viernes, 8 de agosto de 2014

EL CARMEN DEL ALBAYZÍN. LA REBELIÓN DE LAS ESCULTURAS


En un lugar de Granada de cuyo nombre constantemente me acuerdo por ser lugar de expansión, descanso y recreo, vivían petrificadas una serie de esculturas desde hace bastantes años.
                                                    El carmen albaicinero en un pueblo
El autor, persona aficionada a las bellas artes, nacido y criado en el barrio del Albayzín e impregnado desde su llegada a este mundo de las sutilezas, exquisiteces y deleites que por cualquier rincón de sus callejas y cármenes se desprenden decidió, un día de allá por los años noventa del pasado siglo, transformar su casa de un pueblecito donde se respira el aire puro de Sierra Nevada, pues se encuentra besando sus pies, convertirlo en algo lo más parecido al jardín de un carmen albaicinero.

                                                  Pueblo situado al pie de Sierra Nevada
Venía, hace tiempo, dándole vueltas al caletre para poder cortar un patrón arquitectónico, en un terreno de no más de setecientos metros y que allá por los años setenta adquirió, poder transformarlo en un edén albaicinero. 

                                             El albaicinero realizando una de sus esculturas
Nuestro hombre, de estatura que raya los uno setenta y cinco, entrado en carnes, cabellera de reflejos amarillentos, aunque los años la han mitigado enormemente dejando amplios espacios baldíos en su “sesera”, y el dorado se ha transformado en un blanco apagado en algún que otro cabello de los pocos que le quedan; nariz recta y carnosa que  corresponde a personas sensibles y emocionales, ojitos pequeños color verdoso irradiado con filamentos amarillos, que se vislumbran a través de los gruesos cristales de unas lentes que se nombran con el título de  bastantes dioptrías;

                                           Realizando una de sus múltiples obras pictóricas
 amplia frente, epidermis blanquecina, alérgica completamente a las radiaciones solares, con raíces como venidas de los países nórdicos más que de las extensa zona del Marquesado del Zenete de donde eran oriundos sus progenitores; su forma de andar siempre ha sido ligera con paso firme, debido a sus múltiples ocupaciones, inquieto, luchador, entusiasta, emprendedor, enamorado de la Naturaleza y de la infinidad de senderos que abundan en nuestras sierras,  

                                                 José Medina Villalba, es el hombre
                                                Amante de la Naturaleza
que ha recorrido desde la baja a la alta montaña, muy responsable de sus actos y bastante preocupado ante cualquier situación que no haya  salido correctamente. Profesional de la educación y de la medicina.

                                 Educador siguiendo la Pedagogía Manjoniana: Activa, lúdica, metódica, de valores...
Al fin y después de esfuerzos denodados, contando con la experiencia y el buen hacer de un mago del palustre, aquella casa, con más apariencias de pueblo que de carmen, fue adquiriendo los tintes que él pretendía.


                                                           El jardín del carmen
                                      En el rincón del pilar renacentista. Óleo de José Medina Villalba
El jardín aunque no muy extenso pero lo suficiente para que luzcan los rosales, el colorido diverso de plantas que irradian pluralidad de colores durante el día y duermen de noche cerrando sus diminutas flores; 


                                            Uno de los porches del carmen

árboles frutales que, con el paso del tiempo, dieron entrada a limoneros, naranjos, granados, laureles, porque la vida sigue y cuando unos mueren otros los sustituyen.

                                                 La falsa riparia lo envuelve completamente
La falsa riparia saliendo de uno de los rincones le da la vuelta completamente a la casa abrazándola y envolviéndola como si fuese un paquete de regalo; florece en primavera y permanece hasta bien entrado el otoño cambiando el verde de sus hojas en diversas tonalidades que van desde el amarillo, pasando por los violetas, butanos, naranjas…, formando una verdadera vidriera de colores, en su despedida, antes de partir hacia la desnudez del frío invierno.

