martes, 16 de agosto de 2016

UNA VELADA DE AMISTAD INOLVIDABLE

                                                                    Dedicado a la Catedrática de                                                                                                                                                           Literatura, Amelina, investigadora y                                                                                                                                                poeta y a Juan Carlos.

      

       Curiosamente más de una vez me he preguntado, ¿qué es la amistad? , y no es porque, a mi edad, no sepa cuál es el verdadero significado de esta palabra, sino porque se está deformando el verdadero sentido que realmente le corresponde.


                                                     Una velada de amistad
      
       La Real Academia de la Lengua Española la define como la relación de afecto, simpatía y confianza, que se establece entre personas que no son familia.
Se da por sobre entendido que, en la familia, lo que debe predominar, ante todo, es el concepto que, por definición, viene dado al puntualizar dicha palabra.


     En las redes sociales se da por hecho el concepto de amistad tan generosamente, que uno puede tener quinientos amigos, como es mi caso, y de ellos, no conocer a un porcentaje bastante alto, simplemente porque te pidieron entrar en el grupo de tus amigos, lo aceptaste y ya pueden acceder en lo que llaman tu muro, tu “vida privada”, que en tal caso no lo es y seguir tus desenvolvimientos cotidianos y cuantas aventuras o desventuras, opiniones y demás situaciones diarias te ocurran.


     -¡Señores!, seamos sensatos y no desvirtuemos el verdadero concepto de lo que es y debe ser la amistad. Ser amigo de una persona, tenerla por amigo, o llamarle amigo, a la que jamás has visto, me parece una utopía, una desfachatez, máxime cuando a esta persona que diariamente le estás diciendo en el Facebook, me gustan tus publicaciones, comparto tu artículo, o le haces un comentario a uno de sus relatos periodísticos o fotográficos…


     Un día te la tropiezas por la calle, o la ves en una exposición de pintura, o te la encuentras en una conferencia... y en lugar de saludarte, se da media vuelta y no es capaz de dirigirte la palabra.
  -Pues, señores, si esto es la amistad, ¡que venga Dios y lo vea!, como vulgarmente se dice.


                                              Este libro fue el primer eslabón para pasar a la  
                                                                                      amistad personal.
    Posiblemente se de el caso con personas que, a través de las redes sociales, te has ido relacionando con sus aportaciones literarias, críticas, comentarios.., los has seguido, has hecho tus propias contribuciones, y finalmente te has encontrado con ellos personalmente, y mantienes una buena relación de amistad.

                                                  El primer encuentro personal

     Existen muchas clases de amigos y por tanto de amistades, está el amigo imaginario, amigo por correspondencia, amiguismo, amor, e incluso, se han sacado un “Día del amigo” y hasta un “Día internacional de la amistad”.

                                              El amigo imaginario

     ¿Quién no tuvo alguna vez un amigo imaginario?

    Nos quejamos y nos angustiamos ahora, porque los veranos son excesivamente calurosos; en los partes meteorológicos televisivos, hay una especie de competencia entre las principales emisoras, no solo, se limitan a decirte la temperatura de las distintas regiones, sino que amplían datos, comentan fotografías de telespectadores, 


                                                    Observatorio de Maspalomas

te pueden llevar al observatorio de Maspalomas, entrar en una exploración vitivinícola, o traerte una noticia de uno de aquellos Nodos, que se proyectaban, preludio en las salas de cine de las películas de gangster, en los que la principal noticia era, hasta donde llegó el agua del río Darro en una de aquellas avenidas, allá por los años cuarenta del pasado siglo...


     ¡Esto a cuento de que qué viene!, porque te vas enrollando y no sé en qué vas a terminar, pues sencillamente, querido lector, calores ha habido en todos los veranos, que mi extensa vida ha disfrutado.
    Ahora se lo achacamos, que si el cambio climático, que si en la Antártida se están derritiendo los enormes glaciares, que si el nivel de los mares ha subido no sé cuántos centímetros, etc. etc.


     Yo no voy a entrar en esas polémicas, sino simplemente que, hace más de setenta años. cuando yo era un niño los veranos granadinos eran enormemente calurosos.
     Eran las tres de la tarde de un 18 de julio de los años cuarenta del pasado siglo, cuando las familias, de cualquier barrio de la ciudad y en concreto del Albayzín, bajaban por la Cuesta del Chapiz portando mantas, cacerolas, sartenes, fiambreras con las tortillas de patatas recién hechas, e incluso, las más acomodadas con sus filetes de carne empanada. 

                                        Fuente del Avellano. Cogiendo agua para la excursión

     Las garrafas de agua traída el día anterior de la Fuente del Avellano, o del Carmen de la Fuente y la bota de vino, la que en las fiestas del Corpus se lució en la antigua plaza de toros, dispuestas a encontrar la mejor alameda, en las riberas del Río Darro, al pie del famoso Tajo del Pollero para celebrar lo que en aquellos momentos se entendía como el “día de la Victoria”.

                                          La poza donde los excursionistas se refrescaron durante  todo el día. 
    
     Mientras unos se afanaban en buscar la mejor sombra, otros, sobre todo los mayores, con los pantalones arremangados iban colocando los mejores bloques de piedras para decirle al agua: ¡hasta aquí has llegado tranquila sin que nadie te moleste, ahora te vamos a detener para construir la mejor poza donde durante el día nos vamos a refrescar!
     
                                                    Nacimiento del Río Darro, en Huetor Santillán
    
      Donde tú, agua misteriosa, vienes arrastrándote jubilosa por cauces inhóspitos, lamiendo bancales y pequeñas praderas, trasmitiendo el perfume de las choperas, de los juncos y de los sangrantes campos de amapolas, por estrechos atolladeros, dejando en tus cristalinas aguas la imagen que vas archivando de taludes, torrenteras como el registro que contiene las mejores fotografías de toda una vida. 
-¡Quién pudiera!, ahora que te hemos detenido poder entrar en lo más íntimos de tus entrañas para saborear y degustar cuanto de belleza, unas veces, y de amargura y tristeza te ha deparado la vida, ¡tu vida!, y poder ver cómo naciste, pequeñito , saliendo de entre unas rocas, formando un pequeño charco, como una enorme lágrima que ha parido la madre tierra sin saber por qué este milagro.

