Fuente de las Granadas. Óleo de José Medina Villalba.
Fuente de las Granadas. Óleo de José Medina Villalba.
A modo de introito. Con motivo de mi última pintura, sobre La Fuente de las Granadas, introduzco un texto literario, como suelo hacer normalmente, a modo de glosario exaltando las bellezas del agua de Granada.
Agua que embriaga los sentidos, en sus pilares, fuentes, ríos, acequias, estanques... Agua enclaustrada en los aljibes, danzarina en fuentes, bravucona en negros nubarrones, fertilizante en huertas y vegas...
Al final de este archivo expongo todo el proceso seguido en la confección de esta pintura.
Fuente en la Plaza de Bib-Rambla
Granada es una ciudad de embrujo, de
emociones, de agua que corre en ríos, acequias, pilares y fuentes, de agua que
nace como llanto de Sierra Nevada, que convierte en lágrimas el manto blanco
que duerme durante el invierno cubriendo la roca dura de la montaña.
Fuente en los jardines del Paseo del Salón
Fuente en el Patio de Lindaraja, en la Alhambra.
Fuentes y acequias en el Generalife.
Fuente dedicada a Ángel Ganivet, en el bosque de la Alhambra
No quiere desprenderse de su abigarramiento a
la piedra que la tiene prisionera, pero llega su libertador, febo, que también
se ha emancipado de las garras del invierno para surgir fuerte y rescatador,
para convertirla en ríos de gimoteos que
se derramarán sobre sus laderas para que a través de las alamedas poder saciar la sed de
los campos y las vegas.
Fuente de las Batallas, en Puerta Real.
Caminar por la urbe es llevar siempre
la sinfonía del líquido elemento que recrea nuestra vista, viéndola, en las
fuentes, como danzarina saltar y encumbrarse para volver al lugar que le dio el
impulso para que se luciera en el aire, como ágil mariposa que revolotea de
flor en flor, como deportista que es
manteado después de lograr un triunfo.
Los dos ríos de “graná” uno llanto y
otro sangre, pero ¿qué me decís del otro que apenas si se nombra, el que
permanece en el anonimato, hasta que saca su furia y se desborda arrasando lo
que encuentra a su paso? El Beiro, quizás porque siempre pasó por los suburbios
de cueveros en sus riberas, cómo la miseria abandonada que se oculta para no
ser vista, y como todo lo que emana indigencia, molesta al orgullo de la
riqueza, lo amordazaron, lo entubaron.
Situado delante de mi caballete, pinceles
en mano y paleta repleta de colores, voy poco a poco dejando plasmado, a través
de diversos momentos la belleza de nuestras fuentes, recorro mentalmente los
sucesos pasados en esta plaza del humilladero, me veo cogido de la mano de mi
padre, un domingo de primavera, haciendo girar la ruleta del tío de los barquillos,
Los barquillos de la ruleta del barquillero.
aquella ruleta montada encima de un cilindro de color rojo, mirando como
giraba, esperando que me saliera el número más alto; las lágrimas, al recordarlo, me fluyen como
agua que riega mis mejillas.
El cobertizo de la música en el Paseo del Salón.
La música de la banda municipal,
llega a mis oídos, desde el cobertizo, que para ella tiene, situado en medio del
Paseo del Salón, dirigida por el maestro Faus, interpretando partituras de Granados, de Albéniz.., haciendo alusión a
los jardines del Generalife.
Los surtidores de la Acequia del Generalife
Mi mano pequeña intenta coger el agua de
aquella acequia, del Generalife, cuyos chorros se clavan como puñales en el largo estanque y las
gotas de agua saltarinas me refrescaban, acariciando mi rostro.
Antiguo sitio donde se encontraba el monumento
dedicado a la Reina Isabel y Cristóbal Colón, en
el Paseo del Salón.
Parece que, por momentos, Cristóbal
Colón, absorto en su mole de bronce, haciendo pleitesía a la Reina Isabel la
Católica, ante el gran legajo de las Capitulaciones, se detiene para escuchar
la sinfonía. ¡Alucinaciones mías!
El tranvía de la Zubia.
