sábado, 4 de noviembre de 2017

UNA MAÑANA PRIMAVERAL EN UN OTOÑO QUE NO DESPIERTA


-¿Se puede comenzar una narración con una pregunta?
-¿Por qué no, siempre que sea adecuada?
Pues mi querido amigo y lector, mi interrogante es:
¿Conoces Granada?



      Si no tienes el placer y la dicha de conocerla, o si la conoces e incluso vives en ella, a lo mejor con el ajetreo cotidiano no te has puesto a disfrutar de las lindezas y encantos que posee, porque en Granada, en cualquier lugar de esta maravillosa ciudad, te puedes encontrar las sorpresas más inesperadas en cualquier momento.

                                             Colegio del Ave María. (50X40) Óleo de José Medina Villalba

     Aquella mañana, cuando mis ánimos, aún no se habían recuperado de un grave asunto en el que me  encontraba embarcado, decidí  salir a dar un paseo con el deseo de llegar a un sitio concreto, a un lugar donde he pasado toda  mi vida, donde ha tenido sentido la realidad de mi existencia.


                                                 Escuelas del Ave María en Valparaiso

     La mañana estaba plácida, reluciente, brillaba un sol intenso a pesar de que el reloj, días pasados, se había vuelto perezoso, y en lugar de andar para adelante se había bajado un escalón, en la esfera de cada uno de los cronómetros.



Desde mi Barrio, el Realejo, al que quiero tanto, como a su hermano el Albayzín donde eché mis raíces, al que adoro, los dos para mí son los  amores de mi vida, partí con una idea fija, pero querido amigo, si  sales a pasear en Granada con el ánimo  de llegar a un sitio determinado, salvo que ocurra un accidente inesperado, olvídate del objetivo que te habías marcado porque van a ser tantos los manjares exquisitos que vas a poder devorar con tus sentidos, para impregnar tu alma de los más bellos encantos, que no vas a tener más remedio, si no a renunciar al destino predispuesto, pero sí a llegar más tarde.



Treinta grados en el termómetro de la Plaza Isabel la Católica son bastantes, para un mes que está naciendo en el calendario,al que han bautizado con el nombre de noviembre.

Es festivo, "Día de todos los Santos", pero aunque no lo fuera, caminar por Reyes Católicos, Plaza Nueva, Carrera del Darro, es como tener que ir sorteando una carrera de obstáculos, cuando no es una pareja que te obstaculiza, es una terraza del bar más próximo con sus mesas y parroquianos que a estas horas de la mañana cuando el lejano despertar se quedó muy lejos,  va a dar paso  el mediodía, como frontera entre la mañana y la tarde, pero pensándolo bien a lo mejor es bueno para que no te precipites y puedas deleitarte en lo que por el camino te vas encontrando.


     Las alfombras de los manteros tirados en el suelo repletas de baratijas guardadas por los de color oscuro, son el atractivo de los visitantes que se detienen a contemplar, los diversos objetos que ponen como medio para seguir subsistiendo. Otros disparan sus cámaras para llevarse todo el embrujo que se desparrama por Plaza Nueva, con el sonido del agua de una fuente, que en otros tiempos vio el llanto de sus chorros, convertidos en rígido hielo,



 sobre todo en pleno invierno, hoy cantarina parece sonreír cuando se va introduciendo en el interior de la retina, de los que la observan.
Un poco más arriba, al pie donde se juzga a los que por sus desmanes penales merecen pasar por la balanza de la justicia, un bloque enorme con sabor renacentista al que le llamamos la Audiencia, en el argot popular granadino,



 un pequeño tablao desprende el sonido que  va dejando los tacones de una gitana con alardes de buena bailaora, aires de golondrina, brazos levantados al viento, mientras su delgada cintura se contornea al ritmo que les marcan las palpas y el sonido de una guitarra.
Plaza Nueva, cualquier día, y en especial uno de fiesta, como el de hoy, es  pura, majestuosa y elegante feria.



Los patinetes eléctricos, (segway) bajo la ordenanza de un experto guía, campan a sus anchas sin control de ninguna clase ni normas de conducción, en desfile perfectamente alineados.


                                      La Iglesia de Santa Ana es la puerta de entrada a la Carrera del Darro
                                   Carrera del Darro, óleo sobre lienzo 50X35. Obra de José Medina Villalba

   Entrar en la Carrera del Darro es pasar a un paraíso distinto, es deslizarse por la angostura de una garganta estrecha pero plácida al mismo tiempo, es un pasillo donde se mezclan gentes de todas las partes del mundo, lenguas diversas marcan el ritmo de los pasantes, microbús urbano, trenecito turístico, sonidos de agua de un río que da oro, sí señores, oro, por eso le llamamos, Da oro=Dauro=Darro.