                                                                      El olivo centenario
Hay un olivo centenario que produce fruto pero sobre todo una enorme sombra que nos resguarda de las colores del riguroso verano. La falsa pimienta, de tamaño gigantesco, pasó a mejor vida cuando un riguroso invierno le segó la existencia dejando caer sobre ella la espada mortífera de los diez grados bajo cero, hubo que retirarla al rincón de la leñera echa taquitos y nos deleita cuando desprende su color y calor en la chimenea; 
                                                         El muñón de la falsa pimienta
ha quedado solamente el muñón de la base que sostiene un macetero cuyo rosal da colorido y en cierto modo mitiga el supuesto dolor de aquella amputación  correspondiente  a los restos de aquel descomunal árbol.


Hay dos planos diferentes que corresponden a dos recoletas placetas, la primera sustituye o intenta sustituir al patio del carmen albaicinero, teniendo en el centro una taza nívea de mármol con inscripciones árabes, que fue adquirida en el anticuario de Juan el gitano en la Carrera del Darro.
Frente a ella una hamaca con toldilla permite a su dueño contemplar el chorrito de agua que lascivamente salta sobre la fuentecilla, escuchando el armónico sonido del agua que golpea incesantemente el blancor de la taza.
                                                La luna se asoma por el Trevenque
Escuchar el murmullo parsimonioso del líquido elemento, mientras la vista se recrea en una gigantesca luna llena saliendo por las espaldas del Trevenque a las doce de la noche, el pico más alto de la baja montaña de Sierra Nevada, con un cielo cubierto de infinidad de constelaciones y de nubes que la arropan, es uno de los mayores deleites a los que puede aspirar cualquier humano. Dos escalones salvan un patio de otro.

Numerosas macetas con geranios rodean la placeta, constituyendo el cuadro pictórico que cualquier artista desearía como modelo para plasmarlo en un lienzo.
                                                Dos escalones separan ambas placetas
Dentro de la segunda estancia, de unos ciento cincuenta metros cuadrados, a la que se accede salvando dos escalones, el susurro del agua de la alberca moruna nos capta por momentos la atención.

                                                     La alberca moruna del carmen
No todos los cármenes del Albayzín tienen la dicha de tener una alberca donde los nenúfares, flor del pato e incluso peces de diversos colores se ciernen en sus aguas para darles ese realce especial que tiene y debe poseer una alberca con raigambres orientales.
                                                      Los chorros de agua se entrecruzan abrazándose
Mi alberca, de la que estoy enamorado, es un diminutivo de la acequia del Generalife, tiene seis chorros de agua saltarina que se entrecruzan para besarse y abrasarse mutuamente y caer en un alarde de enamoramiento sobre el espejo del límpido cristal que cubre el suelo de la alberca entre arrumacos , carantoñas y caricias.

                                            El agua se desliza por el canal que viene de la taza


                                                   Bellas inscripciones árabes rodean la taza     
Por el canal que viene de la taza de mármol que se circunda con bellas  grabaciones en relieve, el agua se precipita en la alberca para enlazar con los otros chorros construyendo una orquesta de sinfonía acuática en la que cada instrumento juega su papel para conjuntar la más bella melodía natural que jamás orquesta filarmónica podría igualar.
Y el director ¿Dónde está? ¿Quién es?

