Las Escuelas del Ave María se encuentran, en estos momentos,
de luto por la pérdida de una persona que desde 1955, entregó su vida a esta
Institución.
D. José Montero Vives
La labor intensa y de aportaciones materiales e
intelectuales, a las Escuelas del Ave María, por José Montero Vives, y la
cantidad de estudios realizados, sobre la obra manjoniana, y de adaptación a la
evolución que la Pedagogía requiere en cada momento, han sido de tal calado e
importancia, que deja una huella, marcando un hito en la Historia de las Escuelas
Avemarianas, un modelo a imitar por todos, y en especial por los profesionales
del Ave María.
Descanse en paz.
Nació el 13 de julio de 1928 en la ciudad de Motril. Era
miembro de una familia de 14 hermanos, puesto que su padre, Federico Montero,
contrajo matrimonio por tres veces. Él es hijo primero de la tercera esposa,
Isabel Vives. Cursó los estudios de bachillerato en el Instituto P. Suárez de
Granada.
El día de su Primera Comunión
Con 18 años comenzó los estudios de Filosofía, durante tres
años con los padres jesuitas en el Seminario de Granada, y después cursó dos
años de Teología en la Facultad de Cartuja.
La influencia que el ambiente familiar ejerció en el
desarrollo de su personalidad está relatada por él mismo, cuando describe la
figura de sus padres.
-En mi infancia influyó mucho
la actitud respetuosa de mi madre, Isabel Vives, natural de Gandía (Valencia) ,
hacia los pobres. Nos enseñó a dar limosnas con respeto y cariño. De ella
aprendí a tratar a todos con respeto.
José Montero Bachiller en el Instituto Padre Suárez
En 1940 (tenía yo
entonces 12 años y había muerto ya mi padre), recuerdo que nos dijo a los
cuatro más pequeños ¡éramos catorce hermanos!
-“Mi deseo es que nos
vayamos a Granada para que podáis estudiar allí y al mismo tiempo podáis
pertenecer a las Congregaciones Marianas que organizan los jesuitas. Cuando yo
era joven tomé parte de ellas y aprendí a ser cristiana. Tampoco me gusta el
ambiente del barrio en que vivimos. Su lenguaje y costumbres influyen
negativamente en vuestras vidas”.
“Reflexionando sobre mi
infancia en relación con mi padre, yo destacaría tres aspectos que creo han
influido poderosamente en mí: su espíritu de trabajo y su sentido de la
austeridad”.
Estando en el Seminario y cursando el segundo año de Teología
recibió una invitación que cambió la orientación de su vida.
D. José Jiménez
Fajardo, joven sacerdote, me dijo un día que había conseguido una beca
cuantiosa para estudiar en la prestigiosa Universidad Católica de Lovaina (Bélgica)
y que estaba dispuesto a compartirla con un grupo de seminaristas que quisieran
prepararse bien en Pedagogía y Psicología para, a la vuelta, entregarse a las
Escuelas del Ave María.
Mi experiencia en
Bélgica fue intensísima (1951-1954)
En junio de 1955 terminé
la licenciatura en Pedagogía y orientación Profesional y en octubre me
incorporé al claustro de profesores de la recién estrenada Escuela Normal del
Ave María.
Además de las clases
que impartía en la Escuela Normal del Ave María, tenía que asistir, por la
mañana, a la Facultad de Teología para terminar dos años que me quedaban para
concluir los estudios eclesiásticos”.
El 28 de octubre de 1956 recibió la ordenación sacerdotal y
el día uno de noviembre celebró su primera Misa en la Casa Madre de las
Escuelas del Ave María. Previamente el 30 de octubre había celebrado su primera misa en Motril.
D. Pedro Manjón Lastra
En junio de 1963 fallecía D. Pedro Manjón Lastra, que había
sido el alma de las Escuelas del Ave María desde 1936, fecha en que asumió la
dirección. A los pocos meses el Patronato lo requirió para dirigir las
Escuelas.
En el mes de septiembre de 1963 el Presidente del Patronato,
a la sazón D. Antonio Méndez Rodríguez Acosta, lo presentaba a los maestros de
las Escuelas como nuevo director después del fallecimiento de D. Pedro Manjón
Lastra.
El Ave María de la Esparraguera en Motril
Colegio del Ave María en el Varadero. Playa de Motril
Sería prolijo resumir su labor durante estos cincuenta años
al servicio de las Escuelas del Ave María; sin embargo apuntaremos el ser
promotor de:
-Las Escuelas del Ave María en la playa de Motil, bendecidas
en marzo de 1958.
-Las Escuelas del Ave María en la Chana, para atender a una
población desplazada desde el Sacromonte y de otros barrios pobres, a causa de
la pertinaz lluvia que había caído en 1963, ocasionando el derrumbamiento de
varias cuevas y casas ruinosas.
