domingo, 7 de abril de 2019

VIAJE POR IRLANDA. PRIMER DÍA.


                          GRANADA–MÁLAGA. MÁLAGA-DUBLÍN.

Las glicinias del Colegio Mayor Santa Cruz la Real, en la Plaza de Santo Domingo en Granada, desbordándose por el tapial que rodea la residencia universitaria, como el agua que se derrama en una alberca moruna, de las varias que abundan en esta bella ciudad de los cármenes, engalanadas con sus mejores vestimentas de un violeta  cuaresmal, me despedían todas ufanas mientras me encaminaba hacia la estación de autobuses, para trasladarme al aeropuerto de Málaga, lugar de concentración y partida hacia Dublín, capital de Irlanda. 

                                              Colegio Mayor Universitario, Santa Cruz la Real.

Una enorme bolsa se avistaba sobre una maleta junto a unas damas, pronto pude adivinar que partían hacia el mismo lugar con provisiones suficientes para un largo recorrido, sobradas como para calmar el apetito de cualquier hijo de vecino. 



La mañana despertaba, los campos se iban paulatinamente desperezando saliendo del letargo de la noche, una suave luz iba iluminando un cielo que se vestía de celeste, con retoques blanquecinos de algodones  blancos. 

                              Paisaje al amanecer a través de las cristaleras del autobús de línea para Málaga

 Se iban dejando ver las cabecitas redondeadas de los olivares con rizos de permanente, hechos con rulos verdes, mientras se lavaba la cara, con rayos de un Sol saliente, la Peña de los Enamorados, allá por Antequera. 

                                  La Peña de los Enamorados se lavaba la cara con el Sol saliente

Málaga a la vista bañada por un doble mar, agua que sabe a sal y marisma asentada a sus pies acicalando su figura, y otro mar allá arriba donde a estas horas el Sol pletórico irrumpe con fuerza dejando ver todas, elegantes y lozanas las torres de los edificios, nos saluda atravesando con un rayo luminoso el cristal del que nos lleva.

                                       Un rayo de Sol atraviesa el cristal para saludarnos

Larson, sí, querido lector, este es el nombre del  guía que nos va a acompañar durante ocho días, por esa grandiosa isla asentada en el Oceanus Hibernicus,  buen conocedor y experimentado conductor por su larga trayectoria de trabajo, nos hace los cumplidos pertinentes, y nos da las oportunas informaciones. (Foto 2005).

                                                         Larson, nuestro guía.

Nuestro guía será siempre una persona fácilmente localizable, joven, entre el puente que pasa los cuarenta pero no alcanza la orilla de los cincuenta, afable, presto a todo lo que se le sugiera, volcado totalmente con el grupo, de raíces estadounidense, afincado entre  Sevilla y Escocia, con una verborrea como cualquier sevillano que se preste, sin el menor rastro de otra nacionalidad,  cabeza cubierta de una enorme mata de pelo castaño alborotado, señal que manifiesta su excesiva viveza, rostro alargado, barba pelirroja, blanqueando en la perilla, cuyo ADN está en el cromosoma 16. Estatura normal, a “ojo de buen cubero”, entre los ciento setenta y cinco, esbelto, dialogante, muy bien documentado como lo pudo demostrar en todo el trayecto, siempre con el buen humor a flor de piel, pulcro en el vestir, el largo caminar durante toda su vida ejerciendo esta profesión, pesa un poco sobre sus ligeramente arqueadas piernas. 



Una vez pasado el primer asalto del combate que se celebra en los aeropuertos, el embarque de la maleta y recibir el billete del pasaje, caminamos al segundo embate el más complicado  y molesto paso, donde el registro personal es concienzudo tanto del cuerpo como de las posesiones que puedas llevar.



                            Pasada la aduana severa del registro personal, unos "noches buenos" vienen de maravilla

 Anibal, para llegar al corazón de Italia tuvo que salvar con sus elefantes los Pirineos, después los Alpes, ganar tres batallas, Trebia, Trasimeno y Cannas, y al final triunfó,  en los aeropuertos también hay tres asaltos, la facturación del equipaje, la exploración el más duro de los combates,  sobre todo para aquellos que tienen algún cuerpo extraño en su interior, te llegan a poner casi en bolas, y además con un trato delicado pero bastante severo y estricto.


El último, el reconocimiento facial. Volver antes de embarcar a enseñar el pasaporte, fotografiarlo, y para que no sea menos una última fotografía de tu rostro a ver si coincide con tu documentación. ¡Pobre de ti como no concuerden! te retienen como si fueras…...

                                          Por último la fotografía de concordancia con el pasaporte

Ya hemos triunfado, el cuerpo se te relaja, respiras profundamente y comienzas a entrar todo ufano por el túnel que te lleva a hasta la boca de entrada del águila gigante que te va a transportar dentro de su vientre por los cielos.

