viernes, 11 de octubre de 2019

SEXTO DÍA POR EL DANUBIO AZUL. BRATISLAVA


   
                                                                          Bratislava

Un nuevo día amanece, hemos estado navegando toda la noche, aunque el sueño no nos haya permitido percibir este caminar, son cinco días de gran intensidad, la vida del turista es magnífica pero lleva consigo acarreado bastante sacrificio corporal e incluso espiritual, pero tiene una gran recompensa, no es otra sino el enriquecimiento cultural, la satisfacción personal de una cantidad de experiencias en todos los aspectos, tanto materiales como humanos, que jamás se podrían haber experimentado sino con la complacencia que da el vivir en los lugares visitados. 


Juntar los pies con el suelo del camarote nada más despegar los párpados de  los ojos, y echarle un vistazo al programa del día es toda una misma cosa,  siempre nos saluda  para que nos hagamos una idea de lo que vamos a realizar en esta jornada.

                                                Programa del día

El laberinto de subir y bajar escaleras, de recorrer todo el entresijo de nuestro navío para adentramos en el que se  ha colocado a nuestro costado y nos impide salir directamente a la calle. 


Mientras algunos han conseguido alcanzar la rue, otros permanecemos en este recorrido donde se mezclan las enormes cubiertas, con estrechas escaleras, pasillos y comparaciones entre los dos cruceros que se están dando un abrazo juntando los flancos.


Pero hay que tomarse con calma este trasiego, para conversar con los que nos acompañan e incluso hacerse alguna foto apoyado en la barandilla del crucero hermano, para que quede constancia de que hemos estado, aunque haya sido por espacio breve de tiempo, en otro crucero diferente.


Dispuestos a caminar por Bratislava, mientras unos contemplan el panorama, la alta torre que en la lejanía se asoma por encima del bosque que la tiene recluida entre un cielo casi despejado, con algunos  velillos blancos a modo de peines acicalando el cabello, el cielo también sabe adecentarse desde que amanece para recibir al bello astro que pronto se presentará.


Hay un compás de espera, entre silencios y conversaciones, en  grupos o individualizadas hablando con el pensamiento y reteniendo un nuevo paisaje, en la espera de nuevas sorpresas que se van sucediendo día tras día.  


Los guías planificando y esperando la llegada de nuestro lazarillo local la señora  Eva Sáriova. 


  Los demás con la tranquilidad que da un nuevo día y unas nuevas perspectivas que irán llegando en el transcurso de la mañana. 




Algunos consultando el plano de la ciudad que vamos a visitar y otros con el móvil, prestos en cada instante a las exigencias prioritarias.




Hay quien da recomendaciones para que no te agobies y el camino te sea más placentero, mucho cuidado donde pones el ojo y la cámara, son sugerencias del doctor.

                                              El doctor aconseja

Después de estos instantes de relajación, de tomar el aire puro que desprende la arboleda y el que llega del río a través de la balaustrada  por cuyas rendijas se filtra, llega nuestra esperada timonel.


Eva Sáriova, es una señora cuya presencia muestra la jovialidad que lleva en el interior, cara sonriente, mirada picarona, que se esconde tras unos vidrios enmarcados en un moderno andamiaje, cabellera cubierta de nieve que se desliza hasta tocar el cuello, con briznas alargadas de color gris, como las huellas que dejara cualquier carruaje al pasar por un camino virgen cubierto de nieve, blusa sacada de la piel de un leopardo, aunque ella de fiera no tiene nada, solo desprende amabilidad, sonrisa a flor de piel, un sarcasmo, ironía y mordacidad especial, haciendo brotar la hilaridad de los acompañantes en sus intervenciones. Sus andares son parsimoniosos, casi desgarbados, portando la pancarta guía como si fuera una carga pesada sobre su delicado hombro, cruz en el caminar de su diario oficio, muy bien preparada y documentada sobre todo lo que transmite con desparpajo y gracia a los que la siguen. 