                                                      Buscador de oro en el río Darro  
 Lo  que ocurre es que, este preciado mineral, no se encuentra tan fácil, porque se esconde entre las arenas, solamente sale por las noches de Luna llena cuando, a hurtadillas, tímidamente aflora por la Torre de la Vela, pero lector, si algún día te atreves de madrugada asomarte al río, cuando el silencio rompe con las ataduras del jaleo diario, unas minúsculas lucesitas brillando podrás observar, 


                                                            Pepitas de oro del río Darro

más  no te atrevas a cogerlas porque la magia las protege y pronto desaparecerán. Recréate viéndolas ya que al despertar la aurora las minúsculas y misteriosas lucesitas se esconderán.



Un sonido especial está llegando a mis oídos, una sonoridad exclusiva que tiene su marchamo propio, se mezcla con el murmullo de los pasantes, una música que enerva el espíritu, y me trae recuerdos de un pasado estudiantil.




 En una pequeña terraza, de esta estrecha y muy transitada vía, La Fontana, que en tiempos pasados fue una carbonería, hoy el primer bar de esta angosta vía, cuando este producto, unas veces era elaborado artesanalmente por los carboneros de  de la Peza, o antracita, mineral negro, extraído de las entrañas de la tierra, se usaba como combustible en las viviendas granadinas.


                                                           Puente de Cabrera

Junto a uno de los diversos puentes, el de Cabrera,  son los collares con los que se adorna nuestro río, de esta famosa calle que se ha ganado a pulso ser la más visitada, elevada a modo de un pequeño estrado se encuentra la coqueta terracita de este bar.


Sobre el pretil del río las posaderas de los oyentes, se apoyan para estar más cómodos y disfrutar de las delicias de unas canciones salidas de voces estudiantiles, de los que tienen fama de vivir la vida alegremente, recorriendo por las noches las callejas albaicineras, entre las luces mortecinas de las farolas y del duende gitano, o de la magia de la Sultana Alhambra, para echarle a la niña de sus amores, como ramilletes de flores las más bellas canciones servidas en bandeja de serenatas.


                                                 José Medina Villalba y el tenor de la tuna
Elegantemente vestidos disfrutando de la rica tapa que acompaña a la cerveza nuestros tunos, dejaban en el aire las notas melodiosas de sus inconfundibles canciones
-Oiga por qué eso de tunos.
-Tuno viene de tunante, y tunante significa vividor, que sabe vivir la vida a placer, por lo menos ese es el San Benito que se les ha puesto a estos señores estudiantes. La vida es breve y hay que saberla vivir a placer, ese podríamos decir es el slogan, o bandera bajo la que se cobijan.






El cuadro nos traslada al Siglo de Oro, por donde pasan van dejando una pincela bella de color, su vestimenta bella y elegante nos traslada a la época de Felipe II: jubón, camisa, calzas, bombachos o gregüescos, zapatos, un bicornio como tocado, con su capa de tuna, donde llevan diversidad de cintas de colores con  frases amorosas escritas, referentes a las variadas conquistas cariñosas, finalmente la beca, elemento más noble ya que distingue al estudiante como tuno, de los novatos o pardillos.




Hay un ambiente especial, se respira un otoño primaveral, los árboles del bosque de la ribera están mudando su vestimenta, se están desnudando lentamente, sin vergüenza de ninguna clase, ellos no tienen que enseñar obscenidades, como le sucede a un individuo que estos días anda suelto por estos lares luciendo su cuerpo generoso tal como lo parió su madre. 



Los árboles son más elegantes, porque la Naturaleza, fiel reflejo de lo divino nos da continuamente muestras de comportamientos. El vestido verde intenso, que han portado desde que se vistieron en primavera, y que han lucido durante el verano para prestarnos generosamente las sombras que nos cobijan y protegen de un sol feroz y rugiente, ahora lentamente se van durmiendo al son que le marca la brisa suave que viene de Valparaiso.


                              Otoño en la Carrera del Darro. (60X50) Óleo de José Medina Villalba. (Colección privada)

     Aparece la mejor paleta de colores, ocres, butanos, calabazas, verdes pálidos, rojos, amarillos, anaranjados, colores calientes mezclados con fríos, la apatía mortecina de un óbito próximo, de unas hojas que anuncian el tránsito sin dolor para alfombrar el suelo de bellas tonalidades.