Tus pasos van lentos, pero seguros, solo se escucha el ruido de las  pisadas, y el de las ruedas de algunos pequeños equipajes, tu mirada contempla a otras “águilas”, esparcidas por ese campo inmenso de asfalto y tu mente va divagando en el poder y la fuerza para poder levantar a estos monstruos por el aire, no se escucha palabra alguna, son escenas que martillean tu cerebro, sobre todo cuando al entrar, por una puerta por la que solo pasa el cuerpo de una persona  te dan la bienvenida el capitán y alguna azafata.
-Oiga, señor escritor eso será usted, porque yo que viajo bastante, jamás se me ha pasado escena alguna de las que me está describiendo. 



                                             Entrada al monstruo volador

Por muy acostumbrado que estés, causa sensación esa enorme bóveda donde casi se te pierde la vista por querer encontrar el final y el asiento que te han asignado.

                           La enorme bóveda bajo la que nos sentamos trescientas personas. ¡Cualquier cosa!

Trescientos asientos perfectamente colocados dejan un estrecho pasillo para poder caminar y llegar a encontrar tu correspondiente asiento. 

                                                 Un pequeño ventanuco para poder ver el exterior

Hay un silencio sepulcral, cuando por los altavoces comienzan a darte información sobre cómo colocar la mascarilla, el salvavidas, y demás artilugios en caso de una emergencia, mientras el azafato y la azafata colocados a una distancia prudencial, van realizando todos los movimientos y colocándose la vestimenta oportuna que en el caso de una emergencia te van a salvar la vida.
-Inmediatamente por tu mente pasan una serie de escenas y preguntas.
-¿Sabré colocarme todos estos instrumentos en caso de necesidad? 
-¿Acaso no será esto una justificación por si ocurre algo, para que nadie se pueda quejar de que no fue bien informado?

                                         La tripulación hace una demostración de cómo usar los diversos 
                                                                            instrumentos en caso de una emergencia.

El intrépido engendro, como un ave rapaz, capaz de devorar todo lo que se le presente, comienza a caminar lentamente, se dirige a la pista de despegue, por el pequeño ventanuco, vamos observando todo el movimiento que hay en la enorme y gigantesca pista, aviones evolucionando buscando el lugar apropiado, vehículos que arrastran varias carretillas cargadas de maletas, valijas, bultos, aviones que llegan sedientos de coger pista y otros que la abandonan y vamos viendo cómo se encaraman en busca del cielo....


                               A punto de partir el vuelo. Este es nuestro avión de las lineas, Aer Lingus

 Mecánicos que comprueban el perfecto funcionamiento de los motores  que cuelgan de las alas como dos enormes “testículos”, capaces de levantar esa enorme mole por los aires, porque para elevar y mantener tantas toneladas en el espacio, hay que “echarle pantalones”, que en este caso sería echarle criadillas, o un par de buenos motores.



El comienzo es lento, se va poco a poco acelerando, como si fuera el carruaje de una guagua que se tambalea, e incluso se nota el pequeño salto que dan las ruedas al tropezar con algunas separaciones de la pista, de pronto los motores rugen con la fuerza con la que podría bramar la fiera más salvaje de la selva, y como por arte de magia nos damos cuenta que la pista poco a poco se va quedando abajo.
                                                   Nos vamos elevando

 Toda la gran mole sacando pecho en un momento difícil se yergue,  la sombra del ala camina tras ella, los grandes edificios se van reduciendo y los pequeños se convierten en diminutas manchas que se enmascaran con el paisaje.


Ristras de vehículos como hormigas van y vienen por las carreteras, como si fueran cintas que se retuercen en medio de los campos. 

                                                Todo se va empequeñeciendo 

El gigante se va cada vez inclinando más, como la diagonal que atraviesa  rasgando la bóveda celeste. 


Enorme flecha que se quiere clavar en el cielo, las carreteras con sus vehículos como si fuera la maqueta de cualquier ciudad, con sus enormes edificios hechos de cartón, y el mar que de pronto aparece a nuestros pies. 

                                    Imágenes tomadas directamente en el momento del despegue 

Una línea blanca espumosa blanquea la playa, un cielo azul se funde con las aguas de un mar tranquilo, mientras nos perdemos en medio de una nube que nos envuelve. 


Siempre se experimenta una nueva sensación, al sentir la emoción especial de convertirse en pájaro que vuela en las entrañas de otro gigantesco que nos lleva en su vientre. 


Cuando el águila hercúlea ha alcanzado el cenit  de su autovía, donde no hay límites definidos en su trayectoria, el cuerpo se relaja, el espíritu se impone y la mente comienza a soñar, algunos  se dedican a leer, a pasar el tiempo en juegos con el móvil, a leer o simplemente charlar con el pasajero colindante. 



Se aflojan los cinturones, el estrecho pasillo se convierte en un bulevar para pasear al bebé que está intranquilo, los que van a hacer uso de aquel lugar donde solo cabe una persona, a realizar una función que solo ella pueda ejecutar, el carrito con la comida, del café o del té que pide paso, un verdadero trasiego para tan poco espacio. 


                                   El pasillo "in extremis"  se convierte en un trasiego de gente que va y viene y un
                                                                                                  carrito que pide paso.