                                                  Eva Sáriova

Dos bolsas a ambos lados, pendientes de sus hombros la acompañan, son una buena carga que actúan de contrapeso en su parsimonioso andar, una buen fardo que ella sabe portar hábilmente, no sé si para que le sirvan de contrapeso en el caminar, un poco agalbanado por la rutina diaria de su profesión, o porque lleva en ellos todo el contenido de su sabiduría en documentos empastados. Desde que sus pensamientos convertidos en palabras comienzan a emitirse, se descubre su sentido del humor invitándonos a volver a nado si no encontramos el barco.


Eva se esfuerza en convencernos de que el Danubio es Azul para los enamorados y si alguien no lo ve de este color, no hay problema ella está dispuesta a buscarle un polaco o polaca para que se enamore. 


                                                  La belleza polaca

Comenta, que no veremos apenas policías, pero eso sí, donde hay turistas nos vamos a encontrar con ladrones, si en la mochila tenemos documentos, dinero, fotos de la amante, tenemos aquí muchas jóvenes de Bulgaria, de Rumanía que parecen turistas, acostumbradas a robar desde pequeñas, son unas verdaderas profesionales. Actúan en cadena, van en grupo, una te da el empujón y te quita el bolso, se lo pasa a la compañera, ésta a otra y al final te has quedado como se suele decir, “como el gallo morón sin plumas y cacareando”. 



Caminamos por una amplia acera al borde del Danubio, un inmenso puente se divisaba con sus férreas tirantas, enormes hilos de acero que lo mantienen en el aire, y tras él desperdigados una serie de rascacielos, que intentaban tocar el firmamento pero sin lograrlo. Todos creaban sombras buscando quitarle protagonismo a un manso enorme canal de agua, que por más que se empeñen los que se sumergen en él quieran arrebatarle, sin lograrlo.


-¿Grabando? -Me dice la guía-.
-Algo.
-Algo sí, todo no. (Responde)
Estas palabras pronunciadas con cierta amabilidad, eran el permiso que Eva me concedía para poder continuar realizando mi trabajo.
Una ciudad en completa ebullición los ruidos ensordecedores, los timbres agudos de los rojos tranvías que se desplazan a velocidades vertiginosas, y los pasos donde  los semáforos trabajan también de forma rápida pasando sin contemplaciones del verde al rojo y viceversa, hay que andar prestos sino quieres tener un grave problema. 


Caminamos por Staré Mesto, el adoquinado que pisan nuestras plantas es perfecto haciendo un verdadero juego de encaje, le da a la calle un cierto aire que sin querer atrae nuestra mirada, una cuadrícula tendida en el suelo formando círculos a modo de ondas que se van abriendo, de la misma manera cuando se lanza una piedra sobre la superficie quieta del agua de una laguna.




 Una enorme columna se alza ante nuestra mirada, la llamada Holy Trinity Column, monumento erigido para conmemorar el final de la plaga de la peste, en el siglo XVIII que acabó con el treinta por ciento de la población, para agradecer  a Dios la finalización de  la enfermedad. 

                                         Holy Trinity Column

Esta bonita columna, se encuentra al final de la caminata que comienza frente a la ópera y termina al pie de la subida al castillo, o a la catedral. 


 Eva, como un floreciente ramo de rosas, se coloca a la cabeza para dar las explicaciones oportunas de los sitios a los que nos vamos a dirigir, el Barrio Viejo, la Ópera y la festividad del día en el que nos encontramos, la celebración de los Santos Patronos de Bratislava.



 El 5 de julio se conmemora la llegada de los apóstoles eslavos San Cirilo y San Metodio al territorio de la antigua Gran Moravia. En Bratislava, el Día de los Patronos de Europa está muy estrechamente relacionado con otra fiesta nacional, el Día de los Eslovacos residentes en el Extranjero. 

                                            San Cirilo y San Metodio

Como tal día los comercios están cerrados salvo los de souvenir. 





Desde donde nos encontramos podemos observar una escultura moderna, en un lugar donde en otros tiempos existió una sinagoga que fue derruía para construir el puente, y al fondo la vista de la catedral. 


Mientras caminamos vamos contemplando las fachadas de los edificios cargados de sabor antiguo con cerrajería artísticas en sus balconadas y esculturas en las fachadas que causan admiración cuando nos vamos fijando en ellas. 




