene nada que ver con respecto a las otras dos y en el tratamiento que le da la va contorneando, nos recuerda a lo que se hace hoy con los programas digitales de ordenador a la hora de manipular las imágenes.
Podéis observar esta silueta morada en el contorno, otras veces la
mete en tonos verdosos, y la forma de componer en zonas con mucha textura de
pintura y otras en las que prácticamente no hay nada, aquí se ve en el fondo
del lienzo la imprimación que tiene.
En esta sala se
mezcla de todo un poco, hay gente
pastoril, otras que nos remiten al concepto de la época, de las corrientes
simbolistas en Andalucía, tenemos un ejemplo clave en Julio Romero de Torres.
El grupo
recorríamos en silencio detrás de nuestro guía, de la misma manera que los
polluelos acompañan a su progenitora, saboreando la belleza de lo que estábamos
admirando, alimentadas por las palabras del orientador y conocedor de la materia.
En este cuadro
fíjense que hay como una pirámide de luz, justo hasta el techo que es el vértice
de la pirámide y el resto de la pieza queda meramente sugerida.
Remite aparte de Julio Romero de Torres a
otros pintores más o menos contemporáneos, otra cosa que les voy a detallar,
son las faldas suele repetirlas mucho en los modelos, si se fijan en las caras
ahora lo vamos a ver en la otra sala, tenía dos o tres modelos, un señor que
era el jardinero del carmen donde vivía en el Realejo, Conchita que fue una de
sus modelos favorita de la que veremos varios retratos, unido al tema de las
faldas, se repite también el abanico que lleva y aparece en otros
modelos, todo esto hace que se cree una especie de familia muy peculiar, una
clase de arco muy cerrado en todo este
tipo de pinturas que son muy singulares; llega un momento en que ves un cuadro y
enseguida lo identificas con él es decir hay elementos que lo estás viendo en
unos y en otros, por ejemplo las frutas que las trabajaba mucho, ahora las
veremos en todo aquel frente de bodegones.
Tenía frutas de sera y eran las que empleaba
una y otra vez, las texturas de las telas que le gustaba mucho también, las repite en un cuadro y en otro, eso mismo
demuestra su intimismo y su propia decisión como la que un día tomó, cerró la
puerta de su carmen del Plegadero Alto y dijo:
- Aquí me quedo
no quiero saber absolutamente nada más allá de lo que me interese.
Estamos delante
de una pintura que nos vuelve a remitir
al trabajo de López Mezquita y de José María Rodríguez Acosta con un tema más
costumbrista como el que vimos a la entrada con el uso de los cobres, y le pasa
igual con el del niño que quizás es el más orientalista de todos los que hay en
la exposición.
El orientalismo de Morcillo es muy peculiar, esto que estamos
hablando de repetir modelos llega un momento que nos habla de una especie de
disfraz más que de una imagen creada o de un ambiente que es lo que pretendían
los orientalistas a partir de finales del dieciocho sobre todos los franceses,
Morcillo no logra hacer ver una escena real, sino que estamos contemplando a
personas disfrazadas.
En este caso del niño se acerca mucho al
orientalismo clásico europeo muy anterior, desde luego, a la mitad del siglo
XIX.
En estos tres
cuadros utiliza de fondo un tejido para cerrarlos, cosa que venían utilizando
los pintores flamencos, y los italianos del Renacimiento.
Morcillo en este juego de texturas que le
gustaba utilizar tiene su origen al proceder de una familia de bordadoras.
Paquita Raya, toda su familia que se habían dedicado al tema del bordado, parece que él lo tenía presente y hace muy bien el asunto de las texturas de los tejidos y los emplea de una forma muy particular, el que más me gusta es éste por la frescura que muestra la modelo muy natural y luego un tema muy sensual con cierta carga erótica, el tema del guante y la rosa que aparece.
Paquita Raya, toda su familia que se habían dedicado al tema del bordado, parece que él lo tenía presente y hace muy bien el asunto de las texturas de los tejidos y los emplea de una forma muy particular, el que más me gusta es éste por la frescura que muestra la modelo muy natural y luego un tema muy sensual con cierta carga erótica, el tema del guante y la rosa que aparece.
En este cuadro
estamos viendo un grupo familiar de la aristocracia granadina es de las
primeras décadas del siglo XX, es muy curiosa esta pieza porque si se fijan
está bastante conseguida, está basada en este típico retrato de la gente
importante de la época que quería, demostrar su opulencia y aristocracia.
Escena familiar. Col. Dª Natividad Conteras y Gómez de las Cortinas (Granada)
Fue un encargo que le hicieron, podemos observar la frescura de los personajes sobre todo de las niñas y de los ropajes, en cambio la señora aparece como el perfil de una moneda porque cuando lo realizó fue un encargo pos morte, sería a través de alguna fotografía en la que apareciera en esta pose, y Morcillo no consigue darle esa vida que sí se ve en las chiquillas que están muy activas.
Pasamos a los
bodegones, la obra maestra de todas las
conocidas ésta, que él tituló orgullosos “soy de D. Gabriel”, el mismo se
reconocía como un personaje y realmente era una figura muy respetable en la
ciudad, estaba muy consagrado tenía ese
marchamo ya cuando era director de la Escuela de Artes y oficios, aquí
nos lo demuestra él mismo autotitulando
este bodegón.