Un simple toque de un sonido único y especial en la escala de la diversidad de timbres clamorosos, junto con el aviso del capitán de vuelo, te indica que hay turbulencias y que el cinturón te  reclama. 

                                                 Manos al cinturón de seguridad

Mi mente al mismo tiempo volaba por otros espacios, mis ojos perdidos a través del pequeño ventanuco, veía pasar las nubes como rebaños de ovejas, algunas se aproximaban y resbalaban  sobre el fuselaje, hicieron que mi pensamiento saliese al exterior y como un águila más, aferradas mis posaderas sobre una de sus alas contemplar más directamente lo que desde arriba podía ver con claridad, a vista de pájaro: un color azul ultramar que impregnaba el agua del mar, fundiéndose sin límite alguno con un cielo celeste, pequeñas parcelas perfectamente delimitadas, pueblos convertidos en pañuelos blancos, con diversidad de manchas, largos y extenso hilos serpenteantes, variedad de figuras geométricas a modo de sábanas tendidas al Sol para que se secaran.



Hilos y más hilos de un extenso tejido deshilachado, campos deportivos, lagos ,




parcelas verdes, donde la geometría ha jugado a través del compás, la regla y el cartabón las figuras geométricas más impresionantes y perfectas.




 Contemplando tan grande maravilla liberado de las ataduras, mi mente no se conformaba solamente con todo lo que a través de mis ojos observaban, iba más allá, el deseo imperioso de que en algún rincón de aquel inmenso espacio, estuviera esperando aquella otra alma para fundirme con ella en un abrazo, poder vivir en un mundo diferente de colores, donde no tendríamos frío y las dos ánimas unidas, volar con las alas de la imaginación, sobre cascadas de rayos solares dando forma al arte de amar, cegados por la música del vuelo de infinidad de cúmulos, estratos y cirros, que acallaran el latir intenso de dos corazones desbocados, donde no existen palabras que lo puedan describir.


Pronto los oídos comenzaron a notar una rara sensación, presión, dolor, vamos dejando el cielo donde hemos buscado estrellas, lugares donde solo pueden transitar y vivir las aves de acero, las que pueden cruzar las nubes de algodón, un lugar donde no hay fronteras, abajo todo está empequeñecido pero conforme vamos descendiendo todo recobra su estado natural, entramos en la pista a una velocidad endiablada, todo pasa vertiginosamente por delante de nuestra vista, hasta que poco a poco la velocidad va cesando, en el interior de nuestro pensamiento damos gracias por la destreza del comandante de vuelo, por su pericia y valor. Volar y valor dos palabras que se funden en un único tándem. Estamos en el aeropuerto de Dublín, hemos llegado a nuestro destino.





Pasillos y más pasillos, cintas que te transportan para ahorrarte pasos en el caminar, larga travesía para ir en busca de la que porta gran parte de nuestras exigencias y necesidades, nuestra maleta. 



                                 Pasillos y más pasillos, cintas transportadoras que te llevan en volandas

La vemos llegar toda lozana, un “poco mareada” de tanto dar vueltas hasta que su dueño la vuelve a tener en su poder.

                                                 Esperando la llegada del equipaje

Una vez colocados en el autobús, las cuarenta y seis personas que constituimos esta expedición, Larsón nuestro guía hace las correspondientes presentaciones y pertinentes recomendaciones. 

                                                   Aposentados en el autobús

Nuestro conductor se llama Atanás, “El diablo sobre ruedas”, que nos va a acompañar durante estos días de estancia en Irlanda.
Nos dirigimos al centro de la ciudad donde se encuentra la Universidad, Trinity College, lugar donde parten las principales calles, monumentos, comercios restaurante…., de Dublín. 

                                                    La Universidad Trinity College

El autobús es español, cómodo y con buena visibilidad pero…, y ahí viene el primer problema, estamos constituidos en sentido contrario a los de Irlanda por  lo que las bajadas y subidas son sumamente peligrosas ya que ponemos los pies directamente en la calzada por el lado que vienen los demás vehículos, que circulan por la izquierda al contrario de España.
 Llevamos agua, nos dice Larson,  para el que la necesite al precio de un euro, es un consejo pero también  un alivio.


Larson, nos fue anticipando algunos acontecimientos, como el traslado a la ciudad para un primer contacto, ya que el hotel está en el aeropuerto y la capital un tanto retirada.
Éste será el habitáculo que nos va a servir de morada durante muchas horas  y tendremos que procurar cuidarlo.


Salen a relucir las carreteras de Irlanda, estrechas, onduladas, parcheadas, curvas para hartarse, la numeración asignada a los asientos no corresponde con la lista ya que han separado a las parejas, vamos a ir rotando diariamente y de este modo evitaremos crear problemas.

                                                          Carreteras en Irlanda

Los adaptadores de enchufes, son importantes ya que tanto en Irlanda como en Gran Bretaña, no se corresponden  con los nuestros.

                                          Enchufe adaptador."Si alguien lo necesita aquí lo tiene."

