Homenaje a José M. Montero Gallegos, en el Teatro Isabel la Católica.
El teléfono, ese invento
que fue una revolución su descubrimiento, en tiempos pasados, del que no
podemos pasar sin él, siendo portadores del mismo a todas horas y momentos.
- ¡Nos
hemos convertidos en sus esclavos!
- Es triste, pero es la realidad.
Una de las muchas veces que el timbre
melódico, al que me tiene acostumbrado, para hacer más amable su entrada y
tocarme para interrumpir mis quehaceres diarios, escucho la voz de un buen
amigo, Nicolás Gutiérrez Gorlat, que me comunica la noticia de un homenaje que
se le va a dar al músico, fundador de la Banda Municipal de Música del Ayuntamiento de
Granada, José Montero Gallegos, con motivo del Centenario de dicha
orquestación, nacida en el año 1917.
Nicolás Gutiérrez Gorlat
Nicolás, Nico para los amigos, me pone
en conocimiento de este homenaje y de nuestra participación en el mismo.
D. Andrés Manjón, fundador de las Escuelas del Ave María.
Los avemarianos hemos lanzado a los
aires, en multitud de ocasiones nuestro himno, con la emoción que requiere, es un canto a las Escuelas del Ave María, donde se glosa a la hermosa Granada,
a los cármenes granadinos, al fundador y su labor pedagógica, donde se infunde alimento
al cuerpo y al alma, en un compendio de ciencia cristiana a los alumnos que
asisten a ella, pone el bello de punta en los compases finales dando, ¡glorias al fundador!
José María Montero Gallegos, director de la Banda Municipal
del Ayuntamiento de Granada
Fue José M. Montero Gallegos, cuando se
cumplía el Cincuentenario de la Fundación de las Escuelas, al que le cupo el
honor de ponerle música a la letra que había confeccionado Tomás Hernández
Redondo.
-Amigo Pepe, me dice mi interlocutor, se
nos ha solicitado la participación en este acto, para culminarlo con
el canto de nuestro himno, para lo que tenemos que formar un coro de cincuenta
personas, te pido que colabores conmigo.
Antiguos alumnos, compañeros y amigos del Ave María.
-Intentaré ponerme en contacto con
antiguos compañeros y actuales avemarianos, para darles conocimiento y seguro que lo conseguiremos. Esta
fue mi respuesta.
Eran las siete de la tarde, del día uno
de febrero, cuando intentaba encontrar el Centro de Música y Danza de García
Lorca en el Barrio de los Periodistas.
En una sala, no muy grande, se respiraba
un ambiente avemariano especial, nos reuníamos unos pocos más de los que se
había puesto como tope para formar el coro.
Encuentro emocionante de amigos, que hacía
tiempo no nos habíamos visto, pero que en el pasado fuimos compañeros del
Colegio, actuando en la labor docente en los diversos Colegios Avemarianos, o sirviendo a la Institución actualmente.
Muchos recuerdos en pocos minutos
Muchos recuerdos, en pocos minutos,
surgieron en boca de los asistentes, pero sobre todo el motivo que nos tenía
allí concentrados.
Comienzo de los ensayos con Maribel
Acoplados en nuestros asientos, surgieron las
notas musicales de nuestras gargantas, al cantar el himno, a petición de la
señora directora, Maribel, pronto nos hizo ver la cantidad de errores que se
cometían, entradas a destiempo, diversos timbres de voz, lo mismo se estaban en tono normal
y de pronto se disparaban a otra escala…
Puesta la música que surgió de un CD, poco
a poco, fuimos “entrando por vereda”, hasta ir consiguiendo que aquella
defectuosa interpretación fuese adquiriendo el cuerpo real que le correspondía.
La mano maestra, el ímpetu, el coraje que
en todo momento le puso Maribel, que en algún instante el sudor la
invadía, los colores se le subían a la cara, llegó a desmelenarse, imponiendo tal intrepidez y esfuerzo, que nos contagió a los que allí nos habíamos
reunidos; se fue consiguiendo el objetivo pretendido, que aquello fuera una
verdadera coral constituida por cincuenta amantes del Ave María y de sus
Escuelas, donde se formaron y adquirieron los valores fundamentes para caminar por la vida.