    Hay que detenerse ante tanta magnificencia, oler percibiendo el perfume que desprende la humedad del río, que asciende hasta una de las  calles donde descansa la gran mole del barrio del Albayzín,  recrear la vista contemplando el bello panorama, la arteria adoquinada, abarrotada de gente ávida por llevarse todo lo que se contempla,

 un paisaje novedoso donde las casa palaciegas, convertidas en hoteles, los puentes, las torres de la iglesias y conventos, recrean la vista, degustando las típicas tapas que en los bares se expenden, palpando el pretil del río que sirve de butaca para que los oídos se recreen escuchado una de las variadas canciones que interpreta la tuna de Ciencias de la Universidad de Granada.



Los cinco sentidos plenamente saturados de tanta lindeza y esplendor.
Los oídos, y la espiritualidad plena,  se van regocijando con las notas musicales que salen de los diversos instrumentos: guitarras, laudes, bandurrias y trompeta, perfectamente sincronizados.



En esta noche clara de inquietos luceros lo que yo más quiero te vengo a decir, en tanto que la luna extiende en el cielo su pálido velo de plata y zafir. Y en mi corazón siempre estás y no puedo olvidarte jamás, porque yo nací para ti, de mi alma la reina serás. Abre el balcón y el corazón siempre que pase la ronda; mira mi bien que yo también tengo una pena muy honda. Para que estés cerca de mi te bajaré las estellas; en esta noche callada, de toda mi vida será la mejor.



Los tunos disfrutan y hacen deleitarse con sus canciones, aderezadas con las cervezas y las ricas tapas de La Fontana, mientras unos van y otros vienen, en un hervidero de gentes que disfrutan de un paisaje, de una mañana espléndida y de una música que con su letra alegra, la sensibilidad de los oyentes.


                                             Uno de los tunos intenta vender el CD  de sus canciones

     Me acerco deposito una dádiva hecha monedas, y converso con algunos de ellos, entre copla y copla, mienta tanto algunos ofrecen el CD donde se incluye un largo repertorio de todo el extenso compendio de sus obras musicales.



Uno de los tunos acompañantes, carente de instrumento de cuerda, exhibe su elegante y gigantesca figura, dando una nota de color al conjunto, se ofrece a hacerme una foto para que quede constancia de este fascinante momento.




Todas las canciones que interpretaron fueron la exquisita miel musical que embaucó a propios y extraños,  deteniendo la marcha, para dejarse impregnar de la música que allí, en aquel mágico lugar, se estaba creando, algunos sin el menor reparo, sentados en la misma joroba del puente, a punto de  perder el equilibrio, ante tanta emoción y dar con sus huesos en la verde hierba lavada por  la escasa agua que lleva el río.




Entraría en escena un instrumento, no muy común en las rondallas, una trompeta dorada, dejando en el aire las notas melodiosas de una sinfonía, que podría haber acompañado a una danzarina moviendo las caderas al ritmo de una bella danza del vientre, mientras la letra dejaba un sabor de tristeza romántica.



…por favor no te vayas dejándome así, de que me sirve vivir, si al final estoy sólo sin ti, sin verte cariño, prefiero la muerte, yo la vida no la quiero así sin verte, sin verte cariño prefiero la muerte….



El espectáculo iba creciendo por momentos, la gente se detenía, no era posible continuar caminando sin que los cuerpos se llenasen de la emoción que se percibía en aquel lugar, mientras  los receptores fotográficos captaban la emoción del momento, 



máxime, cuando el tenor principal dejó en el aire con un chorro de voz potente una canción que rezuma toda la esencia que contiene Granada, la belleza de sus mujeres.
Granada, tierra ensangrentada en tarde de toros, mujer que conservas el embrujo de los ojos moros, de sueño rebelde y gitana cubierta de flores y beso tu boca de grana jugosa manzana que habla de amor, Granada manola cantada en coplas preciosas, no tengo otra cosa que darte que un ramo de rosas, de rosas de suave fragancia que dieran marco a la Virgen Morena.



Nuestro tenor con una emisión vocal esbelta e impecable en la entonación, en el legato, en la dicción, y en el fraseo, elegancia, nobleza, agilidad y habilidad para ejecutar, como un Caruso excepcional.



En los intérvalos era necesario dejar impreso el recuerdo de estos momentos vividos, no solo con el disfrute de la belleza musical, sino también dejar constancia de este instante con la evocación de unas fotografías.


                                                      El autor del archivo con un tuno

Allá arriba, muy arriba el color rojo del castillo más famoso del mundo, capitaneado por la Torre de la Vela, como la mejor vela que pueda llevar cualquier arrogante bergantín, con sus velas como vigías, representadas en las banderas de España, Andalucía, Granada, y Europa, navegaban a toda vela.