                                                 El río comienza a dar sus primeros pasos

  Como el niño pequeño que comienza a dar sus primeros pasos titubeante, desplazando su cuerpo de un lado para otro, cayéndose y levantándose, así tímidamente, con un poco de miedo te has ido desplazando desde allá arriba, desde la Sierra de Huetor Santillán, contemplando tu entorno, la belleza de todo lo que te rodeaba, te has animado a seguir caminado, creciendo y engordando con los diversos arroyos que se te han ido incorporando.


     Más, no creas que todo va a ser siempre igual, da gracias a que te hemos detenido para que te conozcamos mejor y tú también sepas algo de nuestra existencia.
      Porque como decía Jorge Manrique en las Coplas a la muerte de su  padre:
“No se engañe nadie, no,/ pensando que ha de durar/ lo que espera/ más que duró lo que vio/ porque todo ha de pasar/ por tal manera.
Nuestras vidas son los ríos/ que van a dar en el mar,/ que es el morir;/ allí van los señoríos/ derechos a sé acabar/ y consumir;/

                                                     Meditando sobre una enorme piedra...
   
       Así meditaba uno de mis vecinos sentado sobre una enorme piedra, con el agua casi hasta las rodillas, con la mirada fija en aquella balsa que iba creciendo, mientras unas hojitas, recién caídas de la alameda próxima, giraban y giraban en un pequeño remolino que se había formado, e intentaban escapar por una de las rendijas que aún no se habían tapado.


     -¡Eh, eh!, 
se oyó gritar a una de las mujeres que estaban colocando un rústico mantel, sobre el tapiz verde del césped que cubría el lugar escogido, que no era otro sino el hule de la mesa de la cocina de su casa para colocar la fría tortilla, fabricada la noche anterior, más tiesa que la ¡figura del abuelo para la edad que tiene!

                                                          Saboreando la rica tortilla 
     
     Otra de las vecinas con voz potente, parecía convertirse en la reina del grupo, acompañaba una de las canciones que se escuchaba en la emisora de radio Andorra, a través del transitor colgado de la rama de uno de los álamos; en cierto modo mantenía la alegría de aquella reunión. 
    

    Por el aire, unidas al unísono, las notas salidas del pequeño aparato y las de la vecina animaban el ambiente. Estaba de moda el granadino, Paquito Rodríguez, acompañado al acordeón por “El Mascota”: “Al pie de Sierra Nevada,/ al pie del viejo Albayzín/está sentada Granada/entre belleza sin fin/la Virgen de las Angustias/la que vive en la Carrera/consuela a los granaínos/aliviándole las penas/Granada, Granada mía/la de hermosura repleta/luna y sol de Andalucía/Granada, Granada mía/al llegar el mes de abril/florecen en tus vergeles/orgullosos los claveles de la Vega de Motril/…


     -¡Eh, Eh! Antonio, en qué piensas, deja de mirar el agua fijamente y ven a saborear con los niños las ricas viandas que tu mujer ha preparado.
      -¡Papa, que el agua se escapa por entre las piedras!
     -Pues coged hierbas y juncos, y los vais colocando por los sitios donde el agua quiere marcharse.


    -¡La sandía!, ¡la sandía!, ¡el melón!, ¡el melón! 
    -Traedlos y los metéis en ese rincón, para que se pongan fresquitos.



     -¡La casera! ¡La casera!, 
     -lo mismo, junto al melonar.


                                                      Cuesta del Chapiz
     
     Mientras tanto, en una casita de la Cuesta del Chapiz, en una de las habitaciones que se encontraban a un metro por debajo de la calle donde el fresquito se dejaba sentir, intentando ahogar el bochornoso calor del exterior, un chico tendía, a instancias de su madre, una jarapa en el suelo, sí, una especie de sarape, traída de los pueblos que cuelgan al pie de Sierra Nevada, en el Barranco del Poqueira, para echar la típica siesta veraniega.

                                                          Jarapa alpujarreña

     Pepito, que así se llamaba este chico, con seis años de edad, tenía un amigo que compartía con él las muchas horas de aburrimiento de los largos días de  las vacaciones estivales.
-Pepito, ¿no te duermes?
-No, estoy jugando con mi amigo Manolito.
Nuestro chico tenía un amigo imaginario.
Con él pasaba mucho tiempo, burlándose de los enormes ratos de aburrimiento veraniego.



                                                                         El amigo imaginario
                                               
      -¡Ahora te toca a ti, y ahora a mí!
  Así lo hacía tirando la pelota sobre una pared, a ver quién de los dos llegaba más lejos, o intercambiando conversaciones de las aventuras más disparatas que se proponían hacer.


      Mientras las chicharras alegremente cantaban y repetían su monótona y rítmica cantinela, las ristras de hormigas en su procesión de penitencia arrastraban, solas o acompañadas, el grano de trigo que se habían encontrado para hacerlo desaparecer por el agujero del hormiguero.


                                                             "En pelota viva"    

     Allá, a lo lejos, se escuchaban las voces de los niños que, en “pelota viva”, se zambullían en las cristalinas aguas de la poza que habían construido sus padres.


     Las chicas, más pudorosos y recatadas y alguna mamá, también lo hacían pero cubriendo sus partes más íntimas.

                                                            Cuesta del Chapiz
    
     Después, cuando la tarde se había abierto plácidamente para dejar entrar las primeras tímidas oscuridades, envueltas en la opacidad nebulosa del crepúsculo vespertino, los grupos de familias que habían pasado el día en la ribera del río, como aguiluchos destrozados, cargados con todos los atuendos, como el que viene de la guerra vencido, subían la Cuesta del Chapiz, camino de sus hogares.
     Pepito, sentado en el borde que delimita la acera del arriate, por donde baja impetuosa el agua un día de tormenta, los contemplaba hablando con su amigo imaginario Manolito.


                                            Cuesta del Chapiz. Óleo de José Medina Villalba

     Porque el que no tuvo un amigo imaginario en su infancia, es que no tuvo niñez.




     Existe otro tipo de amigos los llamados amigos por correspondencia, o en pen pal, según las personas que practican esta costumbre. Ser amigos por correspondencia, puede servir para obtener una comprensión valiosa del mundo, y permite una apreciación de culturas y estilos de vida muy diferente al de ellos, es lo que está ocurriendo modernamente con los correos electrónicos se ahorra dinero, pero carece del calor, la fuerza y la vida, que puede tener el contacto directo con el amigo con el que se conecta, aunque sea de vez en cuando, para tomar café, ir al teatro,  a un concierto en el Palacio de Carlos V, 


                                                   Amigos tomando chocolate

o tomarse un rico chocolate, con la ración correspondiente de churros en la mismísima, ancestral e histórica Plaza de Bib- Rambla, e incluso hablar por teléfono que también une siempre y cuando lo anteriormente dicho se haga con cierta frecuencia.
Ese tipo de amigos, que comentamos, carece de rigor, a lo que yo llamaría, más que amigos, "conectados" vía internet.