Catedral de San Martín.
Situada entre la zona vieja de la ciudad y el Castillo, la Catedral de San Martín, ha sido escenario de las ceremonias de coronación de algunos soberanos húngaros entre los años 1563 y 1830 y, sin duda, es el edificio religioso más importante de Bratislava.

                                           La Catedral de San Martín

Sobre la torre principal de 83 metros de altura se aprecia el pasado Real del templo. Desde 1848 está rematada con una corona dorada apoyada sobre un cojín, que rememora los años en los que Bratislava era una ciudad perteneciente a Hungría y se la conocía como Pozsony .

                                           Corona Real en lo alto de la Catedral

En sus inicios la catedral era una simple parroquia. Sus orígenes se remontan al año 1100 y durante el transcurso de los siglos venideros el edificio fue sucesivamente ampliado y remodelado. 


El interior del edificio, decorado con coloridas vidrieras, es seguramente más interesante que su exterior como las tumbas de algunos nobles húngaros que se encuentran dentro del templo. 




                                       Interior dela Catedral de San Matín

Nos detenemos delante de un edificio cuya fachada es digna de admirar.
Edificio que fue una Farmacia barroca desde 1727 en otro tiempo. Ahora es una colección privada.
     Es bueno detenerse a admirar la fachada y ver sus detalles y esculturas de principios del S. XX, con influencias renacentistas construido por Rudolf Alder en 1904.
       Las estatuas que flanquean la entrada son del escultor Aljoz Rigele. 


Antes de que llegara el comunismo aquí en Eslovaquia se hablaban tres idiomas, por lo que en la fachada de esta farmacia se puede ver el nombre de Salvador en los tres idiomas, alemán, húngaro y eslovaco. Cuando entró el comunismo nos obligaron a hablar el idioma ruso. 


Las notas de humor las va poniendo Eva en el trayecto, cuando uno del grupo le pregunta sobre el salario medio de los trabajadores, ella contesta, con  cierta sorna.
-¡Parece que usted me quiere amargar la mañana!
 Sobre la corona que está en el Parlamento de Budapest, su peso y tamaño está hecha para un rey bien cabezón.



La carcajadas continuaban mientas caminábamos, las frases de socarronería e hilaridad, salían continuamente de la boca de Eva Sáriova.
Sigue comentando: fuimos esclavos del pueblo húngaro, los húngaros un pueblo guerrero entraron y nos dominaron, pero el idioma húngaro y el eslovaco no se parecen en nada.
-El eslovaco es un idioma muy fácil "todos los niños lo hablan".
 Alguien del grupo comenta, "en  España también lo hacen los pequeños", así se sucedían uno tras otros la agudezas chirigoteras de una guía especial, no solo dominaba el tema sino que sabía perfectamente captar la atención de los que la acompañábamos, haciendo que las carcajadas fluyeran con la misma facilidad con la que el agua surge a borbotones de una alcantarilla, un día de gota fría con toda la red obstruida.   



Nos habla de la educación y de la enseñanza, en Eslovaquia la enseñanza pública es gratuita incluso la universitaria, si el alumno no aprueba puede seguir estudiando, pero pagando, "si antes los padres no lo matan”.
La figura de Mozart también saldría a relucir por sus actuaciones en palacio,  una placa conmemorativa da testimonio de sus actuaciones aquí en Bratislava.
 La forma de enriquecerse los empresarios de aquella época prestándole dinero a los reyes, cuando no se los podían devolver se compensaban con tierras, bosques, castillos,  palacios y así se hicieron ricos. 


                                                        Mozart


En Bratislava el sueldo medio es de mil seiscientos euros, hay pobres con familia a su cargo, y también hay pobres ricos.
Si alguno de ustedes se quiere ir con el otro grupo no tengo ningún inconveniente pero después me cuentan los iba diciendo el guía. (Nuevas carcajadas)
Estamos a setenta kilómetros de Viena solamente una hora de viaje, en barco se tarda más, hay que ir contra corriente y el Danubio tiene sus curvas,  esclusa que hay que salvar y esto alarga el tiempo. 



Valiéndose de las fotografías de un manual nos muestra las del castillo y su historia.
El castillo de Bratislava se sitúa en el centro histórico de la ciudad del mismo nombre, la capital de Eslovaquia. 