Una conversación animada sobre el grupo y los proyectos que tienen para esta temporada, y la posibilidad de contratarlos para el año próximo, fueron el puente para trasladarnos a través de otro puente a otro lugar próximo.



En la variedad está el gusto, dice el refrán, y era necesario tapear en otro sitio, subimos por el Puente de Cabrera, miramos hacia el río, falto de agua, son lágrimas que lloran la sequía enorme, lágrimas que se deslizan lentamente por un cauce sediento, más que río parece los despojos de un agua que camina tan lentamente que, no sabe si podrá llegar al final, le da miedo penetrar por la bóveda que cobija el soterramiento por debajo de la ciudad.



No me dejo intimidar por mis pensamientos de seguir camino de mi destino final, y subo por el Puente de Cabrera una vez que los tunos se han sentado en otro típico barecillo.



El Puente Cabrera, es un solo arco ligeramente rebajado, con rosca de ladrillo, y dispone de un alto pretil de mampostería y encintado de ladrillo, donde se puede encontrar el mejor asiento, para disfrutar de todo lo que sucede en un momento.


                                               Cristo de la Misericordia de José de Mora

Lugar preferido para  una noche lúgubre de  Jueves Santo, abarrotado de gentes,  deseosas de poder contemplar la figura del Cristo de la Misericordia, deslizarse lentamente entre las tinieblas de una oscuridad, que solo deja ver la silueta lamiendo las paredes de las casas solariegas del siglo XVI.


     Un puente junto con su hermano el de Espinosa que han visto pasar el tiempo, plagado de escenas diversas, guardias de circulación intentando mantener el orden, apostados muchas horas sobre su empedrado, carros cubas transportando agua para toda la ciudad, inundaciones cuando el río se ha desbordado, escenas gatunas, devorando las raspas de pescados que les echaban los vecinos desde los balcones, para alimentarlos…,



y siempre con la pena de sentirse encarcelado, férreamente amarrado, de oírle gritar, en el silencio de la noche:
-“qué mansa pena me da, yo siempre atado mientras el agua riendo continuamente se va”. Su nombre se debe a don Pedro Cabrera y Jaques de Mancilla, comendador de Ocaña que fue Teniente del Generalife.


                                                La Carrera del Darro desde el Puente Cabrera

Contemplar, desde la parte superior del puente la Carrera del Darro, es descubrir un emotivo rincón donde se mezcla los tintes amarillentos de la arboleda, para reflexionar y ver que el otoño es una segunda primavera, donde las hojas se convierten en flores de diversas tonalidades y colores, 


                                                 Las hojas son las flores del otoño

da la impresión como si la Naturaleza hubiera estado ahorrando todo el año para este gran final, con una belleza pasada, pero sensacional.


     Vuelven a sonar las voces melódicas, y las cuerdas de las bandurrias sienten el vibrar de sus cuerpos, impulsadas por el trémolo de unas manos prodigiosas, haciéndoles dejar en el aire los sonidos atemperados que impregnan el ambiente, porque el otoño es como la música que sale por las bocas que se centran en las panzas de los instrumentos, es un andante melancólico y al mismo tiempo gracioso que prepara admirablemente el solemne adagio del invierno.



Mientras los carteles del nuevo bar pregonan la riqueza culinaria en la diversidad de tapas con las que se pueden recrear los paladares: habas con jamón, chorizo picante con miel, tomate aliñao, asadillo granaíno, quesos españoles…., con el mojito, cerveza, pinta…, por los aires vuelan los sonidos que recrean los oídos de los enamorados 



mientras una pareja escucha y se recrea mirándose a los ojos sin mediar palabra porque la canción lo dice: “es mi niña bonita, hecha de nardo y clavel, cuanto la voy a querer...."

El verde mayo del trenecillo y el rojo del microbús, se mezclan con las diversas tonalidades preñadas  de la arboleda, con las que van a parir las hojas del otoño.





“Con ese lunar, cielito lindo que llevas junto a la boca, no se lo des a nadie que a mi me toca….”, haría las delicias de una pequeña infante de cara inocente, y sonrisa infantil, 



 de coletas a modo de surtidores saliendo de ambos lados de su pequeña cabecita, y sus totitos celestes abrazándolas en sus comienzos, disfrutando con uno de los tunos que mimosamente le ha cogido  sus pequeñas manitas para girar y danzar. 