Para que nos curemos en salud, Larson nos advierte que los hoteles que nos vamos a encontrar aquí, difieren mucho en calidad con respecto a los que tenemos en España, somos los que estamos mejor preparados para el turismo. En la hostelería el peor hotel nuestro, le da veinte vueltas a cualquier hotel de Irlanda, muchos carecen de ascensores, como es el caso de éste que vamos a ocupar esta noche, y nos han colocado en la “octava planta”. Al decir esto un ¡¡¡OOOOOOOOOOOOOOOOOH!!!, rotundo y al unísono, salió por la boca de todo el grupo, pero no preocuparos que por unas moneditas siempre habrá alguien que nos ayude a subir las maletas.


Las comidas  en general no están mal, aunque a nosotros nos van a preparar los clásicos menús turísticos, aquí no se come pan salvo cuando  ponen sopa, te colocan un pequeño panecillo y mucho cuidado de no levantarse para ir al baño, porque vienen te lo quitan y ya no y más pan.
El pan aquí es oro y si vamos cuarenta y seis hacen cuarenta y seis panecillos ni uno más.  



 No se os ocurra pedir leche caliente porque, se van a extrañar y te pueden preguntar ¿Es que está usted enfermo? 



Este es el primer viaje de este tipo que hace Mundo Senior , así es que vamos de “conejillos de indias”, todos los fallos que tengan los hoteles nos van a tocar a nosotros así que paciencia.



En esta nueva panorámica por la ciudad bordeamos el Río Liffey,


 que atraviesa Dublin de parte a parte, estamos en la zona North Wall, nos dirigimos a la Calle Nassau, 


donde se entra la famosa Universidad y dentro de ella la Trinity College.


Allí nos vamos a encontrar con el famoso libro  de Kells, esos libros que hacían los monjes con tanto colorido.

                                                        Trinity College

Teníamos prometida una salida a uno de los teatros donde se celebran espectáculos folklóricos, pero dado que en estas fechas están estos locales cerrados, la agencia nos ofrece permutarla por una excursión al Trinity College, a los libros de Kells, a la famosa biblioteca y a la Catedral de San Patricio.  (Excursión que no se cumplió).


                                             Los libros de Kells
                              
                            Pasamos por delante de la calle Grafton, la  calle de los comercios. 

                                                              Calle Grafton

 La estatua de Molly Malone, la señora que vendía berberechos y mejillones con su carro durante el día y de noche era prostituta se ha convertido en la canción tan célebre, del grupo tan famoso Bulines que se ha convertido casi en el himno de la ciudad.

                                                         Molly Malone

Una de las mejores cosas que tiene Dublín es su vida nocturna y su ambiente de pubs. Mucho más tranquilo de lo que estamos acostumbrados en España, con mucho pub de barrio para tomar Guinness, y quizá demasiados pocos lugares de baile, pero con un ambiente muy especial y siempre animado. 

                                                        Vida nocturna en Dublín

La experiencia de estar en un auténtico pub irlandés en Dublín es siempre curiosa y nos llamará la atención por ir más allá en las formas de las copias que nos han llegado a España. La decoración, los camareros encorbatados detrás de la barra o el modo particular de tirar las Guinness son cosas que dan a los pubs irlandeses su personalidad especial.


                                                   Tirando la Guinness

La música en Irlanda juega un papel fundamental de tal manera que los niños desde pequeños ya saben tocar algún instrumento, casi todos los irlandeses tocan o bien la guitarra, la armónica.....




                                                           Música irlandesa

Oteando a través de la cristalera viendo pasar ante mi mirada temblorosa y cansada de un largo caminar, sobre alas para volar y después sobre ruedas para seguir caminando, al ver tanta agua de un Río llamado Liffey, recuerdo a mi pequeño río de Granada, ese que se apellida Darro, (Dauro, cuya calle que lo bordea es la más visitada) en cuyas entrañas se depositan esas pepitas, que relucen como los rayos del sol, me preguntaba. 
-¿Dónde vas con tanta agua?
- Mientras mi río pequeñito lavando los pies de la Sultana Alhambra, son lágrimas que van a desembocar un día en el mar, llanto de la tierra, sollozos entrecortados, gimoteo de un niño pequeño.
 -Tú Río Liffey que pareces un gran mar, el océano para acogerte tendrá que abrir enormemente sus brazos para poderte albergar.

                            Río Darro. Óleo sobre lienzo.. 50X40.  Atardecer en Granada. Autor. José Medina Villaba

La calle O´Connell Street, con sus enormes pódium sobre los que se asientan los héroes de la Revolución que lograron la Independencia de Gran Bretaña y un cono de acero de 120 metros de altura, la barriada de Temple Bar, donde hay muchos camareros que hablan español, la Calle Crastom donde también hay muchos comercios donde comprar y pasear. 

                                                              Calle Craston
                                                 Cono de acero de 125 m. de altura


Nuestros pasos comenzaron a pisar asfalto, Dublín, habíamos aterrizado, hasta ahora solo había sido visualizar desde la altura de nuestros asientos, ahora se uniría el contacto directo con la ciudad.  

