miércoles, 25 de julio de 2018

¿FIORDOS?





¿Con qué palabra más extraña va usted a comenzar este archivo, señor  escritor, que es lo que pretende? Puede ser la interrogante  que surja en la mente de algún  lector, pero no se asuste, que aunque en el camino y largo recorrido que nos depara este archivo van a aparecer algunos diablillos, algunos troles, 

                                        Un trol 
que siempre fueron los enemigos de los dóciles y amables nomos, será mucho más el gozo y el deleite que intento manifestarte si tienes las energías suficientes para acompañarme en un viaje a Noruega.
Usted, mi querido amigo y lector, sabe perfectamente por donde voy, al usar como título esta palabra, máxime si ha tenido la grata y extraordinaria  experiencia de haberlos visto, haber navegado por sus entrañas y haberte deleitado en sus paisajes y emocionantes sorpresas que al caminar por su entresijos  te hayan ido deparando.

                                 Esperando el momento de partir

Eran las seis de la mañana de un veintiséis  de junio, cuando bajo una marquesina en Severo Ochoa,  se escuchaba el rastreo de las ruedas de las maletas de coloridos diversos, en una mezcla de macutos y bolsos a las espaldas, y taxis que llegaban, uno tras otro, con los pasajeros dispuestos a la nueva aventura, una mezcolanza de rompecabezas de un amanecer, con cantos de jilgueros, luces de vehículos, y voces entrecortadas de saludos con una ilusión contenida, que en el trascurso de los días se irían haciendo realidad.  

                                                     Van llegando los expedicionarios 

No nos  habíamos recuperado prácticamente del viaje a Rumanía cuando ahora nos íbamos a Noruega.


El caminar, del que lo hace llevando por calzado varias yantas de goma, tenía marcada una meta llegar temprano al aeropuerto de Málaga con todos los trámites que eso conlleva.

                                 El `paisaje va lentamente despertando

Mientras el paisaje va lentamente despertando, las gavillas de alpaca vestidas de amarillo mortecino esperan la recogida, las siluetas de las montañas van dejando el gris de la nocturnidad para irse vistiendo con el oro del sol que las acaricia y las gayumbas, aquellas que pregonaban en tiempos pasados las mujeres: 

                                 Gayumbas asomaban sus cabecitas

-¡¡¡Niñaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas, gayumbas para los jarros!!!, asomaban sus cabecitas al borde de la carretera.

                                                             Gayumbas

Mientras tanto, lo de siempre.
-¿Y qué es lo de siempre?
Pues, ¡qué va a ser!
- Ese es mi asiento, el veintinueve.
-¡Mire señora!, este es mi asiento.



 -Yo fui la primera en reservar plaza y ahora me mandan….
- Bueno, todo esto es lo normal, porque es raro el viaje que no sucede el mismo tema.
 Saludos de Maite la jefa de viajes Barceló, con los  deseos de un buen viaje. 

                                        Maite, jefa de viajes Barceló

Los trámites reglamentarios en el aeropuerto y esperando salir volando, con dirección a Oslo. 


                                 En la espera de embarcar

Metidos en el vientre de una enorme águila metálica contemplamos el paisaje, en la lejanía los gigantescos Mulhacén y Alcazaba, y toda una nación arropada con el color ocre de una sequedad que la invade, mientras daríamos paso al azul de un mar y el verde cetrino de otros nuevos paisajes.



                                        Acomodándonos en el avión

                               Alcazaba, Mulhacén, y el blancor de Sierra Nevada desde 
                                                                   la visual del avión
                                           El color de la España seca
                                     Silencio y quietud en pleno vuelo
                            Verdor a raudales al otro lado del Cantábrico

Desde las alturas, somos los dominadores de aquellas que se creían únicas en el espacio, algodonosas unas veces, y en otras ocasiones como fantasmas que deambulan por el firmamento, otras como rebaños de ovejas, sin pastor que las guíe, siluetas de costas y ríos serpenteantes como culebrinas a modo de cintas que bordean y atraviesan campos, pueblos y ciudades. 

                                        Rebaños de ovejas blancas
                                      Ríos serpenteando  como culebrinas 

Son mapas cartográficos para consultas instantáneas, porque las hojas de este enorme volumen geográfico se suceden unas detrás de otras rápidamente.  

                         
                        Los azules se mezclan con los blancos

        El ala de nuestro monstruo metálico siempre al alcance de nuestra vista, es nuestro compañero de viaje del exterior, porque en el interior vamos doscientos pasajeros, nos anima a seguir visualizando el paisaje, estamos llegando a nuestro destino, sobrevolamos Honefoss un pueblecito de Noruega cuyo río Begna forma las cataratas de Hone. 

                                       Cataratas de Hone en el Río Begna (Honefoss)

En un momento a nuestros pies Jevnaker, Feiring, Rahoit, Nannestad, mientras las nubes se quedan allá arriba y nosotros nos da la impresión de que nos vamos a tragar todo el verdor del bosque que tenemos a nuestros pies mientras vamos tomando pista, hemos llegado a nuestro destino. 

                             Da la impresión que nos vamos a tragar todo el bosque

Aterrizaje perfecto en Oslo y comienzo de nuestra nueva aventura. 

                                 Caminando en busca del la maleta

      Como un carrusel girando de forma continua, avistamos a nuestra compañera  la que nos va a acompañar, compinche inseparable de la que dependemos totalmente, porque porta todos nuestros útiles para estos nueve días. 
-¿Mi maleta? 
-Aquí la tienes. 
Sufridora ella sola soportando en silencio y sin quejarse los traslados de un sitio para otro, la oscuridad de una bodega apretujada contra otras, recibiendo golpes sin compasión, aquellos que le suministran los encargados de sus traslados, pero siempre fiel servidora. 


Estamos en Oslo, aunque te parezca mentira hemos reducido cuatro horas de vuelo a los leves minutos que has tardado en llegar hasta este punto de lectura.
El serpentín inclinado es la rueda que gira continuamente mostrándonos los equipajes a modo de una pasarela de desfile continuado, de modelos convertidos en valijas que cada pasajero va recogiendo. 


Mateo, nuestro guía, nos saluda y va dando todas las instrucciones con respecto al primer día, entre los consejos: 
-No comprar agua, el agua del “alcalde” es la mejor. Pagar siempre con tarjeta aunque sea la más mínima compra, nos encontraremos muchas obras en las carreteras porque en Oslo se aprovecha el verano, para realizar este tipo de trabajos.