                                                       Clermont Ferrand

     Sin embargo recuerdo, en mi adolescencia, a mi vecino Jaime, que se estuvo escribiendo por carta durante su carrera universitaria con una francesa, esta joven era hija de un gran químico francés, que llevaba la dirección de un gran laboratorio, en Clermont Ferrand.
Jaime se licenció en la Universidad de Granada como químico; su madre, Teresa, instó a su hijo para que aquella correspondencia que, al principio se mantuvo con el simple ánimo de intercambio de idiomas, cambiara a otro nivel, me refiero a un noviazgo.


                                                           Laboratorio de Química      
      La salida al campo profesional del trabajo de esta licenciatura era, en aquellos tiempos, prácticamente nula salvo la docencia después de una oposición o dar clases en colegios privados.
Hubo intercambio de visitas, Jaime fue a Clermont Ferrand y Anais vino a Granada. Aquel noviazgo se formalizó y Jaime recién bautizado como químico, y con su título de licenciatura, bajo el brazo, entró a trabajar en el laboratorio de su suegro.



     La Universidad granadina quedó maltrecha y desvalorizada, porque Jaime tenía muchas fórmulas químicas en su cabeza, tabla periódica de elementos químicos, mucha teoría pero nula práctica y su entrada en el laboratorio francés fue un verdadero fiasco, tuvo que comenzar de aprendiz, de simple neófito, con el enojo de su “querido suegro".



    Está también la llamada amistad con derecho, es una relación de pareja que intenta combinar la vinculación afectiva, los comportamientos y actitudes típicos de una amistad, con la posibilidad de mantener relaciones íntimas, los participante de dicha relación se llaman amigos, naturalmente amigos con derechos, aunque existen numerosos sinónimos más o menos informales como amigovios, amigos con derecho a roce o amigos CD. Según comentario de los adolescentes, que son los más frecuentes en este tipo de amistad, destacan la libertad, la ausencia de compromiso, la menor implicación afectiva y que su finalidad es simplemente el sexo.



    Y qué decir del amiguismo, esto se suele dar bastante en el sector político, con el nombre de tráfico de influencias, y también en el sector privado, colocar en puesto de responsabilidad a personas que carecen de formación y preparación, simplemente porque se buscan intereses partidistas del que los nombra.

                                                       Amor familiar    
      Por encima de todos estos conceptos de amistad, está el supremo, el amor.
El amor es un concepto universal relativo a la afinidad entre seres, definido de diversas formas según las diferentes ideologías y puntos de vista, artístico, científico, filosófico, religioso. En español, la palabra amor, abarca una cantidad de sentimientos diferentes, desde el deseo pasional, y de intimidad del amor romántico, hasta la proximidad emocional del amor familiar y el amor platónico y hasta la profunda devoción o unidad del amor religioso.


    También, como ya hay días para festejar en todos los aspectos, no se podía quedar fuera el Día de la Amistad. El 27 de abril de 2011, la Asamblea General de las Naciones Unidas resolvió finalmente invitar a todos los países miembros a celebrar el Día Internacional de la Amistad el 30 de julio de cada año, siguiendo la propuesta original promovida por la Cruzada Mundial de la Amistad.
¿Qué me decís del amigo invisible?


                                                    Ambiente familiar en la matanza       
    
      Mientras en un ambiente familiar e íntimo, junto al calor de la chimenea, las mujeres limpian las tripas del cerdo recién matado por las navidades, otras se afanan en triturar la carne que lentamente se va introduciendo por la boca de una vetusta máquina de moler, girando el mando a modo de cómo lo hacían los pianos; aquellos pianos, llamados organillos, que se colocaban en las callejas más románticas de la ciudad, allá por los años cuarenta del pasado siglo, en la Carrera del Darro, junto a la puerta del Convento de Zafra y bajo la mirada de la Torre de la Vela que con sus sones le acompañaba.  

                                                         El organillo callejero       
     Aquel organillo empujado por dos personas, una con platillo en mano y la otra dándole al manubrio con gorra de plato, alegraba la vida al pasante que, bajo los rigores del calor en verano o del frío intenso del invierno, se dirigía a su casa.
     -María cuidado con la mano al introducir la carne, empújale con el mazo, que para eso está.


                                                    La máquina de embutir los chorizos


     -Abuela, si es que con el mazo no entra bien.
    -Pues mejor es que te cueste trabajo introducir la carne que te quedes sin dedos.
    En otro rincón de la cocina, del cortijo de la Villa en Huelma, otros nos afanábamos en mover, a fuego lento, los trozos de membrillo cocido y triturado, para después obtener la rica carne que lleva este nombre y depositarla en diversos tappers.
Todo transcurría en un ambiente, que engrandecía el calor del hogar con el familiar.


                                                             El amigo invisible     
    
      Una voz pausada iba apuntando el nombre de los presentes, e incluso de los ausentes, por razones justificadas, en pequeñas cédulas.
     -¿Falta alguien por apuntar?
     Doblados y colocados en un recipiente, cada uno iba cogiendo un papelito donde figuraba el nombre  del "amigo invisible", al que llegado el día de Navidad se le tenía que hacer un regalo.
    -¿Juegos?, sí, amalgama de sabrosa amistad que unía y fortalecía a la familia.
    -¡Pero bueno!, ¿a qué viene toda esta historia de amigos y amistades?
   Pues te lo voy a explicar, en mi larga y extensa vida, he tenido y conservo amigos, unos con más intensidad de amistad, otros menos, pero amigos.


                                    Dñª Amelina,, deja sus impresiones en el Libro de Visitas del Ave María    
     Hoy traigo una fémina, que el azar ha puesto en mi camino.
   ¿Imaginaria?, ¿por correspondencia?, ¿amiguismo?, ¿invisible?...
    Nada de eso, amiga de afinidad por el culto a la retórica. Gran literata, maestra en el arte de escribir, prosa y poesía, a la que me une, no solo la amistad en todo el amplio concepto de la palabra, sino en el sentimiento por el arte de las buenas letras. A ella va dedicado este archivo después de haber tenido la oportunidad de compartir, junto con algunos miembros de mi familia, una noche de verano en la casa de Gojar.


