domingo, 2 de junio de 2019

Excursión a Galera y Castril


     Un grupo de "boy scout", de la Asociación de ALUMA (24-5-2019), hicieron una excursión a Galera y Castril, dos pueblos de la comarca de Huescar, el Altiplano de Granada.
       Pero vamos a ver señor cronista, ¿cómo se atreve a usar esas palabras, de niños exploradores?
Pues sí, jóvenes en espíritu y con fortaleza física para acometer hazañas como las que continuamente realizan.  


      Con un día espléndido bajo la influencia de un Sol radiante, los intrépidos aventureros y (por si alguno no le es de su agrado, usar solo el neutro, que incluye a ambos sexos) las encantadoras damas, con el ánimo pletórico subimos a las alturas, desde donde el cielo se percibe con más nitidez y la mente se siente en condiciones de acercarse a un pasado de hace cuatro mil años, bajo la dirección de la guía, Mari Carmen Galera pudimos entrar a formar parte de un enclave Arqueológico llamado, Castellón Alto, un yacimiento  argárico.


    Subidas y bajadas, veredas estrechas y de piso donde peligraban los inestables cuerpos caminando, convivimos durante más de dos horas, como personajes de la Edad del Bronce. Sus enterramientos, viviendas, forma de vida, cerámica, tejidos, tratamiento del esparto para la fabricación de sandalias, cestas, cuerdas, luchas y muertes por defender la propiedad, ajuares, agujas, punzones, botones fabricados con los huesos de los animales, restos humanos momificados....,


 en fin vivir un pasado en el presente,  descender de un nube misteriosa, desnudarnos de los harapos prehistóricos con los que nos habíamos cubierto mentalmente nuestros cuerpos, para después volver a la realidad. 



     Un almuerzo sensacional para reparar fuerzas, 




 y un paseo en plena Naturaleza por el Río de Castril, percibiendo el perfume embriagador del bosque y la Orquesta Sinfónica de la esencia pura de lo creado, donde los instrumentos fundamentales fueron el sonido de las aguas, con sus tenores, sopranos, barítonos, acompañados por el gorjeo de los ruiseñores de aquellos parajes, dentro de una escena donde nosotros también fuimos actores. 



      El regreso entre las luminarias de los pueblos por donde pasábamos, dándonos la despedida, y una jornada más que quedará como recuerdo en el trasfondo de nuestro subconsciente.
                                                         

                                                        José Medina Villalba

De esta manera publicaba en el Facebook días  pasados  (25-5-2019) la aventura de unos socios de Aluma, haciendo un pequeño resumen de lo vivido en esa jornada, pero como no me he quedado conforme con lo expuesto, quiero dedicar en mi blog el desarrollo de esta excursión, hora a hora, y si es posible minuto a minuto.
-Claro que es posible señor escritor, usted es capaz de “sacar petróleo” de donde no haya, y no digamos cuando le da rienda suelta a los dedos pulsando el teclado del ordenador.
Las siete de la mañana, de uno de esos días que van anunciando que son los últimos suspiros de un mes que se ha ganado a pulso  ser el de las flores, comienzo de una jornada que se esperaba con cierta euforia y últimas inspiraciones respiratorias de una estación del año, que se viste con el nombre de primavera y se desviste para dar paso a la más calurosa de las cuatro que existen.



Un grupo de intrépidos aventureros esperaban impacientes la llegada del autobús, mientas los saludos corrían de boca en boca y de abrazo en abrazo.



Nuestro jefe de expedición, Pepe Heras, va controlando y pasando lista para comprobar que el grupo que va a partir está presente. 







Colocados, en los asientos respectivos, micro en mano, el capitán de la nave da las instrucciones correspondientes, el programa a seguir durante el día. La palabra jóvenes es la primera inyección de moral que se les inyecta a los que cómodamente estamos dispuestos a partir
.






Mientras en el trasfondo del autobús hay un murmullo de palabras ininteligibles que se van perdiendo, algunos comienzan a dormitar, volviendo a aferrarse a ese sueño que hace unas horas perdieron, otros contemplamos y nos deleitamos en el amanecer, porque no todos los despertares que nos muestra la Naturaleza son lo mismo, cuando se despereza quitándose de encima las oscuras y pesadas sábanas de la noche.



Todo transcurre rápidamente, sobre la pantalla de vidrio que nos separa del exterior van pasando escenas, son golpes de amaneceres que impactan uno tras otro. Las gayumbas vestidas de amarillo marcando el sendero de la carretera, nos dan los buenos días.



En la lejanía alzando los largos cuellos, con el cuerpo hecho jirones, desvistiéndose del traje blanco del invierno y dejando al descubierto la roca pelada de sus cuerpos, se alzan todos orgullosos los que sobrepasan los tres mil, Veleta, Mulhacén y Alcazaba, arrastrando la enorme cola de los Tajos de la Virgen.


                                  Al fondo, los tres gigantes de Sierra Nevada: Veleta, Mulhacén y La Alcazaba, con
                                                                            la Cuerda de los Tajos de la Virgen.