                              Trayecto desde el aeropuerto al hotel. Presentación del guía Mateo


El verde es el color predominante que vamos observando en esa paleta enorme que nos muestra el paisaje, mezclado con algunas leves pinceladas de ocre, mientras Mateo nos escenifica cómo es este decorado: el sol se pone en este tiempo a las once y media, para dar paso a la noche que no existe como tal,  solo hay luz, la tenebrosidad  de la oscuridad  hace honor a su ausencia, siempre nos vamos a encontrar con claridad.



 En cambio en el invierno los días son oscuros, los paisajes nevados, el olor del humo de las chimeneas y las casitas diseminadas por el paisaje con lucecitas en las ventanas, muestran verdaderas estampas navideñas, todo se manifiesta en un conjunto de escenas donde el calor humano es el principal protagonista.  

                                    Bergen en pleno invierno

Noruega es un país de poca población, que se haya diseminada por su extenso territorio.
En el trayecto de treinta kilómetros hasta llegar al hotel nos iríamos dejando atrás Jessheim, Klofta, Frogner, Skedsmokorset, Nitelva, Skjetten, Lorenskog, mientras Mateo nos anuncia como va a ser el programa que vamos a desarrollar en éste primer día. 



Era un placer ir contemplando a través de la vidriera que me separaba del exterior, la gama de colores que, como un film, iban pasando delante de mis ojos.
Allí estaban los verdes oliva, esmeralda, mayo, enebro, salvia, musgo, helecho…., y en determinados momentos surgían otros, porque se mezclaba el amarillo de las praderas con el azul del cielo y aparecía el verde más fantástico. 


El gran Hotel Scandic Vulkan,  

                                  Hotel Scandic Vulkan

sería nuestro primer alojamiento, y después de haber alimentado el espíritu con una ensalada de verdes, en el recorrido paisajístico había que alimentar el cuerpo con un amplio bufett. 




 Hay que estar un poco avispado para ir encontrado todo aquello que crees debe llevar un orden: la verdura, la carne, el pescado, y a propósito de pescado, empezaría a aparecer el salmón del que nos traeríamos un grato recuerdo durante los días que hemos pasado por estas tierras, completamente llenas de luz, porque el resplandor y la claridad, se van a hacer presentes durante las veinte y cuatro horas del día.
Pero no hemos venido con otro objetivo  sino con el de  disfrutar de las ciudades y de los paisajes, así que prestos a salir para patear un poco la ciudad, Oslo, la capital de Noruega, e ir haciendo el pre calentamiento para la visita que le haremos al día siguiente. 

                            Dispuesto a conocer Oslo, pero, ¿con la vaca? ¡No, hombre!

                                                                 La tarde callejeando por Oslo.

        Te empiezas a dar cuenta, mientras vas paseando que estás en otro mundo, que allí existe otra forma de vivir: la perfecta colocación de las bicicletas que están para que  los usuarios las utilicen 

                           Respeto por las cosas puestas al servicio de la gente

correctamente, las viviendas parecen postales, de las que en más de una ocasión hemos utilizado para felicitar en otros tiempos, porque ahora el WhatsApp está a la orden del día, todo muy rápido, sí, pero muy lay. 

                                     Las viviendas parecen postales

La madera lamiendo las paredes en tiras verticales, tejados sumamente inclinados para soportar durante los largos inviernos, la pesada carga de la nieve, amplios ventanales, sin rejas carceleras, -una buena señal de respeto a los bienes ajenos- el verdor y el colorido de las flores presentes, en cada rincón convirtiendo las calles en jardines dentro de la ciudad y de cada una de las viviendas. 

                              Las calles se convierten en jardines

Escasa circulación de vehículos y papás que se permiten transportar a sus bebés en carritos  caseros que ponen una nota de color. 


Hay un dorado especial en los eternos atardeceres, el sol se ha abigarrado a las fachadas de los edificios, en un fuerte abrazo amoroso de tal manera, que parece que se va a ir eternizando, y muriendo lentamente. 



                      El sol abigarrado a los edificios, en un abrazo amoroso, no se quiere marchar

        Hay lectores que se han eternizado leyendo en plena calle. 
-¿Será esto una invitación a la lectura, o un monumento dedicado al lector?  
No hay nada mejor que la lectura; la escultura en bronce, un homenaje  muy bien merecido, y un gran tributo.


Nuestra guía, Mateo, el que nos va acompañar durante estos nueve días, llegado a un lugar, se detiene y nos da unas pistas de lo que podemos contemplar exteriormente para que nos vayamos familiarizando con la ciudad porque, al día siguiente, la guía local nos lo mostrará con todo detalle.


Fue un paseo liviano, relajante y de observación contemplando de primera tacada, la limpieza, el colorido de las innumerables macetones repletos de toda clase de flores que inyectaban en el ánimo una sensación  enorme de placidez, máxime cuando las damas eran un buen complemento humano a la floresta y al juego de olas marinas que cubrían el suelo. 





La cámara de nuestro Phone 8 Plus,  con las ansias de captar todo lo que le sale al encuentro, no para de disparar, con el estilo y la enorme calidad de los fotogramas que nos va dejando.   
El Parlamento, la Universidad, y el gran teatro, no  nos pasarían desapercibidos. 




                          Primera ojeada a algunos de los edificios más importantes

        Llegó la mañana y después de un desayuno, que a decir verdad, se sale de lo normal y nadie devora en los amaneceres los manjares en cantidad, de lo que en los bufes se nos manifiesta, pusimos nuestros pies en la calle, deseosos de conocer lo más importante de Oslo.



                                   Sara la guía de Oslo con Mateo, guía del viaje.

         Sara, la guía local, nos va a dar toda la información de lo que vamos a ver esta mañana, mientras vamos caminando sentados en nuestros respectivos asientos, del autobús: Parlamento, Ayuntamiento, las dos bahías con sus edificios representativos, Palacio Real, la Universidad, el parque de Gustav Vigeland, 


                                       En el museo de Vigeland

 que es el museo de las esculturas  al aire libre, el más visitado de Noruega, percibiremos la grandeza de las obras que se encuentran allí, y el olor de los tilos que  ahora aromatizan todo este escenario. 


                                                                                                     Museo de los Vikingos

El museo de la embarcaciones Vikingas, con sus tres originales del siglo IX, rescatadas de las aguas puras y cristalinas del fiordo de Oslo. 


                                      Museo de las embarcaciones Vikingas

        El Museo Folclórico, con una representación de las costumbres noruegas. Una iglesia de madera original del siglo XIII.