Es un bodegón
espléndido, compendio de todos los elementos que él utilizó, está muy
elaborado, hay otros más naturales, más abocetados pero también es cierto que
son de épocas distintas, pero en este caso está todo el extracto, que suele utilizar, porque están desde el uso de las opalinas, los cristales del siglo XIX que fueron muy característicos
en piezas de tocador y en las primeras épocas del XX, y las utilizaba muy
frecuentemente, le debía de gustar mucho el color de la opalina y la
emplea reiteradamente, y las vamos a ver en algún otro bodegón, donde podremos
observar esa facilidad que tiene para el tratamiento de la frescura, las rosas
casi se salen, casi se desprenden, son rosas como maduras con los pétalos a punto
de abatirse y le da esa desenvoltura perfecta; ese trapillo que aparece casi
roto con polvo en el filo magnífica y
perfectamente definido, este collar lo hemos visto a la entrada en el príncipe
árabe.
Aquí tenemos otra
serie de bodegones, el último con el marco más elaborado que lo firmó en Quéntar
en mil novecientos sesenta, es la última pieza entrada en esta exposición.
El tema del
disfraz y del pierrot es otro de los asuntos que Morcillo reitera una y otra vez, aquí vemos una pieza que
tiene más de una versión, esta pieza de la paloma muerta con el músico, aparece también el flautista en otras composiciones de distinto tipo.
Vemos como
trata la textura, la soltura que tiene, empastaba mucho, la obra de Morcillo es
difícil de conservar porque no cuidaba especialmente ni a la hora de imprimar,
si a un cuadro le faltaba lienzo le cosía y le añadía un trocito de tela,
entonces origina que la conservación sea difícil; era su manera anárquica de
trabajar, por ejemplo este lienzo tiene un trozo de bodegón metido por detrás,
cuando lo montó en el marco consideró que no le gustaba y está colocado por
detrás del cuadro.
Nos trasladamos a
la sala contigua.
Las piezas de
este espacio nos hablan de esa grandeza fundamentalmente oriental inspirada en
las raíces de la propia Granada, o en
cualquier invento que le sugiriese el pasado en el tema de la ciudad mezclado
con escenas pastoriles donde existen
elementos a destacar, por una parte el tratamiento que le da a los fondos del
paisaje, es muy llamativo este cuadro que parece una clara Camarasa. (Hermenegildo Anglada Camarasa, pintor catalán, representante del postimpresionismo)
Hay otros
aspectos, el tema de la desnudez tanto femenina como masculina, es un tema muy controvertido. España siempre
estuvo en esa faceta muy atrasada con respecto al resto de Europa, y el
desnudo siempre había sido tabú en la pintura española hasta el siglo XX sobre
todo el desnudo masculino, porque el femenino a finales del XIX se va haciendo
más popular, pero es muy curioso como lo trata.
Lo podemos ver en esta pieza de los años
cuarenta, estamos en una época muy complicada, aparece con esa mezcla de
sensualidad una cosa rara que no está terminada de estudiar, y que por supuesto hubiera compradores, con una carga de sensualidad muy alta aunque también
pintó el desnudo femenino.
Los personajes se
repiten en varios de sus cuadros, éste que acabamos de
ver, parece ser que el modelo era el jardinero que trabajaba en el
carmen donde vivía en el Realejo.
Este otro
personaje, contiguo al anterior, aparece en muchísimos cuadros. Con respecto al del acordeón, tengo que deciros que estuvo su hijo ayer por aquí y dicen que se
emocionó al ver a su padre de modelo.
En estos otros vemos lo que hemos venido
hablando del uso que hace de muy poquitos elementos, en composiciones en las
que se destaca la damajuana de cristal con los reflejos, el tratamiento de las
telas que nos recuerda a la pintura clásica barroca española de Zurbarán, este
tipo de composición al final es como una excusa para crear un juego de luces y
sombras, matices y colores junto al tema
de las frutas, la calabaza, las uva, que aparece en muchos cuadros.
Otra cosa
llamativa es la que nos dicen los personajes, que los hay con muchos matices,
desde la manifestación de la risa
irónica, a una risa más franca, en otras
figuras parece seria, como un juego muy
simbólico, en otros cuadros el tratamiento es más abstracto.
Aquí tenemos a
Conchita esta mujer fue su modelo preferido.
Esta parte de
aquí es muy interesante por lo que hablábamos por el tratamiento de la
sensualidad con el de Conchita, esta modelo que debió gustarle mucho podéis
ver como la trataba desde épocas en que era más joven, hasta de más avanzada
edad.
Están estas dos obras para ver como la retrata, son unas piezas fantásticas en concreto el desnudo que está fechado en mil
novecientos treinta es quizás la pieza estrella de la exposición, una de las
grandes obras de Morcillo porque nuevamente vuelve a pensar en todos los elementos
que puede utilizar.
Técnicamente empleando esta pincelada tan
característica, lo que hemos hablado del silueteado aquí lo vemos en verde, siluetado del que hemos hablado antes, vemos esta abstracción que es pura
conceptualización, este reflejo del espejo, si nos quedáramos con esta parte
del cuadro estaríamos hablando de un
cuadro abstracto totalmente no hay ninguna intencionalidad, o sea toda la intencionalidad pero con un tratamiento muy distinto al que
tiene por encima de la cabeza u otros elementos.