                                                           Alejandro Sawa

      Había seguido a Amelina en el Facebook, por sus aportaciones literarias, sus investigaciones sobre todo de autores desconocidos de finales del siglo XIX, con toda la rigurosidad como lo puede hacer el mejor detective que intenta profundizar hasta los últimos extremos en sus descubrimientos: “Biografía de Alejando Sawa, luces de bohemia”, Isaac Muños y su Voluctuosidad. 


                                                   Melchor Almagro de San Martín

Melchor Almagro de San Martín: Teatro del Mundo. Carmen Espejo y Valverde….


                                               Carmen Espejo y Valverde

     En otras ocasiones pone de manifiesto su ternura y amor hacia los animales, una persona cuya sensibilidad se manifiesta en defensa a ultranza, sobre todo en las situaciones de maltrato a perros o gatos abandonados, repudiando e invitando a firmar en contra de la fiesta, llamada nacional, las corridas de toros.

                                               Los gatos de Amelina: Índalo y Aladino
    
     Alguno de sus gatos, creo que Índalo, lo recogió en el portal de su casa, cuando la señora de la limpieza le avisó que había un gatito abandonado que se encontraba en situación precaria.
Otro tanto ocurrió con Aladino, huérfano y abandonado en la calle, ambos disfrutan de un hogar confortable donde reina un amplio y gratificante amor a todos los animales.
¿Por qué el nombre de Índalo?



    Índalo, es un icono, el símbolo que representa a la ciudad de Almería, una figura rupestre de finales del Neolítico tardío, encontrado en la Cueva de los Letreros, representa a un guerrero portando un arco.

                                                         Cueva de Letreros


     -¿Quizás, el muy querido gatito de Amelina, Índalo, es un aguerrido y belicoso minino y de ahí su nombre?
         Lo ignoro, ella tendría que dar la respuesta.
        -¿Y Aladino? ¿Dónde está la lámpara maravillosa?




     Pues muy sencillo, ese fanal, ese quinqué, fantástico es la casa de Amelina y sus moradores.
    Si dejara de nombrar al tercero de la familia gatuna, sería un error "de lesa animal", que no me lo perdonarían  Aladino, ni Índalo, ni por supuesto la señora Catedrático y su esposo Juan Carlos.
      Pues para que no se vaya a quedar en el anonimato, ahí va el tercero, que inscribo con letras mayúsculas, su nombre es HERMES.
      Hermes es el dios mensajero de las fronteras y de los viajeros que las cruzan, de los oradores, del ingenio y del comercio en general, jefe de los sueños, espía nocturno, guardián de las puertas, es un hermeneus, de ahí la palabra "hermenéutica", para el arte de interpretar los significados ocultos.
      Si nuestro Hermes, reúne algunas de estas condiciones, bien ganado tiene el nombre, que le supieron poner sus dueños. 




     Amelina es una gran señora, esbelta de figura estilizada, cuerpo fino y delicado, piel rosada, ojos inquietos, mirada penetrante, piernas largas y tonificadas, pelo largo, cuidado y con volumen, color azabache, frente despejada, muy inteligente, doctora y de una gran cultura, como lo demuestran los altos niveles académicos alcanzados y su extenso currículum, estereotipo de belleza femenina.
      

     Sin embargo su sencillez llega a tales extremos que, en alguna ocasión  ha comentado, haciendo referencia a Antonio Machado, cuando en su autorretrato se define así mismo como "Soy en el buen sentido de la palabra, bueno". Pues así quisiera yo siempre que me definieran. Aunque no sé si lo consiga. Pero es que el aspecto físico, la juventud, las glorias y los triunfos... todo es pasajero. pero no lo es la bondad y la luz interior.
  

     De hecho, como dice San Pablo en su conocidísima primera carta a los Corintios, "Ya podría yo hablar las lenguas de los hombres y de los ángeles (...) si no tengo amor, de nada me sirve".




    De conversación amena, sencilla en el trato, a veces abre, a los demás, demasiado su corazón y sentimientos, un corazón con un contenido de alegre jovialidad y juventud, muy estimada en las redes sociales, como se puede observar por los comentarios que hacen sus números amigos y seguidores a sus aportaciones en el Facebook.

                                              Dñª Amelina en la presentación de Voluptuosidad 
   
       Nos faltaría espacio para hacer una relación de sus trabajos, de la Catedrática de Literatura de la Facultad de Filosofía y Letras de Granada: Libros publicados, trabajos finiseculares de investigación y descubrimiento de autores importantes, que en la actualidad eran desconocidos, artículos en diversas revistas a nivel nacional e internacional, conferencias, colaboraciones, y coordinación, en obras colectivas, y un largo etc., que ponen a nuestra catedrática a la cabeza de las más prestigiosas figuras literarias de la actualidad.

                                                         Calle Oficios
  
      En las tardes de éste pasado invierno, cuando el frío te invita a llevar cubierto tu cuerpo, con un buen abrigo, mis pasos se deslizaban por la Calle Oficios, hacia la Madraza, cuyo nombre se enarbola por la cantidad que de éstos hubo, en el pasado.

                                      Dñª Amelina en la Cátedra García Lorca. Conferencia sobre Cervantes
   
     Lugar muy transitado por turistas que vienen a contemplar la belleza del gótico flamígero de la Capilla Real, o el mihrab de la Universidad árabe en la Madraza; en este lugar, he podido asistir, en la Cátedra de García Lorca, cuya directora es Amelina, a un buen número de conferencias, he ido llevándome el substrato de cada una de ellas para después darlas a conocer, a través del Facebook a sus seguidores. 
   
Interrogatorio de Dñª Amelina, al profesor Gómez Moreno

    
    En algún momento he abierto, en mi blog, un archivo dedicado íntegramente a una de estas conferencias, como fue la aplicada al interrogatorio, que Amelina hizo  en la Facultad de Filosofía y Letras, al profesor Gómez Moreno.


                                              Dñª Amelina en la Cátedra  García Lorca
     
     Todos estos hechos, que arrancaron un día en el aula Andrés Manjón, de la Facultad de Ciencias de la Educación, con la presentación del libro, 


                                                    Presentación del libro de su padre, "A la luz de la Razón"

“A la luz de la Razón”, la visita guiada de sus alumnos a las Escuelas del Ave María, han hecho que la amistad se haya intensificado.



                                                    Visita a las Escuelas del Ave María

     En algún momento hemos hablado de mis actividades artísticas, pintura, escultura, murales cerámicos, han sido los principales protagonista, para que fuesen los anfitriones que han querido que compartamos una velada de amistad y familiaridad.