Caminamos hacia el fiordo de Oslo y vamos  viendo los nuevos edificios que van surgiendo algunos de ellos  sin acabar.
El edificio Financiero de Oslo, llamado código de barras por el aspecto que ofrece a  la vista.
En esta bahía se encuentra todo prácticamente en construcción. Era el puerto más importante por donde se recibían todas las mercancías. El proyecto de este gran fiordo, la idea principal es acercar el fiordo a los ciudadanos, recuperar toda la bahía y que se convierta en el centro cultural de la ciudad. 




                                                                     Rascacielos, código de barras en Oslo

La sede del ballet de la Ópera de Oslo, que tiene varias particularidades, entre ellas los materiales empleados como el blanco mármol traído de Carrara. 


                                                  Sede del ballet de la Ópera de Oslo.

la gran Biblioteca Nacional y el Ayuntamiento donde se hace entrega del Novel de la Paz.


                                     Biblioteca Nacional



        Hay una diferenciación entre el Oslo del Este con el  del Oeste, ustedes se encuentran en un barrio típico,  y pintoresco, junto al hotel bajando unas escaleras, podrán encontrar el edifico del mercado, junto al río, lo que fue años atrás sede de importantes fábricas.


                                                   Mercado

La guía con voz melódica, nos irá relatando los diversos edificios por lo que vamos pasando tales como:  el Nuevo Museo del arquitecto, Herreros, el Palacio Real y el edificio de la Guardia Real, 


                                     Palacio Real de Oslo

el Edificio de la Resistencia Noruega, el Museo de Arte Contemporáneo que se encuentra en una isla llamada de “Los Ladrones”,


                                          Museo de Arte Contemporáneo

  el Castillo de Oslo que ha tenido distintas ocupaciones  en el transcurso del tiempo, donde está el Mausoleo Real, el Museo de Arquitectura, el Parlamento Noruego,



                                                  Parlamento Noruego

constituido por ocho partidos políticos, predominando la derecha, el café centro de reunión de los literatos, poetas, artistas, donde hacía acto de presencia el pintor Edward Munch autor del cuadro “el Grito”.






                                                 Edward Munch

        Oslo es una ciudad verde, llueve continuamente durante todo el año. Hay prados, zonas verdes, parques en abundancia y un inmenso bosque, las dos terceras partes de Oslo son zonas verdes, sin embargo este año el césped amarillea hemos tenido temperaturas altas de hasta 25º en el mes de mayo.


                                               Noruega es el país del agua

       Noruega es el país del agua, sin embargo los sistemas de riego no permiten realizar esta misión, porque no están preparados ya que no lo necesitan.  Tenemos 343 lagos, el agua es extraordinaria, no compren agua, para beber. La temperatura media durante los meses de julio y agosto es de 22º. Durante este tiempo no hay noche, amanece a las cuatro menos cuarto.
En cambio en invierno, en diciembre el sol se oculta a las tres y media, amanece a las nueve, la temperatura media es de menos 5º llegando incluso hasta los menos 20º. La ciudad está completamente cubierta de nieve.



 Se practica mucho, el esquí de fondo, por todos e incluso por personas mayores de ochenta años.  Tenemos 2.500 km, para esquiar, debido a que se hace de noche tan temprano, tenemos 500 km iluminados hasta las diez de la noche, además de una estación de esquí.  


                                                                                  Puente del parque


                                                                             Fotografía del parque
                                                 Fotografía aérea del parque
       El parque de Vigeland, o Parque de las esculturas, probablemente el parque más famoso de Noruega, es un área en el interior del Frognerparken, situado al oeste del centro de Oslo, capital del país.
       Creado por el escultor noruego Gustav Vigeland entre los años 1907 y 1942 por encargo del ayuntamiento de Oslo. Es una exposición permanente de las esculturas de Vigeland de entre los años 1926 y 1942. El Parque de Vigeland ocupa una extensión de cerca de 32 hectáreas. La superficie del parque se articula en cinco áreas sucesivas:


                                                       ·         La cancela de la entrada.
                                                                               ·         El puente.

                                                                          ·         La fuente.


                                                                         ·         El monolito.


                                                              ·         La rueda de la vida.
     
       La mayor atracción del parque es el Monolito (“Monolitten”), que es un bloque único de granito que se alza sobre una plataforma octogonal escalonada, tiene 17 metros de altura, y está esculpido con 121 figuras humanas desnudas y entrelazadas.



       En la vida, se pueden recibir muchas sensaciones que te embelesen, te fascinen, y que te cautiven, pero hay que ir allí y contemplar este maravilloso espectáculo de grandeza escultórica en plena Naturaleza, para experimentar, y ver la realidad de un espectáculo petrificado que tiene vida propia, que habla por sí solo, y nos va a mostrar la realidad, en el caminar de la existencia, desde las raíces hasta la tumba.  



      La mañana era espléndida, el sol daba más fuerza lumínica a aquel escenario, y queríamos dialogar con todos los modelos hechos piedra o bronce, posando junto a ellos, como mariposas saltábamos de un lugar para otro mirando y acariciando a todos los que como moles gigantescas permanecen en un día eterno, que comenzó con el primer modelado en el taller del autor, para quedar allí para siempre, mientras Noruega continúe en este lugar y el mundo siga siendo lo que es. 



       Una alfombra de intenso verde acogía nuestras pisadas mientras ante nuestros ojos se nos ofrecía en la distancia un espectáculo de actores inmóviles, en una armonía donde jugaba el cielo, con cortinas y encajes de nubes. 


       La rueda de la vida en lo alto de un enorme pódium de mármol, haciendo el número más espectacular que podrían realizar los mejores malabaristas del “Mayor Espectáculo del Mundo”. 


                                                 Esta es la Rueda de la Vida      
Sara, nuestra guía, figura esbelta, estilizada, melena lanzada al viento, rostro y piel  curtidos por los aires durante nueve años desentrañando, ante los visitantes, las excelencias de esta ciudad, gafas de sol que impiden ver la belleza de sus ojos, vestido hecho en las vísperas de la visita con las flores cogidas de los jardines, macuto a la espalda como buena caminante, nos va a dar una visión de lo que vamos a disfrutar esta mañana, sabe hablar poniéndole tal intensidad a sus exposiciones que no son solo palabras las que hacen realidad lo que vemos, sino que lo escenifica como una buena actriz con sus gestos y expresiones. 