                                                           El director de la orquesta fluvial
De la taza principal surge todo elegante y majestuoso elevando su figura sobre la tribuna de una esfera de mármol blanco, es el conductor de este conjunto de músicos fluviales.
                                                         Cuatro chorros rodean la taza 
Cuando se inicia el concierto acuático aparece en primer lugar, el primer violín o concertino, simbolizado en la taza de mármol blanco y a continuación el chorro que corresponde al director, saltan los cuatro chorros que rodean la jícara, para poco después simultáneamente y entre pasos entrecortados cómo queriendo entrar tímidamente en escena, los seis enormes caños restantes.
                                              Entran en escena los seis caños restantes
Solamente nos queda escuchar el concierto, cada instrumento deja caer su sonido y el director sabe perfectamente aunarlos para que la sinfonía cale en lo más profundo del que la oye.
                                                 Los seis chorros saltarines de la alberca
El palco principal está junto al lugar donde se desarrolla el concierto, es un pequeño balancín para dos personas, canasta de mimbre verde con toldilla entre amarillos y grises.
                                                      El empedrado granadino rodea la alberca
Las horas se pueden pasar muertas extasiándose en el bello canto de la naturaleza con sus afinaciones, la armonía y melodía se descubre en esa filantropía más que filarmonía, ya que es un amor a lo natural sin que exista ni instrumentos de viento ni de cuerda, pero sí ese magnífico elemento armoníco que es el agua.
 Muchas de las grandes composiciones musicales están basadas en el descubrimiento de los sonidos que se originan en el agua en cualquier situación: cascada, río, canal, pantano, mar, tormenta…

                                                El compositor francés Claude Debussy
La devoción marina impulsó a Claude Debussy a componer tres esbozos sinfónicos: Del amanecer al mediodía en el mar, Juego de las olas, Diálogo del viento y el mar.
                                               El Danubio Azul uno de los valses de Johann Strauss

                                                  El Río Moldava a su paso por Praga
Por su difusión y excelencia sonora, dos obras musicales dedicadas a ríos toman un lugar de privilegio: El bello Danubio azul uno de los más hermosos valses de Johann Strauss y El Moldava de Bedrich Smetana una fascinante descripción sinfónica del río que atraviesa las tierras de Bohemia y Moravia en la República Checa.

Una de las características o elemento casi fundamental en todo carmen albaicinero, aunque no todos tienen ese privilegio, es el decorado de fondo, la sultana Alhambra, que se vislumbra a través de la enramada del huerto o desde cualquier otro lugar, bien cuando el albaicinero descansa  en la glorieta o al abrir la ventana de su dormitorio al amanecer el primer saludo se lo da el rojo castillo.
                                                 Sierra Nevada es el decorado de fondo
Desde mi carmen, éste en el que me encuentro, no he podido traer la Alhambra para que constituya el decorado de fondo, sin embargo poseo otro escenario que irradia belleza por los cuatro costados. Toda Sierra Nevada se presenta majestuosa, señorial, sublime y espléndida, ¿qué mejor decorado podía sustituir a nuestra Alhambra?

                                               Al fondo la Sierra de la Alfaguara
Desde el Caballo, uno de los reyes de los tres mil metros, pasando por la Cuerda de Tajos, El Veleta, Trevenque, Pico de la Carne, Tamboril, centro del Cerro de Huenes, Boca de la Pescá, Cahorros, continuando por la Sierra de la Alfaguara, el Majalijar, y toda la serie de pueblos serranos Cajar, Huetor Vega, Monachil, La Zubia, son el escenario de fondo del que dispone mi carmen.
                                                   El jazmín se reclina en el tupido arco
                                                El arco que delimita la placeta de la piscina
Dejamos esta estancia y a través de un arco tupido formado por dos pinos, donde se reclina el jazmín que embriaga los sentidos en las noches del verano, pasamos a la piscina mientras la luna  rielando se da un baño en sus aguas.

                                      Cuatro leones en las esquinas rugiendo, echando agua por sus bocas
Cuatro leones, en cada una de las esquinas, la custodian rugiendo a través del chorro de agua que cada uno lanza por sus fauces.
En este escenario durante todas las noches de este verano se ha desarrollado una fantasía que en mi imaginación ha podido ser realidad.

Habían dado las campanadas del reloj de la iglesia del pueblo, que llegaban desde la lejanía, marcando las dos de la madrugada, mientras los primeros vestigios de sueño comienzan a aparecer, en ese momento límite entre la realidad y el sopor de pasar a otra situación de somnolencia profunda, algo insólito me hizo espabilar.