Sección filial e internado, después sería Escuela de Magisterio
-Al comienzo del curso 1965-66 puso en marcha la modalidad
del bachillerato elemental cursado en la Sección Filial podían continuar
gratuitamente el bachillerato superior y tener acceso a la Universidad.
-En 1965 obtuvo, por donación de Dñª Carmen González Méndez,
la cesión de unos terrenos junto a las Escuelas del Ave María de San Cristóbal,
para construir una residencia para 300 chicos de pueblo.
Escuelas del Ave María de Vistillas
-La Escuela Hogar, en las Escuelas del Ave María de
Vistillas, para atender a niños de población diseminada, se realizó gracias a
su intervención, así como la creación de un nuevo edificio para la sección
Filial, destinada a residencia de estudiantes en la Escuela Profesional y en la
Sección Filial.
Escuelas del Ave María de Albolote. Orígenes
-La Escuela del Ave María de Albolote.
Escuelas del Ave María en Albolote. Actualidad.
-Cursillos, Congresos, viajes, realizados constantemente,
dentro y fuera de España, para estar al día en todas las novedades catequéticas
y pedagógicas para trasmitirlas a los profesionales del Ave María.
-Ampliación de aulas en los Colegios de la Playa y de la
Esparraguera en Motril, en el curso 1971-72.
Cuadernos de Vida Cristiana
-Los Cuadernos de Vida Cristiana, para todos los cursos de
Educación Primaria fueron un buen material de trabajo para los alumnos,
adaptados a los nuevos Catecismos Escolares.
En 1988 fue nombrado director del Secretariado diocesano de
catequesis. Quiso el arzobispo que su larga experiencia de educador de la fe
redundara, más allá del Ave María en las parroquias de la diócesis mediante su
aliento y orientación. Aunque en numerosas ocasiones había intervenido en
reuniones y cursillos con los catequistas diocesanos, ahora se le pedía atender
este responsabilidad ciudadana.
San Bartolomé, cuando estaba en cultos aún.
Pero le faltaba experimentar otro campo de actividad
pastoral. Durante su dilatada vida sacerdotal no había tenido nunca el encargo
de dirigir una parroquia. Fue el cuatro de 1988 cuando le llegó la propuesta.
Contaba ya sesenta años, e iniciaba una nueva etapa de su vida. El arzobispo
José Méndez, que ya le había llamado a colaborar en la puesta en marcha del
sínodo diocesano, le encargó el cuidado de la parroquia de Nto. Salvador en el
Albayzín Alto.
El famoso barrio granadino le era conocido ya que había sido la
zona donde había desarrollado sus actividades desde los años cincuenta y cinco,
tanto en la Casa Madre del Ave María como en las Escuelas Profesionales, en el
Colegio Menor, en la Escuela de Magisterio y en la capellanía de las Hijas de
Cristo Rey.
Entrada a la iglesia y al museo
Su labor en la parroquia se dejó sentir en todas las facetas:
catequética, de renovación litúrgica, pastoral, grupo boys scout, clases
gratuitas de recuperación, colonias veraniegas en el cortijo de Güejar Sierra,
consiguió ayuda para encontrar una nueva vivienda para familias que vivían en
condiciones precarias, potenció Cáritas Diocesanas, etc.
El templo recibió una renovación total. Se trajeron retablos,
imágenes y cuadros de la iglesia de San Bartolomé, se construyó un magnífico
órgano, catalogado como uno de los mejores de la ciudad, se restauró el pórtico
de la iglesia, consiguió la iluminación exterior de la iglesia subvencionada
por la Compañía Sevillana de electricidad; firmó un convenio con la Facultad de
Bellas Artes para restaurar imágenes y cuadros.
Museo de la Iglesia del Salvador
Montó un museo en las dependencias de la
parroquia con diversa piezas artísticas, traídas de la iglesia de San Bartolomé
y del depósito de la Catedral de Granada.
Parroquia del Salvador
Consiguió de las religiosas de la
Compañía de María del convento de Santa Fe imágenes y diversos enseres; también
le dejaron una serie de piezas artísticas que había en los almacenes del Monasterio
de Cartuja, restauró el edificio del templo quitándole humedades, se pintó el
templo, se pulió el suelo, el templo quedó acogedor.
En el año 1997 retoma de nuevo el Ave María dejando la
parroquia del Salvador.
“Día 8 de abril.- “He
asistido a la reunión del Patronato de las Escuelas del Ave María. Se comenzó
leyendo los cargos. Director Andrés López Osuna; director técnico, Víctor
Burgos; Presidente, D. Manuel Fenollera. Yo quedé de vocal, encargado de la
Pastoral.
Maestras y maestros en los primeros años de estar en el Ave María.