Sara no es una guía más, sabe lo que dice y como lo manifiesta.
Había en aquel caminar por el parque de Vigeland, una sensación de emoción extraña que en aquellos momentos nos invadía, el cielo se había cubierto de una tela blanquesina que entibiaba y nos permitía dirigir nuestra mirada hacia un enorme obelisco que desde la lejanía nos presagiaba algo extraño, sin saber qué era aquello en realidad.





Habíamos descendido, llaneado, y ahora nos tocaba ascender, todo eran cábalas por saber qué contenía aquel gigante colocado como fiel centinela del parque, que orgulloso se convertía en el jefe, centro y guardián, de aquel enorme museo al aire libre.



El parque es vida: praderas verdes, bosque en el entorno, floresta con variopinto colorido, abundancia de agua en fuentes y río, musicalidad de aves que por allí revolotean.
Una pregunta surge en el aire. 
-¿Cómo va a representar Vigeland, la vida?
Con esta enorme cantidad de esculturas donde la vida se manifiesta, en sus diferentes etapas desde el origen  hasta el final, así como las distintas relaciones  personales y familiares. Esculturas realizadas en granito noruego traído desde la frontera cerca de aquí. 










La belleza humana en plena desnudez, grupos de niños amontonados pero no de  cualquier manera, sino siguiendo un orden, relaciones familiares de padres, hijos, esposos, la niñez, la juventud, la madurez y la vejez de la existencia, todo perfectamente colocado, siguiendo un orden preestablecido en la colocación.







Pero lo más  sensacional es la columna monolítica que se erige, contra todo viento y marea desafiando victoriosa el parque, en la que ciento veinte y un cuerpos humanos se entrelazan, perfectamente ensamblados  formando un cordón humano, que se dirige hacia el infinito del Universo.
Vigerand, la modeló en arcilla durante once meses, estuvieron trabajando sobre este modelo catorce años, se terminó en el año 1943, año en el que Vigeland, muere y no puede ver finalizada su obra.
-¿Qué representa este monolito?
Aquí juega un papel muy importante la imaginación de cada espectador: erotismo, fertilidad, lucha por la supervivencia, la resurrección, proyección hacia el más allá…
-Lector, ¿ tú qué opinas, sobre esta genialidad? 



Había que seguir disfrutando de la belleza y el encanto de un parque con unas connotaciones únicas, acompañados por el murmullo del agua, el comentario de los visitantes siempre poniendo una nota de humor sobre el que dispara cien veces por minuto su cámara, y que inquieta a todo el que se encuentra su alrededor. 







Se mezclan los colores como en un arco iris tendido en el suelo, y el blanco reluce en las fuentes con sus chorros lanzaos al viento, como flechas perforando el aire, para dar su último toque de despedida de un lugar que jamás se hubiera querido abandonar. 















-Oiga, ¿Pero qué es eso?
-¿No le basta con llevarse toda la belleza de este parque, que ahora también se quiere llevar a la jefa del grupo? 



-¡No, hombre!, no sea mal pensado es simplemente dejar constancia de una mañana rodeada de belleza escultórica, acuífera, y paisajística y de toda la lindeza y guapura de las féminas de nuestro grupo turístico representado en Maite, la directora de Viajes Barceló. 











Cargados de la emoción placentera de un comienzo turístico, que en esos momentos, nos parecía iba a ser difícil superar, fuimos dejando atrás la belleza de toda una Naturaleza, que se ha ido bordando en el tul de nuestra mente, construyendo la mejor mantilla para lucirla en una tarde de toros, con los colores de los jardines, de la fronda arbórea, el murmullo del agua en los surtidores, las caricias del airecillo, y las notas musicales de algunas avecillas.















Sara, nuestra guía, espera impaciente nuestra incorporación al autobús, porque nos quedaba mucho recorrido programado y había que estar prestos, aunque siempre algún que otro rezagado suelen dar la nota, inevitable.





En el autobús los comentarios se dejan sentir entre bastidores, mientras otros meditan e intentan digerir lo que acaban de percibir, por los cinco sentidos y nuestra guía sigue abriendo boca sobre lo que se nos avecina; hay sonrisas de todos los gustos la del doctor y Encarnita, la simpática Toñi la americana y su acompañante, de las damiselas Pilar e Isabel. Nuestra lazarillo da instrucciones y amplia información a través de todo el recorrido.











El museo visto desde el exterior, no da idea de lo que se encierra dentro, pero una vez que nuestra conductora toma de nuevo la palabra, subida sobre un pódium improvisado, comprendemos que América no fue un Nuevo Mundo, ni un Nuevo Descubrimiento, porque antes que Colón por allí estuvieron los Vikingos. Sara le pone tal énfasis en su intervención, que sus palabras  salen como los proyectiles de un disparador automático, de tal manera que el gallillo no le favorece, y pide un salvavidas que pronto le llega auxiliando la situación.  








Dentro del museo, se sienten sensaciones diferentes a las de cualquier otro, se van agrandando conforme la percepción de lo que allí hay te va calando, por lo que percibes visualmente y por las explicaciones de Sara.



Tres barcos descubiertos en el fiordo de Oslo en unos enterramientos que fueron utilizados para sus ritos funerarios, hace más de un milenio, te hacen surgir  preguntas que no tienen fácil contestación, ¿cómo hicieron aquellas enormes travesías para llegar a América, o las influencias religiosas en sus enterramientos?



La bóveda del museo es el de la quilla de un barco vikingo invertida de tal manera, que se pueden ver los reforzamientos laterales e incluso las oquedades, por donde las palas remeras agitarían el agua en sus navegaciones, huecos que están representados en los ventanales, de tal manera que te sientes navegando como un vikingo más, solamente faltó que nos hubieran dado un casco con los que se les caracteriza para sentirnos uno más de este pueblo, y percibir la emoción de estar navegando cuando contemplas y escuchas la proyección sobre la historia y vida de estas gentes. 







Son dignos de admirar sus útiles y enseres, cofres, las tallas realizadas en un carro, lo que debió de ser una cuna, incluso escultura de algún animal, para la proa de las embarcaciones.




Impresiona como se alza la proa de uno de las naves y poderlas contemplar desde un púlpito.









Salimos, sino vestidos de vikingos, sí con la mente plagada de unas vivencias que permanecerían, de momento, hasta que llegásemos  al nuevo lugar de encuentro, pero aún siguen grabadas en nuestras mentes.


                          Salimos de los vikingos y marchamos hacia otro museo al aire libre
Siempre, por cualquier lugar, el colorido de las flores será uno de nuestros principales acompañantes seductores, como la grata compañía de nuestros guías. 