El castillo se empezó a construir en el siglo X, en lo alto de una colina rocosa, en una posición dominante sobre el río Danubio. Desde él se ofrece una excelente vista de Bratislava. Actualmente el castillo alberga el Museo Nacional Eslovaco. Dentro de los límites del castillo se encuentra también el edificio que alberga actualmente la residencia oficial del Presidente de la República Eslovaca.
Por aquí estuvieron hace años los reyes de España Juan Carlos I y la Reina Sofía.  Hubo reunión, en otra ocasión, de los primeros ministros de la Unión Europea
Sus cuatro torres laterales están consideradas como el símbolo de la ciudad. 



Para nuestra Eva Sáriova, que sabe perfectamente mezclar la historia con la hilaridad, las cuatro torres del castillo son las cuatro patas de una mesa boca arriba (nuevas carcajadas)
-"Tenemos que ponernos un poco al lado de la calzada porque viene un peatón con cuatro ruedas, a ver si tiene permiso o es guapo".(carcajadas)
Por el camino que conduce al castillo nos encontraremos coronas tiradas por el suelo símbolo de la realeza que fue coronada en el castillo, algunos creyeron que eran de oro e intentaron arrancarlas. 
Actualmente el castillo se utiliza para las exposiciones del departamento de historia del Museo Nacional Eslovaco. Los habitantes y visitantes de Bratislava aprovechan el espacio del área del castillo para pasear, con posibilidad de tener bonitas vistas del centro de la ciudad histórica, del Danubio y parte de la ciudad. El castillo de Bratislava fue por su indiscutible aporte histórico-arquitectónico, uno de los primeros monumentos históricos en Eslovaquia, declarado en 1961 monumento nacional cultural número uno. 







Como el profe que guía a sus alumnos en un paseo Eva con energía nos manda girar a la derecha para salir de esta “habitación sin luz”. 





Seguimos caminando, nuestra simpática guía con sus andares de balanceo siempre con el “báculo” sobre el hombro, cómo el minero que porta el pico de sus sufrimientos en el trabajo. 



 Una enorme piedra, entre grises y negros me sirve de apoyo para seguir metido en una vorágine de carcajadas que animan la mañana. 




La voz de Eva es enérgica y repetitiva como el sargento que manda a los soldados con poderío.
-¡ Vamos, vamos, vamos!
- A la derecha, a la derecha!
Aquí democráticamente se hace lo que mando yo. 
-Estuvimos cuarenta años a la izquierda.
¡Yaaa estaaá bieeeen!
-Ahora toca a la derecha.



Seguimos caminando y escuchado con cierta ironía, y otras con cierta nostalgia cómo Bratislava fue destruida por la guerra, en 1809 Napoleón quiso apoderarse de Bratislaba y destruyó muchas casas. 


                                                          Napoleón
El alcalde de aquella época era generoso quiso ayudar a la gente y les liberó de pagar impuestos, la picaresca también tuvo lugar en aquellos que no tenían casa.  
La bandera eslovaca se luce en una de las fachadas y las señales de las balas aún perduran. 



Hace referencia al salario medio en bruto del que hay que descontar, asistencia sanitaria, Seguridad Social para cuando nos jubilamos.
Nuestra Eva, gesticula con la cara de tal manera, haciendo determinados mohines como el que quiere infundir un poco de envidia al que la escucha, o de júbilo porque está próxima a la participación de esa fiesta jubilar con sus sesenta y dos años, con el pelo rubio y con la euforia de una quinceañera, sin mover el cuerpo hace un baile con el rostro. 



Seguimos con el logotipo que remarca continuamente, y es que la izquierda parece haberla marcado para toda la vida, con los desastres que originó.
 A la derecha tenemos la mejor cafetería de Bratislava, y con ritintín, dejó caer.
¡La más barata!
Donde es toda una ostentación tomarse un café con una tarta y bebida, rodeado de todo un lujo con porcelana antigua y decorados de vestidos de época.   



-La Reina María Teresa sale a relucir, reinó durante cuarenta años, tuvo dieciséis hijos con un solo marido. ¡Que se sepa!
Surge el Museo de Albertina.