Teatro Isabel la Católica
Dos fueron los ensayos previos a la
actuación. Puntualidad en ambos y sumo interés con dejar nuestro pabellón
avemariano en lo más alto, lo íbamos a interpretar, ¡nada más, ni nada menos!, que el Teatro Isabel la Católica!
Ensayo previo al concierto en el Teatro Isabel la Católica
El día ocho, de este mes de febrero, en el
mismo lugar, se le daban los últimos retoques al himno y su definitiva puesta a punto, con la intervención del director de la Banda de Música, Miguel Sánchez
Ruzafa, que dio las últimas pinceladas.
Fueron dos ensayos de familiaridad amistosa
Fueron dos ensayos de familiaridad
amistosas, donde a la preparación se le unió el comentario espontáneo, la
conversación afable, y sobre todo el magnífico cuerpo de aguante de la
directora al grupo de cincuenta “Boy scouts”,
salvo un reducido número de "infantes", que le imprimieron al “coro en potencia”,
una dosis de juventud.
Último ensayo antes del comienzo del concierto
En el centro de Granada, en el mismo
corazón, se alza el Teatro Isabel la Católica, lugar donde no hace muchos meses
se le concedió la “Granada de Oro” a nuestra Institución; las seis de la tarde
y el coro dispuesto a acoplarse a los sonidos metálicos y de percusión de los
instrumentos.
Algunos de los participantes
Camisa, pantalón, correa, y zapatos negros,
todos perfectamente uniformados y las cuerdas vocales puestas a tono, esperando
el momento de ver como se descorren las cortinas que nos separan de un público
expectante, llenando completamente patio y anfiteatro.
Hubo alguna pequeña
desorientación, por parte de algunos, a la hora de acceder al no encontrar la
puerta de entrada.
Emoción contenida en
una tercera planta donde los camerinos se habían quedado pequeños para la
multitud que los invadía. El desasosiego e inquietud se dejaba notar, mientras
unos bajaban por unas estrechas escaleras de pronunciado declive, ¡quizás la
edad de los allí presentes, les imprimía un porcentaje mayor de inclinación, al que realmente tenían!
Otros nos afanábamos en depositar en las perchas, repletas de vestimentas, aquellas de las que
nos teníamos que desprender.
Ya en el escenario había que dar las últimas pinceladas a nuestra actuación con la banda de música
y nuestro acoplamiento a ella.
Miguel Sánchez Ruzafa, hace algunas aclaraciones
Hacer una apología
de nuestra magnífica Banda Municipal de su director, Miguel Sánchez Ruzafa huelga, porque de todos, a nivel granadino y nacional, es de sobra conocido.
Una vez acoplados en
nuestros asientos detrás de los músicos, corría por nuestras venas una
inquietud, al mismo tiempo que la serenidad gratificante de encontrarnos en un
escenario en el que la mayoría no habíamos tenido la oportunidad de estar.
Comienza el concierto
Sánchez Ruzafa, con
el dominio especial de la dirección que le caracteriza: con sus
gesticulaciones, movimientos de brazos y de cuerpo entero, balanceándose, o bien elevando los brazos al cielo, nos hizo sentir la emoción de una letra que se
convertía en una glosa musical.
Maribel, enumerando las filas
Maribel, entre las estrechas
escaleras, músicos que suben y bajan, tuvo la paciencia suficiente para enumerar
a las tres filas que constituían los asientos del coro, para que nuestra
entrada y salida del escenario fuera totalmente correcta.
Llegó el momento
esperado, en silencio, mirando al televisor que nos ponía en contacto con el
escenario, dio comienzo el espectáculo.
Entre bambalinas esperando la entrada al escenario
Las notas de dos
pasodobles flotan en el aire, “Victoria”, escrito precisamente el mismo año que
se fundó la Banda Municipal de Granada 1917, es un pasodoble de desfile,
seguido por el titulado “El Conserje”.
Descorriendo las
enormes cortinas que delimitan el escenario nos fuimos acoplando en el
escenario.