                                              Trevenque, Cerro de Huenes, La Boca de la Pescá
    
     La tarde se desbarataba en colores por los picos de Sierra Nevada, hacía tiempo que se había desmelenado quitándose el vestido blanco invernal, y el gris intenso de su rocoso cuerpo era la indumentaria que lucía.
     Sus allegados, la Boca de la Pescá, la Guitarra de los Altos de la Zubia, el grandioso Cerro de Huenes, y el rey de la baja montaña, El Trevenque, mantenían el verdor de sus pinares, y miraban con cierta curiosidad a un rinconcito del serrano pueblo de Gójar.


                                                   Ermita de la Virgen de las Nieves en Gojar        
      Balbuceaba el verano, llegado a la mitad de su efímera vida, en el carmen del pueblo de los paveros, donde los rosales no dejaban de parir constantemente, sustituyendo a las rosas que se marchitaban por otras de piel aterciopelada.



     Los dompedros comenzaban a sacar sus cabecitas rosadas, amarillas y violetas...



     El jazmín del rincón del jardín, contagiado por una envidia ramilletera, daba a luz sus blancas y diminutas florecillas formando una colección que exhalaba el perfume embriagador de su esencia pura.


                                                      Los trolls se miraron inquietos
   
      Los dos trolls del césped vigilantes continuos, no dejan vivir a los nomos que algunas noches salen a escondidas, se miraban inquietos.
    Había un revuelo que se había contagiado entre todas las esculturas, relieves y demás elementos estatuarios, porque hasta sus oídos había llegado una conversación, casi en secreto, de los moradores de la casa.



    -El próximo lunes día 8 viene una gran literata, poeta, investigadora, "detective", Catedrática de la Facultad de Filosofía y Letras de Granada, con su marido, a pasar una velada con nosotros.



     -¡Con nosotros, no!, dijo el león enfurecido que se considera el rey de toda la imaginería del lugar.
     -¡Eso será con los dueños de aquí!
   ¿Detective?, clamó uno de los trolls, ¿vendrá en busca nuestra, para meternos en la trena?  


                                                       Uno de los trolls del césped

     Había cierta inquietud entre todo el conjunto estatuario, moradores de este lugar, al oír la voz rugiente del león, a la que se le unieron las de los otros tres que rodean la piscina.


     La Venus de Milo, como mujer, no se quiere perder nada, a pesar de que está falta de brazos, pero no de boca para chismorrear, pronto miró a la maternidad que se encuentra portando a su hijo sobre sus espaldas, para ponerla en “ojo avizor” de lo que se comentaba.



      Las noticias corren a tal velocidad que, todos los elementos estáticos que por acá y acullá hay, dentro y fuera de la vivienda, estaban al corriente de la llegada de la Señora Catedrática y de su esposo.



     Los invitados a través de un plano hecho, a “ojo de buen cubero”, mandado por el hospedador a través de un correo usando las redes sociales, fue hasta casi el final del recorrido de buena utilidad, salvo en el último kilómetro que creó confusión. Pepe vigilante los esperaba, en la esquina de la calle.



                                                            Atardecer en Gojar
    
     Cuando los rayos solares acarician en el atardecer, en un alarde de pigmentación rosa, toda la loma gojareña, un coche conducido por Amelina giraba suavemente, después de un leve frenazo, ante las señales de stop que prodigaba el anfitrión situado como fiel guía en el lugar preciso.
     
                                                   Bojes alineados rectilíneamente      
     La brisa, enjaezada de aroma, holgazaneaba al atardecer, impregnada de la fragancia perfumada de olor a hierba recién cortada, de florecillas silvestres que adornan el margen de la carretera, de aligustres y bojes alineados rectilíneamente, formando un conglomerado de belleza inigualable.  
    Dejando a un lado la carretera general que lleva hasta las entrañas del pueblo y deteniéndose en el lugar previamente indicado en el plano.
   Después de los saludos previos, las primeras palabras de gratitud salieron de la boca de Amelina.



     -Gracias Pepe, por tu pormenorizado plano que me enviaste,  no hemos tenido ningún problema para llegar al destino, siguiendo las indicaciones que Juan Carlos ha sabido perfectamente interpretar.

     Situados en el cancel de entrada “al carmen”, los demás miembros de la familia Medina-Arroyo-Cano, se hacían las correspondientes presentaciones.


     Los dos leones que se encuentran situados en la escalinata que da acceso al porche, guardianes de la hacienda, pronto pusieron en juego sus armas de conducción teledirigida, por medio de ondas magnéticas petrificadas, para poner en aviso que ya estaban aquí los invitados.  


     En el centro del jardín sobre una columna con capitel clásico, se encuentra una surrealista escultura hincada de rodillas, poseedora de media cabeza, unos largos brazos apoyados uno de ellos sobre el pie izquierdo, y el otro sobre la pierna derecha.
      Le tiene odio eterno al escultor que la hizo, por no haberle dado nada más que un solo ojo, media nariz y media boca, pero la suficiente para maldecir, cada vez que pasa por su lado  al modelista que la construyó.

                                      A través de la fronda del jardín, le transmitió su primera impresión
   
     Miró a la Venus de Milo, a través de su visión estereoscópica, y entre la fronda  del jardín le trasmitió su primera impresión sobre la recién llegada.
      En aire quedaron muchas incógnitas, que en el trascurso de la velada se irían despejando, porque los visitantes pronto entraron en el interior de la vivienda y desaparecieron de la mirada de otros diversos relieves que pendían de la pared: 



dos señoritas recién salidas del baño, luciendo sus bellos cuerpos, la cabeza de un león, un relieve de angelitos protegidos por sus nodrizas en los espacios siderales, dos cabezas suspendidas en el aire por sendos hilos y dos cabras monteses.


    Las trifolium arvensis, que adornan el borde que rodea el soportal durante el día, desde que el sol las despierta por la mañana, han abierto sus pétalos y han dejado lucir sus diversos vestidos, amarillos rojos, calabazas, violetas. Ahora, cuando el sol se ha escapado haciendo mutis por el foro, y ha dejado de besarlas calentando sus pétalos, como el niño que ha caído en los brazos de Orfeo, cierran sus corolas para dormir un largo sueño.


    Las yeserías que cubren la entrada, con lenguajes que hablan el idioma común que suena por las salas de la Alhambra, los mocárabes que rematan las terminaciones, el zócalo de alicatados de una bella composición geométrica a base de entrelazados de cintas doradas, haciendo juego con el farol que pende de la decoración que tapiza el techo, dan paso al interior de la vivienda.
    Dos pequeñas hornacinas a ambos lados y un arco de fantasía soportado por dos columnitas con capiteles adornados con elementos vegetales.