                                                        El jefe de los leones
Rastreo de pasos penetraban por las rendijas de la persiana medio echada, movimiento que no correspondían a persona más bien a algún animal.
Dejé el lecho y mis ojos se quedaron estupefactos, sin poder dar crédito a lo que estaba contemplando, al mirar a través de la abertura de la celosía.

                                           Mi carmen albaicinero. Óleo de José Medina Villalba
Uno a uno los cuatro leones, los guardianes de la piscina, se habían despegado de sus correspondientes sitios y pasaban por debajo de la ventana de mi dormitorio en dirección a la placeta de la alberca moruna.

                                                       La Venus de Milo comenzó a dar señas de vida
El que se consideraba ser el jefe rugió por primera vez, nada se inmutó en las diversas esculturas que desperdigadas, por aquí y por allá, se encuentran subidas en sus pedestales o colgadas de las diversas paredes de la casa.
Por segunda vez su bramido fue más fuerte, algo empezó a conmocionar el entorno; la Venus de Milo comenzó a dar señales de vida, giró levemente la cabeza, mientras la maternidad con el niño sobre sus espaldas hizo lo mismo.
                                                    La maternidad con aires de modernidad
-¡Ya está bien! Chilló furioso el león.
-Desde el siglo pasado éste que, duerme tranquilamente a estas horas, nos creó y nos esclavizó a permanecer eternamente fijos en el lugar en el que nos encontramos.

                                              La escultura surrealista del jardín

                                                            La maternidad de los farolillos
A las miradas de la Venus y la maternidad se les unieron la de la escultura abstracta con media cabeza que se encuentra en medio del jardín, la de la Virgen con el Niño, la del ángel con la espada, 
los seis angelitos que cansados arrastran una guirnalda de frutas e incluso el dragón que comenzó a rugir echando fuego por sus fauces.
                                               El dragón anclado en la pared comenzó a rugir
-¡Despertad, de vuestro letargo eterno!
-Es la hora de la revancha, la de declararnos en huelga, no hay derecho a lo que este malvado ha hecho con todos nosotros, replicó otro de los leones.
Las esculturas estupefactas no salían de su asombro, porque veían y podían oír lo que los leones gritaban.
Un tercer león exclamó:
-         ¡No tengáis miedo, moveros y bajaros de los pedestales en las que lleváis más de un cuarto de siglo clavadas, es la hora de la rebelión!
       
Y vosotros y vosotras, las que colgáis de la pared, os exhorto  a lo mismo, probad y veréis que es cierto lo que digo.
La Venus de Milo no se acordaba, después de tantos años, que le faltaban los brazos queriendo hacer un esfuerzo por moverlos tuvo que desistir, sin embargo los dedos del pie, que le asomaban por el ropaje, sí comenzaron a tamborilear.
                                           El niño intentó deslizarse por las espaldas de su madre 
La maternidad de brazos alargados notó que el niño que llevaba a sus espaldas intentaba deslizarse y tuvo que sujetarlo para que no se diera un porrazo con la solería de la placeta, además pensó este niño siempre pegado a mi cuerpo no puede saber dar paso alguno.
El cuarto león, lanzó tal rugido que hasta yo mismo que seguía estupefacto contemplando lo que mis ojos no daban crédito me estremecí.
-¡Vega ánimo, bajad a reunirse con nosotros esta es la primera noche, pero no será la última, en que vamos a recuperar el tiempo perdido!
Tímidamente, cómo el infante que comienza a dar sus primeros pasos, fueron primero moviendo sus cuerpos y después bajando con precaución de los pedestales.
                                      Hasta los relieves colgados en la pared se tiraron de golpe al suelo
 Las que estaban en las paredes colgadas fueron más decididas, después de observar que no era ficción lo que estaban presenciando, si no realidad, se tiraron de golpe y porrazo, a poco estuvieron de descoyuntarse pues la escayola, de la que están hechas, simplemente sufrió unos leves rasguños que no les impidió acercarse al grupo donde ya estaban todos reunidos.
Bueno, todos no, este movimiento revolucionario solamente se había quedado en la primera placeta. ¿Y las demás esculturas que se encontraban distribuidas por otros diversos lugares?
El león que hacía de líder comenzó a planear el trabajo a realizar.