Volvemos a
tener los elementos con la rosa compuesta con la pincelada corta, también hay
cristal que lo repite una y otra vez, pero sobre todo es una pieza muy valiente
con una cargazón en la que se puede observar una especie de ofrecimiento por
parte de la modelo que se muestra con una sensualidad muy explícita mirando muy
descaradamente, por llamarlo de alguna manera, en cambio allí aparece casi
enfermiza en este caso con ojeras, todavía muy guapa, más retraída, la falda es
la que hemos visto en otro cuadro, el abanico es el que llevan las mujeres en
ese otro retrato.
Otra pieza clave,
como bodegón, además del que hemos visto es éste bien acabado, destaca sobre todo esta parte,
las flores tienen como un casco metálico, más que natural una composición
fantástica mezclando los tonos fríos con los cálidos, como la constitución es
pequeñita y cerrada con elementos que ya
hemos visto, como son el uso del collar
y demás objetos.
Estos dos que hay
a continuación, seguimos con Conchita,
aquella que está en la Escuela de Artes desde que la fundó, se la regaló
a uno de los que eran jurado cuando entró en la Escuela, está dedicado
junto con uno de los bodegones, y esta anacreóntica donde vuelve a reunir todas
estas características de las que venimos hablando incluso de no acabar vemos
como toda esta parte no está terminada, y lo que les decía está pintado en una
época muy difícil de mucha prohibición y muy poca libertad, es un cuadro muy
explícito que nos está hablando de que ahí está pasando algo de una manera muy
descarada, ese señor está haciendo lo que puede pero al final se nota que hay
algo extraño, es muy curioso.
Este cuadro está
más estilizado aparece la pareja, con una cesta muy bonita, le crea un marco
donde pone el bodegón que ya hemos visto en la otra sala con los mismos
elementos.
Este es un cuadro
dedicado a una amiga suya y es una exaltación a la bandera de España en un
momento muy complicado, no pone el año pero más o menos es al final de la
Guerra Civil, lo hace de una manera tan abstracta que no parece lo que en realidad es, pero es una exaltación de
la bandera.
A continuación
otro elemento de pierrot y frac que ya lo hemos visto, cerrando la exposición
con una serie de dibujos, estos tres son de los veinte y al final hay algunos
de los años sesenta.
Él murió en el
1973, en el setenta y dos se le hizo una
exposición enorme en el Hospital Real que es la exposición más grande que nunca
se le ha hecho, fue una especie de homenaje, ya estaba muy mayor, de hecho no
pudo asistir a la inauguración porque no se encontraba bien, fue una
exposición que promovió en su momento la Fundación Rodríguez Acosta, la más
grande que se hizo en vida del pintor.
A partir de mil
novecientos setenta y tres con su muerte lo que veníamos comentando antes, se
va apagando se le recuerda como un pintor antiguo, rancio, no se le miran las cualidades positivas y el hecho de estar
buena parte de la obra en colecciones, el no haber hecho nunca intención en
vida de haberse promocionado de otra manera, porque tuvo muchas ocasiones
aparte del ofrecimiento de Roma que no quiso ir, participó en una Bienal de
Venecia, fue a Nueva York con pintores como Zuloaga, Anglada Camarasa; la
España de Sociales le encarga el retrato de Andrés Segovia, para la galería de pintores españoles que había en España donde
estaba Zuloaga, Zorolla, López Mezquita.
Andrés Segovia. Museo de Bellas Artes de Granada
Recibió el encargo de un
multimillonario para que fuera a pintarle un palacio en Ohio, no quiso ir, toda su vida ha quedado como muy cerrada dentro de casas particulares,
y todo esto no ha hecho fácil que el pintor esté donde debiera, es decir tan conocido como
estos dos compañeros de los que hemos hablado, López Mezquita y José María
Rodríguez Acosta.
Terminamos con la
anécdota del perrillo, que como se ve
está muy bien, muy suelto.
Al final de la vida de la hija de Morcillo, Isabel, un estudioso de la obra le dijo:
Al final de la vida de la hija de Morcillo, Isabel, un estudioso de la obra le dijo:
-Isabel, ¿sabes
que hay un retrato de tu padre de un perro?
- ¿Mi padre, un
perro, algo que se me moviera retratándolo? ¡No sé yo! Mi padre todo lo que se
moviera no era de sus modelos.
Ahí tenemos este
perrillo tan gracioso, con una pincelada muy suelta y una imagen muy singular.
Espero que les
haya gustado y que hayan disfrutado esta tarde de la exposición, fueron las
últimas palabras del guía, acompañadas por un agradecimiento de todos los
asistentes.
A MODO DE EPILOGO
Ciertamente,
estas cincuenta y nueve obras nos han llenado plenamente, y han enriquecido
nuestro espíritu, además de contar con la buena documentación del guía Miguel Arjona junto a un grupo reducido pero muy
entusiasmado por las explicaciones, deseosos de llevarnos toda la riqueza que
nuestros oídos han escuchado, nuestros ojos han percibido y nuestra mente ha
guardado para poder seguir saboreando en nuestros sueños cotidianos, todo lo allí
disfrutado esta tarde en buena compañía.