La intensidad de la iluminación nos impedía ver el público.
La intensidad de los
focos que irradiaban de luz el plató, nos impedía ver al numeroso público que
ocupaba completamente, tanto el patio de butacas como el anfiteatro, pero
teníamos conciencia de que estaban allí, expectantes y deseosos de saborear la
función y descubrir en qué lugar se hallaba ubicado: el marido, el
compañero, el abuelo, el padre, o simplemente el amigo.
Luis García Montero
Luis García Montero, biznieto del homenajeado, quien alcanzó a conocerlo, hizo su intervención,
poniendo de relieve la figura de José M. Montero Gallegos (1874-1966), mientras
en una enorme pantalla se iban proyectando escenas y pasajes de una Granada
decimonónica en la que se preludiaba ya el momento más fructífero de nuestra
cultura, que a partir de la década de los veinte del siglo pasado gravitó en
torno a intelectuales de la talla de Falla y García Lorca, Valentín Ruiz Aznar,
tan relacionados con el protagonismo de este concierto.
Manuel de Falla
Federico García Lorca
Valentín Ruiz Aznar
Con voz reposada, pero impregnada de emoción, Luis García Montero fue relatando toda la biografía
de su bisabuelo y antepasados.
Berja. (Almería)
José María Montero
Gallegos fue uno de los once hijos que tuvieron Adolfo Montero Weiss y Eduarda
Gallegos Gómez, nacido el 17-9-1874 en Berja, Almería, donde su padre
constructor de pianos y organero restauraba el órgano de la iglesia. Inició sus
estudios musicales con su hermano mayor Adolfo, y continuó con el organista de
la Catedral Bernabé Ruiz Vela y el maestro de capilla de la misma, Celestino
Vila de forns. En su juventud se debatió entre la música y la pintura (fue
alumno de José Larrocha en la Escuela de Arte), pero poco a poco su inclinación
fue la musical. Pronto destacó como flautista y pianista. Tocó la flauta desde
niño en la Banda del Hospicio Provincial y en la Capilla de Música de la
Catedral.
José M. Montero Gallegos
En 1896, junto a sus hermanos Luis y Eduardo y con otros tres músicos
granadinos, funda el “Sexteto Montero”, que llegará a actuar en el África
francesa, sur de Francia, Paris y en algunas ciudades del este de Estados
Unidos. Con el Sexteto actuó en el Café del Siglo, a la par que dirigía la
Banda de Churriana de la Vega y ayudaba a su padre en los quehaceres del
almacén de música. En 1899 se casa con Eduarda Molina Gallegos. Con la que
tendrá cuatro hijos: Guillermo, Guillermina, Adolfo (que llegó a ser un destacado
músico) y José. Como constructor de instrumentos, compositor y pianista,
consiguió varios premios a principios del siglo XX.
En 1901 abre la tienda de
música “Casa Montero” en la Calle Reyes Católicos, que durante muchos años será
referente musical en Granada (entre sus clientes se podrán contar los Albós,
Segovia, Falla, Lorca, Alonso, Barrios, Ruiz Aznar, etc…)
Antigua Escuela Normal del Magisterio
En 1908 consiguió por
oposición la plaza de profesor de música de la Escuela Normal (hoy Facultad de
Ciencias de la Educación). También realizó una destacada labor en el Centro
Artístico, formando dúo con el violinista Antonio Hernández, al tiempo que
ejerció de profesor de solfeo y piano en la Sociedad Económica de Amigos del
País de la que era socio de mérito y de forma altruista en el Hospicio
Provincial.
Banda Municipal de Música de Granada (1917-2017))
En 1916 varios
músicos que habían formado una banda con aspiraciones de que fuera municipal lo
designaron para dirigirla. Esta flamante Banda Municipal de Granada con José
María al frente, hace su primera aparición oficial el 1 de enero de 1917, en
las fiestas de la Toma de Granada. A partir de entonces, su labor se centra en
la dirección y en la adaptación de zarzuelas y piezas sinfónicas para la
plantilla de la banda.