Se nos iría anticipando, una vez en el autobús, el próximo museo al aire libre, donde vamos a tener la oportunidad de contemplar una serie de danzas características de las distintas regiones noruegas, y sobre todo la música; para llegar a nuestro objetivo tendríamos que ascender a través de una serie de casas de madera del siglo XIII. 





Los del “gallinero”,  -perdón por la expresión- porque entre ellos estaba un servidor, protestan porque el aire acondicionado que pueda hacer más agradable el paseo no llega, adalid que saldría a la palestra en más de una ocasión. 





Llegados al lugar, sudorosos por la cuestecita, pero satisfechos  por lo ya contemplado, se nos ofrece a la vista un escenario donde nos encontramos integrados, por la proximidad a los actores.
 Cada cual busca el lugar más apropiado para contemplar la representación, unos de pie con sombra, otros de pie sin sombra, a pleno sol, que dejaba caer sus rayos sin compasión.



         Siempre hay previsores que saben perfectamente, salvar estas situaciones estando sentados y a la sombra, aunque sea la de una simple sombrilla. 



El lugar es ideal, en plena naturaleza, con un decorado de bambalinas y candilejas, donde se mezclan la luz, el color, la sensibilidad de unas bellas jovencitas, con vestidos y atuendos regionales, para ofrecernos a través de un lenguaje ininteligible, las danzas típicas y trajes regionales típicos de algunas regiones de Noruega,  que producen en los oyentes una sensación de desconocimiento y oscurantismo absoluto, pero agradable para la vista y el oído. 
Hay un silencio absoluto, solo se escucha el canto de la chica que protagoniza la entonación a modo de un trovo, mientras el ritmo de los zapatos se oye, como un instrumentos más en la madera, que hace de escenario, acompañados por los movimientos, giros y demás cabriolas danzarinas.  



        Los trajes típicos fueron presentados por otra de las jovencitas del grupo con gran soltura en sus expresiones, un grupo de infantiles que presenciaban el espectáculo eran los únicos que entendían lo que surgía de la boca de aquella chica, porque los demás estábamos in albis, con respecto al idioma pero no al lenguaje universal del canto y de la danza.







Los parvulitos desfilan acompañados por sus profesoras, 



 hay sonrisas de agradecimiento por parte de las “actrices”, y recuerdos fotográficos.




Sara se encargaría de explicarnos con toda claridad el tejido, bordado a mano, valor de los trajes que suelen tener en cada región las mujeres para lucirlos en las fiestas, y en los momentos más significativos de sus lugares de residencia.



Mientras el caballo pace, nos vamos engullendo otro alimento que no es sino la contemplación del entorno, viviendas de madera típicas con tejados cubiertos del oro de una hierba que debía de estar verde pero que, por la falta de lluvia la ha tornado en un amarillo que intenta desaparecer, por el verde que comienza a resurgir. 


                                  Los tejados cubiertos de amarillo
Bajo un suelo terroso, plagado de sombras, verdaderos quisasoles, con alguna alternancia del terreno en subidas  y bajadas, donde ya se iba apreciando el peso del cuerpo al caminar, debido a una temperatura que se iba elevando.




 Nos esperaba, entre tanta construcción de madera, una iglesia que sería el motivo principal para seguir hablando de las aportaciones que trajeron los vikingos cuando llegaron a Noruega.




Pero,
-¿Qué trajeron los vikingos?
Cosas muy importantes: el alfabeto latino, la Religión Católica, después vendría la reforma y se convertirían en luteranas.
Esta iglesia no siempre ha estado aquí, la trasladaron a petición del rey porque la iban a destruir para hacer una en piedra, el rey pagó todos los gastos y se colocó en este lugar. Se reconstruyó con algunos aditamentos nuevos en madera de pino en el siglo XIX. 













Si el parque de Vigeland, nos había dejado anonadados, con su naturaleza plena, cumplimentada con piedra tomando forma humana, ahora no lo sería menos este otro, donde habló la danza, la vestimenta regional, la madera hecha obra artística en la arquitectura, el Sol patinando visiblemente sobre nuestros cuerpos, el rico follaje del bosque que gentilmente nos prestó sus sombras, la emoción interior de todos los presentes, que se manifestaba a pesar del cansancio en las expresiones que emanaban de cada uno de nosotros. 







Para terminar este recorrido sentados al borde de una fuente, cuya musicalidad, se unía a la que se percibía en el ambiente, no solo refrescaba el estado mental, sino el  sediento que clamaba en mi cuerpo.  



Un carro inmóvil, pero cargado de floresta nos aportaba toda la vegetación que se encerraba en aquel entorno, junto a él nuestras damiselas percibían el perfume que se desprendía para mejor engalanar aquel lugar. 



Nuestro portador mecánico a combustible petrolífero nos esperaba, había que seguir llenando de lugares, nuestros ánimos, no sé si ya plenamente saturados, o con capacidad para albergar más belleza e historia.
Sara nos va a informar, mientras nos dirigimos al Ayuntamiento, del puerto marítimo y de las embarcaciones que hay, algunas de madera al estilo de las de los vikingos, de los edificios dedicados a las finanzas, empresas de inversión, lugar de corbatas, una forma de indicar los personajes que se desenvuelven por estos edificios, pasaríamos donde está ubicado el Museo Nacional, zona de teatros, de restaurantes…  


          Hemos llegado al Ayuntamiento, desde el momento que entramos en el fiordo ya estamos contemplando la silueta de este edificio, que no es del agrado de todo el mundo.
Es un proyecto del siglo XX, la construcción es de los años treinta y no se terminó hasta los años cincuenta, debido a la segunda guerra mundial, el estilo es funcionalista, muy de moda en los años veinte y treinta, constituido por dos enormes torres  en una de ellas un grandioso reloj con un carrillón de treinta y ocho campanas, y luego este gran cubo donde nos encontramos a la entrada que es el de las grandes celebraciones. Si observamos hay una serie de contrastes que pueden dar complacencia a toda clase de gustos.






                                                         El Ayuntamiento
Nada más entrar, en el interior, se percibe los contrastes que existen de lo que hemos visto desde que llegamos.
Nos encontramos en la Gran Sala de las Ceremonias, siempre que hay un gran evento, ya sea cultural o deportivo, se hace un acto inaugural en este salón.
Dos veces al año la celebración de la entrega de las nuevas nacionalidades, de todos aquellos que viven en Oslo y han solicitado la nacionalidad noruega, ceremonia con mucho empaque, y gran sabor de familiaridad.