                                                Tomamos contacto con la calzada

Nos habíamos convertidos en unos seres extraños en una ciudad que se nos abría de par en par con muchas vías, avenidas y calles por las que caminar pero faltos de un guía en la ciudad, que nos evitara deambular a nuestro libre albedrío sin rumbo concreto, como unos novatos en una ciudad desconocida totalmente.



                                                     Faltos de un guía que nos orientara 

En la Calle Grafton, junto con Temple Bar, es donde se concentran la mayor cantidad de artistas callejeros, conocidos como Buskers. En Dublin ser un artista callejero goza de cierto prestigio y está bien visto, al contrario que en otros países, ya que grandes estrellas como U2 o Damien Rice empezaron tocando en estas calles.



                                                     Músicos callejeros en Dublín

Unas mandarinas de las traídas de allende, otro mar del Sur que bordea Andalucía, serían un alivio para el paladar, y ¿por qué no una foto ante un puesto multicolor de flores que nos recuerdan nuestra Plaza de Bib-Rambla con sus diversos puestos de floristas al pie de la Catedral? Nos encontramos en la Calle Grafton  Street .




Altos edificios, grandes relojes encaramados sobre fachadas que nos van dando la pauta a nuestro restringido horario de visita por libres, y que nos invitan a cambiar nuestro reloj poniéndole una hora menos.



Seguiríamos  paseando por  Ballsbridge,con sus comercios y bares, South Georgian Core.




Grafton Street, con sus edificios acristalados  como verdaderas colmenas, infinidad de celditas como verdaderos panales de miel, apoyados sobre lujosos comercios, en cuyos escaparates se exhiben, diversos modelitos de la última moda.

                                                           Grafton Street


Había que respirar un poco de aire puro, dar un descanso a la vista  escudriñando, contemplando y observando, monumentos, avenidas, tranvías como enorme gusanos arrastrándose lentamente por sus caminos de hierro, para a través de un enorme arco, como elemento de separación de la urbe y la plena Naturaleza, dejarse llevar por lo que figura en lo alto de este enorme arco de triunfo Talana Colenso y entrar en un paraíso en medio de la vorágine de una ciudad, plena de acontecimientos. 


                                                        Talana Colenso

Los sonidos exteriores que durante toda la tarde habían martilleado nuestros oídos, la vista saturada de  elementos repetitivos, van a encontrar junto con todo nuestro cuerpo, la relajación que produce, la tranquilidad y el sosiego, el verde del césped, el perfume de la floresta, el aleteo de los cisnes en el lago dejando ondas concéntricas en su caminar, las gaviotas que han dejado de graznar para reposar tranquilamente, y hasta los visitantes sentimos esa sensación que no tiene palabras para transmitirla, de placentera relajación cuando cuerpo y espíritu se siente trasladados a otro paraíso celestial, estamos en Saint Stephens Park.







A la salida, y estando debajo del arco se desprenden para caer sobre la mirada de los que pasan continuamente por allí, los nombres de los héroes que en el transcurso de los tiempos han dado la vida en pro de la nación irlandesa.


Había que irse preparando y deshaciendo el camino, para llegar al punto de concentración, pero los escaparates siempre son una golosina sobre todo para las damas, porque no todos en todos los sitios, ofreciendo los mismos o parecidos productos, son lo mismo.
Unas alianzas de oro con corazones, 




 no son las que aquí en nuestra tierra andaluza se utilizan, unos borrachos, por Balisbrige, como los de “Graná”, “ni hablar del peluquí”. 



En una de esas entradas a los distintos comercios, donde se exhiben prendas de vestir de todas clases, mi sombrero cansado de tanto caminar, me pide que me fije en una de las gorras que penden de un muestrario, que por favor me compre una de las que allí hay para que  durante el viaje lo deje descansar, además para ti, me dice, te va a ser más útil llevar la gorra que portarme a mí. Todo convencido salí del local con mi nueva prenda colocada en la cabeza. 


                                                 La gorra que sustituyó al sombrero

La gente va llegando al punto de concentración, es la primera experiencia de puntualidad, son los primeros momentos para demostrar que vamos a formar un grupo serio y responsable y eso se merece un aplauso. 



Creía que la mendicidad se daba solamente por nuestras tierras, pero el momento me demostró que es una dura realidad que abunda por estos lares.


La tarde va entrando en el dormitorio del atardecer, las luminarias van apareciendo en las fachadas de los edificios, el sol se había ido marchando de puntillas para que no nos diéramos cuenta, las aguas del Río Liffey se habían entregado al sueño, apenas si se les veía moverse, y nuestros cuerpos estaban deseosos de llegar a la hotel sin saber cómo iba a alargar sus brazos para recibirnos. 

Nuestro jefe de expedición, aprovecha los momentos, en el que caminamos en el autobús,  para informarnos de la hora del salida del segundo día, tenemos un largo recorrido de cuatro horas de autobús hasta llegar a la Abadía, en esta expedición organizada por Mundo Senior, somos tres autobuses, salidos de Málaga, Madrid y Barcelona y aunque vamos independientemente, en algún momento nos podremos juntar para comer, por lo que habrá que cubrirse de paciencia.