        Qué hermoso es ver amanecer cuando el Sol asoma su cabecita lentamente, para darte los buenos días, poderle mirar a la cara hasta llegar a deslumbrarte.



El letargo de la noche pleno de oscuridad, se baja de la cama de las tinieblas para despojarse del camisón de la tenebrosidad, y levantar a los que han dormido plácidamente, árboles, sembrados, cabecitas amarillentas que lucen sus galas.



El Puerto de la Mora, pone en exposición el intenso verdor del inmenso Parque de la Sierra de Huetor.


                                                       El Parque de la Sierra de Huetor Santillán

       El amanecer de esta mañana es un bello canto a la vida, es un enorme revulsivo para sentir las inevitables ganas por continuar viviendo. 



El astro rey, intenta abrirse paso entre la amalgama de nubes que quieren tenerlo prisionero. 



         Los piornos, pequeños, diminutos,  empiezan a lucir sus colores amarillos en competencia con el verdor de la arboleda.





Cuando la oscuridad retrocede como el gran peso de la noche, el alba aparece como si fuera un festival, la dicha del Sol la oculta de nuestra vista y la paz  y tranquilidad comienzan a florecer. Podría el día con un Sol resplandecer para siempre, de este modo el mundo sería un mundo de luz y nuestras almas un mundo de paz. 




Más no solo de bellos amaneceres se alimenta el espíritu metido dentro del cofre del cuerpo, ambos necesitan del alimento que se sirve en ricos bocadillos de jamón o de un café calentito acompañado de una buena tostada de pan con tomate y aceite, y si este desayuno no es de tu agrado, pide lo que quieras, te invito. Hemos llegado a los Abades, espléndido restaurante de carretera, en la demarcación de Guadix.









Un paseo por lo exteriores, mientras digerimos el segundo desayuno, para contemplar el encanto de un suave airecillo saludándonos,  la rica alfombra del empedrado granadino y un paisaje lleno de contrastes, a cual más bello, la arcilla de la montaña perforada para construir los habitáculos donde viven algunos  accitanos, los restos del camisón blanco con el que ha cubierto la Sierra su cuerpo durante el invierno, las rosas lozanas que se acoplan a la belleza del entorno, y un jefe de expedición que no quiere que nada ni nadie, se salga del programa señalado. 







No puede faltar detalle alguno y Pepe, facilita el número de su teléfono por si en cualquier momento, como ave descarriada sin rumbo fijo o manso corderito salido del rebaño, hubiese que recurrir a él para volver de nuevo al grupo.



Unas pastas, refuerzan el desayuno mientras llegamos a Galera,  un paisaje de almendros a través de una carretera rectilínea es la senda por donde rodamos.












 Entramos en Galera pueblo de la comarca de Huescar.
 El municipio galerino comprende los núcleos de población de Galera —capital municipal—, La Alquería, Cortijos del Cura, Riego Nuevo y Buenavista. Su entorno se compone de parajes tan dispares como los fértiles campos de cultivos, regados por ríos y manantiales, y los paisajes semiáridos y vacíos de las tierras baldías, plagados de restos fósiles y vestigios históricos del pasado. En su casco urbano se encuentran numerosas casas-cueva, tradicionales de las regiones del Sureste y Murcia. 




                                                                  Galera

     Nuestra guía local, nos precede metida en su coche,  se obstina en pensar que por donde ella camina, nuestro gigantesco autobús puede pasar, de ahí las consecuencias en algún momento, que terminaron con desafortunadas  caricias entre las chapas de nuestro mastodonte y las fachadas de algún edificio. Nos dirigimos hacia Castellón Alto, yacimiento arqueológico.















El Punto de Información modesto, pero lo suficiente para ir abriendo boca, nos va a mostrar unas primeras imágenes de lo que a continuación nos esperaba visitar, muy interesante porque incluso las escenas nos las muestran con representaciones figuradas  y vestigios de los habitantes de estos lugares de hace cuatro mil años. 











Isabel Mesa antigua amiga y compañera de viajes en  Rumanía, Noruega cuando menos te lo esperas aparece en escena, mano levantada y saludando.












Todo lo presenciado, a través de una pantalla, muy interesante y aleccionador, pero había que hacerlo realidad y aquello ya “era harina de otro costal”, como se suele decir en el argot popular.
Con paso firme y decidido a pesar de las “terribles advertencias” de alguna amiga,  





de la peligrosidad del recorrido, seguimos caminando hasta el lugar al que habíamos venido a contemplar.



-¿Quien en un 2019, se podía perder la aventura de rebobinar el tiempo y trasladarse a unos cuatro mil años del pasado?









Pepe Heras, desde la puerta de entrada al yacimiento, me animaba a dar el último empuje para llegar a la cima.
-Te estamos esperando para que comiences a grabar. 