En cuanto a mí, pienso que puede ser bueno quedarme como servidor del
Evangelio en las Escuelas del Ave María. Creo que será un buen testimonio de
que o vuelvo por ambición, como alguien dijo, sino a servir ala Iglesia”.
“Desde 1953 hasta octubre de 2005 el número de publicaciones
que tiene Montero como autor es de 431 entre libros, artículos en el Magisterio
Avemariano y otras revistas.
Los temas predominantes son: la Institución del
Ave María, sus Escuelas, D. Andrés y sus escritos, su tiempo, seguidores, la
catequesis en su evolución, instrumentos didácticos, la Pedagogía y su
renovación, los diferentes planes en España y su aplicación a la escuela, la
vida eclesial.
Tesis doctoral
Los trabajos de investigación para su graduación
universitaria han tenido como médula lo avemariano: desde la tesina en Lovaina
en los años cincuenta hasta la tesis doctoral defendida en Salamanca en los
años ochenta”.
La relación de sus obras se puede encontrar en la obra de
Manuel Prellezo García, Bibliografía de Manjón, y de forma más completa en el
anexo a su libro:
Las Escuelas del Ave
María: Cien años al servicio de la catequesis en España.
No podemos dejar de citar los cuadernos de enseñanza
religiosa del Ave María. “La educación de
los escolares en la fe, objetivo fundamental de Manjón y de su obra, ha ocupado
un lugar preeminente en su actividad de pedagogo y sacerdote.
Sus centenares de
publicaciones sobre la catequesis y las Escuelas del Ave María se han sumado a
los escritos de Manjón, buscando el desarrollo integral de los niños. Y al
mismo tiempo han ayudado a mostrar públicamente que la fundación del Ave María,
creada en 1889 sigue viva y vigorosa.
Nos vamos a referir
brevemente a los Cuadernos de Vida Cristiana, que desde 1969 comenzó a publicar
y que forman hoy una colección de instrumentos didácticos para la educación de
la fe católica, que recuerdan las Hojas Catequísticas de Manjón”.
En octubre de 1955 un joven motrileño se incorporaba al
equipo de responsables de las Escuelas del Ave María de Granada que fundara en
1889 el benemérito sacerdote Andrés Manjón. A pesar de sus 27 años , ya venía
de graduarse en la Universidad de Lovaina, junto a un excelente sacerdote y
perspicaz educador, José Jiménez Fajardo. Llevado de su mano estudió en
Bélgica, y de su mano también entraba a formar parte de la familia avemariana,
donde él dirigía el colegio internado de la Cuesta del Chapiz.
En principio, tras su regreso de Bélgica fue nombrado
profesor de Pedagogía en el Seminario de Maestros del Ave María. Dirigía
entonces la obra educativa de Manjón su sobrino, Pedro Manjón Lastra, sacerdote
íntegro, que había convivido con su tío en la Abadía del Sacro Monte y que
después de su muerte,
D.Manuel Medina olmos
tras la dirección de las Escuelas encomendadas a Manuel
Medina Olmos y Diego Ventaja Milán, asumió esta responsabilidad en 1936 con
entrega absoluta y con la admiración de los granadinos.
D. José Montero, con Juan Pablo II,, entregándole las obras de D. Andrés Manjón
Don José Montero ha hecho discurrir los últimos cincuenta
años de su vida por el mismo camino que anduvo Manjón; educar de forma integral
y con preferencia a los más pobres. El objetivo marcado por el sacerdote
pedagogo iba mucho más allá de la simple liberación de la incultura que
aquejaba a la infancia de los arrabales granadinos.
Nunca pensó que formar la
inteligencia de los niños de las escuelas, con ser tarea fundamental, fuera la
única misión de su obra.
Descubrir en cada niño la imagen de Dios y ayudarle
mediante la formación religiosa y la catequesis a ser “hombre cabal”, fue
objetivo irrenunciable de su pensamiento y de sus escuelas. Constituiría una
traición a la visión manjoniana de la educación moverse sólo en el plano
cultural, sin ir más allá de la enseñanza, aunque esta sea rigurosa, adaptada a
los tiempos modernos, y hasta preferente para los más desfavorecidos.
El
horizonte trascendente y la invitación al comportamiento honrado y cristiano
son esenciales en su concepción educativa y por tanto en la vida de las
escuelas.
No hay faceta del binomio Andrés Manjón y Ave María que no
haya investigado y popularizado D. José Montero, haciendo valer que los
pretendidos descubrimientos de hoy ya estuvieron en el pensamiento de tan
ilustre pedagogo.
Lo que avala sobre manera el estudio que ha hecho y hace de todo
fenómeno avemariano, es la constante preocupación por situarlo en el contexto
social, educativo y eclesial de hoy.
Su espíritu está siempre abierto a las
corrientes del pensamiento moderno, a la renovación profunda de la catequesis,
a los diversos planes de estudios en España, a los cambios eclesiales, a los
avatares institucionales y personales.