    Una cortina tejida a croché, por Conchita, la señora de la casa, con dibujos ornamentales de pájaros, recogida sobre un lateral da paso al salón.
    Amelina y su esposo, apenas si musitan palabra alguna, sus ojos giran de un lado para otro queriendo captar todo lo que va pasando por delante de su vista.



    La pareja de enamorados medievales montados en sendos caballos, gran tapiz realizado con temperas multicolores, craquelado y envejecido colocado sobre la chimenea, han dejado su embebido éxtasis de amor para contemplar a los recién llegados.



    Pepe, el autor de todas las obras que irán viendo en el recorrido, les lee la poesía que está inscrita en un libro al pie del cuadro mientras dos granadas colocadas en las esquinas se carcajean.



Los sones de la Vela
son cantos de nanas
que mecen la cuna
donde duerme Granada.




Rasgueos de guitarras
y cantos de zambras
desde el Albayzín le acompañan.
Mientras las estrellas
se asoman a sus ventanas
para llevar el compás
al ritmo de sus palmas.




Darro y Genil centinelas
con sus brazos de plata
arropan su sueño,
con el manto blanco
de Sierra Nevada.


Así todos los días
se duerme Granada.
 José Medina



   Desde la pared de enfrente el autor de todo lo que adorna las paredes, con su gorra colada en la cabeza, muestra su sonrisa, se siente satisfecho de tener a tan honorables invitados.




     Las cariátides que soportan la viga central, junto con las zapatillas de amorcillos y monstruitos que rematan la terminación de las diversas traviesas, forman el conjunto de un gran artesonado.






      Diversos relieves de ninfas y ninfos bañándose en el río, la leona herida bajorrelieve del arte mesopotámico, el mundialmente conocido Mirador de San Nicolás,


     ¡esperándola del cielo!, que aparece en un bello cuadro del Palacio del Señor del Castril, daría lugar a recordar aquella terrible leyenda, fuese verdad o mentira, siempre ha sido motivo alucinante para describir una bella relación de amor que acabó en tragedia.




     El enorme mural cerámico de los jardines del Partal y la Torre de las Damas, con una dedicatoria especial a la dama de esta casa, Conchita Arroyo.
Dama de este Partal
flor preciada del jardín,
nenúfar que se cierne
en el agua de mi ser;
a ti Conchita, Arroyo
que calma mi sed
Moraima de mi edén. 


                                                         Vereda de la Estrella

     El Sin Pecado de los romeros de Granada, los elementos que han acompañado a Pepe, en sus numerosas correrías como senderista, por las cuencas de los ríos Monachil, Dilar, y Genil: mochila y bastón por la Vereda de la Estrella, contemplando el majestuoso y gigantesco de los tres mil, La Alcazaba.


     Una cerámica estampa costumbrista del mercado de frutas y verduras en la Plaza del Realejo, con un sello especial, donde se demuestra perfectamente que, en estas obras artísticas, el que tiene la última palabra es el horno.
     -Pepe, ¿y estas vidrieras?
     Pregunta Amelina.


     -Amelina son falsas vidrieras emplomadas, con simulacros de soldaduras de estaño para darles más empaque e incluso prestancia, con su colorido le dan cierta elegancia y porte al salón.


     -Claro, dice Amelina, están pintadas y no son los diversos cristalitos de colores que componen las clásicas vidrieras.



     Los escudos cerámicos que corresponden a las familias de los Medinas y  de los Arroyos, las familias que integran esta zaga, son obra de Conchita, la dama de esta casa.



     Hay una imitación románica en una tablilla, al lado otro relieve, es una especie de composición mitológica.


     Se oyen tambores y cornetas, es la Marcha Real a la salida de la Virgen de los Dolores, Amelina como buena semanasantera, reconoció rápidamente mientras un numeroso público, ávido de incienso y cera, contempla el paso por la Carrera del Darro esquina Calle Zafra. 
   -Amelina, pásale la mano y acaricia a esa Madre Dolorosa que se asienta encima de un pedestal.


     -Poliester junto con chino muy fino han rellenado el molde de un modelado en arcilla, para dar paso a este escultural busto, que se ha tenido que someter a muchas horas de diversas lijas, para obtener esas tres texturas diferentes que posee. 
La hora se nos está echando encima para degustar la “cena informal”, pero aún quedan muchas sorpresas y cosas que contemplar.
El móvil no descansa haciendo fotos, que después han de ser los principales motivos que enriquecerán este relato.


     Tres estilos diferentes se conjugan, en un relieve estilo gótico, rayando en el gótico marienista, un barroco que echa agua por sus fauces, y un brocal renacentista, constituyen un grandioso pilar, que durante su realización, trajo alguna desagradable aventura al realizador, que hoy ha quedado en una simple anécdota.
-¡Mira que te mira, Dios, mira que te está mirando, mira que te vas a morir, mira que no sabes cuando!



    Esto parece que nos está diciendo, un señor vestido con un gran zayón, una mano sosteniendo la Divina Comedia, la otra colocada sobre el mentón en una actitud pensativa frente a la piscina. Es el Dante Alighieri.
   -Más de una vez, alguien me ha comentado,



¿seguro, seguro, que está pensando, si se tira, o no,  al agua de la piscina ?
A veces, en un alarde de fantasía, me lo he llegado a figurar, sobre todo durante el día soportando los rigores de un calenturiento verano.


     -Pero, ¡hombre de Dios!, como se va a tirar al agua, si seguro no sabe nadar y con esa vestimenta se nos ahogaría.
     Cuatro bajo relieves rodean el pedestal sobre motivos de ninfas bañándose.



    Los cuatros leones que rodean la piscina están algo furiosos, arrojando agua por la boca, porque el inmovilismo al que se encuentran sometidos les imposibilita participar en esta reunión familiar y de amigos.




    De pronto, como por arte de magia, la piscina se ha transformado en un juego fluvial de artificios acuosos, es una batalla acuática de chorros que se entrecruzan, de lenguas que se alargan para juntarse con las que vienen de enfrente en una jorigonza difícil de entender, mientras la luna allí arriba no para de crecer.


     Es la orquestación sinfónica que produce la mayor armonía acuífera en una piscina que ha dejado de serlo, para convertirse en una gigantesca fuente; es la mejor obertura sinfónica de acordes rítmicos, que fascinan al que por primera vez los contempla.