-Vamos a ver, tú ángel de la espada, dirígete al sector norte, el que hay a la entrada principal de la casa y despierta a los dos hermanos nuestros que se encuentran vigilando la entrada, y los envías para acá al punto de concentración; 


                                        Las cabras monteses y las señoritas espelotadas
haces lo mismos con las dos cabras monteses, con las dos bellas señoritas  espelotadas, que bastante frío habrán pasado durante los rigurosos días de los inviernos, continuó enfervorizado el jefe del grupo dando órdenes.


                                      La máscara suspendida en aire y el león hambriento
-A la máscara que cuelga que se suba en tu dorso y te la traes e invitas a nuestro otro hermano con cara de tristeza que pronto saciará el hambre que a todas luces proclama.
Me toqué la frente con fuerza, me refregué los ojos para saber si realmente estaba vivo, muerto, o soñando y efectivamente todo aquello era una realidad.

                                         El Dante Alighiri majestuoso, subido en el pódium
Mi asombro llegó a extremos inusitados cuando, dirigiendo la mirada al fondo donde se encuentra  el Dante Alighieri, fue grande mi estupor al ver como dejaba de apoyar la mano en el mentón, miraba hacia donde se encontraban las estatuas concentradas, se desprendía de los ropajes que cubren su cuerpo e intentaba bajarse del pódium, mi cuerpo se estremeció de nuevo e incluso sentí miedo cuando comenzó a descender, temía que la escultura por la que siento más aprecio, que por cualquiera de las restantes, pudiera caer al agua y ahogarse pues tengo la completa seguridad que de saber nadar, ¡nada de nada!
Es cierto que la estima que le tengo al Dante siempre fue tenida en cuenta por las demás estatuas a la que le guardaban cierta envidia y recelo.

                                                Ninfos y ninfas en el río
Por un instante dudó incorporarse al grupo, pero la voz de los allí reunidos, dejando aparte rencillas y minucias pasadas, hicieron que moviera sus pasos en dirección a la concentración.
-¡Tráete a tus ninfas y ninfos!
Las ninfas, relieves situados en las caras del pódium, se bañaban plácidamente en el río, observadas por los ninfos situados en la ribera.

                                             Las ninfas en plena Naturaleza
Pude ver, y al mismo tiempo escuchar, con fascinación y sin poder salir del estupor que me embargaba, como el agua del río, donde las ninfas recreaban sus desnudos cuerpos, dejaba en el aire la musicalidad de sus aguas.
                               El gran relieve del pilar renacentista, lo componen: dos ángeles con violín y guirnalda de frutas,
                                        los escudos de las familias Arroyo y Medina, las máscaras de la risa y la tristeza
                                                         el libro de la música y escafandra medieval, obra de José Medina Villalba.

                                                 Pilar renacentista, obra de José Medina Villalba
Ni cortas ni perezosas las nereidas sin pudor de ninguna clase, una tras otra, siguieron los pasos del Alighiri; de la misma guisa el angelillo del pilar renacentista, con su violín en la mano despertó a su hermano el que siempre tuvo a su alcance las frutas de la guirnalda y no las pudo saborear, y ambos poniendo un pie en el borde del pilar y con un leve saltito ya estaban formando parte de la comitiva.
Hubo abrazos de amistad cuando la nueva comparsa se unió al grupo primero.
                                      El gallo del cortijo próximo anuncia la llegada de la aurora
-¡Bueno, bueno! Exclamó el jefe de aquella troupe y con énfasis cómo el que esa noche se siente poderoso y obedecido por sus súbditos, por algo es el rey de la selva, dijo lo que iban a hacer en el resto de la velada antes de que el gallo del cortijo próximo comenzara a dar, con su kikirikí, la llegada de la aurora.