     La chiquita se llama Natalia, observa a los tunos después haber bailado, se siente emocionada, alguno le pregunta por su nombre, y le dice: "eres una hermosa flor de primavera", la chiquita con una clara sonrisa en su cara, y un poco ruborizada, da unos pasos hacia atrás, como queriendo  marcharse,  dándole las espaldas al grupo musical, tirando con sus manitas de la manga de su camisita y retorciendo las manos,



 un oh!!!!, instantáneo surge de inmediato del grupo, y los instrumentos musicales comienzan junto con las voces a cumplir su función, mientras nuestra infante se coloca en posición de escuchar el mensaje cantado.
Perdona que te cante mar, me falta ya el aliento para decirte niña lo que te quiero yo. Oh! Natalia tu eres flor de primavera, niña hermosa de mis sueños más sinceros, el llanto de mi vida inspirados en tu dulce sonreir, la canciónque en este día yo te traigo solo quiero que la guardes en tu mente y cuando hayan transcurrido ya los años no se te olvide esta canción.



Nuestra niña dorada, guardando en su mente infantil la emoción vivida, corrió puente abajo para encontrarse con sus padres que desde lejos habían esperimentado cómo su pequeña disfrutaba, quizás por primera vez, los sabores amorosos de una romanza expresamente dedicada a ella.



Tal como han transcurrido estos breves pero encantadores instantes, mirando a la arboleda parece manifestarse en un lenguaje especial: “el otoño es un invento de los árbales para enviarse, a través de las hojas, cartas de amor que se intercambian cuando van cayendo”.


                                   Puente de Espinosa. Óleo sobre lienzo. (78X50).Autor: José Medina Villalba


Había que continuar disfrutando de una “primavera” otoñal, el Puente de Espinosa nos acoge con una antigua máquina de escribir, donde te pueden mecanografiar en un instante un poema, dejando simplemente en agradecimiento unas monedas. 



     Caminar por esta Carrera del Darro es toda una delicia, es todo un regalo para los sentidos, sin prisas disfrutando de cada uno de los momentos, hay que hacerlo despacio observando y escuchando todo el lenguaje que se desprende desde cualquier rincón, e incluso atreverse a cruzar el puente y subir hasta el Mirador de la Churra, donde el Albayzín se te va a ofrecer como un gran regalo.


                                                  Vista desde el Mirador de la Churra

     Nuestro nuevo puente esta situado en la parte baja de la Sabika, coronada por la Alhambra, junto al Puente de los Tableros, del que queda solo un pequeño resto, y servía para unir el Albayzín con el Barrio de la Churra.


                                                   Restos del Puente de los Tableros

     El nombre se debía a la familia Espinosa, que tenía propiedades por esta zona desde el siglo XVI, todos ellos nombrados boticarios del Hospital de los Reyes de Granada.


                                                              El Bañuelo

    El Bañuelo donde los enfermos del Maristan, hospital próximo de los moros, recibían los baños se nos queda a la izquierda.
El suelo se cubre de baratijas alfombrando la acera, donde la oración de las mojas de los conventos de Zafra y Bernandas se mezclan con los toques de campanas de la torre de la Iglesia de San Pedro.



Hay tres edificios alineados mirándose continuamente y hablando de muchos siglos de historia, el Museo Arqueológico, la Iglesia de San Pedro y la Alhambra.





Nuevas notas musicales llegan a mis oídos, música donde el sonido del contrabajo con su voz ronca, como salida de lo más profundo de un pozo, acompaña a una guitarra y a un clarinete, mientra un rubia y encantadora inglesa a ritmo de jack interpreta canciones, los paseantes marcan sus pasos al ritmo de la música mientas van caminando, otros contemplan, escuchan  y aplauden.



Hay una mezcolanza entre el olor de los ricos dulces que las Monjas de las  Bernardas están preparando para las navidades, los ricos alfajores o los quesitos de Belén, y los sonidos que forman la mejor tarta que se haya podido construir, tarta de cabello de ángel, almendras y música de Jack.



Los dedos del melenudo con colilla de cigarro de “Casa María”, aprovechando los últimos suspiros de muerte en sus labios, se deslizan sobre las cuerdas del enorme instrumento, como el que quiere arrascarle las espaldas al ingenioso artefacto, mientras la delgadez de su cuerpo se balancea al ritmo que él mismo se va marcando. 



Las monedas de los espectadores van cayendo junto con los aplausos que premian el buen hacer del conjunto.
Igual que el que ha despertado de un bello sueño realizado en la angostura de una calle, donde la gente se apelotona, porque hay que pegarse completamente firmes a la pared para no ser emparedado por los vehículos que continuamente pasan, de pronto despertamos a otro gran espectáculo que nos brinda la Naturaleza, nuestros pulmones se llenan del aire puro que viene del Valle de Valparaiso y nuestros ojos se  inundan de un nuevo escenario, hemos entrado en el Paseo de los Tristes, o del Padre Manjón.