 En todas las comidas nos vamos a encontrar con nuestra amiga la patata, y no les hablo de las carreteras que son peores que las de Escocia, que ya es decir.


Alguna tosecilla surgen entre la neblina del bus, quizás como protesta silenciosa, o como desahogo de un resfriado que ha venido a apoderarse de cualquier garganta.


El río se convierte en una verbena de bombillas de colores que se han sumergido en el agua, los árboles desnudos les vamos pasando revista, se nos van quedando atrás mientras el Puente Samuel Becket, intenta tocar el arpa que lo sostiene.

                                                    Puente de Samuel Becker

 Se abrió al público en 2009 y es obra del español Santiago Calatrava. Intenta simbolizar el arpa irlandesa y puede levantarse para dejar paso a los barcos. Tiene 6 carriles, cuatro para el tráfico y dos para el tráfico rodado, mide 120 m de largo, y 38 de alto y está sujeto por 31 cables de acero. Su nombre, claro, es el del famoso literato.


Siempre surge ese diálogo que mantienen el puente y el río en todos los lugares donde existen estos dos elementos, porque en la fijación de los años, hay uno que no tolera permanecer inmóvil mientras el otro siempre se marcha, con más o menos velocidad.
¡Qué mansa pena me da, el puente siempre se queda y el agua siempre se va! 


Entre la oscuridad que reina dentro del autobús, amortiguado por lo luz roja que se desprende del techo y un color violáceo que impregna todo el autobús, se va creando un ambiente de silencio animado por los comentarios de nuestro capitán de  navegación.
Larson, nos sigue informando sobre la sanidad, sobre el sueldo medio de cualquier trabajador que corresponde al doble del que se tiene en España, que prácticamente no existe el paro y de las grandes industrias tecnológicas que hay aquí establecidas.



Llegada al hotel Traveloge, y comienzan los primeros problemas, se confirma lo que Larson nos había comentado hace unos momentos. El hotel carece de ascensor. No se ratifica que estuviésemos en una séptima planta, pero sí que algunos, entre ellos éste que redacta, había que subir a una primera planta, no era ya solo el peso de la maleta, sino el peso del día y de los años que también hacen su mella. Hubo quien dijo:
-Ésta que se llama X no sube la maleta.
  Efectivamente consiguió que se la subieran.
A las ocho todos en el comedor y la sopa de patatas hizo su presencia, seguida del filete de pescado con verdura, o rollitos de primavera, que picaban como ellos solos y helado de vainilla de postre.





Prestos en busca del descanso de un día bastante cargado de vuelo, autobús y primer paseo por Dublín, deseosos de coger la cama nos despedimos hasta mañana, a las siete el desayuno y salida con maletas hacia Connemara, uno de los lugares preferidos por la mayoría de  los irlandeses.
Buenas noches, y hasta mañana, querido lector, si estás dispuesto a  acompañarme en el segundo día de visita a Irlanda.
                                             José Medina Villalba





  


20 comentarios:

  1. Amigo Pepe: Después de ver y leer el pormenorizado relato de la salida de Málaga, la llegada a Dublin y el primer día de visita, me ha venido a la memoria,la trayectoria de Emílio Salgari, por la coincidencia contigo de aficiones ludicas y culturales.El autor italiano se sentía atraído por dos polos que habían de magnetizar por entero su actividad humana,los viajes y las letras, fruto de esos deseos brotaba en su interior, el irrefrenable deseo de plasmar por escrito sus propios sentimientos.
    En Los años sesenta TVE publico dos colecciones de libros, cada una de cien ejemplares, que poseo y en uno de ellos estaba uno escrito por James Joyce llamado los dublineses, en el que narra y describe con elegancia y a su parecer, la vida y la forma de ser y vivir de los habitantes de esa ciudad en la que te encuentras, que calificaba de parálisis social, mental y cultural; espero y deseo que en estos cien años transcurridos,la visión que te traigas de esas personas en general sea más amena menos aburrida de la que describe el genial autor en su publicación. Uno de los Militares Ingleses que participó en sus guerras, escribió una carta dando cuenta de sus impresiones sobre el país, No hay suficientes arboles para ahorcar a un hombre, no Hay suficiente agua donde ahogar un hombre y no hay suficiente tierra para enterrar a un hombre." MENUDO PERSONAJE". Emilio Salgari comenzó muy joven, pero tu a la velocidad que vas pronto le alcanzarás. No te quites la gorra ni para dormir. Un fuerte abrazo de tu amigo Pepe Cuadros.