                                                      Museo Albertina

La Albertina es un museo del centro de Viena. Alberga una de las más extensas colecciones gráficas del mundo con aproximadamente 65 000 dibujos y cerca de un millón de grabados, tanto antiguos como modernos. Sobresalen sus riquísimos fondos de Alberto Durero, de los cuales una selección se expuso en el Museo del Prado en 2005.


                                                        Museo Albertina

La base de este museo se originó aquí.
La institución debe su nombre a Alberto de Sajonia-Teschen (1738-1822), quien la fundó con su colección. 


                                                     Museo Albertina

María Teresa cuando la tenían que  hacer reina húngara, vino a Bratislava a presentarse a los condes y los condes húngaros muy orgullosos dijeron:
-Una mujer va a venir aquí a darnos órdenes, no la vamos a obedecer, vamos a hacer una revolución, y ella muy sabia vino como una mujer, como una madre con el pequeñito Jorge en las manos, pidiéndole ayuda a los caballeros.
-¿Cómo terminó la cosa?
Gritando.
-¡Vida y muerte por nuestra reina! 



                                                     La Reina María Teresa
El paseo lento, la mirada despierta captando todas las escenas que iban surgiendo y el olfato presto a degustar los olores que se filtraban a través de un aire que nos cobijaba, saboreando las palabras mascadas por Eva,  entre sonrisas dejando paso a la risotada, llegamos a la Plaza Mayor de Bratislava. 





Antiguamente era el lugar del mercado principal de la ciudad y el lugar de las celebraciones importantes pero también de ejecuciones. Hoy es el sitio de conciertos al aire libre, espectáculos, mercadillos artesanos y otros eventos. Esta plaza también es el lugar donde ponen el mercadillo navideño y el árbol de Navidad todos los años. 





La fuente de Maximilian II está situada enfrente de la cafetería Roland. La fuente está decorada con la estatua de Maximilian II, como Roland  – patrón de las ciudades medievales- y con niños con peces en las manos aunque no siempre era así. 







En esta plaza está la estatua de un guardia, era el guardia del mercado. Se encuentra  enfrente de la embajada de Francia es la estatua de un soldado del ejército de Napoleón. Napoleón pasó con sus tropas dos veces por Bratislava. 


                                               Soldado de los ejércitos de Napoleón

En esta plaza vimos diferentes edificios con distintos estilos. Uno de los edificios que están situados en la Plaza Mayor es el antiguo Ayuntamiento. 





Otro edificio importante es la Casa Verde, que está situada en la esquina de la Plaza Mayor donde se junta la calle Zelená con la calle Sedlárska.  Además en los edificios que están situados en la plaza, están las sedes de las embajadas- de Francia, Japón y Grecia. En el edificio donde se encuentra la embajada de Grecia está el famoso café Mayer. 












Mientas nos recreamos en aquella enorme plaza, mirando a la fuente y a los niños que se acercan para jugar con sus barquitos de papel sobre el agua, cuantos recuerdos afloran de aquellos años de mi infancia,  de mi juventud y de toda una vida. 






Cuantas fuentes hay  en tantas plazas, y cada una con su propia vida y su propia historia. Porque una plaza sin  fuente es como un día sin Sol, es igual que  una bella  moza a la que le falta la sonrisa, y esa gracia especial de la estirpe “granaina” sin la alegría en la cara, es un jardín sin flores, o un prado con la hierba mustia, por eso todas las plazas tienen su fuente, algunas pequeñitas otras grandiosas, pero todas con el júbilo de su lenguaje hecho chorros de agua que hablan por sí solos.


                                                   La grandiosa Fuente de Trevi

La de mi barrio se enorgullece de tener en sus entrañas todos los días, desde que amanece, a la Sultana Alhambra, lavándose la cara en el agua de mi fuente; por las noches, cuando todo el mundo duerme, la he visto bajarse a hurtadillas por las veredas del bosque, encogerse y meterse en la fuente, porque a la gran musa le gusta bañarse y beber de los caños de la fontana, mientras los chorros se derraman de una taza a otra, para caer hechos  un collar de perlas, en el remanso de su base, con un sonido que adormece. 