Nuestra nueva guía, Mari Carmen Galera, con pamela vistosa, confeccionada a modo de encaje de bolillo, cinta florida de rosas rodeando el sombrero, con elegante moña, blanca blusa, rebeca negra cubriendo las espaldas, pantalón vaquero, macuto de bello colorido haciendo juego con el sombrero y resto de la vestimenta, mirada limpia, sonrisa amigable, muy bien documentada, con un lenguaje al alcance de cualquiera, con expresiones de manos y gesticulaciones del rostro, 



       No solo haciendo ver lo que decía, sino introduciéndonos en las vivencias de las gentes que por aquí habitaron, nos da a través de un mural una introducción de lo que vamos a presenciar: la cultura argárica,  una acrópolis con sus tres estamentos, la élite, por decirlo de alguna manera, los señores en la parte superior, en medio los artesanos, y en la parte inferior los más pobres.





Nada nuevo en la trayectoria de la humanidad, los ricos arriba, la clase privilegiada, los trabajadores, los artesanos, en en medio, y los pobres de misericordia abajo, y esto digan lo que digan los agoreros, los falsos profetas que abundan hoy día,  se seguirá repitiendo hasta la saciedad, por no decir hasta que el mundo sea mundo.





Dejemos a nuestra simpática y bien documentada guía que nos siga informando.



Nos habla de la acrópolis, cómo estaba rodeada por un muro de piedras, todo estaba escondido debajo de la tierra, hasta que alguien lo descubrió y vinieron enseguida los expoliadores de tesoros, a cometer desmanes y llevarse todo lo que encontraban, hasta que los organismos oficiales se hicieron cargo. 







Escaleras para pasar de unos estamentos a otros, pasadizos, barandas, y una serie de acondicionamientos para poder realizar la visita, pero con mucho cuidado no se confíe si alguna vez viene a visitarlo, porque el peligro acecha en las dificultades del camino, que con cuidado se pueden salvar. 









Es como estar flotando encima de una nube, el cielo casi al alcance de la mano y allá abajo todo el contenido de la naturaleza en pequeña escala.




Había que deleitarse en todo, el periodo de la vida de la época del bronce al descubierto, viviendas, sepulturas, palabras de la guía haciendo ver el modo de vida, trabajo, desafíos a muerte, pero siempre caminando con la vista puesta en el suelo. 







Los enterramientos se hacían en las mismas viviendas, y han aparecido sepulturas con varios restos de familias, anillos, pulseras, pendientes, brazaletes, cuchillos, hachas, cazuelas, y un arma de defensa llamada alabarda, incluso en los enterramientos vasijas con comida y bebida, tenían creencias relacionadas con la otra vida, y al estilo de lo que hacían los antiguos egipcios, les ponían comida para el viaje. 









La distribución de las viviendas, el lugar a modo de aljibe para recoger el agua de la lluvia, agua que disfrutaban los más ricos el resto de la población tenía que bajar al río. 








Nuestra guía nos hace una descripción perfecta de cómo eran las viviendas con dos estamentos uno en bajo y otro más alto.
-¡Vamos, una cosa así como los modernos dúplex! Estaba pensado yo en esos momentos. 
La altura de los hombres a través de los restos óseos era de 1,67 m. las mujeres 1,57 de media.







Uno de los enterramientos es el de dos enamorados, demostrado por los arqueólogos. Romeo y Julieta, los Amantes de Teruel, de la época argárica.













Entre tanta piedra, muros desenterrados y reconstruidos, se yerguen todas elegantes y esbeltas las bellas figuras de las damas que le dan un encanto especial a estos  lugares, que duermen el sueño triste del paso de los años.







Había que seguir caminando habíamos subido a la última posición de la acrópolis y ahora había que ir descendiendo, para encontrarnos en el lugar donde se hicieron los primeros asentamientos de la gente que llegó procedente del Levante, y a modo de cómo se coloca la primera piedra de forma solemne al construir un nuevo edificio, ellos ponían un cráneo y el hueso de un animal. La media de edad de vida era de veintitrés años y solo un tres por ciento llegaba a la edad de sesenta.

















Mari Carmen Galera, nos explica cómo era una de las viviendas de mayores dimensiones, vivienda de artesanos. Los trabajos de las mujeres salen a relucir por la cantidad de artrosis que se ha podido comprobar en los huesos, en las muñecas, codos y caderas. 









Con la simpatía que derrocha a raudales, Mari Carmen nos hace una demostración de cómo las mujeres molían los cereales, así como confeccionaban distintas herramientas, hachas, cuchillos, puntas de flechas, y elementos para tricotar y hacer sus vestimentas, la cocción de la cerámica.  Esta civilización del argar fue la más avanzada de la Edad del Bronce. 





En Galera hay además de este poblado seis más que aún están sin explorar.
Mientras Mari Carmen Galera, con sus gestos y expresiones, informa sobre todo lo acontecido hace miles de años, en estos parajes, un vientecillo especial salido de uno de los gestos de nuestra guía produce en mí una especie de insomnio, mi mente, por arte de “birlibirloque”, 


 se abstrae de lo que hay a mi alrededor y dirigiendo la mirada hacia uno de los laterales, veo llegar a un hombre de estatura mediana, barba muy poblada, cabellos alborotados, cubriendo su cuerpo con una piel de animal,  descalzo, con un cabrito a sus espaldas sujetando con una mano un arco y un conjunto de flechas. 