Conservatorio Superior de Música "Victoria Eugenia"
Cuando en 1922 se crea el Conservatorio Superior de
Música “Victoria Eugenia” es designado profesor de armonía, y después de Guerra
Civil, al marchar Ángel Barrios a Madrid, director del mismo. Al jubilarse de
la Banda Municipal en 1947, el Ayuntamiento le concedió un premio de carácter “sentimental
y simbólico por su abnegada y constante labor”, otorgándosele así mismo el
título de director honorario perpetuo.
Falleció el 12 de enero de 1966 a la
edad de 91 años.
Comenzaría después
el concierto con el pasodoble Granada de Adolfo Montero, seguido de Sonata nº 1
y nº 2.
La gran devoción que Montero
tenía a Nuestra Señora de las Angustias, queda patente en la marcha de
procesión que lleva ese título, compuesta con motivo del traslado de la Virgen
de la Catedral a su Basílica, tras la restauración del Camarín donde recibe
culto, que había sufrido un incendio que conmocionó a la sociedad granadina de
la época.
Las sopranos Aurora
Palomar y Anni Raunio, con un gran alcance en los agudos a los que llegaban con
gran claridad, nitidez, ejecutando sus interpretaciones con gran agilidad y sin
dificultad, fueron muy aplaudidas.
Llegaría el momento
apoteósico, el que todo el mundo esperaba, el Himno de las Escuelas del Ave
María que Montero compuso en el año 1939 con motivo del Cincuentenario de su
fundación.
Tensión y silencio
absoluto, el director de la banda da la entrada, suenan al unísono las
trompetas, como preludio, y el gloria a gloria del genial pedagogo brota conjuntamente
de las gargantas del coro; la mano prodigiosa, y el cuerpo conductor como
verdadero capitán que sabe dirigir el barco que tiene bajo sus órdenes, lo
conduce a la perfección, acariciando el aire que le rodea con sus manos, para que la suavidad de las voces endulcen la
melodía, o elevando sus brazos, e incluso su cuerpo con la máxima energía
queriendo que todos simbólicamente, nos alzásemos al cielo dirigiendo nuestra
mirada hacia lo más alto, “mirando hacia
lo alto la voz del cielo le decía”, para caer después en la suavidad de una
brisa que acaricia dulcemente el rostro, “Ave, Ave, Ave María, e incluso haciendo una especie de
badén suave de bajada y subida, en el “ía”.
La interpretación del himno tomado desde otro ángulo
Su atención está en
todos los campos, mueve las manos con energía para que el sonido de las trompetas, atrone con más intensidad, hay un
ligero balanceo de su cuerpo como si se tratara de los pasos de un vals, “son sus Escuelas luz y alegría donde
aprendiendo están entre plegarias de avemarías los niños que allí va”, para
de pronto bajar su cuerpo y con su mano intentar tocar el suelo, para acoger a
los niños “el pan del cuerpo dan con
cariño”, y estrechando los brazos para dar todo el amor del mundo, “y para el alma amor, ciencia cristiana deja
a sus niños el santo fundador”.
En el bis, movería
con tal fuerza y energía sus miembros, como el rayo vertiginoso que en un momento
rasga el firmamento, haciendo que las voces subieran con tal ímpetu que
hicieron vibrar de emoción nuestras cuerpos, “son sus Escuelas luz y alegría donde aprendiendo están entre plegarias
de avemarías los niños que allí van…”
Llegaría el momento
apoteósico, el delirio sin frenesí, él no va más en la culminación de una
orquestación sinfónica, él enardecimiento y exaltación de una composición
musical, el desenlace final que haría poner el vello de punta, que haría
temblar la sensibilidad del auditorio, de rodar lágrimas por los rostros de
algunos, mientras otros lloraban de emoción y alegría por el interior de sus
almas.
Letra y música del himno
El capitán de la nave, desde el puente de
mando, elevó con tal fuerza sus brazos al cielo que parecían salír del
cuerpo, era la conjunción de todas las emociones que transmitía al coro y al
público, elevándose haciendo que en una transformación mística nos alzásemos
para fundirnos con el Genial Pedagogo,
en una serie continuada de ¡Gloria,
gloria, gloria, al Fundador, gloria, gloria, gloria al Fundador, por siempre
gloria al Fundador, por siempre gloria al Fundador, gloria al Fundador!