Si las palabras tienen música, la fuente también la posee, la del sonido del agua que salta jubilosa por las alturas queriendo comerse el cielo, pero éste está muy alto, llorando cae lastimeramente sobre su base para perderse en otros mundos, ese río  Darro que en la angostura del valle la espera. 


El Sol, en los atardeceres, cuando se va escondiendo lentamente detrás de la veleta de la torre de la Iglesia de San Pedro, en un clamor doloroso que ahoga, se aferra al hierro para no marcharse dejando el último sollozo sobre la piedra de la fuente, como un gusano que se arrastra, se deja caer en el agua abrazando la silueta de otra que ha bajado para quedarse toda la noche. Todo se convierte en un collar de lágrimas de cristal.  

                                  Contraluz en el Paseo de los Tristes. Óleo (58X53). José Medina Villalba

-¡Ay!, mi fuente, en donde eché mis barquitos de papel cuando era niño y cuando fui mozuelo, más de una tarde la esperaba escondido detrás de la fuente. Aquella chiquilla, de aquella calle que como un dardo se clava en el Paseo de los Tristes, donde la luz de la farola de la esquina alumbra como la de un candil, solo brillaba la luz de su rostro.
 De cuerpo gentil caminaba como el vuelo de una mariposa, pelo negro azabache recogido en un moño, ojos vivarachos y picarones, talle elegante. Cuando doblaba la esquina de la calle era como una visión de ensueño que flotaba en una nube de luz espectral. Fueron aquellos amores platónicos que nunca fructificaron porque entre los altos picos de la Sierra y el mar hay mucha diferencia, eso ocurría en la diferencia del tiempo entre los dos, pero yo a pesar de todo la quería. 




Hoy aún la sigo viendo, bonita, pero casada, ¡cuánto hubiera dado por tenerla a mi lado!
Alguien me tocó en el hombre para decirme:
-¿Qué te pasa?
-¡Vamos!, seguimos caminando por Bratislava.
Antes de abandonar la Gran Plaza que me ha dejado sumido en un letargo de recuerdos, en la esquina donde todos los días se retuerce buscando la soledad de la caída del día, un personaje con chistera en mano, traje a la medida en consonancia con el sombrero,  compostura de solemnidad nos saluda, y nos invita a entrar en el Café Mayer, donde la elegancia y la buena repostería son la mejor tarjeta de presentación. 



Había que dejar constancia en el imaginario cliché de la cámara la foto característica, cada cual adoptando la postura más sugestiva e insinuante. 









Una chistera fue pasando de cabeza en cabeza, mientras cambiábamos impresiones este cronista y la simpática Eva. 









La calle es amplia, el enlosado facilita el deslizamiento de las zapatillas, los edificios modernos, el lujo de las fachadas  atractivo, nunca sospechábamos que nos íbamos a encontrar al alcantarillero más famoso del mundo, saliendo de una cloaca,todo reluciente, más negro que Chorrojumo, el famoso Rey de los gitanos, con su casco bien colocado en la cabeza, brillando como un ascua de fuego, mano sobre mano, no sabemos si es que está esperando que alguien le eche una susodicha mano para salir, o que observa impaciente viendo pasar a la cantidad de turista que se lo llevan en sus cámaras.







Le llamamos el mirón porque le gusta mirar a las chicas que llevan minifalda
Pero para asombro nuestro no es nada de eso, sino el talismán que atrae, ya que es el que reparte suerte a mansalva a todo aquél que se digna tocarle el casco; a mi, dice Eva, me trajo quince premios de la lotería, dicho esto una avalancha de manos, cual huracán ardiente, le cayeron sobre su cabeza al pobre obrero de los vertederos subterráneos. 



A las mujeres  que le toquen la nariz les da potestad para cambiar de marido.
-¿Tú le has tocado la nariz ?
La contestación de Eva fue locuaz y rápida.
-Más vale malo conocido, que bueno por conocer. 
-¿Te fijaste bien, compañero?
-¿Cual de las dos piezas sagradas brillaba más, el casco o la nariz?
-Las dos por igual, amigo mío. 
-Saca tú las consecuencias.
El camino lo seguíamos haciendo en palabras de Antonio Machado, conforme íbamos andando, y la historia de Eslovaquia cuando se une con Checoslovaquia, vuelve a surgir hasta llegar al palacio  de la Ópera, frente al hotel más antiguo, de Bratislava, por aquí pasaron grandes personalidades entre ellas Julio Verne, Franklin.... 
Nuestra guía, llegado el momento, se despide de nosotros deseándonos que disfrutemos de la estancia y un feliz regreso. 