-Tú cocinero gordinflón, deja ya de comer, así estás hecho un tripudo chef, y prepáranos en la barbacoa bien aderezado el cerdito que tienes a tu lado.
                                             La barbacoa del carmen albaicinero
Las brasas comenzaron a funcionar, el lechón colocado en las parrillas empezó a desprender un olorcillo que trasminaba los sentidos y la boca se le iba haciendo agua a todos los comensales, que llevaban años sin saborear un suculento manjar como el que se les estaba preparando.
                                                 Los dos troles del césped
Los dos troles, que se encuentran en el césped, secuestradores de princesas y de no muy buena reputación, no pudieron resistirse al olorcillo y ni cortos ni perezosos se unieron al grupo.
Al principio fueron mirados con desdén por todos los que ya se encontraban reunidos pero al final el hambre apaciguó el menosprecio hacia ellos.
                                                                                   Las niñas del pozo
Las niñas que rodean el pozo de agua amenazaron con cerrar éste a "cal y canto" si no se les dejaba participar en el festín.
El sueño me rendía por momentos, mis ojos pestañeaban intentando cerrarse, pero era tal la intriga que sobre mí se cernía que no podía dejar de mirar y seguir contemplando aquello que a mí me parecía una fantasía.
                                       La ranita también se quejaba de no haber sido invitada
De pronto alguien se unió al grupo, con un croar malhumorado, la ranita presumida que se siente postergada  y arrinconada, se presentó toda altanera echándole en cara a los allí presentes el no poderla haber avisado del festín que allí se estaba celebrando.
-Malditos seáis todos, ¿dónde está la unión, la solidaridad  y el compañerismo de los que habitamos este lugar? Nadie fue capaz de contestar, estaban avergonzados, más el jefe supo sacar la problemática situación diciendo:
-Tranquila, ha llegado el momento de hacer las paces y de tratarnos como buenos amigos y disfrutar de este rico manjar que nos están preparando.
                                               Banco sostenido por dos esfinges
Unos sentados en los bancos, de piedra que allí hay, donde las esfinges seguían soportando el peso de la gran losa de piedra de Sierra Elvira y a los que encima se fueron sentando, otros colocados en el suelo y en los escalones que separan las dos placetas, fueron engullendo el rico manjar que el cocinero les fue repartiendo.
                                      No salía de mi asombro al ver lo que estaba ocurriendo
Yo me hubiera unido al grupo para deleitarme con aquel rico alimento cuyo olorcillo llegaba hasta lo más recóndito de mi dormitorio, pero hubiera deshecho aquella fiesta con mi interrupción. Levanté levemente la persiana con sumo cuidado de no formar ruido para ver mejor lo que estaba ocurriendo.
Hubo brindis e incluso vivas entusiasmados, un
-Chiiiiiiiiiis prolongado del jefe, poniendo sus garras sobre la boca, invitaba a bajar de tono las alegrías que en aquellos momentos se expandían por este escenario teatral que se había montado.
                                       El jefe dio un rugido y el silencio no se hizo esperar
Otra vez, dado que el jolgorio iba en aumento, con mayor gesto autoritario dio un rugido y el silencio no se hizo esperar.
Algunas botellas de champan olvidadas en el jardín, por el dueño de este carmen, de la fiesta celebrada con motivo del concierto de gaita y guitarra, en días pasados, hizo que los brindis con botella en mano hicieran enloquecer a la concurrencia no acostumbrada a estos menesteres de graduaciones alcohólicas.