Hilanderas. Col.Sres. Rodríguez Acosta
En el año 1972,
la fundación Rodríguez Acosta organizó una exposición cuando D. Gabriel aún vivía
y en el prólogo del catálogo figuraban algunas de estas expresiones: los
ángeles son los que acaban o inacaban los maravillosos lienzos de Morcillo.
Al fin y al cabo
la eternidad es como una gran pereza metafísica. Algo así como una impunidad
contemplativa…
¡Y cuando le
llegue la hora, que todos deseamos que tarde muchísimo, con qué gusto en el cielo
va a pintar con tanto tiempo por delante!
(José Mª Pemán)
Pérez Serrabona. Col. Sra. de Pérez Serrabona
Morcillo fue una
persona tan humilde que su extraordinaria labor, no se atrevía a mostrarla, ya
que en más de una ocasión puso de manifiesto su lema era,” pinto solo para mí, con todas sus
consecuencias de gozo o de dolor”.
Su genialidad era
tal que al poco tiempo de asistir a las clases en Madrid con el gran pintor
Cecilio Pla, éste un día llego a decirle, “que no siguiera asistiendo a sus
clases porque quizás le perjudicarían.
Gitanilla de la rosa. Col. Sra. Vda. de Seco de Lucena (1913)
Otra anécdota curiosa
surgió cuando Pla le regalara un
cuadrito en el que le puso como dedicatoria esta frase: “A mi querido discípulo
y maestro”.
Morcillo ni hacía
bocetos previos ni dibujaba los cuadros. Los metía en color desde el principio
y en los retratos lejos de comenzar como es uso y costumbre de los retratistas
por el encaje de la silueta, para dentro de ella abultar masas, comenzaba por
una parte del rostro, por lo general un ojo, y tomándolo como módulo proporcionaba
el resto de las facciones, sistema extraño y poco aconsejable para quien no
tuviese el dominio del dibujo que él poseía.
Retrato del poeta Carulla. Museo de Bellas Artes de Granada (1913)
Morcillo le
gustaba hacer uso de la dificilísima luz
plana, es decir sin apenas contrastes fundiendo el arte y la vida.
Muchos de sus
cuadros están en distintos países pero los que pudiéramos llamar “suyos” sometidos
a una crítica implacable, los destruyó con tanto empeño como los creara, pues
para él siempre faltaba algo en el cuadro sosteniendo que el darse por
satisfecho era fracasar.
Conchita. Col. D. Gumersindo Díaz Cordobés
Solía decir a sus
alumnos que el pintor igual que un monje, es un asceta y su ascetismo se cifra
en el logro de una perfección inalcanzable en este mundo.
Esta noche
embriagado del color, la luz, la belleza y el encanto de haber pasado un
maravillo espacio de tiempo contemplado sus obras, los duendecillos de la
noche, los que vienen a traernos los mejores de los sueños o los más enojosos,
han hecho presencia en mi alcoba y me han trasladado al carmen del Plegadero
Alto donde desarrolló su vida y su obra.
Callejoncillo
angosto y rectilíneo, una chispa, se anticipa a una puerta ricamente tallada con cancela cerrada. Nos
abren y al segundo doblez de la escalera puedo verle, pintando, con aire altivo
de árabe andaluz señor de sueños.
Va oscureciendo pinceles y paleta, maridaje
perfecto, apartados están en la mesa.
Sobre tres
caballetes, tres enormes cuadros, conteniendo el retrato de Modesto Cendoya,
torerillo y bodegón en azules.
Torerillo
Una penumbra llena
de melancolía invita más a la contemplación.
-Pasa, Pepito, me
dice, esta es tu casa, ya ha oscurecido, y D. Gabriel ha encendido la luz.
-Siéntate y ponte
cómodo.
Tímidamente y sin
decir palabra, hago lo que me ordena.
Ya se palpan los
cuadros, sus empastes previos, sus veladuras con la riqueza coloristas de un
maestro veneciano, y esa impresión de
plenitud y musicalidad que me hace vibrar.
Cuando las campanas de los conventos cercanos tocaban del
Ángelus la Oración me pareció que cantaban Maitines anunciadores de largas
primaveras.
Convento de las Comendadoras de Santiago en Granada
Me quedé medio
extasiado contemplando como deslizaba los pinceles sobre el lienzo como la mamá
que besa suavemente a su bebé para que se duerma, o los enamorados dándose todo el puro amor, bajo la luz tenue de una farola en una calleja albaicinera, y medio dormido me veía en la
clase de Artes y Oficios carboncillo en
mano dibujando mientras escuchaba a D. Gabriel decirle a sus discípulos:
-“La forma es aquello con que nace el pintor a la vida del arte y con lo que muere”.
-“La forma es aquello con que nace el pintor a la vida del arte y con lo que muere”.
A veces se
acercaba a donde estaba dibujando y me
decía, apoyando su mano cariñosamente sobre mi hombro: Eso está bien, Pepito.
Cuando llegaba a
clase, se acababa el jolgorio y aparecía un silencio que no nacía de temores ni de
disciplinas rancias, aparecía una especie de “eucaristía”, como el hombre que se
alimenta con el pan de la prosa y el vino de la poesía, que fueron los
conceptos del arte y de su obra.