El tranvía, celeste de la Zubia, que
quiso divorciarse, en el color, de sus hermanos los amarillos de la ciudad,
pasa dejando el sonido de un lenguaje de hierro saliendo de sus redondos pies
deslizándose, para perderse, a través del Puente Romano del Genil.
Puente Romano del Genil
¡Cuántos
recuerdos!
Hay también otro tranvía, que corre por mis venas, y que se va deslizando
hacia la estación terminal.
La Iglesia de la Patrona, con sus dos torres gemelas.
El entorno se engrandece con las dos
torres gemelas de la Patrona que orgullosas quieren escaparse hacia el cielo, para
con sus flechas terminales clavarse en el azul intenso de un firmamento que no
tiene otro igual, nuestro único cielo, el de Granada.
A la derecha, la torre de los Escolapios.
La torre de los Escolapios, no quiere ser menos y entre la arboleda de
los jardines del Salón y mirando de soslayo a los lectores de la Biblioteca
Municipal, levanta su cuello para decirnos: ¡eh!, aquí estoy viendo pasar el
tiempo y siendo testigo fiel de todos los cambios que en este lugar se han
producido.
Suenan las sirenas de los tiovivos
del ferial del Corpus que nunca se debieron de haber marchado, a otros
inhóspitos lares, cuando llegan estas fiestas.
Los caballitos de la feria del Corpus.
Aquel caballito que subía y bajaba
mientras daba la vuelta girando y girando, desapareciendo por un instante la
figura de mi madre, que fascinada me miraba, para volverla a ver de nuevo.
¡Cuánto daría por tenerla en estos momentos en mi presencia!, aquella madre que
se desvivió por mí y que el cielo me la arrebató cuando aún me encontraba en el
preámbulo de la madurez. Para ella mi cariño y mi recuerdo más emocionado.
Fuente de las Granadas, a la entrada del Paseo del Salón.
El escultor Ramiro Mejías, en el montaje de la fuente.
Esta fuente maravillosa orgullo de su
escultor Ramiro Mejías para satisfacción de los granadinos y admiración de los
visitantes; endiosada por sus ninfas, silenciosa mientras permanece sin hablar,
hasta que irrumpe como un castillos de fuegos artificiales lanzando infinidad de chorros y clamando con un lenguaje sinfónico de agua,
El agua irrumpe como un castillo de fuegos artificiales....
de una orquesta líquida que surge, no se sabe de dónde,
pero arrogante y hasta petulante construyendo un vestido blanco, que la abraza como el enamorado que coge a su amada
dulcemente por la cintura.
La granada, el icono de la ciudad
La piña de granadas, símbolo de la
ciudad, miran a la diosa que corona el monumento, portando otra granada en la
mano y dejando resbalar, cariñosamente, el agua sobre su cuerpo.
Los chorros forman una cortina de ondas parabólicas.
El conjunto se funde en un beso de romanticismo amoroso,
los chorros que bajan como corpiño acuoso se unen a la falda, que se eleva formada por una espesa cortina de ondas parabólicas.
Las gigantescas figuras sostienen la taza...
Mientras, las gigantescas figuras, exentas, haciendo un esfuerzo, sostienen la gran taza y a la ciudad entera de
Granada con sus gentes, representadas en las enormes granadas, portando los
invisibles granos que representan: las inquietudes, pasiones, alegrías,
fiestas, monumentos, esperanzas, ilusiones…, de todo un pueblo, de “pedigrís
histórico”, inigualable, en cualquier otra urbe del mundo.
La granada, el fruto, símbolo de la ciudad de Granada.
Granada tierra soñada por mí
mi cantar se vuelve gitano cuando es
para ti
mi cantar hecho de fantasía
mi cantar flor de melancolía
que yo te vengo a dar
Granada, tierra ensangrentada en
tarde de toros
mujer que conserva el embrujo
de los ojos moros
te sueño rebelde y gitana
cubierta de flores
y beso tu boca de grana
jugosa manzana
El embrujo de los ojos moros, de la mujer granadina.
que me habla de amores.
Granada manola
cantada en coplas preciosas
no tengo otra cosa que darte
que un ramo de rosas,
de rosas de suave fragancia
que le dieran marco a la Virgen
Morena
Granada
tu tierra está llena Puesta de sol desde el mirador de San Nicolás
de lindas mujeres
de sangre y de sol.