Todos los fines de semana del mes de mayo confirmaciones civiles, bodas como la que en estos momentos hemos podido observar, pero sobre todo lo más conocido la entrega del Nobel de la Paz, cada diez de diciembre.



-¿Por qué todos los nobel se entregan en Estocolmo, Suecia,  y aquí solo el de la Paz?
Alfred Nobel era Sueco, un inventor con cantidad de patentes alrededor de 350, lo que le hizo tener una fortuna enorme, no tuvo sucesor y dejó toda su fortuna para personas y organizaciones que se dedicaran a investigaciones en diferentes campos: Física y Química, -él era químico-Literatura, Medicina, Economía, y luego el de la Paz que busca la fraternidad entre los pueblos y la extinción de los ejércitos.



                                 
 Lo único que dejó  escrito en su testamento fue que el Parlamento de Noruega fuese el responsable de la elección del Nobel de la Paz. Aunque Noruega y Suecia eran independientes, sin embargo Noruega había resuelto determinados conflictos, por lo que creyó conveniente que fuera esta nación la que se encargara del Premio del Nobel de la Paz.


                                                Alfred Nobel
El Premio Nobel de la Paz es entregado anualmente por el Comité Nobel Noruego «a la persona que ha hecho el mejor trabajo o la mayor cantidad de contribuciones para la fraternidad entre las naciones, la supresión o reducción de ejércitos así como la participación y promoción de congresos de paz y derechos humanos en el año inmediatamente anterior». Es uno de los cinco Premios Nobel especificados en el testamento de Alfred Nobel (1895); su muerte ocurrió al año siguiente), y entregados por aportaciones sobresalientes hechas en los campos de la químicafísicaliteratura, paz y fisiología o medicina.



         Tal y como señala el testamento, el premio lo administra el Comité Nobel Noruego y lo entrega un comité de cinco personas elegidas por el Parlamento Noruego. El primer Premio Nobel de la Paz se entregó en 1901 a Frédéric Passy y Jean Henri Dunant. Cada beneficiario recibe una medalla, un diploma y un premio monetario cuyo valor varía con el paso del tiempo. Ese año, Passy y Dunant compartieron un galardón de 150 782 SEK, lo cual equivaldría a 7 731 004 SEK en diciembre del 2008


                                      Passy y Dunat

En 2008, Martti Ahtisaari, de Finlandia, recibió el premio junto con una condecoración de 10 000 000 SEK (un poco más de 1 millón EUR, o 1,4 millones USD). El Premio de la Paz se presenta el 10 de diciembre de cada año, aniversario de la muerte de Nobel, en Oslo (Noruega), en presencia del rey. Cabe señalar que éste es el único Premio Nobel que no se entrega en Estocolmo (Suecia).


                                                    Martti Ahtisaari

       El Premio Nobel de la Paz se considera el más controvertido de los Premios Nobel; muchos de sus acreedores han sido muy criticados.​ Mahatma Gandhi jamás ganó el premio, a pesar de haber sido candidato hasta en cinco ocasiones diferentes. 



        Tras su asesinato en 1948, el comité consideró galardonardo de manera póstuma; sin embargo, finalmente determinó retener el laurel de ese año con la explicación de que «no había ningún candidato vivo que fuera adecuado». En 1961Dag Hammarskjöld


                                           Dag Hammarskjöld
  
quien falleció después de su candidatura y varios meses antes del anuncio, se convirtió en el único receptor en haber sido reconocido póstumamente; a partir de ello, se modificaron los estatutos para evitar cualquier premio póstumo futuro.​ En 1973Lê Ðức Thọ declinó el premio, debido a que «él no estaba en una posición para aceptar el galardón, y mencionó la situación en Vietnam como su razón primordial».​


                                     Le Dúc Tho

Por otra parte, Linus Pauling, laureado en 1962, es a la fecha la única persona en haber sido galardonada con dos Premios Nobel individuales: había recibido el Premio Nobel de Química en 1954.​ A su vez, el Comité Internacional de la Cruz Roja ha obtenido el premio en tres ocasiones (1917, 1944 y 1963), mientras que el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados ha ganado la distinción en dos (1954 y 1981).1 



       Un total de dieciséis mujeres han sido reconocidas con dicha condecoración, más que en cualquier otro Premio Nobel,​ en 2014 se condecoró a Malala Yousafzai, activista paquistaní de 17 años, siendo la galardonada más joven de los premios Nobel en todas sus categorías. 


                                                          Malala Yousafrai

Hasta la actualidad, el Premio Nobel de la Paz ha sido entregado a 104 personas y 23 organizaciones. Por otra parte, en un total de 19 años no se ha otorgado, lo que supera la cantidad de veces que cualquier otro premio de la misma organización no ha sido entregado. 



¿Qué es lo que nos llama más la atención de todo lo que vemos indudablemente la decoración. Al fondo tenemos ese gran óleo que se dice que es el mayor que existe en Europa  en donde están representados muchos detalles de la cultura noruega.
Aquí se encuentra representada la historia, la cultura, el trabajo y la administración.



Al fondo está la caridad, institución que está para ayudar a todos los ciudadanos. En parte de abajo una familia con un niño, la importancia de las nuevas generaciones, a la derecha un filósofo y un músico a la izquierda la importancia de la cultura para la vida. 




 Nos trasladamos ahora al mural que hay a la subida de la escalera, en el que está representado el santo patrón de la ciudad San Hallvard, se lo van a encontrar en muchos lugares de la ciudad, incluso en las tapaderas de las alcantarillas, con las tres flechas en la mano y la piedra de molino en la otra, se encuentra en las banderas donde está el escudo de la ciudad y el santo.






Es un santo del siglo XI cuando Noruega comienza a ser católica dice la leyenda que Hallvard estaba navegando un día por el fiordo y vio a una mujer en peligro, a la mujer la estaban persiguiendo tres hombres, intentó ayudarla pero los hombres lo apresaron, cuando se dieron cuenta quien era Hallvard le ataron una rueda de molino y lo arrojaron al agua, pero flotó junto con la rueda. 





Sirgu I el cruzado, cuando volvió de las Cruzadas le construyó una Catedral que desapareció en aquella ciudad al otro lado del fiordo, ardió en el siglo XVII.




La nueva catedral se encuentra en la calle principal  es de la época de la reforma luterana.







El otro fresco es de la época posterior a la Segunda Guerra Mundial,  corresponde a la ocupación, llamado friso de la ocupación, todo con motivos relacionados con la misma.