Alguien dijo que
el arte atenúa el dolor aumentando la alegría, y eso se palpaba en la clase de
D. Gabriel.
Esta tarde han
llegado a la clase Tere, aquella gitana blanca de ojos verdes y su hermana más
morena gitanas del Sacromonte, modelos que
los alumnos más aventajados van a pintar.
D. Gabriel mientras
pinta va dando orientaciones y al mismo tiempo consejos, “el hombre es hijo de sus obras”.
Hubo un momento en mi sueño que algo extraño intentó despertarme, más era tal el embrujo que me había trasladado a mi infancia que, fue mayor la fuerza para seguir con aquellos recuerdos gratos que me engrandecen el alma.
Aquella tarde
apareció por allí el poeta albaicinero
Manuel Benítez buen amigo de Morcillo, también sabe pintar pero de
otra manera, su pincel es la pluma y su cuadro un poema largo que lleva consigo
y que más tarde derramará por esos mundos. Es una fuente más de nuestras
fuentes pero predestinada a manantial.
El poeta albaicinero Manuel Benítez Carrasco
En mi sueño sigo
viendo a D. Gabriel en la clase, raspando con una cuchilla lo que a mí me parecía
una grandiosa obra de arte, y ante el asombro de los presentes comentaba: “no
le concedo ningún valor a la obra creada, pero sí un valor infinito al acto
creador”, la obra le fue siempre indiferente, nos decía: “Empezar, empezar, siempre, empezar.
Acabar es un triste fracaso”.
Iglesia de Santo Domingo
Las campanas de la espadaña de los dominicos comienzan a doblar, está amaneciendo, es un amanecer limpio de momentos vividos en el pasado que se han hecho realidad, después de pasar una tarde contemplando una extraordinaria exposición en la Acera del Casino de mi querida Granada, y mi sueño trasladado desde el Plegadero Alto, la Escuela de Artes y Oficios junto a mi entrañable Realejo, como un trío juntos, en perfecta unidad se han hecho realidad.
Mientras me voy
desperezando e intentando incorporarme aún sigo escuchando frases salidas de su
boca que son normas de vida para marchar por el mundo.
Campo del Príncipe. Señor de los Favores
Campo del Príncipe. Señor de los Favores
“Siempre ha sido
mi ambición pintar las cosas y no los conceptos de las cosas”.
“He dicho muchas
veces que la más difícil tarea que Dios quiso confiar al hombre, es esta de
pintar”.
“El artista
necesita de la presión que una vida difícil ejerce sobre él: como el limón
necesita ser estrujado para dar su zumo”.
Motivos hogareños. Col. Sres. de García Vicente (Málaga1951)
Motivos hogareños. Col. Sres. de García Vicente (Málaga1951)
“Soy un hombre con el suficiente talento, a quien le trae sin cuidado lo que sobre mí opine la gente sin talento”.
“Me molesta
cuando me preguntan si trabajo, yo no trabajo, gozo y sufro en mi estudio”.
“El orgullo (que
no tengo) y la vanidad (que tampoco la siento) no es más que un privilegio de
los tontos.
Mientras medio despierto, embriagado por el embrujo de la velada que he echado en casa del gran maestro del arte y la sabiduría, me deslizo por el Campo del Príncipe, con un Cristo que me mira al pasar y me sonríe, porque Él que lo vio tantas veces transitar camino de su carmen, también se siente satisfecho.
SEMBLANZA DE DON GABRIEL
Entre arcángel y
hombre, tu figura
toma, al azar,
sin un afán de brillo,
del hombre, lo
moreno y lo sencillo
de San Gabriel,
el nombre y la figura.
Éste te dio, para
pincel, su parte
de majestad, de
pluma y arrogancia;
¡y qué bien unes,
a tu eterna infancia
la plenitud
perfecta de tu arte!
Te dio el hombre
su fuerza y su apostura,
para ceñir la
gloria de tu nombre
con cinturón de
humana arquitectura.
Y aún dudo, al
verte, maestro del pincel,
si el arcángel
Gabriel se hizo en ti hombre,
o el hombre se
hizo arcángel San Gabriel.
A D. Gabriel
Morcillo con mi admiración y cariño.
Manuel Benítez.
Granada, 19 noviembre 1946.