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    1. Querido amigo Pepe:
      Son muchas las deudas que en estos momentos tengo contigo, deudas no de tipo económico, gracias al esfuerzo de toda una vida de trabajo honesto, para poder disfrutar de una tercera etapa de la vida que sin mayores estridencias te permite vivir con cierto desahogo, y por tanto dedicarte a aquello por lo que siempre has sentido pasión, pintar, plasmando en un lienzo los sentimientos que te inspira cualquier obra de arte que continuamente la Naturaleza nos está regalando y que la mayor parte de las veces, por los ajetreos de la vida, no nos ha permitido deleitarnos en una puesta de Sol en un amanecer por la Carrera del Darro, en un simple y sencillo bodegón de frutas, para que mientras las estás plasmando en un papel o en una tela, descubras la riqueza que nos aporta, en el retrato de un ser querido ya pintado, que te trae a la memoria toda una vida de recuerdos,y ahora hacer aquello que siempre me ilusionó viajar y salir de nuestra tierra, para conocer otras lejanas, y convivir durante unos días con otros paisajes, otras costumbres y otras gentes, y traer materia prima para realizar otra de mis satisfacciones escribir, plasmando a través del teclado del ordenador, mis vivencias absorbidas en estos viajes.
      No, mi deuda contigo no va por ahí, por lo económico, sino la que tengo pendiente de contestar a una cantidad de tus comentarios, que siempre son el mejor regalo que le haces a mis escritos, que los enriquecen y que si les faltaran, quedarían empobrecidos, pero tú siempre con tu gentileza, a pesar de no recibir contestación alguna sigues aportando esa riqueza complementaria.
      Me "parangoneas" con el escritor italiano Emilio Salgari, detalle que es digno de agradecer, pero hay largas leguas de distancia entre ambos no solo en viajes sino también en escritos, pero siempre es bueno tener un referente en aquel que escribió infinidad de novelas producto de sus viajes por Malasia, el Océano Pacífico, el Mar de la Antillas, la selva india, el desierto y la selva de África, o el Oeste Americano, incluso los mares árticos, quien en nuestra juventud y aun ahora no seguimos recordando a sus personajes, Sandokán o el Corsario Negro.
      Él fue un gran marino y eso le permitió viajar mucho, y su gran habilidad como escritor le permitió plasmar sus vivencias enriquecidas con la imaginación en sus novelas, ¿quien no se acuerda del "Tigre de Malasia" donde aparece la serie con el personaje Sandokan que a todos nos enganchó?
      Con respecto a lo que me dices de esas colecciones que tienes en las que en una de ellas aparecen las opiniones de James Joyce, nefastas con respecto a Irlanda; a través de mis escritos, del día a día, en estos ocho que he pasado por allí, irás descubriendo las impresiones que yo he sacado de esta isla, por haberlas vivido y experimentado. Un país que ha sabido con tesón y esfuerzo, salir de la hambruna, luchar por ser libre e independiente, un país donde existen las mejores industrias, la amabilidad de la gente, no existe apenas el paro, aunque a veces y esto me extrañó bastante sobre todo en Dublín ver algunos mendigos, riqueza de paisajes, y ovejas por todos sitios de las que dan mucha y buena lana.
      No te canso más, ya lo irás palpando en el día a día que vaya relatando, aunque este trabajo que requiere un gran esfuerzo, lo vaya realizando paulatinamente. Gracias por tus magníficos comentarios, y hasta el segundo día por Irlanda. Un abrazo.

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  2. Amparo Mora Montes Querido amigo: Terminó de leer nuestro primer día en Irlanda y, aparte de revivir las andanzas de este día, me he enterado de cosas que grababas con el móvil y a mí se me escapaban. Aunque fue un día de mucho trajín, queda un buen recuerdo para siempre. Gracias. Un abrazo

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    1. José Medina Villalba.
      Gracias a ti querida amiga, espero que los días sucesivos sean de tu agrado, reviviendo los momentos pasados. La labor es ardua, y se lleva mucha horas de trabajo intensivo, seleccionado fotos, vídeos y buscando la mejor redacción posible para que aquellos lectores que quieran seguirnos en el viaje lo hagan cómodamente desde la butaca, pero sintiendo la emoción de lo que nosotros hemos disfrutado, a pesar de las dificultades que en algún momento pudieron ocurrir. Creo que puede ser un grato recuerdo digno de conservar. Un abrazo.

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    2. Amparo Mora Montes.
      Llevas razón, la labor es ardua y supone mucho tiempo pero se te da muy bien y tienes mucha facilidad de palabra. Me gusta. Un abrazo y feliz cumpleaños

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  3. Inmaculada Vazquez Bustos.
    El Marco Polo de Granada......

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  4. José Medina Villalba.
    Gracias, querida amiga Inmaculada Vazquez Bustos, los viajes de Marco Polo iban envueltos en sedas de Oriente, éste último mío, más bien en la lana de multitud de ovejas y de patatas, base de la alimentación, ya los irás viendo si me sigues en los días siguientes. Los iré publicando poco a poco, esto requiere muchas horas de confección, mi intención es que sean semanales y terminar ante de irme a Polonia. Me agrada el seudónimo de Marco Polo de Granada.
    Un abrazo.

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  5. Rosi Muñoz. Don José que lo pase muy bien, el viajar le hace mas joven.

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    1. José Medina Villalba. Muchas gracias querida amiga Rosi Muñoz. ¿Por qué crees que me ha dado por viajar? Para ir retrocediendo en años. ¡De ilusión también se vive! Los años no hay quien nos los quite. Pero me siento bien y con fuerzas. Un fuerte abrazo.