El techo de madera pintado en el que estuvieron trabajando hasta un día antes de la inauguración, 15 de mayo de 1950.







La campana tiene un eslogan grabado en relieve que dice: Navigare necesse est, vivere non est necesse que corresponde a la traducción, es necesario navegar, no vivir. 



Curiosamente Mateo, nuestro guía, lo tiene grabado en su brazo. 





Había que dejar constancia de que nuestros viajeros habían estado allí, en julio de 2018, y una pose del grupo a la salida dejo, para la posterioridad, la imagen de los expedicionarios.



Después del almuerzo en un céntrico restaurante, la tarde quedó libre para poder visitar, cada cual, a su libre albedrío,  el Palacio Real, El teatro de la Ópera, el Museo Nacional, la Catedral.


                                  Entrada al restaurante para el almuerzo

 El Palacio Real es la residencia de los reyes de Noruega en Oslo. Fue construido en el siglo XIX, entre 1823 y 1848, con planta en forma de C, donde el lado central es más ancho y contiene un cuerpo central saliente hacia ambos lados.​ Es obra del arquitecto Hans Linstow, quien lo proyectó para Carlos XIV Juan de Suecia, rey de Suecia y Noruega, que tras alcanzar el poder en 1818 quiso construirse un palacio en Oslo.



El edificio, de tres alturas, incluye una capilla y un salón de baile. Posee una habitación llamada Sala de los Pájaros que posee pinturas de aves en las paredes. Tras la independencia de Noruega en 1905 el palacio, que no había sido demasiado utilizado por los reyes suecos, pasó a ser patrimonio de la casa real noruega, que actualmente lo utiliza como lugar de trabajo y no de residencia. 







Algún grito se alzaba y me  decía que cómo estando en Oslo te ibas a marchar sin ver el famoso cuadro de Munch. No era de mi interés, pero allí me encontré otros cuadros, muy interesantes.
  La Galeria Nacional



La Galería Nacional fue la primera galería estatal que compró una obra de Munch, Noche en Niza, en 1891.


                                                    Noche en Niza

         Hoy, el museo alberga una importante colección de pinturas de los años de juventud de Munch y de sus obras hasta 1920. El museo tiene una sala dedicada sólo a Munch, que acoge algunas de sus obras maestras como Pubertad (1894-95), Cenizas (1895), La vida (1899), y la versión más conocida del El Grito de 1893.



En la Galería Nacional pudimos ver también las obras de Munch en relación a otros artistas noruegos del mismo periodo. En la sala contigua las  pinturas del mentor de Munch, Christian Krohg.








La fortaleza de Akershus (en noruegoAkershus festning) es un complejo de edificaciones militares ubicado en Oslo, Noruega, y situado estratégicamente junto al fiordo de Oslo. Fue erigida en la Edad Media como un castillo real, que servía también de sede para los representantes del rey.



       En el siglo XVII fue modificado en estilo renacentista y rodeado de una fortaleza con bastiones. El complejo, de más de 700 años, ha sobrevivido a varios asedios, pero nunca ha sido conquistado por la fuerza por un ejército extranjero. Actualmente sirve como cuartel general, escuela de oficiales y espacio de alojamiento. Una parte de la fortaleza se utilizó durante un tiempo como cárcel y zona de trabajos forzados para reclusos durante el siglo XIX.



La fortaleza toma su nombre de la granja Aker, que poseía los terrenos donde se asentó el castillo medieval. El nombre es una palabra compuesta de Akr (campo cultivado) y hus (casa, castillo). La fortaleza le ha dado nombre a la provincia de Akershus, aunque no se encuentra dentro de los límites de ésta.



Aún tiene funciones militares, y su protección corre a cargo de la Guardia de Su Majestad el Rey (Hans Majestet Kongens Garde). También alberga la fortaleza el Museo Noruego de la Defensa, el Museo de la Resistencia y los ministerios de Defensa y de Medio Ambiente.
Desde 1938, Akershus funciona como mausoleo de los reyes de Noruega. 



La Catedral.
La mañana había sido espléndida pero también era suntuoso el cansancio que se cernía sobre mi cuerpo, así es que decidí volver al hotel y descansar para tomar energías y fuerzas para la jornada siguiente, esa misma determinación tomaron mis amigos el doctor Pepe Álvarez y Encarnita su mujer.
Por el camino de regreso nos dimos de cara, bueno, es un decir, con la Catedral.
Abunda por doquier el colorido de las flores, que son un elemento más de decoración callejera.  



       Con sorpresa nuestra bandera de España, y los clásicos churros de unos españoles que han ido a dejar patente la patria, y el regusto del tipismo culinario, en la masa de  roquillas de harina y aceite flotando en una enorme sartén humeante, disparadas a punta de embudo mecánico, para después remojarse en una taza de chocolate, dejando acreditado en Noruega, lo que es el tejeringo español.   


                                     La churrería de Manolo Spanich Churros

       La Catedral de Oslo (en noruego, Oslo domkirke), históricamente conocida como Iglesia de Nuestro Salvador (Vår Frelsers kirke), es la catedral de la diócesis luterana del mismo nombre, perteneciente a la Iglesia de Noruega, y la catedral nacional de Noruega. Fue consagrada en 1697. 



El edificio
Es un templo barroco de planta de cruz latina construido de ladrillo. Tiene una sola torre cuadrada en el centro de su extremo occidental, rematada en una cúpula axial de bronce de tres cuerpos. 



        En la parte baja de la torre hay un relieve escultórico de inicios del siglo XII, presuntamente procedente de la catedral medieval de San Hallvard, la primera catedral de Oslo.
 De la también desaparecida catedral de la Trinidad son las cinco campanas de la torre, así como varias lápidas del cementerio.




La sacristía, originalmente una sala capitular, es la parte más auténtica de la catedral, lo mismo que el retablo barroco, el púlpito y la pila bautismal. En la capilla oriental, erigida en la década de 1950, hay vitrales franceses, uno de ellos dedicados a la princesa heredera Marta de Noruega (fallecida en 1954). El reloj de la torre data de 1718 y es el más antiguo de todas las iglesias de Noruega. 



En el cementerio, actualmente un jardín, están sepultados algunos miembros de familias acaudaladas. Ahí se halla el sarcófago de decoración más suntuosa que haya existido en Noruega. 



La cripta, descontinuada como tal, funciona actualmente como sala de conferencias, conciertos o exposiciones, y cafetería. 