El agua se viste de monja enclaustrada en los aljibes
El agua de Granada se viste con
diversos trajes, de monja enclaustrada en los aljibes, la ciudad no tiene mar
pero tiene caracolas, que es como tener mar, porque el agua en los aljibes
resuena igual que en las caracolas, el agua en los aljibes se muere de puro
sola, mientras las vecinas del barrio le arrancan de sus entrañas la canción íntima
y mora.
Aquí viene todas las noches la luna, a escondidas, a besarse con el estanque
El estanque copiando luces de atardeceres...
Encerrándose, para descansar, en una cerca de
olor y arrayanes verdes en los estanques, como pequeño mar sin orillas, como
espejo reluciente copiando luces de atardeceres, rondando estrellas celestes y
aunque modesta ella, sin querer decirlo, yo a escondidas, la he visto besarse
con la luna tras los arrayanes verdes; escuchando tranquila el croar de las
ranas que cantan desde sus entrañas; aquí vienen todas las noches, misteriosamente, la luna y las estrellas a
beber sombras húmedas y peces.
Escucho mi voz retumbando en el aljibe
Agua de los aljibes del Albayzín, en
mis recuerdos, escucho el eco de mí voz, cuando me asomaba por su boca,
retumbando en su interior.
Una niña lavó un pañuelo...
Agua hecha río, caminando entre las
alamedas portando al cielo cautivo, como le queda pequeña esa cárcel, por eso
se va al mar; una niña lavó su pañuelo de seda con un barquito que en ella
bordó, al río le molestó el barquito y éste se marchó.
Alguien, a medio camino, al río
quisiera parar, pero un río…,es un río y tiene una cita, lo está esperando el
mar.
Agua recién parida...
Agua recién parida en el arroyo, en
un nacimiento perdido en los altos de la sierra, endeble, tímida, lánguida, sin
apenas con ganas de caminar por la vida, las otras fuentes en su andar la irán
engordando para formar un río corpulento, deslizándose por meandros, alamedas,
El agua por las alamedas....
Productos de la Vega de Granada
tranquilo y liviano y rugiendo por precipicios
y cascadas, hasta llegar lozano a la Vega, a ese vergel que nos proporciona
las lozanas lechugas, y demás productos de la huerta.
Agua en piscinas donde se doran los cuerpos...
Agua en piscinas donde se doran los
cuerpos y lucen los talles elegantes de las mujeres granadinas; agua que se
siente incómoda porque la han traicionado, le han quitado su propia naturaleza,
adulterándola con productos químicos, que la convertirán en una furtiva
bandolera destrozando pieles.
El agua ruge furiosa en negros nubarrones...
Agua que ruge furiosa en negros
nubarrones soltando por su boca rugidos furiosos, rayos y centellas que hacen
temblar el firmamento en noches tenebrosas, para después colérica y violenta
originar inundaciones y desmadres, dejando campos anegados y hogares
destruidos.
Agua devota y religiosa...
Agua devota y religiosa derramada
sobre la cabeza o sumergiendo los cuerpos enteros en ella, los transforman
haciéndolos hijos adoptivos de Dios.
Agua que mueve piedras de molinos...
Agua que mueve piedras de molinos
para transformar, la mies traída de la era, en blanca harina que después se
convertirá en suculentos manjares.
Agua de la fuente del Avellano, que pregonó Antonio Molina
Agua del Avellano, aquella que pregonó
Antonio Molina:
Que fresquita baja hoy/el agua del
Avellano/el agua del Avellano/ que en graná vendiendo voy/
Al pie del Generalife /en las
márgenes del Darro/hay una fuente famosa/la fuente del Avellano./Todas las mañanas subo/caminito de la
fuente/y así lanzo mis pregones/cuando paso por el puente./Que baja como la nieve/cristalina y con
anises/ fresquita no hay quien la pruebe /el agua del Avellano.
Cerámica colocada en la fuente del Avellano
Voy camino de fuente con mi pipo de
la Rambla, que convierte el agua de la fuente en la fresquísima agua del
Avellano, perfumada con las ramas de los avellanos que se cuelgan a las
cántaras de los aguadores que portándolas en sus borricos las llevan por las
calles y plazas.