                                        La piscina, una fuente más. Óleo de José Medina Villalba
     
      El agua de la piscina juega de día y de noche, de día con el sol que la calienta, de noche con la luna y las estrellas, que aprovechan que no las ve nadie para, completamente desnudas, sumergirse en sus entrañas.



   Los dos trolls que hay en el césped, con esa absurda sonrisa hecha en  terracota, uno se está paseando en el columpio, no quiere que  Amelina les vaya a quitar su lugar preferido, pero Amelina no tiene inconveniente en carcajearse un poco de ellos, claro, con cierto disimulo porque estos personajillos, ahí donde los vemos, tienen una “mala Puleva” y no es por hacerle una execrable propaganda a este lácteo  sino por evitar el uso de otra palabrota más ofensiva.


    El otro monstruito, espera impaciente poder coger a Amelina por el trasero, cuando en uno de los balanceos, pase a su altura, y arrastrarla hasta los más inhóspitos subterráneos del césped para  dejarla enclaustrada.
    Se quedó con las ganas, porque al pasar, por su insignificante altura, no pudo asir las posaderas al elevarse el balancín sobre su pequeña estatura.



    Cuando paró de columpiarse, Amalina se carcajeaba de lo lindo dejando tras de sí todo la rabia enfurecida de los esperpénticos engendros.



    Tras el arco de pino donde se apoya el jazmín derramando perfumes que embriagan los sentidos, 


                                                      El jazmín derramando perfumes...

nos espera la alberca moruna, y es que para que este lugar tuviera el marchamo de carmen no le podía faltar el estanque, ese estanque que algunas noches se va de ronda, porque los rosales que le rodean le han tirado dos rosas que en su solapa de cristal relucen como dos joyas.



    Se ha puesto tan presumido que ha comenzado a adornarse con sus once chorros saltarines, al mando del que salta en la taza;



                                          La alberca moruna. Óleo de José Medina Villalba

con sus dos rosas en la solapa y lavándose la cara con el agua que brinca retozona, esperando a su novia que sale a hurtadillas por la montaña.




     -Pepe, ¿Qué significa este pozo?
    -Amelina, es un simulacro de pozo, porque lo que realmente hay ahí debajo, son veinticinco mil litros de agua recluidos en un aljibe, durmiendo durante el día para salir, ufana por la noche, convirtiéndose en riegos por aspersión para calmar la sed de las numerosas plantas de los jardines.



    No podía faltar, como sucede por las plazas de este regio barrio, el agua enclaustrada de los aljibes del Albayzín, para que la esencia pura del carmen permaneciera también aquí.


                                            Aljibe de Santa Isabel de los Abades, en el Albayzín

     El agua de los aljibes del Albayzín, angustiada durante la noche se muere de puro sola, hasta que por la mañana vienen las mujeres y le arrancan, a golpes de acetre, el agua de sus entrañas.
Así, cubo a cubo entre chismorreos de las vecindonas, le van quitando las penas de su memoria.



     Este pozo que, más que eso, es un aljibe, todas las noches, puntualmente, sale a dar de beber a las plantas del jardín, y ahí las tienes lozanas y presumidas como ellas solas.



     Más a lo lejos la Venus de Milo que no pierde ripio, escucha,  observa, y comenta con la maternidad que se encuentra al lado.
     -Oye, no decían que la señora DñªAmelina, era esbelta, guapa, elegante y no sé cuántas cosas más, pues, ¡no es para tanto!
     -La envidia te corroe, (le respondieron las diversas maternidades que por allí había, algunas hechas relieves pendientes de la pared con sus dos farolillos alumbrando).




     -Menos mal que te faltan los brazos, si no ¡quién te podría aguantar!, respondieron al unísono todas las concebidas, porque has de saber que para Amelina lo que más le importa, es la bondad y la luz interior de la persona, y eso la engrandece a ella y no a ti, que eres pura piedra.



      Amelina, que no era extraña a nada de lo que estaba ocurriendo, se acercó a la incordiante, mal educada, y engorrosa escultura, la acarició y le dijo: ¡tú sí que eres bella!
Como el niño que le han hecho el mejor regalo en su cumpleaños, la Venus, dio un suspiro reconfortante, mientas las demás esculturas socarronamente sonreían.
La maternidad miró de soslayo a la Venus, balbuceaba palabras entre dientes de satisfacción, al comprobar que la pelusa que le reconcomía a su vecina se había satisfecho.



     Mientras tanto, la conversación animada de Amelina y las moradoras de la casa seguía al pie de las esculturas sin prestarle la menor atención a los chismorreos colindantes.


     

       Poco tiempo había transcurrido desde la llegada de Amelina, sin embargo, el suficiente para que hubiese una conexión perfecta entre ella y las damas de la casa, Conchita y su hija Mari Carmen; daba la impresión de que aquello no era una visita protocolaria y de compromiso, sino que era la conversación amena de amigas que se conocían desde hacía tiempo.
     

        Amelina entregó a Conchita un obsequio, y a Pepe 





una de sus numerosas obras literarias, como recuerdo de este encuentro, que iban a disfrutar en una espléndida noche de verano.
    

     Las luces de los focos, el verdor de los setos resaltado por las lamparitas, a modo de setas, distribuidas por diversos rincones hacían que el carmen reluciera esta noche con más intensidad que nunca, potenciado por los elogiosos comentarios de los  visitantes,  daba la impresión, por lo menos a mí me lo parecía, se sentían satisfechos.


    

       Un relajante sonido liviano, casi imperceptible de la fuentecilla formando cuerpo con el enlosado de la recoleta placita, que se cobija al abrigo  del robusto olivo, agua que cae de forma relajante, sibarita, casi sensual del surtidor que nace del centro, invita a Amelina a sentarse en el balancín para contemplarla.



     Había que comprobar quien fue el clarín avisador de la llegada de los huéspedes, para constatar sobre el propio jardín la figura del centinela.
       Amelina se acercó a la estatua a hurtadillas, para que no se percatara de su presencia, más ésta, se hizo la disimulada permaneciendo estática como, desde que la hicieron, había sido su costumbre. 
     Se escuchan cantos de plegarias y rezos de gentes como si acudieran  a un santuario. ¿Es mi imaginación, o es una realidad? Pregunta Amelina.
    