                                                         Las ninfas ante el espejo.
Las ninfas y las dos doncellas espelotadas, dejaron de mirarse en el espejo y pronto se tiraron a la piscina.
-Vamos no seáis miedicas, el agua esta riquísima, eran las voces de las que nadaban como verdaderas sirenas, mientras el resto de los contertulios se aproximaba al borde de aquella fuente cuyo juego de chorros del agua se entrecruzaban formando un encaje de bolillo acuífero.
                                La piscina del carmen albaicinero. Óleo de José Medina Villalba
El león jefe ni corto ni perezoso fue el segundo en lanzarse.
-Hay que ver, decía, día tras día como centinela petrificado viendo el agua y no pudiendo saborearla, ahora ha llegado el momento de disfrutarla.
                                       El Dante ayudó a la Venus de Milo a zambullirse 
Uno tras otro todas las figuras se fueron zambullendo hasta incluso la Venus ayudada por el Dante que, por lo visto desde su podium, había aprendido los movimientos para nadar como lo hacen los nietos del amo de la casa.
                                              El mascarón del pilar renacentista
¡Coño! Con perdón por la palabra, dijo el mascarón del pilar renacentista,  disculpándose, he querido decir caño, quitadme este caño de la boca que es como una argolla que me tiene esclavizado y me imposibilita moverme; todos los bañistas volvieron la vista hacia el que bramaba, de sus bocas salieron unas enormes carcajadas mientras alguien decía: sigue cumpliendo tu misión que no es otra si no la de arrojar agua por la boca.
                                                 Mis nietos han disfrutado este tobogán
Uno de los trol tuvo el atrevimiento de lanzarse, de forma muy chulesca por el tobogán, con tan mala fortuna que fue a estrellarse contra una de las ninfas cual elegante sirena daba una demostración del bien saber nadar.
                                             La gruta del carmen con su Virgen
Desde la otra parte del carmen la Virgen de la gruta, escandalizada por lo que estaba viendo y oyendo clamaba al cielo, ¡Señor! ¡Señor! ¿Qué locura es esta? ¿Acaso se han vuelto locos todos?
Las claras del día comenzaban a aparecer por el Cerro de Huenes, el canto de los gallos de los cortijos próximos, como trompetas y clarines lanzados al viento, anunciaban el preludio de un nuevo día.
El gallo de la veleta que hay en el tejado lanzó un kikirikiííííí tan sumamente fuerte que hizo que todas las miradas de los contertulios se clavaran en él.
                                                          Los borreguiles de Sierra Nevada donde nace el agua más pura
Algunos ladridos de perros se intercambiaban con el ruido de los motores de los coches de los trabajadores más madrugadores que se dirigían a su jornada laboral; una brisa fresca llegada desde los borreguiles de Sierra Nevada donde nace el agua más inmaculada que calma la sed de los campos y la de los granadinos surtiendo a los arroyos y fuentes de la ciudad, ponía el vello de punta.
                                            No daba crédito a lo que estaba viendo
Mi estado de ánimo no podía contener más emoción, tiré de la persiana que cubre la ventana de mi dormitorio y la fui subiendo lentamente, mis ojos no daban crédito a lo que ante mí se descubría, nadie había en el patio de la piscina donde hacía unos segundos estaban todas las estatuas disfrutando del agua.

                                         El Dante Alighiri me hizo un guiño de burla satírica
Precipitadamente salí al exterior, recorrí todo el carmen fui analizando una a una todas las esculturas de las paredes y las estatuas todo estaba en su sitio, todas rigurosamente en sus pedestales, los leones en las esquinas de la piscina echando agua por la boca, las ninfas con la rigidez de sus poses bañándose en un río eternamente quieto y el Dante me pareció que se sonreía al pasar delante de él y me hacía un guiño de burla satírico.
Un diabólico, malvado y pérfido estado recorrió todo mi cuerpo, le dirigí una mirada con la que le hubiera querido haber fundido.

                                    El despertador me sacó de un agradable e inquietante sueño
Una música rítmica y constante penetraba en esos momentos por mis oídos, sonido repetitivo y persistente, en la mesita de noche el despertador daba las siete de la mañana, todo había sido más que una pesadilla un agradable sueño que desearía se volviera a repetir.
                              La vista y el espíritu se recrean con el perfume y el color de las flores
                                
                                     José Medina Villalba




   



7 comentarios:

  1. ¡Bonita colección de esculturas! ¡Espero que siga pasando un feliz verano, un abrazo!