                                         



-Oiga, con tanta belleza que se nos presenta, ¿por qué le pusieron este nombre de tristeza, cuando aquí todo es alegría?  


                                                    Paseo de los Tristes en épocas pasadas. (1945)

       -Es muy sencillo, los tiesos, los fiambres, con todos los respetos que se merecen...
- Pero, ¿quiere usted señor escritor explicarme quienes son los tiesos, los fiambres, que con tanto respeto los trata?
-Son los difuntos, los muertos en una palabra, estos eran los que pasaban por aquí antiguamente, para seguir el camino del cementerio, aquí se hacían los responsos y las despedidas a los féretros, lugar por lo tanto no muy alegre. Lo contrario de lo que ocurre actualmente.



-Pues mi querido escritor, ya es hora de que le cambien el nombre y le pongan el Paseo de la Alegría.

                                         Busto dedicado al Padre Manjón, en el Paseo de su nombre

Hay nombres de calles que  se han arraigado tanto, en el pueblo, que es imposible cambiarlos, aquí está la prueba, se le puso el apelativo del Padre Manjón, existe una placa en la fachada de una casa, e incluso un busto y apenas si se usa este nombre.  
El panorama ha cambiado es lo mismo que si estuviéramos en una función de teatro, ha terminado el primer acto y aparece un segundo con decorado totalmente diferente.



La estrechez se ha convertido en una amplitud enorme, el bosque se cubre de colores diversos, la Alhambra parece que se nos cae encima y que nos quiere en un momento abrazar, ya no hay aglomeración de gentes,  cada cual explora la belleza que hay en cualquier sitio.




Las Chirimías donde en el siglo XVIII y XIX, los alguaciles y autoridades acompañados por la música de los instrumentos llamados chirimías, animaban las fiestas de toros que se celebraban en los tablaos que se colocaban encima del río.

                                               Hotel del Bosque, conocido como Hotel Reuma

     El Hotel del Bosque de principios del siglo XX, llamado popularmente Hotel Reuma, presto a que le hagan una buen lavado de restauración, pone una nota de color en medio del follaje del bosque, tenderetes de baratijas pintan de blanco el enorme lienzo donde nos encontramos.



La fuente se queja de que con la sequía la tienen “a dos velas”, sedienta sin poder calmar la sed, allá arriba la Torre de Comares, se ha coronado reina, poniéndose por montera, o mejor dicho por corona, al mismo astro radiante de nuestro Sistema Planetario.

                                                                   Abadía del Sacromonte

     En la lejanía la Abadía del Sacromonte emerge entre la montaña, una montaña oscura que asume la magnificencia de las hojas de otoño.


     El cante de un gitano que intenta dar unos toques de guitarra, acompañados por la letra de unos cantes flamencos, para añadirlos a las tapas de los guiris, nativos y extranjeros  que están disfrutando de una mañana de sol, belleza de panorama, ricos pinchos y de cultura e historia a través de los monumentos que invaden el escenario.


-Querido lector, ¿se puede pedir más disfrute? No pongo en duda que los haya, pero si probaras éste, lo pondrías a la cabeza de todos los que hayas podido saborear en tu vida.



El edifico del Rey Chico, sala de fiestas de espectáculos nocturnos de señoritas coristas con lentejuelas y plumajes cubriendo el cuerpo luciendo sus desnudos pechos, para admiración de los trasnochadores espectadores, el Carmen de los Chapiteles lugar de celebraciones de bodas,



 Camino del Avellano, donde se han hecho canciones interpretadas por famosos cantantes, para poner de relieve la belleza y el encanto de estos parajes y exaltar el agua de esa fuente donde se reunía el literato Ángel Ganivet con la Cofradía del Avellano, formada por famosos de la Generación del 98.



                                                   Ángel Ganivet en la Fuente del Avellano

La Cuesta del Chapiz hay que subirla lentamente, su elevada inclinación no se presta a aligerar el paso,

                                                             Cuesta del Chapiz

además el palacio de los Córdobas es un buen lugar para absorber  todo el encanto que aquí se encierra, con sus fuentes saltarinas de agua relajada que cae de forma sensual, 


                                                          Palacio de los Córdova
sus jardines y su majestuoso edificio, que está aquí desde el año 1961, su primitivo lugar fue en la Plaza de las Descalzas.


                                                 Jardines del Palacio de los Córdova

Cuando se construyó la actual Plaza de Isabel la Católica, entre los varios edificios que se derribaron fue éste uno de ellos. Ricardo Martín, apodado “El merengue” compró lo más importante, artesonados columnas, portada, fuentes…, y se colocaron en este lugar, que siempre conocimos como la Huerta de Millán.