 Atónito y sorprendido me mira con ojos desencajados, e intenta comprender todo lo que allí está ocurriendo. Toda una trayectoria de avances pasan por mi mente, intento explicarle lo que está pasando, no sale de su asombro  y al final sale corriendo. 



Veo en ese momento un gran túnel, el túnel del tiempo, en un extremo el hombre que vivió en estos parajes sin comodidades de ninguna clase, recorriendo por ese túnel percibo la serie de descubrimiento que a través de los ciclos han permitido hacer la vida más cómoda;  para aquel personaje de la prehistoria y para mí, es el mismo cielo, las mismas estrellas, los mismos amaneceres, las mismas puestas de Sol pero un enorme abismo de vida. 





- ¡Por todo esto doy gracias al Cielo!
El viento que rompe y llora sobre estas piedras, es el mismo de todos los tiempos pero no acaricia las vidas de la misma manera. El Sol que sale y se acuesta  siguiendo siempre la misma ruta, que deja vestido los cielos de policromía de colores, poesía de atardeceres,  no calienta los corazones al mismo ritmo. 



Gracias a la inteligencia del hombre que evolucionó a través de los años, la vida ha cambiado para mejor, pero no destruyamos la Naturaleza, que los adelantos de la ciencia sirvan para bien de los humanos, pero no para aniquilar el gran bienestar que tenemos y volver a la ruindad del caos de un mundo envuelto en las tinieblas de la devastación. 



 Contemplemos nuestra magnífica grandeza, levantemos orgullosos nuestros cuerpos y contemplaremos que hemos nacido, cuando empieza a palpitar sobre la Tierra la vida. No la desmantelemos, no seamos más salvajes e incultos que los hombres de la Edad del Bronce que supieron velar por lo que nosotros nos empeñamos en destruir, y solo han pasado cuatro mil años.¿Qué le espera a nuestro planeta en el futuro? 



Seguimos descendiendo y comprobando los distintos estratos, por vericuetos protegidos con quita miedos de gruesa alambrada, con paradas para comprobar cómo pudo ser una vivienda reconstruida y traída al presente. 
















      Mientras vamos dejando la cercanía a un cielo límpido de color celeste con pinceladas de nubes que juegan a ser decorados cambiantes en cada momento, mientras tanto nos espera la alfombra verde que surge a nuestros pies.










Mari Carmen, la conductora del grupo habla de los enterramientos, del molino y del banco de trabajo, y hace hincapié en el aprovechamiento de los animales, carne, huesos para construir herramientas y diversos objetos de adorno, estómago como vasija para contener el agua, tendones para los arcos, pieles…










Con la mente plagada de vidas del pasado, el pecho henchido, los pulmones llenos del oxígeno de estas alturas, el ánimo pletórico y plenamente satisfecho por haber vivido por unas horas un tiempo pasado, dejamos nuestros cuerpos “rodar” pendiente abajo hasta llegar al punto de partida donde nos esperaba el autobús, que ahora nos trasladaría al lugar donde los estómagos también necesitan otro tipo de alimento fundamental para poder sostener el espiritual. 











Nos obstante si todo ha sido extraordinario, con una guía conocedora a la perfección del terreno que pisa, bien documentada y sabiendo exponer y captar la atención de los visitante, había que cerrar este capítulo con una foto para la posterioridad. 


                                              La guía, Mari Carmen Galera y el cronista de Aluma

       Si la primera odisea, de poder llegar con nuestro vehículo al lugar del yacimiento había sido suntuosa y excelente, porque se salvaron todos los obstáculos, ahora vendría otra,  pero no tan odisea, ésta más bien una “odio-sea” para el conductor que se las tuvo que ver, para salvar el montón de dificultades para sacar el vehículo por el intrincado laberinto de un pueblo, al que no se le puede encoger las fachadas ni ampliar la estrechez  de sus callejas.   
-Ahora, tira por aquí, sigue, sigue, recto, recto…, Todos querían ayudar al conductor, pero "los enanos" crecían ofreciendo más dificultades, coches aparcados a derecha e izquierda que imposibilitaban el paso del gigantón enchapado con fuerte coraza, peor aún que conducir un trono de Semana Santa por los estrechos e intrincados callejones del Albayzín. 


                                      Los tronos de Semana Santa por las estrechas callejas albayzineras.

        Un parto de nalgas, con muchísima dificultad, pero con la dirección de unos "matronos" que evitaron la cesárea,  crecidito el niño a pesar de traer varias vueltas de cordón umbilical salió ileso, todo terminaría felizmente rubricado con un aplauso para Pepe el conductor. 




El Museo de Galera se encuentra ubicado en la antigua capilla del Convento de las Monjas de Cristo Rey. 



Propone un recorrido arqueológico que abarca desde la Edad del Cobre, hasta nuestro pasado más reciente. 








Su espacio expositivo se compone de tres salas: Planta primera, Planta baja y Bodega, y propone un recorrido cronológico que abarca desde la Edad del Cobre hasta nuestro pasado más reciente. 









 Planta primera.
-Inicio del recorrido al museo. 



-Análisis de la evolución del paisaje en los últimos 4000 años.