Querido amigo Pepe:visto lo visto, oído lo oído y leído lo leído, creo que no encuentro rendija por donde entrar a calificar la obra de este pintor granadino, continuador y perfeccionador de esa tradición artística granadina, porque todo ello ha sido descrito con amplitud y solvencia, no cabe duda que este gran artista, era especial en casi todo, en su arte, en la forma de trasmitir su visión de la pintura, en el trato con sus alumnos: Eso va bien Pepito, creo que hubiera alcanzado unas cuotas mucho más elevadas de conocimiento nacional e internacional, si en lugar de encerrarse en la Granada de su alma,no hubiera puesto puertas al campo. Cuando se habla del arte y Granada, no vale aquello de, ?que fue antes el huevo o la gallina¿, porque el arte y Granada son un binomio indisoluble e inseparable, como el de Isabél y Fernando; hoy en este reportaje como en los anteriores contamos con un culto y arista portavoz,que trasmite y no deja morir, ninguno de los numerosos aspectos artísticos o literarios de la Granada eterna, para trasladarlos a la actualidad y que esta generación no olvide ni desconozca, la clara, sana y virtuosa agua del avellano, que supone la rica tradición cultural de esta bendita tierra, conservada, alimentada y sostenida, por muchos de sus innumerables hijos, que la quieren, la sienten y la embellecen, con su pintura, con sus versos, con su prosa y con esa cadencia al hablar que la hacen única e irrepetible. Se despierta con una aurora de ensueño y se adormece con un atardecer multicolor, evocador de sueños y fantasías. Amigo Pepe después de esto, te pido y deseo que esta noche al oír los toques de la campana de la vela, tengas un recuerdo de los que como yo alejados del paraíso, solo tienen el eco de su voz, aunque en el que vivo, Sevilla, también esta a las puertas. Un fuerte abrazo de tu amigo Pepe Cuadros.
ResponderEliminarQuerido amigo Pepe:
ResponderEliminarEntre los muchos paseos que, como rito diario acostumbro a dar por mi querida ciudad, siempre por la mañana, aunque caminar en Granada a cualquier hora del día es un deleite, cuando ya el tiempo a ninguno de los dos nos cuenta, porque salimos del estrés diario al que fuimos sometidos durante todo el tiempo laboral, y ahora podemos disfrutar del placer y el lujo de captar y deleitarnos de la más nimia escena diurna, e incluso nocturna de madrugada, saboreando el placer de un cielo plagado de luminosas estrellas y de una resplandeciente luna que deja su diáfana luz abrazarse al empedrado o adoquinado de cualquier calleja albayzinera, buscando el silencio que emiten las farola mortecinas, tintineando a pequeñísimo intervalos como queriéndose dormir y despertar al mismo tiempo, en las esquinas de los callejones de los rancios longevos barrios, donde todavía se oye el duende del muezín con su voz quebrada, a brazo partido con las oraciones de las monjas de cualquier convento en la hora de la oración de maitines.
Una de estas mañanas, pasaba por delante del Teatro Isabel la Católica y dos pasos más allá quedé perplejo al ver un príncipe lujosamente vestido en posición de relación absoluta exhibiendo un enorme collar.
No era otra cosa sino el anuncio de la exposición dedicada a mi primer maestro en el dibujo y en ese elemento que se encarga de vestir, si tiene un buen artista que lo sepa acicalar, con los colores del óleo o de cualquier otro elemento que los hay en gran medida.
Por la tarde ya estaba deleitándome en estas dos magníficas salas acondicionadas que Caja Granada tiene en la Acera del Casino, de la magnificencia de esta pequeña muestra de obras de D. Gabriel Morcillo, y digo pequeña muestra, porque aunque se exhiben cincuenta y nueve grandes obras, sin embargo el acervo de genialidades de este artista que creó escuela en Granada son incalculables.
Disfruté contemplando una a una todas, la forma de distribuir la luz plana, el toque de los ropajes, el gesto de los personajes, la fuerza del color, la perfecta belleza de los cuerpos desnudos, tanto femeninos como masculinos. Sé que has disfrutado con el post que he puesto, contamos también en la visita con un buen conocedor del Arte y de Morcillo. No es fácil presentar una muestra de esta índole, clasificarla por épocas, estilos, evoluciones y recabar tantos datos como se merece cada una de sus obras. Creo que D. Gabriel se merecía este homenaje y yo no podía desaprovechar el momento para dedicarle este post, que he tenido el gusto de dedicárselo, a un buen amigo mío, genial pintor que ha sentado cátedra en este arte. Tú lo conoces es Juan Molina Rodríguez, participó este año en nuestra colectiva del Colegio, y causó admiración con las dos obras que presentó. Desde este comentario quiero mandarle toda mi energía positiva, para que pronto se recupere.
Felicito a los organizadores de esta gran exposición por la obra y por el lugar escogido. Para ti amigo Pepe mi agradecimiento por tu excelso comentario. Un fuerte abrazo. Pepe Medina.
Miguel Hidalgo Linares Preciosa descripción de la calle Gracia con su Escuela de Arte y Oficios, la Magdalena, Palacio de Yaguas y la casa de Eugenia de Montijo, todo un detalle de la historia de ésta, nuestra Granada, gracias Don José por semejante blog.
ResponderEliminarMaria Carmen Zafra Alvarez Como siempre, me he sentido partícipe de esta visita. Me encanta el arte en forma de pintura y la forma en que nos relata la visita, enriquece nuestro interés hacia ella. GRACIAS.
ResponderEliminarMaria Del Carmen Prades Pérez Te he escrito unas palabras llenas de admiración, al acabar de mi paseo por la exposición de tan sublime pintor...
ResponderEliminar"De buena presencia, tez morena, cabello ligeramente rizado, bigote recortado, negro como la noche, como si estuviese recién tintado, temperamento tranquilo, de habla casi imperceptible, como la suavidad de la corriente de las aguas de un río en plena quietud, como si los pinceles que portaba en sus manos acariciando el rostro del personaje que pintaba, estuvieran conversando a través de su boca"
Creo que no te llegará. El otro día me pasó igual.