      -No  te vayas a asustar, de lo que te voy a decir, todos los días a la caída de la tarde, acuden a la gruta de la Virgen, que se encuentra en aquel rincón, las "almas en pena" de esculturas y relieves que estuvieron por aquí, en épocas pasadas, pero que han desaparecido porque el tiempo hizo estragos con ellas. 
    -¡No me digas! ¿De verdad?, contestó Amelina, sonriendo con aire jocoso y de diversión.


                                       La gruta de la Virgen, lugar de peregrinación de las "almas en pena"

      De esculturas, estanques, musicalidad de aguas saltarinas,  perfumes de rosales, jazmines.., se alimenta el espíritu, sin embargo el cuerpo también había que alimentarlo.


     Junto al borde de la piscina, sobre una mesa cubierta por un rico mantel bordado, por la anfitriona de la casa, la señora Conchita, se fueron colocando las viandas que habían de alimentar los cuerpos, como antes se habían nutrido de arte, de sinfonía de agua, de olores y perfumes de jazmines y rosas la parte anímica de cada uno.
    

      Pepe, al pasar junto al jazmín le arrancó el perfume y el blancor a uno de ellos y se lo ofreció a Amelina. Se mezclaron el olor de la florecilla, con el perfume que se desprendía del cuerpo de la visitante, y todo fue un cúmulo de fragancia, a modo de bálsamo que envolvió el ambiente.
     Qué hermosura en el jardín/del aroma delicado,/en el rincón ha quedado/la belleza del jazmín./Florecilla cual serafín/en el patio se ha posado/como jilguero encantado/derramando su belleza/su tierna delicadeza.
    

     Esta mañana, al pasar junto a la mesa, donde se sirvieron las viandas, la he visto al pie, mustia, triste, sin olor, la he cogido y la he puesto junto al enorme jazmín al lado de otras que se habían desprendido de la planta.


     Croquetas, pimientos del piquillo, ensalada de manzana con yogur, pasas y mahonesa, empanada de atún, tortilla española, lomo cubierto de aceite, jamón hechos rollitos, queso, variedad de frutos secos, helados, pero por encima de todos estos alimentos, el mayor de todos, la conversación de seis personas, en pequeña, pero  al mismo tiempo grandiosa tertulia, que hicieron pasar el tiempo con la rapidez que pasa la brisa que viene del Trevenque, que se está contemplando continuamente en el Veleta, jefe y rey de la Sierra Nevada, acariciando nuestros rostros.

     Durante la cena, se fue pasando de unos temas a otros sin rupturas bruscas, sin interrupciones ni silencios.
  

     Apartado a). Las calorías de los alimentos, la proporción exacta que se debe tomar de proteínas, hidratos de carbono, grasas…, abrieron boca y sentaron las bases fundamentales de la mejor rueda de alimentos que cualquier nutricionista debe tener en cuenta para mantener el peso ideal.
Aquello dio paso al desmadre y obsesión que existe en esta sociedad por tener como bandera el consumismo.


     Las rebajas podríamos catalogarlas en el 
Apartado b). Con este título.
Apartado c). Los que compran por sistema de cosas innecesarias, acumulando toneladas de vestimenta de todo tipo, que terminan por tirar o regalar, y no solo ropa, sino toda clase de objetos, coleccionismos que comienzan y que no terminan pasando enseguida a otros.



d). ¿Por qué, por regla general, los hombres no vamos a comprar ropa, calzado y aditamentos similares con las mujeres? Querido lector tu sabes muy bien la respuesta.




e). ¡Los hombres odiamos los escaparates! ¿Por qué será?



f). Del amor, cuidados y trato de los animales. Entraron en escena, Índalo, y Aladino, pero no el de la lámpara maravillosa. Sus reglas de comportamientos, juegos y curiosidades, alimentación, demarcación de sus territorios.



g). ¿Por qué se les eriza el pelo a los gatos cuando se encuentran con un perro?



h). De las pastillas para los mareos cuando viajan, con sus gatos. Alguna anécdota curiosa relacionada, en uno de los viajes y lo que le ocurrió a uno de ellos.



i). El canario que dormía toda la noche sobre el columpio de su jaula, montado sobre una patita hecho una bola y meciendo continuamente el columpio.



j) Pasar a temas relacionados con el funcionamiento del organismo, cuando se está comiendo, es lo más normal del mundo, así los nuevos sistemas de tratamiento de insuficiencia pancreática a través de la bomba, que suministra la insulina, evitando tener que inyectarse, es uno de los avances últimos logrados en el campo de la diabetes aunque se analizaron los inconvenientes que también existen.



k) Y del chocolate, ¿qué me decís? La boca se hace agua. El chocolate de la posguerra. Enganchados a las tabletas de chocolate. Cómo comer chocolate sin que haga daño. Comerlo a escondidas..., y así otros varios temas, fueron contribuyendo para que la velada se hiciera bastante amena.



      La hora avanzaba, una luna en cuarto creciente blanca y radiante, acompañada del lucero de la tarde, desde lo más alto del firmamento, también hablaba en lenguaje poético y nos mandaba un mensaje de amistad.



Luna rota de la noche/ trozo artístico de suave pincelada/únete a nosotros en esta velada/ necesitamos tu compañía/farol que alumbre, nuestros sueños, vidas y esperanzas.



La conversación lenta y reposada permitía hacer cambios sin ruptura brusca, como los cambios de marcha en cualquier conducción.



-¿Alguien puede decir que no ha roncado?


                                                     Nigüelas. Jardines de Muller

      Este fue otro tema que iba invitando al sueño, no sin dejar de pasar un ratito por el pueblo de Nigüelas, donde nuestros invitados se van a deleitar durante unos días de la paz y tranquilidad que produce el silencio, acompañado con el lenguaje de la brisa suave que viene del Caballo, el rumor del agua de la acequia que besa los cimientos de la casa, y en algún atardecer darse un paseo por los jardines de Muller, inspirarse en el jardín romántico, y en uno de los castaños más longevos que existen.
-Feliz descanso!
Llegaría el momento de la despedida, un Volkswagen, gris metalizado, dirigido por una experta conductora, se iría perdiendo lentamente, por una de las calles del pueblo que besa los pies de la sierra, para coger la vía principal que conduciría a Amelina y Juan Carlos, a su hogar.





La noche ha sido de jazmines y de luna
un aire ha desojado las rosas,
sobre la superficie del agua
brillaba una tímida luna.




El rumor de las fuentes
apagó su lenguaje,
las flores de los jardines
cerraron sus coloridos pétalos,
todo entró en calma
una serena paz invadió el lugar.

                               Gojar, 8 de agosto 2016
                      
                                José Medina Villalba.

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