Edad del Cobre y Edad del Bronce, (Cultura Argárica). En esta sala se exhiben los conocidos restos parcialmente momificados de la sepultura número 121 del Yacimiento de Castellón Alto (“La Momia de Galera”). 







Se trata de los restos humanos más antiguos y mejor conservados de la Prehistoria después del hombre de Ötzi, la momia congelada que con una antigüedad de 5000 años fue descubierta en los Alpes en 1991.
Planta Baja:
-La investigación arqueológica. 





-Edad del Bronce. 



-Cultura Ibérica.  En esta sala se puede contemplar una reproducción de la “Diosa de Galera”, escultura de alabastro que representa una diosa de la fertilidad y que fue importada desde Fenicia. 











-Época romana.







-Época Medieval. 

-Sección de Numismática con monedas ibéricas, romanas o medievales.
Bodega: 


                                                        Bajando a la bodega
-La elaboración del vino. 



-El esparto y el cáñamo. 





-La cueva vivienda. 








Ante los restos que fueron el armazón que sostuvo la urdimbre que constituyó un ser humano, la reflexión pasa inmediatamente a martillearte la mente. 
Al ver mis horas de fiebre/e insomnio lentas pasar,/a la orilla de mi lecho/ ¿Quién se sentará?
Cuando la trémula mano/ tienda, próxima a expirar,/buscando una mano amiga,/ ¿Quién la estrechará?/
Cuando la muerte vidrie/de mis ojos el cristal,/mis párpados aún abiertos/ ¿Quién los cerrará?
Cuando la campana suene/ (si suena en mi funeral)/ una oración, al oírla,/ ¿Quién murmurará?/
Cuando mis pálidos restos/opriman la tierra ya,/sobre la olvidada fosa/¿Quién vendrá a llorar?
Quién, en fin, al otro día,/cuando el sol vuelva a brillar,/ de que pasé por el mundo,/ ¿Quién se acordará?
Gustavo Adolfo Bécquer.

       Galera un pueblo desértico, un pueblo donde solo las casas son los elementos vivientes que  le dan vida, su plaza, Iglesia y calles rectilíneas, un reloj de sol en la fachada de la iglesia cuyo tic, tac, solo suena cuando el astro rey lo acaricia, 



donde esta mañana nosotros, los intrépidos aventures le estamos dando vida. 













                                                       Cristo de la Expiración, Patrón de Galera



Caminamos dejando atrás cerámicas y vivencias del pasado, para ir en busca del Dios del vino. 

Baco/Dioniso, Dios del vinoes el inventor del vino, el rey del éxtasis, es la divinidad que nos procura la liberación de las obligaciones y deberes cotidianos. Tal “liberación” era considerada, tanto hace 2000 años como hoy en día, transitoria. Es decir, una especie de paréntesis temporal que una vez terminado nos permita continuar cumpliendo nuestros deberes sociales. El vino era un elemento necesario para ayudar a alcanzar un estado que nos haga olvidar las preocupaciones cotidianas. Se consideraba que la relajación puntual de nuestras obligaciones, tenía un efecto terapéutico sobre el individuo que contribuía al mantenimiento del orden social. Por esta razón también es conocido Baco como “el libertador”.


Era un paseo desprovisto totalmente de las miradas ajenas, ya que vivientes galerinos no se divisaban en cien metros a la redonda, que liberara nuestras mentes de tanta piedra, para ir a buscar otra piedra diferente que se cuece en cubas y toneles.
El paisaje refrescaba nuestras mentes y un pequeño arroyuelo atemperaba visualmente nuestra sed.









En la puerta de la bodega Carayol Castellar, 



nos esperaba el patriarca fundador, allá arriba en las alturas tocando un cielo con adornos de cintas blancas, una ermita nos echaba su bendición.






Bajar una rampa e introducirnos en una casa más del pueblo, pero con una gran diferencia, habíamos entrado en los dominios y territorios donde se cuecen y elaboran los mejores caldos que enriquecen el paladar y llenan los ánimos de euforia.



Nos esperaba el primogénito, el que está echando a rodar con bastante éxito todos los productos que allí se elaboran.
 Con una buena documentación y clara exposición nos introdujo  en los distintos pasos para ver artesanalmente todo lo que allí se produce.









Pedro, el empresario de la bodega, nos hablaría de la calidad de la uva para que surja un espumoso de alta naturaleza. Los Paradores Nacionales de toda Andalucía son los mejores clientes. La uva es del propio terreno y la vendimia se hace por la tarde…. 
 Dejemos a nuestro anfitrión que sean sus palabras las que nos hablen de la trayectoria de esta bodega. 







Carayol & Castellar es una bodega familiar, una empresa rural dedicada a la elaboración de vinos por tradición. La bodega posee una excelente relación calidad-precio de los vinos, con unos procesos de elaboración y productos de alta calidad. Durante la elaboración usan variedades autóctonas y crianza tradicional, dando lugar a un producto diferenciado. 