Yo sé muy poco de informática. Intentando enviarte mi agradecimiento y
entusiasmo.... Me dice que elija un perfil para enviar y... Al final, me he salido...
Estoy triste por ello.
Un abrazo grande, lleno de agradecimiento.
José Medina Villalba
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José Medina Villalba Querida amiga Maria Del Carmen Prades Pérez, tus palabras me han conmovido enormemente al comprobar el interés que tenías porque tus agradecimientos hacia mis post hubiesen llegado al sitio en el que deben de permanecer. No te preocupes porque ya me he encargado yo de colocarlos en el blog en el lugar correspondiente, (si te apetece puedes comprobarlo). Para mi es una enorme satisfacción el que leas lo que escribo, porque ese es mi gran interés, saber que mis amigos y seguidores hacen uso de ellos. Siempre escribo para satisfacción personal y para la de aquellos que no solo ponen me gusta, sino que los leen, como tú haces y después se atreven a comentarlos. Sigue haciendo comentarios que es el mejor regalo que puedo recibir. Otro abrazo grande para ti en manifestación de gratitud y reconocimiento.
EliminarMaricarmen Torres Huertas Soy seguidora. Gracias un fuerte abrazo sin soltar
ResponderEliminarQué magnífico trabajo!! Qué gozada de ilustraciones!! Qué maravilla de
ResponderEliminarnarración!! Siempre me dejas con la boca abierta y esperando tu próximo
trabajo que, seguro, será tan bueno como el presente.
No sabía que Juan Molina estuviera mal. Fue compañero de mi mi mujer
Chary y es buen amigo nuestro.
Enhorabuena y sigue ilustrándonos.
Un abrazo,
Jesús
Pepe, buenos días, perdone que no te conteste con la rapidez que mereces. Estamos muy preocupados por una cuñada nuestra que está a punto de cambiar de vida... ¡Reza por ella! Creo que es lo único que falta. ¿Tu crónica? Preciosa, detallada y cercana, repleta de datos e ilustraciones que ya quisieran aportar los cronistas profesionales de nuestra Granada. ¡Así como suena...! Un fuerte abrazo y cuento con tu oración.
ResponderEliminarMiguel J. Carrascosa
Amparo Mora Montes Querido amigo: ¿Qué puedo decir de tu post sobre la exposición de Gabriel Morcillo? Después de haber asistido a la visita guiada vuelvo a disfrutar con el magnífico relato que haces de ella y con la serie de explicaciones sobre los aconteceres de la calle Gracia a lo largo del tiempo y tantos recuerdos de la Granada de hace 50 años acompañados de fotografías antiguas. Todo ello con una prosa deliciosa muy imaginativa.
ResponderEliminarMe ha encantado. Gracias, Pepe.
Querida amiga Amparo, cuántas veces hemos visitado un monumento o hemos visto reiteradamente una película que nos atrajo y en cierto modo nos marcó y la vemos una y otra vez sin que nos canse. Creo que algo parecido nos ha pasado a todos los que aquella tarde tuvimos la oportunidad de disfrutar de una muestra maravillosa de luz y color plasmados en unos lienzo de un genial pintor llamado Gabriel Morcillo. Yo mismo que anteriormente la había visto, pude sacar nuevas enseñanza e incluso cuando he realizado el post, novedosas versiones aparecieron al ir describiendo cada cuadro; pero no solo eso, sino que he vuelto a rebobinar mi vida pasando al pretérito de mi infancia y me he vuelto a ver al lado de esta genial figura, en la clase de pintura en la Escuela de Artes y Oficios. Si volviera a darle otra vuelta a la exposición estoy seguro que nuevos descubrimientos encontraría. Muchas gracias por tu comentario que con tu permiso lo paso a los comentarios del blog.
EliminarJosé Luis Fernández Que puedo decir yo después de haber leído -le he dedicado dos días a empaparme en la lectura con fruición de tu esplendido blog, y al visionado del sensacional artículo que has escrito sobre el inigualable Gabriel Morcillo-, pues quedar enmudecido, no hay palabras que añadir ni comentarios que hacer. Después de haber leído tu exultante prosa y conocimiento de esta gran figura, después de haber visto los instructivos videos explicativos con los que D. Miguel Arjona nos ha complementado sobre su figura y forma de pintar (que me han descubierto cuestiones desconocidas para mi). ¿Sabes a que me ha llevado todo esto?, pues a volver ha realizar una nueva visita a la exposición (y ya van cuatro) provisto de bloc en mano, provisto con cantidad de anotaciones tomadas de tus comentarios, de los videos y las vivencias que con él viviste. Ha sido la visita en la que más he disfrutado, pues ha sido tanta la información recibida que me ha hecho ver y sentir su pintura de una manera distinta, ver detalles que se me pasaron por alto, analizar personajes, sentir la vida de otra manera. Fue tan placentera esta cuarta visita (que aunque ya conocía su obra, y algo publique de él en el grupo de Grabada Pintada) que me ha calado muy hondo en conocimiento del personaje y su obra. Te felicito por tus comentarios y por haber tenido la suerte de haber tenido un tan singular maestro. Solo lamentar, que como otros tantos grandes maestros granadinos, su pintura la centraran principalmente en su querida Granada (véase a Rafael Latorre, Gómez Mir, Olalla Navarrete, Muros Úbeda, Fco. Vergara Cardona, Garríguez Motos, Valle Sandoval, etc. Y llegara a ser poco conocida.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo José Medina Villalba!!.