Los aguadores portan el agua, de la Fuente del Avellano, en sus borricos
¡Eh! ¡El agua!, así la pregonaba
nuestro aguador llevando a sus espaldas la cántara metálica, con su canastilla
en la falda con varios vasos.
¡Por una perra gorda, un vaso de agua
fresquita del Avellano!
Beber un vaso de agua era todo un ritual
Beber un vaso de agua, en plena plaza
de Bib-Rambla, era todo un ritual. Nuestro aguador coge el vaso, inclina la
cántara que tiene a la espaldas la escora suavemente acerca el vaso y deja caer
un primer golpe de agua, cogiendo una ramas frescas, recién alcanzadas de las
avellaneras, las refriega contra las paredes del cristal, lanza el agua al suelo
y volviendo de nuevo,
repite lo realizado anteriormente, vuelve a enjuagar y
tirar lejos el agua, con aire despectivo, como el actor que se desprende de un
elemento innecesario para dejar paso a la realeza del que va a ocupar el
pequeñito palacio de cristal, que se le ha dejado límpido, para que ocupe este
lugar la sultana, el agua, el agua fresquita del Avellano; el tercer acto era
llenar al completo el límpido cristal y ofrecerlo gentilmente al sediento
caminante.
El aguador de "La Romanilla"
Con esta coreografía, que reunía a una
buena parte de espectadores, se hacía obligado beber agua, a veces sin tener
hambre del líquido elemento.
Sirva este archivo de glosario para
cantar las sublimes excelencias de la diosa, ¡el agua! al elemento más
importante de la Madre Naturaleza y la
más noble excelente, extraordinaria, de todas las aguas, ¡el agua de Granada!
Proceso seguido en la realización de la pintura
Primera Paso. Realización del dibujo
Segundo paso. Primeras manchas.
Tercer paso. Segundas manchas.
Cuadro terminado
José Medina Villalba
¡Magnífica entrada D. José! Me ha gustado la idea de mostrar rincones del agua en Granada. ¡Un saludo!
ResponderEliminarGracias amigo Eloy por tu comentario, mis intenciones son las de seguir pregonando las excelencias del agua de Granada. Saludos.
EliminarPoesía, nostalgia, sentimientos, recuerdos, etc. Vivimos afortunadamente en una tierra con una sobreabundancia de estímulos, adornados con música acuática. Le has sacado partido a este escenario y, particularmente a mí, me has regalado un paseo por mi infancia. Se ha hecho en mi memoria la figura del “aguaor” y lo he revivido con claridad meridiana. Hasta he sentido sed. Son paisajes y figuras que han caído en el olvido pese a estar en el imaginario popular, cada vez más menguado. Es de agradecer tan refrescantes imágenes, plásticas y literarias, en estos días de sol inclemente y calor opresivo. Un fuerte abrazo, Pepe. (Antonio Góngora)
ResponderEliminarEstimado amigo Antonio, volver a la infancia es traer a nuestra memoria momentos que subyacen en nuestro subconsciente, que apenas si los ponemos de manifiesto salvo cuando las circunstancias nos son propicias en reuniones familiares, siempre y cuando existan congéneres que tengan afinidad con nosotros por haber vivido ese pasado. Sentir las ruedas de los carros cubas dejando su chirriar, por la Carrera del Darro, marcando el reguero de agua por los lugares por donde iba pasando, o escuchar la voz de aquel que pregonaba, ¡eh!, el agua, o ir a la Fuente del Avellano con el pipo engalanado con unas ramas de las avellaneras, en las noches calurosas del verano, para respirar el aire puro de ese maltrecho, hoy día, pulmón de Granada, y escuchar en la oscuridad el arrumaco de las parejas de enamorados, o el charlatán subido en la alto del púlpito, en Plaza Bib-Rambla, vendiendo su mercancía, engañando a todo el que se acercaba, a escuchar sus pregones..., sucesos del pasado que recordamos con nostalgia, pero que nos vuelven a nuestra infancia. Sí, una infancia de penurias y dificultades, comparadas con las vivencias del presente, pero que para nosotros no eran tales, porque era lo que había.