La visita fue muy interesante, descubrimos el apasionante mundo de la elaboración de vinos espumosos mediante el método tradicional “champenoise”. Un proceso artesanal lleno de sorpresas, que el bodeguero Pedro Carayol, se encargaría de ir descubriéndonos para hacernos partícipes de los secretos de sus vinos que han llegado a conseguir algunos de los más prestigiosos premios a nivel internacional, compartiendo finalmente una degustación de dos vinos con aperitivo.




































Plenamente satisfechos de todo lo visto, observado, y degustado emprendimos el regreso, hacia donde nos esperaba el que nos tenía que transportar. Nuestra mente y espíritu se habían saciado y alimentado  de todo cuanto habían visto y oído, pero no solo de palabras viven las personas, sino de todo alimento que entra por la boca y fortalece el cuerpo, así es que presto en busca del restaurante que en Huescar nos aguardaba.
El restaurante el Maño nos esperaba, nada más entrar te impacta el ambiente que se respira, buena decoración y un salón vestido de fiesta, esto te hace pensar que donde se sirve con manteles y servilletas de la misma clase, allí hay buen servicio y calidad de comida. 



       -Oiga, yo no estoy de acuerdo, en sitios donde las servilletas son de papel, también se come bien.
       -Puede que lleves razón querido lector, eso es en términos generales, pero allí se comió estupendamente, porque no solo fueron los alimentos, sino como estaba el comedor montado, la atención prestada y la decoración que lo vestía.
        Si quieres saber de qué fue el menú aquí te lo ofrezco. 











       Varias décadas dedicados a la restauración avalan el prestigio del Maño en el Altiplano de Granada, prestigio y andadura que nació en el restaurante en Fátima, donde ahora te ofrecen la más cuidada gastronomía. Se puede  disfrutar de una amplia variedad de platos, entre los que se encuentran los más tradicionales de la comarca, todo ello en un ambiente acogedor, con una calidad buscada y cuidada. 







En el  restaurante se puede disfrutar del magnífico Cordero Segureño, de las truchas de la piscifactoría o, si así lo prefieres, de una suculenta mariscada, todo ello con la mejor elaboración y cuidada selección. 





Éste fue nuestro menú servido en abundancia, hasta el extremo de cambiar unos entremeses cuando prácticamente estaba finiquitados, porque la cerveza de una copa había caído sobre ellos, por lo visto quiso saborear los ricos embutidos, llamado al camarero para que le quitara el líquido, nos trajo un plato repleto del delicioso “pata negra”. 







Vendría después una larga sobremesa compartiendo comentarios, sonrisas y relajación para proseguir con la visita al Río Castril y sus pasarelas.



Con la euforia del buen yantar y sentados tranquilamente en nuestros asientos respectivos, prestos a echar una cabezadita y acordándome del yantar de D. Quijote en un lugar de la Mancha, donde la dieta estaba basada en ese sabor especial que aún se conserva: gachas, mayos, duelos y quebrantos, atascaburras, tiznao,  en este lugar de la Altiplanicie la base está fundamentada en el cordero segureño, la suculenta mariscada, la trucha y toda una variedad de guisos de la zona. 


                                                          Gachas manchegas

Mientras le daba vueltas al caletre, comparando gastronomía de ambas partes, dispuestos a continuar, nuestro autobús se ha vuelto comodón, parece que él quiere también echar la siesta y no se atreve a mover una rueda. 




No hubo más remedio que todo el pasaje, con el cuerpo bien repleto por las viandas bien ingeridas, que habían incrementado el peso nos tuvimos que bajar y entre comentarios de hilaridad, ver como se despertaba del letargo y podíamos continuar la marcha. 
Con la satisfacción de haber conseguido espabilar a nuestro gigantesco compañero de viaje continuamos de nuevo la marcha. 



Atravesar Huescar a las cinco de la tarde, con un sol que dejaba sobre el asfalto, el sello inconfundible del poder de sus calorías, solo nos permitía ver unas calles completamente desoladas, mientras los agentes de la circulación con sus ojos rojos, ámbar y verde nos retenían o nos daban paso, en tanto que Pepe Heras nos contaba sus aventuras, y una señal de orientación indicaba cual era el camino a seguir.







Íbamos devorando la estrecha y rectilínea carretera, entraba  por las fauces de nuestro autobús como el que se va a engullendo,  a marchas forzadas, una larga cinta, observados por unos longevos árboles que hacían guardia al borde de la calzada. Todo se entremezclaba con el rojizo del campo que a ambos lados la protegía como una coraza, donde surgían almendros, lunares rojos de amapolas simples pancartas de primavera,  que se prestaban a mecer la cuna en la que se había convertido nuestro habitáculo, para que más de uno cayera en los brazos de Morfeo.








De tarde en tarde, y no con mucha frecuencia, otros vehículos nos saludaban al cruzarse y el color rojizo de los muros que nos bordeaban, sobre los que el verde rastrero de los matojos se asomaba en una contemplación perenne para ver a los que pasábamos, era la tónica que nos acompañaba. 




Entre curvas y rectas, conversaciones perdidas en el trasfondo de nuestro enorme salón de estar, vamos llegando a Castril.