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    1. Gracias amigo Eloy por tu comentario. El verano trascurre como uno más en esta larga trayectoria de vida, simplemente como novedoso "el motín de mis esculturas" que este verano me trae de cabeza. Siempre es bueno jugar con la fantasía, quizás de esto modo el calor sofocante de agosto se pueda hacer más pasajero, e incluso hacérselo pasar más benigno a mis numerosos seguidores, entre los que
      me consta tu ocupas uno de los primeros lugares. Un abrazo.

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  2. Amigo Pepe: En mi reciente visita tu casa de Gojar, ya te advertí que dotar a tus personajes de tanto realismo podía traer consecuencias, y como he podido comprobar por lo que me cuentas no me he equivocado. Yo observe como El Dante observaba con cierto disimulo a la Venus y como esta se hacía la despistada, algo se estaba cociendo en ese pétreo mundo dotado casi de sentimientos, no creo que haya ocurrido de improviso, me temo que entre el Dante y el león ha habido conversaciones previas, para lanzarlo como fuerza de choque; lo que pasa es que en lugar de una fiesta ha sido una bacanal, pero claro después de un cuarto de siglo, sin moverse, rodeado de flores, del rumor de las fuentes, de la luz de la sierra, del canto de los pájaros, del perfume del jazmín y la dama de noche, no nos podemos extrañar de nada, que el Dante enseñe a nadar a la despelotada, que el león ruja y que las ninfas vuelen casi en éxtasis, y tu mientras tanto observando desde la ventana entre abierta, como los personajes que tu has creado, tomaban conciencia de su estado y lo ejercían. Esperemos que no haya habido consecuencias, habré que esperar nueve meses, y si ha ocurrido lo que me temo tendrás que ir buscando un nuevo rincón en el jardín para lo que venga. Yo para escribir esto me encuentro en pijama en mi jardín, con la luna más que llena y el rugido de las olas, te envío un fuerte abrazo, Pepe Cuadros

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    1. La verdad sea dicha se me ha creado un problema que jamás pensé pudiera ocurrir, cada hora que pasa veo a la troupe más enfervorizada, más rebelde, por lo menos a mí me lo parece , ¿Será obsesión mía? No me fío en absoluto de esta "canalla" creo que tienen una venganza contra mí.
      Durante el día cuando paseo por el carmen, porque para mí lo es, hay un cierto cuchicheo, y una complicidad entre todas las esculturas, risitas, miradas y guiños, que me mosquean, incluso el Dante con la mano levantada, extendida y apoyada en la nariz la agita en un gesto burlesco, que me saca de mis "casillas", lo he visto con "el rabillo del ojo", aunque el crea que no me doy cuenta.
      Las consecuencias de esta bacanal, como tú muy bien dices, pueden ser terribles, si con el paso de los meses veo a la Venus con un vientre "in crescendo". Llevaba bastante razón la Virgen de la gruta cuando se quejaba, ¿Qué locura es esta? ¿Acaso se han vuelto locos todos? Ahora entiendo que no era envidia lo que sentía por no estar participando del festín, sino por las consecuencias que podían venir.
      Estoy en un mar de confusiones no sé si mi mente delira, si la pasión me ciega, o es que continuo todavía en una eterna pesadilla de un sueño del que quiero despertar y no puedo. Sigue disfrutando de tu jardín del perfume de sus aromáticas plantas y de una luna llena que, en estos momentos, rielando sobre la superficie del mar es todo un espectáculo. Agradecimientos a tus manifestaciones. Un abrazo.

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  3. Maravilloso Carmen y precioso sueño, Enhorabuena!! por ese remanso de paz que has creado con mucho amor, inspiración y arte.
    un abrazo muy fuerte

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  4. Querido amigo Pepe, la verdad me quedo sin palabras,maravilloso relato, parece que estoy metida en tu historia, la vivo. Enhorabuena y a seguir disfrutando de ese oasis que has construido. Un abrazo

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