ResponderEliminarMi intención, amigo Antonio no ha sido, ni mucho menos, dejar a tus papilas gustativas pidiendo a gritos ¡agua, por favor! en estos cálidos días del verano, sino todo lo contrario, hacerte vivir el pasado, como así me lo manifiestas, con sumo agrado y para todos los que vivimos esos tiempos pretéritos, trayendo el pasado y poniéndolo en presente,y de él, el regusto de nuestra infancia. Mi agradecimiento por tu comentario, lleno de rica prosa literaria. Un fuerte abrazo, Antonio. (José Medina)
Precioso y nostalgico para mi,las terdes de verano antes de mi marcha para el extranjero solia ir con mi abuela o algun familiar a por agua y a dar un paseo al Juego Bolas" era asi como llamabamos a la finca que habia cruzando el puente del Rey Chico a la
ResponderEliminarizquierda,no hace tanto pase por allí y vi que seguia la cancela y que de recuerdos de esos barquillos de la ruleta que tenian un sabor especial.Gracias José Medina Villalba de nuevo por esos recuerdos tan bonitos"al menos para mi los son"que nos vuelve a traer con sus relatos.
D.José Medina Villalba.Gracias por responder a mi comentario, marche al extranjero en edad escolar exactamente a la ciudad de la luz París y estudie allí y viví algunos años en uno de los barrios más céntricos y más bonitos Saint-Germain-de-Prés despues ya volví a mi tierra y pero no a mi barrio pero he mantenido mi casa del siglo XVI hasta no hace mucho y a día de hoy sigo aquí y cada vez que puedo subo “allí arriba como decía la gente mayor antes” a disfrutar de esa maravilla que aunque un poco en decadencia y dejadez por parte de todos sigue siendo nuestro barrio El Albayzín y nuestra Graná
ResponderEliminarQuerida amiga, en primer lugar mi agradecimiento por haberse tomado la molestia de transmitir el comentario que me envío a mi correo a este lugar, merece la pena conservarlo, en el correo van desapareciendo.
ResponderEliminarSi con este relato literario has conseguido sacar del fondo más íntimo de tu subconsciente los sentimientos de tu infancia, me doy por satisfecho. Posiblemente el tiempo pasado te tiene algunos datos un poco difuminados, pero eso no tiene mayor transcendencia, lo importante es que están ahí. Querida amiga, a lo que tu le llamas Juego Bolas, era el Carmen de la Fuente, que está por debajo del Camino del Avellano. El Juego Bolas está en la Carrera del Darro próximo al convento de la Concepción.
Los habitantes del Albayzín siempre nos hemos considerado granadinos, pero pertenecientes a otra "casta", (permítaseme la palabra) viviendo en un lugar privilegiado y por encima de la ciudad,por eso lo mismo que tu dices ahora voy "a subir allí arriba", los albaicineros decimos: "voy a bajá allabajos" , admítaseme el léxico albaicinero.
A todos los de aquella época nos saben a poco no solo los barquillos con sabor a canela, sino tantas y tantas cosas que subyacen en nosotros como recuerdos del pasado. Si te viniste a las raíces que te vieron nacer, bienvenida y esa casa del siglo XVI, si han sabido mantenerla los nuevos propietarios, enhorabuena. Gracias de nuevo y un fuerte abrazo.
Amigo Pepe: has titulado con acierto este blog, como sinfonía del agua, pero también se le podía llamar, matrimonio, pareja de hecho, binomio inseparable, amistad imperecedera, relación perfecta, acuerdo mutuo, contrato de por vida, etc. a esa relación,que Granada y el agua tienen firmado y rubricado ante las más altas instancias y con los más esbeltos testigos, como son los chopos, los álamos y las mimbres de las riberas, los avellanos, los almendros y los pistachos y esas innumerables aves que anidan sobre sus ramas.
ResponderEliminarEse cuerpo perfecto, con su sistema circulatorio,plagado de acequias, riachuelos, ríos y fuentes, forman un engranaje perfecto, en ese placentero entorno, cuajado de valles, montañas y rincones, que la mano misteriosa dejó plasmado en el lugar de los sueños, donde los poetas riman al compás de los surtidores esas sentidas estrofas, que más parecen haber salido de la mano del creador.