José Medina Villalba Estimado amigo José Luis Fernández, nada más ver el icono con el que te manifiestas y te das a conocer en facebok, ese ojo vigilante y observador haces una radiografía perfecta y un análisis de tu personalidad, Creo que pocas cosas se te escapan de tus análisis y ahora lo has hecho en este espléndido comentario que me envías con el que enriqueces mi blog, Los grandes maestros granadinos que citas, se dieron a conocer más que Morcillo, nunca lo llegaremos a conocer en profundidad porque es tal la riqueza de luz, color, y poesía que encierran sus obras que en cierto modo nos dan a comprender el alma que los llenaba. Gracias por tu espléndido comentario, con tu permiso lo paso a los comentarios del blog. Un fuerte abrazo. José Medina Villalba
EliminarQuerido Pepe:
ResponderEliminarGenial es tu exposición en homenaje al egregio pintor granadino D. Gabriel Morcillo Raya, considerado uno de los creadores pictóricos más importantes de España.
En tu narración realizas una perfecta descripción de la vida de D. Gabriel: sus comienzos como dibujante en la Escuela de Artes y Oficios, donde ingresó gracias al insigne periodista, escritor y poeta Luis Seco de Lucena, sus estancias en Madrid, en París...
D. Gabriel pintó un sinnúmero de cuadros (retratos, paisajes bodegones, etc.). Entre sus más famosas pinturas, se encuentra la que le hizo a D. Andrés Manjón y Manjón, tan querido y recordado por todos los avemarianos.
Asimismo, escribes magistralmente sobre la famosa exposición con 59 obras de tan eximio pintor. A su hija, María Isabel Morcillo Esteban, me la presentó nuestro común y querido amigo y poeta célico, Manuel Benítez Carrasco, un día que fuimos los dos al Carmen de D. Gabriel, en Plegadero Alto, y allí estaba ella, ya fallecido el Sr. Morcillo Raya.
Me encantó leer las frases célebres que durante su vida escribió D. Gabriel, así como el impresionante y emotivo poema "Semblanza de D. Gabriel", creación de Benítez Carrasco.
Pepe Medina funda su credo narrativo a partir de sus inagotables manantiales anímicos que enriquecen sus campos de sentimientos, de valores, de experiencias… en ávido contacto con sus congéneres, con la naturaleza y con la presencia de las cosas, que expresa en su relación con su propia intimidad. Por ello, Pepe despliega en amplios modelos formales de tejido comunicativo, los cuales avanzan rápidamente hacia el lector y con el tiempo en distintos procesos de creación muy positivos.
Para el pintor, escultor y escritor, Pepe Medina, el amor es el sentimiento intenso del ser humano más sublime. Cualquier persona es insuficiente por naturaleza. El amor es la esencia de la creación y la sensación más maravillosa de nuestra mente. Por ello, es poder y magia.
ENHORABUENA, querido y admirado Pepe, por donarnos este tesoro literario que con tanto amor escribiste.
A continuación, transcribo este soneto dedicado a D. Gabrirl Morcillo Raya: el cual está incluido en mi libro "Sustancia de vida":
A D. GABRIEL MORCILLO RAYA
Todo en tu corazón fue vital transparencia
a la vida, con frutos, de la invicta Granada,
campiña de arrayanes, donde es siempre esperada
tus creaciones pictóricas en su impoluta esencia.
En mi sangre grabaste la voz de tu existencia
por todo el orbe fiel, férreamente aclamada
ante el alba que nace allá en Sierra Nevada,
donde el silencio vive con su blanca inocencia.
Gabriel Morcillo Raya, río de la ternura,
en mi memoria beso tu cielo y tus recuerdos
que en mi alma florecieron con luz de tu pintura.
En mi destino habita la flor de los acuerdos
cálidos que tú y yo hicimos, con finura,
en un tiempo, con pétalos, para los vientos cuerdos.
CARLOS BENÍTEZ VILLODRES
MÁLAGA
(Del libro SUSTANCIA DE VIDA. Editorial “Corona del Sur”, Málaga 1998)
Recibe un fuerte abrazo que no afloja de tu amigo y lector,
Carlos
Pepe, he quedado encantado, yo que con solamente leer, vivo las cosas, pues en esta exposición y todo lo que ha llevado, con tantos videos y demás vivencias tuyas, que he necesitado varias sesiones para poderlo ir asimilando, una delicia, gracias amigo Pepe por irnos haciendo conocer la maravilla de apreciar estas partes del arte; un abrazo.
ResponderEliminarAmigo Pepe, tu eres un entusiasta de todo lo que realizas, normalmente cuando te planteas un objetivo, muy difícil es que no lo consigas; si al final después de varias sesiones has logrado salir del museo sin haber tenido que presenciarlo in situ, y de disfrutar de todas las obras que allí se exponen me das una gran satisfacción. Con tu permiso ya lo he colocado en los comentarios del blog, que es donde debe estar junto a los otros que me envían. Un abrazo.
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