Llegar al final de mi destino fue todo uno poco más arriba me esperaban en mi Colegio, junto a una grata compañía, unas ricas habichuelas, un escalope, y un rico postre.


Para finalizar este encantador paseo en esta mañana otoñal me gustaría sacar una moraleja o conclusión.


“Aprendamos de los árboles en otoño, ellos todos los años se despojan de sus hojas, para renovarse, deshojándose. Pues hagamos nosotos lo mismos despójémonos de lo caduco y superficial.
                               José Medina Villalba


                                REPORTAJE FOTOGRÁFICO























































  

  
  





    






8 comentarios:

  1. Amigo Pepe: Con el corazón henchido y todas las fibras que lo mueven en máxima tensión, he finalizado este increíble recorrido, que en un día tan señalado has efectuado por la ruta de lo sueños, las emociones,las alegrías como tu bien dices y el inmenso gozo que produce a los que tienen la suerte de recorrerlo,vivir y disfrutarlo. Mira que yo lo he pasado en tantas ocasiones en persona, pero el que acabo de realizar a través de tu mensaje a sido incomparablemente mejor que todos los anteriores, las experiencias por ti vividas, las emociones, la descripción del paisaje, su historia, las canciones de la Tuna, me traen a la memoria recuerdos imperecederos, aquella inicial letrilla que decía," SALID NIÑAS AL BALCÓN " Amigo Pepe cuanto te agradezco esta mañana de asueto y regocijo que me has proporcionado, sin moverme del asiento y pensando en lo bien que te lo has tenido que pasar en este corto viaje repleto de sorpresas y experiencias, al que has sabido sacarle todo el jugo y la emoción de cada momento.
    Estoy pensando en escribir al INSERSO para proponer, que entre viaje y viaje anime a todos los jubilados a efectuar un recorrido virtual inigualable a través de tus escritos desde su casa, cómodamente sentados,en zapatillas y pijama si así lo deciden y sin coste alguno.
    Solo te ha faltado decir la temperatura que hacía, aunque apuntabas algo elevada para la fecha en que estamos.
    Mi agradecimiento más sincero por tan reconfortante y cultural paseo por el de la alegría.COMO DISFRUTAS TUNANTE, DICHO EN EL MEJOR DE LOS SENTIDOS. Un fuerte abrazo de tu amigo Pepe Cuadros.

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  2. Querido amigo Pepe, no todos los días, la vida nos da sorpresas, la monotonía, el ritmo acelerado y contumaz de ver pasar, día tras día las horas, a veces con una rutinaria pesadez, para todos aquellos que no le encuentran sentido a la vida, no es mi caso, aunque no puedo negar que, a veces, el plomizo aburrimiento intente hacer presa en mi cuerpo, cosa que evito con la infinidad de ocupaciones a las que me debo, y estoy obligado a responder diariamente.
    Hay muchas personas que, por su falta de ganas de vivir, se mueren mucho antes de morir,viven muertos una buena parte de su vida, y, así, cuando la muerte llega, ya no tienen nada que hacer, porque le han dado su trabajo hecho.
    Pienso, puesto que de la muerte no se puede huir, pero al menos pelear por conseguir los máximos niveles de vida en el tiempo que se nos haya designado.
    Así que, amigo Pepe, no nos dejemos llevar por la apatía, por el aburrimiento por la desesperación, cuando nos ocurran sucesos transcendentales, hay que ir llenando el tiempo de algo que lo caliente, para dar vida a nuestra vida y con ella a los demás.
    De este tema de malos momentos, tú y yo, sabemos bastante, pero siempre hemos tenido la fuerza suficiente para sobreponernos, sacando fuerzas de donde no las hay, superándonos y buscando cualquier momento que nos ofrece la vida para aferrarnos a él y seguir viviendo vivos, porque como te he dicho antes hay quien vive estando muerto.
    Antes estos baches que la vida nos depara, y tú eres conocedor de algunos míos, recientemente, mira por donde, aquel sábado otoñal vestido de primavera y totalmente reluciente, sin que yo fuera a buscarlo, me ofreció una mañana espléndida para encontrar el divertimento que alimentó mi espíritu y materia suficiente para verterla,a golpe de dedos sobre el ordenador, en un nuevo pasaje para mi blog que se alimenta de mis escritos y que en cierta medida, pienso, les pueden animar, a mis lectores, como una inyección de moral y ánimos, para seguir viviendo.
    Fue una mañana de emociones que me las traje atrapadas en mi móvil, que a veces protesta porque abuso demasiado de él sobre cargándolo con fotografías y vídeos pero ¡qué le vamos a hacer!, que rinda que ese es su trabajo, porque buenos dineros me costó.
    Nuestra Carrera del Darro, la calle, hoy, más famosa del mundo, ni ella misma se lo cree, cuando en tiempos pretéritos solo deambulaban por allí, los carros cubas que llevaban agua a la ciudad, el organillo dejando en el aire la música rítmica de un chotis, a fuerza de mano, haciendo girar el manubrio, acompañado por el rapaz que pasaba el platillo para recoger las migajas hechas monedas de los transeúntes, mientras las esquilas de las campanas de los conventos dejaban en el aire el lenguaje hecho bronce salido de las faldas que les dan cobijo. Pues amigo Pepe, esa misma calle hoy día tan concurrida, para mi siempre fue el lugar de muchas de mis inspiración para plasmar en mis lienzos su belleza, para narrar leyendas, para meditar y reflexionar, o simplemente, como me ocurrió es mañana, para evadirme de los fantasmas de las preocupaciones que nos agobian y trasladarme al etéreo mundo de los sueños inimaginables.
    Gracias amigo, por tus excelsos comentarios, que no me dejan respiro alguna para inmediatamente ponerme en contacto con ellos y darles la respuesta correspondiente.
    Dice el refrán. ¡Arrieros somos y en el camino nos encontraremos, pues hasta la próxima que será en breve.
    Un fuerte abrazo.
    P.D. Ah!!! y hablando de tunantes, aquí están dos tunantes que si no tocamos ningún instrumento, pero con más o menos habilidad, a veces desafinando, tocamos el bello instrumento de la escritura, cuyas notas flotan en el espacio inmenso de la humanidad que escucha nuestra sinfonía. Pepe Medina.