Eva, con su simpatía especial dejó una huella, una marca peculiar en todos los que la acompañamos esa mañana, fue nuestra guía, pero al mismo tiempo, con su simpatía única y personal dejando caer de vez en cuando una píldora de humor, "como el que no hace la cosa", arrancó la carcajada espontánea de los que la seguíamos. 






Había que subir al castillo, era condición “sine qua non”, que no es ni más ni menos, la condición necesaria y esencial de carácter obligatorio, por lo menos para aquellos que quieran adelgazar caminando a pie, o para los más cómodos utilizando el trenecito que te lleva hasta las alturas. 
El gusano formado por diversos compartimentos que constituyen su cuerpo, cabalgaba como hábil rocinante trotón, sabio conocedor del camino a seguir.





El castillo de Bratislava se sitúa en el centro histórico de la ciudad del mismo nombre, la capital de Eslovaquia. 







El castillo se empezó a construir en el siglo X, en lo alto de una colina rocosa, en una posición dominante sobre el río Danubio. Desde él se ofrece una excelente vista de Bratislava. Actualmente el castillo alberga el Museo Nacional Eslovaco. Dentro de los límites del castillo se encuentra también el edificio que alberga actualmente la residencia oficial del Presidente de la República Eslovaca. Sus cuatro torres laterales están consideradas como el símbolo de la ciudad.




El tren tiene previsto su lugar exacto de aparcamiento, pero no a las puertas del castillo así que, hubo que caminar para llegar a las alturas y quedara claro que la fortaleza está verdaderamente en la cúspide.









Actualmente el castillo se utiliza para las exposiciones del departamento de Historia del Museo Nacional Eslovaco. 







 Los habitantes y visitantes de Bratislava aprovechan el espacio del área del castillo para pasear, con posibilidad de tener bonitas vistas del centro de la ciudad histórica, del Danubio y parte de la ciudad. 





La vista que desde allí se observa es sensacional, una panorámica del Danubio con sus puentes que son fortaleza sobre las aguas. 













 El río camina lentamente buscando otro lugar, el puente siempre le está dando la despedida, el río es a la vez vida y muerte, vida en su caminar, muerte al llegar al mar, el puente  siempre se queda fuerte ante la vida y la muerte. Todos tenemos en nuestras vidas algo de puente y algo de río, puente porque nos sentimos fuertes en la juventud, sin pensar nunca en que algún día nos moverán, y río porque al final, éste nuestro río de la vida, tendrá su expiración.  







 El castillo de Bratislava fue por su indiscutible aporte histórico-arquitectónico, uno de los primeros monumentos históricos en Eslovaquia, declarado en 1961 monumento nacional cultural número uno. 







Descenderíamos de nuevo cabalgando, dando saltitos sobre nuestra estrecha silla de montar, contemplado fachadas con empaque de años pasados, maderas en puertas con retoques de talla, cristaleras en enormes ventanales donde se mira continuamente el cielo, y a veces edificios, los de enfrente, que se asoman para cuchichear entrando en los secretos de sus vecinos. 









El paseo hacia el crucero es tranquilo, parsimonioso, contemplando y recreándonos en lo que nos rodea, pasar por debajo de una mole enorme de hierros y hormigo impresiona,  el gigante y el minúsculo enano ante esta grandiosidad, allá arriba quedaba el castillo, el muro de contención del paseo con sus ventanitas abiertas para que todos lo que caminen por allí pueda regocijarse en las aguas del río.






Un cielo claro de cristal con pinceladas de nubes en fuga, como plumas de aves que pasaron y las dejaron flotando en el aire, pinceles delicias de cualquier pintor que quisiera pintar la fantasía de los pensamientos.
Tenemos varios puentes en nuestro caminar por la vida, nos sentimos fuertes en el puente de la juventud, dominadores, reyes de todo lo que nos rodea, el puente de nuestra infancia se nos iba quedando atrás, un día volvimos la vista y ¡qué pena! No lo volvimos a ver más. 