El público de pie,
en un aplauso continuado que duró largo tiempo, junto a los, ¡bravo, bravo,
bravo…!, hicieron que se volviera a repetir, seguida de otra emocionante intervención al alimón, entre orquesta, coro, y público, magistralmente dirigidos por Ruzafa,
dando paso en cada momento a cada sector, fueron el cierre apoteósico que
echaron el cierre a un homenaje que quedará a la cabeza de cualquier otro que
aquí se celebre.
Felicitaciones por
parte de Miguel Sánchez Ruzafa, de Maribel, y de todos los actuantes y público.
Hay que dar la enhorabuena
a Maribel, esposa de Miguel Sánchez Ruzafa por su labor como segunda de abordo, a la orquesta, a los organizadores del coro, Nicolás
Gutierrez Gorlat y Jesús Chavarino, a
los participantes en el mismo, al público asistente y como cierre de todo este
evento al capitán, al genial y magnífico director, Miguel Sánchez Ruzafa, artífice principal del éxito.
Finalmente las
despedidas y comentarios en la puerta del teatro, darían por finalizado este
gran evento, que ha marcado una nota más de sobresaliente, en los anales de la
Historia de Granada y de las Escuelas del Ave María.
José Medina Villalba
REPORTAJE DE VÍDEOS Y FOTOGRAFÍAS
José Medina Villalba
Amigo Pepe: Acabo de leer al fondo de esta pagina, que no hay comentarios, !es que no es nada fácil hacer un comentario de algo en principio inexplicable, algo que rebasa los limites de lo comprensible, algo que supera las mejores intenciones de los participantes;? habrá habido alguien,¿ dirigiendo desde las alturas como jefe de ceremonias esta trascendental jornada, que formará parte de esas efemérides importantes de la institución, no me cabe la menor duda.
ResponderEliminarHoy después de leer, ver y oír el magnifico reportaje, que nuestro querido amigo Pepe Medina, acaba de presentar, he entendido por primera vez lo que significa la palabra " APOTEOSIS " acto final de tributar a alguien grandes honores y alabanzas, o como cuadro final de un gran espectáculo, en una representación teatral; cualquiera de estas explicaciones u otras que pudiéramos encontrar, valdrían para este acontecimiento inenarrable, por su calidad humana, por su sentimiento, por su hidalguía, por su entrega, por la predisposición de todos los participantes, por el respeto, acatamiento y obediencia a las ordenes del imperativo director de orquesta, Sr. Ruzafa, que sin batuta y solo con sus claros e inapelables gestos, nos dirigía y ordenaba cada uno de los cambios de tono, se elevaba o se agachaba, se inclinaba a la derecha o hacia la izquierda; no tenia el gusto de conocerlo, pero a partir de hoy me voy a permitir el lujo de llamarlo amigo director, desde la posición de humilde y obediente tenor.
A ti amigo Pepe ya no se que decirte, porque lo único que he echado en falta en este memorandum,( como algo que debe mantenerse en la memoria) es que no has dejado constancia del numero de escalones que había entre cada uno de los pisos de los camerinos, por lo demás no te ha faltado ni la respiración entre nota y nota.
Hubo dos bis en la actuación, uno el que es preceptivo en la letra del himno, y otro el que hicimos al repetirlo, pero además un tercero con los asistentes al brillante acto, no solo como espectadores sino como miembros activos, de lo que allí se estaba celebrando, un lujo, un gran gozo y una gran satisfacción para todos los que participamos; nunca olvidaremos la fecha del doce de febrero, en el Teatro Isabel La Católica de Granada, y "mirando siempre hacia lo alto ". Agradecerle a nuestro amigo Nicolas la brillante gestión del irrepetible acontecimiento.