                                                                  Castril

La localidad de Castril se ubica en la falda de una escarpada peña, lindando con el Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas. La Sierra de Castril, declarada parque natural, se caracteriza por su espectacular relieve y la abundancia de corrientes de agua, grutas y galerías. En la Sierra Seca se encuentra la Cueva del Muerto —en la que se pueden apreciar numerosas estalactitas y estalagmitas— y la Cueva de Don Fernando, 


                                                                   Cueva de D. Fernando

la más profunda de toda la provincia granadina. Dentro de su término municipal, el río Castril recorre de norte a sur estas sierras, entre cañones, cascadas y simas.


                                                                 Cueva del Muerto

En los años 2000 el Premio Nobel de Literatura José Saramago fue nombrado Hijo Adoptivo del pueblo, del que era natural su esposa, Pilar del Río, así como Hijo Adoptivo de la Provincia de Granada


                                                             José Saramago

Un bello paisaje se abre ante nuestros ojos, un intenso verdor en un valle florido, un pueblo que se enmascara en medio, allá arriba sobre un montículo un castillo vigía perenne de este escenario y una parada obligada para dilucidar, después de sopesar los pros y los contras cual debe ser la elección, o subir al castillo o el Sendero de la Cerrada del Río Castril. El tiempo apremia, la tarde tiene su propio espacio, el reloj no hay quien lo detenga,  y los dos objetivos no se pueden cumplir, Pepe el chofer impone su situación inamovible de horas de trabajo y al final se decide por este segundo proyecto.



Así, que de nuevo en nuestro vehículo camino de Río Castril.
Después de atravesar un pequeño túnel desembocamos en un inmenso mar de agua, encarcelada y secuestrada entre muros de potente hormigón, era el Pantano del Portillo.  



 Había que descender, llegar has nuestro último objetivo, el Río de Castril.
La carretera nos había sido complaciente hasta ahora, más de pronto, en un rápido viraje nos precipitamos vertiginosamente por una estrecha y angosta. 





-¡¡¡Madre mía!!! Aquello no era bajar, sino rodar a marcha forzada, donde el más mínimo  deslizamiento desafortunado hubiese dado con todo este voluminoso contenido en las profundidades de los abismos de aquellos parajes. Hay quien piensa en que aún tiene que cobrar la pensión y los que ya la cobran en salir ilesos de esta hazaña.   



Pronto aterrizaríamos en una pequeña explanada, donde nuestro vehículo pudo dar la vuelta, y prestos nos dirigimos a disfrutar de la Naturaleza en un lugar donde existe un maridaje perfecto entre el verde del follaje del bosque, la transparencia cristalina del líquido elemento, el gorjeo misterioso de las aves tenores y sopranos de la sinfonía maravillosa de la Naturaleza y el ronco rugir del agua que se precipita por las cascadas como barítonos y bajos. 







Es la orquesta sinfónica que Dios creó para recreo, admiración y disfrute altruista de todos los sentidos, que poseemos los humanos. 









Allí se podía percibir el olor inimitable y generoso de la hierba, la vista se embriagaba con la infinidad de colores con los que se viste la primavera, se saboreaba y paladeaba todo lo que iba  surgiendo mientras caminábamos, abrigados por la sombra que produce la arboleda del bosque, se podía palpar en el caminar lento y pausado toda la trayectoria, mientras la brisa suave nos refrescaba y besaba nuestros rostros, pieles sedientas bajo el sol de un caminar incesante durante toda una jornada. 




El conjunto armonioso de esta platea, donde el espectador es el propio actor,  en un escenario donde las butacas de poder estar plácidamente sentados, es solo  una, que se mueve y gira continuamente en un incesante andar absorbiendo todo lo que nos cobijaba. 





El grupo se fraccionó unos cogimos el área recreativa, donde dormían tranquilamente los columpios para recreo de la infancia, en los días de asueto, y otros la senda recta que conducía, a un lugar donde el agua unas veces se desliza con la máxima tranquilidad y otras ruge, para que se le escuche su bravura en las cascadas, mientras unos centinelas con los cuerpos retorcidos nos daban escolta mientras caminábamos. 



Nuestra linfa, se esconde entre parajes insólitos, no desea que nadie perturbe su caminar, pero los humanos la perseguimos y queremos entrar dentro de sus propias entrañas, seguir su curso, ver como habla, como canta, y a veces como llora y ríe. 


























Los castrileños, han sabido hacer de aquel lugar un espectáculo insólito, pasarelas que sobre vuelan el río, túneles para que se pueda llegar a contemplar la sinfonía orquestal, en los sitios más ocultos donde el agua hace sus cabriolas, los saltos de cola de caballo, e incluso puentes colgantes donde el visitante se siente situado en el mejor trapecio del circo del mundo, balanceado su cuerpo a una buena altura del río, trampolín para lanzarse sobre la piscina que corre a los pies. 



























La tarde iba cayendo, entre la arboleda el sol nos hacía un guiño de despedida, el día iba tocando a su fin, con la mochila cargada de piedras del yacimiento argárico, del sabor que aún perduraba de la bodega y de  un rico menú, y como postre este delicioso caminar por las pasarelas sobre el agua, la musicalidad que impregna todo un inmenso bosque, todo mezclado y colocado delicadamente dentro del estuche de una gran camaradería. 