Amigo Pepe: Quizá voy ha decir algo un poco exagerado,pero creo que después de este articulo sobre el liquido elemento, tu debías de ser el que ordenara desde la campana de la vela, los turnos de riego, aunque solo sea con carácter honorario, de todas maneras consulta con el Dante que preside tu piscina antes, de tomar una decisión al respecto de la partitura, además de la sinfonía con la que a manera de obertura encabezas este magnifico repaso acuífero a nuestra tierra, Un fuerte abrazo de tu amigo Pepe Cuadros.
Estimado amigo Pepe:
ResponderEliminarTodavía, a pesar de que han pasado muchos años, mientras Morfeo me tiene esclavizado y encadenado a los sueños de mi infancia, oigo perfectamente el sonido de la Campana de la Vela. Esta noche pasada, después de haber leído tu comentario, he visto a nuestra querida Campana de la Vela trasladarse al pueblo de Villaverde (León), donde se está celebrando un encuentro de campaneros, oficio en decadencia, pero que los castellanos, hombres de raza pura y entera, quieren seguir manteniendo. Ha sido uno exhibición. Allí se han escuchado los toques a muerte en sus tres modalidades de mujer. hombre, y niño.
Los de mujer con campanas pequeñas de sonidos agudos que evocan la voz de la mujer, mientras que la muerte del hombre se hace con campana grande y sonidos agudos, para la del niño con una campana pequeñita. Otros toques de campana han sido el de la "nube", para ahuyentar, las nubes que venían con piedra destrozando las cosechas. "El de la alborada", se tocaba al amanecer, el de "a fuego", para que la gente en cadena, llevando cubos de agua que se iban pasando de mano en mano, poder apagar el fuego, pero el más bonito es el de a fiesta, según dicen los campaneros es el más difícil porque necesita la coordinación de todo el cuerpo.
Pero llegó nuestro campanero mayor de nuestra querida Campana de la Vela, que aunque cargado de años sabe mucho de su oficio, y comenzó a dar los toques que regulan los riegos de la Vega de Granada, se hizo un silencio absoluto, todos los campaneros castellanos, muy experimentados en estas lides, al principio pusieron cara de indiferencia como diciendo, ¡éste nos va a venir de Granada a darnos una lección! El sonido lento, rítmico con una resonancia especial, fue dejando a los castellanos boquiabiertos, al final un aplauso enorme rubricó los últimos toques, que quedaron en el aire para mayor gloria de nuestra ciudad.
Sirva este comentario para rubricar este archivo de "Sinfonía de agua", uniendo en un casamiento perfecto la sinfonía del agua con la de las campanas, de todas las espadañas, conventos, torres de iglesias y catedrales, especialmente el de nuestra querida Campana de la Vela. Mi agradecimiento más sincero a tus amplios y extensos comentarios, a los que modestamente les hago el panegírico correspondiente. Pepe Medina.
Amigo Pepe: he leído con detenimiento e interés, como siempre lo hago con tus magníficas y completas respuestas, la descripción del concierto campanero, llevado a cabo en tierras de Castilla, en el que nuestro representante granadino ha dejado el pabellón bien alto, pero he caído en la cuenta , que por tu parte y por la mía, hemos tenido un olvido imperdonable, y es no haber dicho lo más mínimo, de ese artilugio o péndulo que cuelga del interior de la campana, llamado badajo, de tamaño considerable el de la Vela, que es el verdadero artífice y autor de que sus notas lleguen a todos los regantes de la vega Granadina, eso es un badajo y lo demás son tonterías. un fuerte abrazo de tu amigo Pepe Cuadros que pide disculpas por el olvido.
ResponderEliminarAmigo Pepe:he leído con interés,como siempre hago con tus magnificas respuestas, la descripción del concierto campanero campanero que se ha realizado en tierras de Castilla, en el que nuestro representante ha dejado el pabellón bien alto; pero he caído en la cuenta, que por tu parte y por la mía hemos tenido un olvido imperdonable, y es no haber dicho nada de ese artilugio o péndulo que cuelga del interior de la campana,llamado badajo, que es el verdadero artífice, de que sus notas lleguen a todos los regantes de la vega Granadina, eso es un badajo y lo demás son tonterías. recibe un fuerte abrazo de tu amigo Pepe Cuadros, que pide disculpas por tan injustificado olvido.
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