En medio de este escenario ha pregonado
de forma decidida la solidez original, tantas veces precursora, de la doctrina
manjoniana.
Su obra intelectual de desplieguen actualizado de la herencia
manjoniana se ha realizado al mismo tiempo que desempeñaba importantes
responsabilidades de dirección durante muchos años, con graves preocupaciones
por encontrar medios para construir nuevas aulas y nuevos espacios educativos,
entre cursillos y jornadas para la formación continua de los maestros, con
numerosos viajes nocturnos a Madrid para arañar ayudas en los ministerios y con
la asistencia a congresos y jornadas de reflexión pedagógica y catequética con
el objetivo de estar al día.
Ha sido constante su inquietud por renovar y
revitalizar el trabajo educativo de las escuelas en la búsqueda de una sociedad
mejor, hurgando en la virtualidad del legado manjoniano y superando la
tentación del anquilosamiento. Ha transitado durante este largo trecho de
tiempo por el mismo camino que inició Manjón.
La generosidad de su entrega y la austeridad en su vida
personal han acompañado su trabajo diario. Por herencia familiar no ha
necesitado ni necesita de manera imprescindible buscar medios para su propia
subsistencia. Le ha guiado un laudable sentido de desprendimiento y
contentamiento con poco. Más de uno le hemos visto vivir y dormir durante años
en el hueco de una escalera del gran edificio de las Escuelas Profesionales de
S. Cristóbal que nacieron a causa de su gestión.
Hay que reconocer su densa trayectoria de trabajo avemariano,
su pasión por la obra manjoniana en el ámbito pedagógico y pastoral, sus
esfuerzos de renovación en el seno de la institución y su afán en divulgar el
pensamiento y actualizar el acervo pedagógico recibido de tan singular
pedagogo. Empeño meritorio que se ha visto acompañado con frecuencia de muchos
sufrimientos y también de muchos gozos, a lo largo de más sesenta años.
Casa Madre del Ave María
José Medina Villalba
Amigo Pepe: Con Gran Pena, he recibido la triste noticia, del fallecimiento de nuestro querido amigo, D José Montero Vives. Un importante eslabón de esa cadena indestructible de personas entregadas en cuerpo y alma a la institución Ave Mariana. El primer eslabón de esa cadena, su fundador D. Andrés Manjón,seguido por D. Manuél Medina Olmos, Segundo Arce Manjón, Amancio Renes, D. pedro Manjón., D. José Jimenez Fajardo, todos ellos fieles seguidores del pensamiento de su fundador.
ResponderEliminarYa, antes de llegar al colegio todos le conocíamos a través de las palabras de nuestro querido, admirado y nuca olvidado rector D. José Jimenez Fajardo; en el año 1955 llegó con su pelado a cepillo y su aspecto atlético,adornado con un carácter y un buen humor envidiable, con una incansable voluntad de ampliar y engrandecer en todo lo posible y lo imposible, la obra que sus antecesores le habían confiado. Su entrega su plena disposición, sus continuas publicaciones para mejorar y difundir el ideario, le ha ocupado de una manera total, toda su vida, fiel ejemplo de compromiso, de entrega y de defensa, de aquello que tanto amaba; no le apartó de ello ni las enfermedades ni los contratiempos, su cuerpo y su dinero, solo tenían un único destino al que se entregó en cuerpo y alma.
Defensor de las ideas manjoniánas sobre la justicia, la vocación, formando hombres aptos para vivir en su tiempo, dirigidas no solo a algunos, sino para todos y para todo hombre y para que sea humana, cristiana y cabal, debe ser eminentemente social.
Todos hemos leído y conocido a través de lecturas las cualidades que adornaban a muchos de los Santos de la Iglesia; Yo pienso que a D. José Montero le adornan y enriquecen todas las virtudes necesarias, para nombrarle y considerarle un Santo de su tiempo.
Con mi admiración y agradecimiento personal a tan ilustre personaje, no le pido a Dios que lo acoja en su seno, porque ya esta en el. Mi más sentido pésame a todos los Avemarianos, vuestro amigo y compañero Pepe Cuadros.
Querido amigo Pepe:
EliminarMi agradecimiento más sincero, por esa exégesis que apostilla perfectamente la personalidad de nuestro querido D. José Montero.
Muy buen trabajo, tan justo como necesario que honra tanto a D. José Montero como a este gran Avemariano que es D. José Medina.
ResponderEliminarEnhorabuena amigo.
Muy buen trabajo, tan justo como necesario que honra tanto a D. José Montero como a este gran Avemariano que es D. José Medina.
ResponderEliminarEnhorabuena amigo.
Mi sincero agradecimiento a D. Emilio Atienza por el comentario, a este archivo, que simplemente ha tenido como objetivo sacar a relucir, un poco de la vida de D. José Montero.
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