Las flores con sus bellos vestidos de colores nos irían acompañando en nuestro regreso, así como la ejemplaridad en el uso y perfecta colocación de las bicicletas al servicio de los ciudadanos, un buen ejemplo para algunos de nuestros compatriotas que han confundido la educación y caballerosidad, con el mal uso de lo que se pone al servicio de la comunidad.  




Después de una buena siesta, las piernas pedían darse un paseo por los alrededores del hotel, en una tarde donde flotaban en el aire los balones de fútbol de un Campeonato Mundial, sobre una gigantesca pantalla con espectadores cómodamente sentados al aire libre, percibiendo el olfato de unas hamburguesas, que se doraban en una parrilla próxima. Había que bajar, no sé cuántas escaleras, para descender a aquel foso, y poder contemplar el espectáculo.  








Mathallen Oslo, lo que en tiempos pasados fue un lugar donde el lenguaje que se empleaba, y al mismo tiempo se escuchaba era el ruido de la maquinaria industrial, hoy día, solo se oye y se percibe el rico olor de los productos comestibles que allí se expenden, los puedes saborear en el mismo lugar, sentado tranquilamente, o te los puedes llevar a casa.





Me habían celebrado el lugar, así es que penetré en el interior y pude comprobar, lo que no es una novedad, aquí en Granada, el Mercado de San Agustín, a menor escala, se ha  convertido desde no hace mucho tiempo en una mezcla de puesto de venta de todo tipo, como siempre hubo, junto con los mini bares para degustar  con una cervecita, los productos que allí se expenden. 






La jornada turística del primer día había sido de satisfacción plena para el estado anímico, no tanto para el corporal que sentía  la huella que marca el no haber encontrado mucho descanso, ni estar preparados físicamente para lo que días posteriores vendría a colación; pero llegan esos instantes en que nos relajamos totalmente, y tenemos la oportunidad de cambiar las sensaciones del día, con los compañeros, mientras degustábamos una cena sentados junto a una larga mesa con un tablero de gruesa madera, 



 eligiendo tu propia comida; manjares, estratégicamente situados en diversos lugares, que te están llamando la atención cuando vas pasando por delante de ellos.





A veces no has captado que están allí esperándote para que los devores, pero al contemplarlos en el compañero que se encuentra a tu lado, es suficiente para que se te despierte la curiosidad y preguntes.
-¡Oye, el salmón marinado, ¿dónde está?  



-¿Es cierto que en Oslo no existe la oscuridad de la noche?
Había que comprobarlo, e intentar al mismo tiempo hacer la digestión de una opulenta cena, a la que normalmente nuestro organismo no está acostumbrado.
Eran las once de la noche y después de bajar la interminable escalinata decidimos, junto a dos compañeras de viaje,  dar un paseo por la ribera del río Akelselva.



Un enorme botellón era el primer centinela que prestaba guardia antes de atravesar el puente por cuyas entrañas corre el río, mientras quedaban atrás los sonidos furibundos de los que aún presenciaban, a través de la gigantesca pantalla, los mundiales de fútbol. 


                                  Espectadores de los mundiales de fútbol

En la tranquilidad de la noche se escucha el murmullo del agua, con reflejos de una luz diurna que se bañaba en la placidez de un fluido que, en aquellos instantes parecía un espejo.
Nuestros pasos comenzaron a caminar por el sendero, Pepe Pérez Urda y familia, grandes descubridores de las bellezas ocultas, regresaban ya y nos animaron a continuar. 







Sobre las cristaleras del gigantesco rascacielos de diecisiete plantas donde la vista se pierde y la cima besa el cielo, la luz se peina para irse a dormir y entrar en una noche que siempre será día. 





Aquel paseo por la ribera del río fue como asistir a un concierto de música sinfónica, donde los diversos instrumentos de madera  estaban representados en los arboles del bosque que rodeaban el sendero, se inclinaban para beber el agua que fluía en ocasiones lentamente, 




los instrumentos de viento como podrían ser el fagot, o el fliscornio, están en el aire suave a modo de brisa que nos acariciaba,  



los de cuerda, como los violines estaban, en la musicalidad de los jilgueros que por allí revoloteaban,



 los timbales y platillos como más estruendosos, estaban en las cascadas, que producían una fuerte sonoridad. 



 El director que armonizaba todo aquel conjunto sinfónico con su batuta en ristre estaba en una luz continua que armonizaba todo el conjunto. 



         El preludio del concierto acuífero sereno y tranquilo se va a ir acrecentando con los sonidos más fuertes que van a ir “in creschendo” hasta llegar al culmen de la cascada, una catarata que si ahora está toda refulgente dando rienda suelta a su voz atronadora, cuando llega el invierno se quedará toda estática como una gran masa de hielo. 







Acompañaba todo este lujo de emociones un sendero de madera, cómodo para caminar y la diversidad de puentes que enlazaban una parte del camino con la opuestas,



 para mayor deleite al encontrarte encima del agua y poder contemplar los juegos de fantasía que realizan la luz, con el fluido formado un rosetón de colores, 



 donde se mezclan los violetas con los rosas, los verdes con los celestes, mientras entre los ramajes de la arboleda se asoma a hurtadillas las luces anaranjadas de los edificios que quieren participar del espectáculo. 



Hay figuras de piedra que algún escultor enamorado dejó en el agua para que participaran de este espectáculo junto al río, la naturaleza brinda sobre todo al atardecer, un crepúsculo que nunca termina porque se funde con el despertar del día, constituyendo una unidad única. 


                                   Quiso estar más cerca de las esculturas

Dos damiselas se apoyan en la baranda del puente de los enamorados, donde la presencia de los que se aman dejan constancia en aquello que cierra corazones, el candado, el mejor símbolo del amor férreo, que no se abre mientras no lo hace la llave de la desunión.





Esperábamos las oscuras sábanas de la noche, que llegaran, pero estas no hicieron acto de presencia, solo la luminosidad de un día eterno, y la vuelta al hotel acompañados por la música de una naturaleza perenne y los colores de artificio que se iban turnando al pasar por el puente. 





Todo había quedado desierto, los espectadores, habían dejado de contemplar la diversión futbolística, la calle estaba solitaria, solo tres personas volvían al hotel henchidas y repletas de un paradisíaco lugar, para seguir soñando con los recuerdos vividos hoy y pensando en los acontecimientos del día siguiente.



(Si este primer capítulo, dedicado a Noruega, ha sido de tu agrado, intentaré relatar cómo fueron los siguientes días, en próximos episodios que irán saliendo paulatinamente, porque cada día lleva su tiempo).
                                 
                              José Medina Villalba