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  3. Comentario de Juan Sánchez Ocaña, Canónigo de la Abadía del Sacromonte y gran literato.
    Gracias, Pepe, por este nuevo post, acuarela de palabra, de imagen, sentimiento y paisaje albacinero. Un abrazo. Juan.

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  4. Estimado Juan, tu comentario a mi último post, contiene en breves palabras una profundidad y riqueza enorme, el impacto que te ha causado su lectura, y es que los grandes escritores, como tú eres, el juego que hacen tus palabras, concisas, pero expresivas al máximo. Un abrazo. Pepe Medina.

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  5. Comentario de Miguel Carrascosa Salas,enviado por correo.
    Querido compañero:
    Leyendo tu última crónica, el lector podrá recorrer mentalmente -con el apoyo de abundantes ilustraciones, empapadas de colorido, luz y paisaje- las calles y rincones del bajo Albayzín y espacios adyacentes. ¡Enhorabuena, Pepe, que eres un mago de la pluma y del pincel...!
    Un cordial abrazo y hasta pronto.

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  6. Querido Miguel:
    Uno se puede sentir mago de la pluma y del pincel, según me comentas, con respecto a mi último post, pero éste sobrio escritor tiene muy buenas referencia en el gran escritor que ha profundizado en las entrañas del Albayzín y de las Alpujarras, con numerosas publicaciones, que la poesía fluye por tu boca como el manantial que arroja el agua cristalina parida de las entrañas de la tierra, donde los que escribimos encontramos motivos suficientes de inspiración continua.
    Gracias por tus palabras. Un fuerte abrazo. Hasta pronto compañero.

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  7. Palabras enviadas por correo de Reynaldo Fernández Manzano.
    Muchas gracias por enviarme tu último post y por tu amistad. Un fuerte abrazo.

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  8. Gracias a ti, por dedicar parte de tu tiempo a la lectura de mis archivos. Aunque me consta que muchas de las cosas que te envío te son más que conocidas, pero quizás la forma distinta de enfocarlas dándoles otra visión, pueden causarte alguna sensación nueva. Aprovecho el momento para darte la enhorabuena, como director de la Alhambra por tus acertados proyectos hechos realidad muchos de ellos, y otros en capilla a punto de llevarse a cabo.
    Me gustaría poder pasear un día por ese paseo romántico, sobre el que tú tienes una gran ilusión, desde la Iglesia de Santa Ana, besando los pies de la Sultana Alhambra, pasando por debajo del Barrio de la Churra, el Acueducto de San Pedro, Hotel del Bosque, "Hotel Reuma", y terminando en lo que fue el Carmen del Granaillo, para quedar a la entrada del Camino del Avellano. ¡Cuántos motivos de inspiración podría encontrar en ese paseo,para seguir alimentando mi blog, ávido de nuevas experiencias.
    Un fuerte abrazo.

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