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    2. Rosi Muñoz. Yo me alegro mucho que se sienta usted así, Ojalá pudiéramos retrocede en el tiempo y volver a la consulta que me abriera los agujeros para los zarcillos de oro, y poder saludarlo como de pequeña lo hacía cada vez que lo veía.Un abrazo,besos.

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    3. Rosi Muñoz.
      Nunca deje de viajar, son bonitos los viajes y además empiezas y cada vez te gustan más, es un Lujo, un placer para ver cosas bonitas y conocer otros países, otra gastronomía y otras costumbres y al mismo tiempo se distrae uno. Yo no pude hacerlo cuando me case y me quedé con pena que no tuve un viajes de novios ni siquiera un convite, ni siquiera un bonito álbum de novios pero desde el 2.006 empecé y no he parado, y ahora lo estoy disfrutando lo que no tuve en mis tiempos, eran otros tiempos con más miseria y pobreza y ahora disfruto por lo que no tuve en mi niñez por tanta escasez.
      Vamos a disfrutar del mañana que es hoy y de cada día como si fuera el último de nuestras vidas, tenemos derecho a vivir no va hacer todo trabajar.

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    4. Querida amiga Rosi Muñoz.
      Toda la razón te acompaña, desearíamos volver a tiempos pasados, siempre y cuando aquella escasez que padecimos estuviera totalmente eliminada, que las circunstancias en las que nos desenvolvemos hoy día fueran el elemento principal que inundara nuestras vidas, pero te comento, nosotros disfrutamos mucho más los placeres del momento, porque se gozan más las cosas cuando antes se ha padecido para conseguirlas, se aprecia lo que cuesta trabajo conseguir, posiblemente las generaciones que han venido después no sepan deleitarse en las cosas con la intensidad con la que nosotros lo hacemos, porque lo tienen todo a su alcance apenas sin esfuerzo, lo que se suda es lo que se aprecia y estima.

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  6. Angeles Ruiz Rodriguz.
    Pepe del alma, me da impresión que he estado en Irlanda, eres como nadie.. Lo malo, es que tus sombreros al ver uno de otra tierra lejana, tendrás problemas con su enfado..ja..ja.. Un abrazo.....

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  7. Carmen Fernandez. Todo un recorrido lleno de detalles que te hace vivirlo sin haber estado.

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  8. José Medina Villalba.
    Carmen Fernández, si el recorrido te ha sido placentero, te lo agradezco, pronto comenzaré a preparar el segundo día, tenemos ocho día por delante.

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  9. Sr.Medina,no le conozco ,cómo observó en los comentarios anteriores ,pero es un placer conocerlo en este momento.Le agradezco de corazón poder permitir ,con su blogs de este viaje ,que pueda acompañarles en su viaje desde mi mesa de camilla.encantada de conocerle Rosa Cruz.

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  10. Encarna Segovia Fernandez. Bienvenidos de regreso de vuestro viaje,,buena tarde la que hemos pasado hoy con nuestra merienda y todo en clase ya hasta después de semana santa,,que nos veremos,,,,
    Ya he visto el inicio de vuestro viaje,,muy bonito ,,,se os ve muy bien a Esperanza,,creo que Mari Ángeles y Pepe,, nos vemos un saludo,,,

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  11. José Medina Villalba. La caja de las sorpresas, siempre está dispuesta a abrirse y cuando menos te la esperas, se abre y aparece Encarna Segovia Fernández, una señora que asiste a un taller de taracea donde yo soy el último llegado, un novato total ante tanta maestría cómo allí se derrocha. Mi sorpresa ha sido que esta maestra del bello arte de una herencia árabe, no me haya insinuado que tenía conocimientos de mi quehacer diario. No sé por qué su imagen desde el primer día me recordaba algo. Gracias amiga, nos vemos después de Semana Santa, que la disfrutes. Un abrazo.

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  12. Beatriz Valdivia.
    Buenas noches Don José Medina,enhorabuena por
    Ese viaje tan bonito,como siempre sus bonitos
    comentarios son como un libro,que no puedes
    dejar de leer te engancha,yo creo que estaba
    haciendo el viaje con usted Jajajaja
    Preciosas fotografías y vídeos me han encantado.
    Yo por mi enfermedad no podría hacer un viaje
    así me cansaría muchísimo,me alegro mucho
    Que haya disfrutado este viaje feliz descanso.
    Hasta mañana Don José Medina, un fuerte abrazo.

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  13. José Medina Villalba.
    Mi querida amiga Beatriz Valdivia, me alegra que sigas viajando conmigo, siempre reservo un asiento tanto en el avión como en el autobús para ti. Para mi es una satisfacción personal que sigas mis viajes, y si estos te hacen sentir bien, es el mejor pago que recibo, el placer de ir disfrutando cuando los estoy viviendo y la alegría de hacérselo vivir a mis seguidores entre ellos tú. Gracias por tus amables y cariñosos comentarios. Un fuerte abrazo.

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