Donde la amistad compartida engrandece cada vez más a este grupo de “boy scout”, que ha disfrutado como verdaderos jóvenes, en un día extraordinario, la juventud siempre permanecerá en el espíritu.
 Regresamos para seguir gozando y deleitándonos en  todas estas vivencias que ya son recuerdos guardados en la profundidad de nuestros sentimientos, mientras el Sol, que nos había acompañado durante todo el día, ahora, casi sin fuerzas, se deslizaba por la cristalera para darnos su último adiós con un abrazo de despedida, mientras Pepe Heras, el responsable de la expedición, daba también su despedida, que se cerraba con un aplauso.  


















                                                         José Medina Villalba.  
  

8 comentarios:

  1. Amparo Mora Montes. Querido amigo, tu perfeccionismo no ha permitido quedarte con la primera narración del viaje a Galera y Castril, y me ha venido muy bien porque he visto el poblado argárico con la minuciosidad que acostumbras pero sentada en mi sillón
    La excursión fue muy interesante. Lo que más me impresionó fue el río Castril encajonado entre paredes verticales y pensar que ese profundo cauce lo ha labrado el agua a lo largo de miles de años. Un paisaje excepcional. Fue un día magnífico que lo describes muy bien. Felicidades. Un abrazo

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    1. José Medina Villalba Querida amiga Amparo, hacer una excursión de esta índole para dejarla plasmada en un simple resumen colocado en facebook, ese mismo día, no dejaba tranquilo mi espíritu, que necesitaba volverse a recrearse, tranquilamente en lo vivido en aquella jornada.
      Se disfruta cuando se vive in situ toda la trayectoria de un día, estar en el propio escenario, palpar y pisar los terrenos que hace cuatro mil años otros humanos vivieron, brindar con los amigos exquisito cava en la propia bodega, sufrir en los pasos estrechos del poblado cuando el autobús, no podía pasar, comer y saborear un rico cordero segureño, escuchar la sinfonía del agua corriendo por los desfiladeros, y pensar como tú muy dices la labor del agua para originar aquellos tajos verticales, y sobre todo compartir un día con los amigos, que es la fuente más extraordinaria que enriquece la convivencia y la amistad. Sin embargo hacer de nuevo la excursión sentado tranquilamente en tu estudio deleitándote en todo el recorrido, sin que ya el cuerpo se te canse, esto tiene un encanto especial y sobre todo la satisfacción de dárselo a conocer a los numerosos seguidores y amigos. Gracias por tu comentario. Un abrazo.

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  2. Emilio Ramos Salas. Tus relatos me han hecho rememorar mi estancia durante cuatro años en las que estuve con toda mi familia en la dirección de la Caja General de Ahorros en Huescar y tuve oportunidad de saborear el cordero segureño y los vinos del país sin olvidar los cangrejos de Galera FELICIDADES POR TU RELATO.

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  3. Gracias Emilio, por tu comentario. Un abrazo.

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  4. Antonio Parrilla Muñoz. Muchas gracias amigo José, por mostrarnos parte de las maravillas de Castril y su río.

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  5. Querido Pepe: Te sigo aunque no siempre te responda. Y te sigo admirado - como tantas veces te he dicho- por tu vitalidad, tu afán viajero y tu literatura descriptiva. Lo mismo vas a Irlanda que a Castril y en todas partes tu instinto periodístico te lleva a plasmar en crónicas viajeras tus andanzas y tu sensibilidad de lo que contemplas, aquí y allá. ¡Buena manera de emplear el tiempo libre`! Y evidente señal de tu bienestar físico y síquico. Me alegro y te animo a seguir. No soy muy adicto a la redes y por tanto algunas cosas pasan desapercibidas. Me imagino que tendrás muchos seguidores y eso alimenta el trabajo de escribir y de documentar gráficamente tus relatos. Gracias, adelante y te tengas un verano denso, que seguramente ya tendrás programado para seguir dando la vuelta al planeta. Un abrazo. Juan

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  6. José Medina Villalba
    para Abadía

    Querido Juan: Me satisface que sigas mis andanzas, y te agradezco tus comentarios, siempre son un buen complemento de mis trabajos, que transcribo a mi blog para que permanezcan como regalos que llegan a mis andanzas; ciertamente, y por el momento me encuentro bien, por lo que he decido en emplear parte de mi tiempo en recorrer lo que antes no pude, es una forma de conocer lugares en su propia salsa y después intentar llevarlos a mis seguidos, que por cierto los tengo por todo el orbe distribuidos, caminando por los pasos que he ido dando.
    Próximamente marcho a Sicilia y después al Danubio, con lo cual doy por finalizada la temporada, ya tengo trabajo para todo el verano.
    Gracias de nuevo por ser muy importantes, tus sugerencias, que no vienen simplemente de un amigo que me aprecia, sino de un gran profesor conocedor de lo que es la Literatura y los estilos literarios.
    Hasta la próxima. Un fuerte abrazo.

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