La personal predisposición de todos los participantes, se podía observar con solo ver las caras alegres y satisfechas, las expresiones cargadas de sentimiento y la firme voluntad de dejar constancia, de que lo que íbamos a celebrar, no era algo irrelevante sino algo importante en la memoria histórica de ese rincón del Albayzin, que nos ha marcado de por vida. A mucha honra, somos los mejores en defender lo nuestro y perdonen la chulería. Un fuerte abrazo de vuestro amigo Pepe Cuadros, que ha pasado tres días rodeado de todo lo que le hacía sentir, como miembro activo de un grupo inigualable de amigos y compañeros, mi eterno agradecimiento.
Estimado amigo Pepe, se cumple una decena de días de la celebración de éste gran acontecimiento dedicado al maestro de música y director de la banda municipal, José Montero Gallegos, aún late en el interior de mi cuerpo y corre por mis sentimientos, una jornada que ha marcado un hito en la Historia de Granada y en la de nuestras queridas Escuelas del Ave María.
EliminarHan sido unos días de encuentros entre amigos que, marcamos canas en nuestras cabezas, aquellos que aún les quedan cabellos que contar o relucientes y brillantes cabezas; jornadas donde la amistad de tiempos pasados ha vuelto a tomar vigor, donde el buen humor ha predominado y sobre todo el compromiso por llevar el pabellón, de lo que desde niños llevamos en el alma, a lo más alto donde se puedan encontrar las solemnidades más importantes que haya habido en Granada.
Dos ensayos con una gran mujer, Maribel, dando toda su sabiduría en el arte de la dirección, ha sabido tener perfectamente acoplados a cincuenta "boy scout, ensimismados y atentos a todas sus correcciones, hasta conseguir que aquellos defectos en el ritmo, entonación y demás elementos esenciales del canto, se hicieran al unísono y de forma perfecta.
Desde esta pequeña tribuna quiero agradecer su gran labor y esfuerzo desarrollados no solo durante los días de ensayo, sino en el teatro dando los últimos toques de ordenación y acoplamiento que teníamos que tener en el escenario.
El homenaje era para el maestro Montero, honores dedicados a éste gran personaje granadino.
Todo perfecto desde el primer momento, pasodobles de entrada, proyección de diapositivas sobre la Granada de la época, personajes importantes, gran discurso de su biznieto, Luis García Montero, relatando toda la biografía y demás pasajes relativos a su ancestro, serenatas , himno a la Virgen de las Angustias, actuación de las sopranos, todo magnífico y un público totalmente volcado, disfrutando del momento.
Pero no se trata de pasión, ni de protagonismo, arrebato, predilección, personal..., ni quitarle méritos a todas las actuaciones que hubo, ¡magníficas!, pero la realidad de lo que allí se vivió en aquella velada musical, el éxito rotundo, la apoteosis de la jornada la dio nuestro Himno, el de las Escuelas del Ave María, interpretado por un coro que dieron todo lo que les salía del alma, bajo la magistral dirección de un gran director, Miguel Sánchez Ruzafa, que merece todos los honores y agradecimientos por su soberbia y perfecta dirección.
Dos bis, uno reclamado por los aplausos incesantes de un público que ardía de emoción y otro al alimón entre el público, orquesta y coro.
Creo que superamos, en este mano a mano, a la marcha Radetzky que se interpreta por la Orquesta Filarmónica de Viena en la Musikvereim, en el concierto primero de año. Todo fue maravilloso y siempre quedará en nuestros corazones el vivo recuerdo de una gran jornada.
Gracias por tu comentario, por tu intervención como gran tenor y por todo este maravilloso espectáculo. Un abrazo. Pepe Medina.
¡Estupendo reportaje D. José! Ha sido un honor compartir con usted este emocionante evento que sin duda quedará para los anales del Ave María. ¡Un abrazo!
ResponderEliminarEstimado amigo y compañero Eloy, son muchos los eventos que últimamente vienen engrandeciendo el nombre de nuestra Institución Avemariana, pero el de días pasados, ¡sensacional! aún quedan flotando en el aire los ecos de nuestras voces, vibrantes, emocionadas y perfectamente sincronizadas.
EliminarPara mi también fue un gran honor, orgullo y satisfacción, compartir con todos, esos momentos, y sobre todo con los que ahora estáis dando vuestra entrega total al Ave María. ¡Un fuerte Abrazo!