Llegamos a nuestro destino, el navío nos esperaba escondido detrás de otro, parecía que le daba vergüenza de estar en primera línea y se abrigada al lado de uno de superlujo, había que atravesar las entrañas del primero, entre subidas y bajadas  para llegar a nuestro naviero. 






Nos esperaba el jefe de los guías en el salón del crucero, ese gigantón que sabe utilizar el lenguaje propio para tener a un pasaje no solamente al día de todo lo que se va desarrollando, sino al mismo tiempo con un sabor agradable en el cuerpo por su amabilidad, saber estar aclarando, resolviendo situaciones, programando, y haciendo los días del pasaje lo más agradables posible. 





Estando ya el horizonte aún un poco lejano, pero al alcance de la vista, que nos somete a una doble dualidad, la del deseo de regresar a casa, o la de querer seguir navegando, era necesario informar sobre el trozo de tarta naviera que nos quedaba por consumir. 



Un análisis de lo realizado, sobre todo enfocado a visitas de ciudades y todo lo que encierran, y por otra parte ir procurando una especie de “colchón de descanso” a partir de ahora para volver a casa sosegados, con actividades que nos lo proporcionen.
     El  análisis de lo que es la felicidad y la forma de conseguirla, la cena esta noche con el capitán para la presentación de la tripulación, y la cena de gala que será mañana, así como un detallado recorrido sobre la partida con respecto a cómo colocar las maletas, cintas de colores que hay que ponerles y lugar donde se han de depositar, traslado al aeropuerto, etc.  




La comida del almuerzo, refrescaría ideas y aclararía estómagos.
Un largo pasillo, transitado durante el viaje, me conducía a mi camarote para tomar un descanso. 



La tarde se presenta con una variedad de actividades, siempre acompañadas por la musicalidad de un piano bien tecleado por un experto músico.
Una exhibición de manualidades para construir utilizando toallas, diversos elementos decorativos: centros de mesa, cisnes, canastas, animales, caras, flores. 








El Sol, cansado en su recorrido diario, dejaba sobre las nubes que navegaban por el firmamento en competencia con el río, un suave halo de colores que acariciaba las aguas ataviándolas de un celeste, en tanto que el cielo se teñía de plomo. 
Tras las cortinas se vislumbraban las siluetas de los pasajeros que contemplaban la intriga entre el astro, las nubes, el agua, el crucero y los que se nos cruzaban como larguísimo gusanos con múltiples ojos, que tardaban un rato en pasar. 










En el interior, el animador de turno sometía a un grupo que intentaban demostrar sus conocimientos en la rama del saber, a un juego donde la historia y sus personajes eran los protagonistas principales. 










-No sé si a estas alturas querido lector recuerdas el problema que se suscitó, días anteriores entre algunos pasajeros, con respecto al funcionamiento de las esclusas,  no había consenso cuando navegábamos río abajo y ahora que lo hacemos al contrario subiendo, hemos podido comprobar como el gigantesco cangilón se va llenando de agua para ir elevando, como si fuera un ascensor al barco, hasta alcanzar el nivel superior. 








Llegó la hora solemne de la noche y con ella la gala de la presentación de la tripulación con el capitán al mando.
El salón había cambiado de escenario, las damas elegantemente vestidas, donde la diversidad del colorido de sus relucientes trajes, hacían brillar con más intensidad la belleza de las señoras, los caballeros bien trajeados denotaban que aquella noche se despegaba de las anteriores, el champán acompañado de canapés elegantemente servidos, hacían elevar las copas para brindar.
-¡Va por ustedes!
Como si hubiera que realizar la faena de una gran corrida.
Y corrida la hubo.
 -¡Claro que la hubo! 
Entre la presentación de toda la tripulación, cena, baile, música y concurso de danza entre las parejas participantes,  hicieron de la noche una velada inolvidable.

                                         José Medina Villalba

     REPORTAJE FOTOGRÁFICO Y VÍDEOS DE ESTA VELADA.










































































































                                               José Medina Villalba