sábado, 2 de julio de 2016

UNA JORNADA INOLVIDABLE EN LAS ESCUELAS DEL AVE MARÍA



      Siete y media de la tarde, del día 24 del mes de junio de 2016. Comenzaría una larga jornada que finalizaría a altas horas de la madrugada, para quedar impresa como una página más, pero no menos importante, de las muchas que se han inscrito en este voluminoso libro, con denominación propia, que se abrió hace ya más de 127 años, en cuya portada figura el título: HISTORIA DE LAS ESCUELAS DEL AVE MARÍA.


     En este voluminoso libro, están tallados los hechos más transcendentales de nuestra Historia Avemariana; sucesos acaecidos en el transcurrir de los tiempos, unos gloriosos, otros acompañados de dificultades e inquietudes, pero todos dando cuerpo e integridad de vida, a nuestras Escuelas del Ave María.
    
                                                Solticio de verano y luna llena
    
     Hemos coincidido hoy, con el solsticio de verano, palabra que proviene del latín sol (“Sol”) y sistere (“permanecer quieto”), cuando el sol se encuentra en lo más alto del cielo y nos manda con más fuerza sus rayos, cuando la luz del día se mantiene durante más tiempo, es el día de luz, más largo del año.
   

                                                         D. José Montero Vives
       
     Los avemarianos, hoy, tenemos nuestro solsticio especial porque nuestro sol, sí, ese que durante más de sesenta años estuvo alumbrando la trayectoria de nuestras Escuelas del Ave María, aquí abajo, hoy luce más refulgente que nunca  en lo más alto del cielo.
   

      Un sol que tiene nombre propio, José Montero Vives, que junto al de otro que, desde 1923, Andrés Manjón, lo estaba esperando, van alumbrar con más intensidad nuestro caminar diario.
     


      Mientras en muchos lugares se encienden las hogueras de San Juan, donde la magia, unida al simbolismo, cumplen su papel a través del fuego y del agua, para purificar los cuerpos y las almas, donde se piden toda clase de deseos, nosotros en ésta velada también nos vamos a decantar con el calor del fuego y el agua purificadora de sus enseñanzas, de su ejemplaridad y de su Pedagogía, que no es otra sino la nuestra.
      

      Nuestros grandes maestros, con la quietud del solsticio que representan, nos iluminan desde el cielo.
     
                                                Atardecer mágico en las Escuelas del Ave María
  
     A las ocho de la tarde, cuando van a dar comienzo los actos conmemorativos relacionados con el homenaje póstumo a nuestro querido D. José Montero Vives, hacía calor, un ardor bochornoso por el Valle de Valparaiso, pero que no agobiaba sino animaba a seguir caminando por la senda que nos conducía a la Capilla del Colegio.


    Desde que se celebró el Centenario de la Escuelas, nunca se había visto la Capilla tan concurrida de gente, abarrotaban el interior e incluso ocupaban espacios en el exterior.
    

    Personal formado por: el Patronato en pleno, familiares, profesorado de los distintos Centros de las Escuelas del Ave María, Antiguos Alumnos del Seminario de Maestros del Ave María, simpatizantes de la Obra, y otros prosélitos  de la persona de D. José, se unieron a este evento.
    

     El trío oficiante, nunca pudo ser más acertado: su hermano, D. Francisco Montero Vives, Párroco de la Iglesia de la Magdalena, custodiado por otros dos sacerdotes muy vinculados a las Escuelas y a la intrínseca amistad, por el que se le iba a celebrar la ceremonia religiosa: D. Juan Sánchez Ocaña, perfecto conocedor de los avatares curriculares, por la íntima amistad de ambos y D. Miguel Ángel Morell, Rector del Seminario Menor de Granada, por los muchos años pasados en contacto con la juventud avemariana, en las Escuelas, y con el homenajeado.


     Había en la Capilla un ambiente de serenidad, de paz, de tranquilidad, de cierta inquietud por conocer cómo se iba a desarrollar el acto, pero sobre todo de ser partícipes activos del momento.


                                                       D. Francisco Montero Vives
    
     En algún instante la emoción silenciosa interiorizada, por los asistentes, hizo poner el bello de punta, sobre todo, cuando D. Francisco, el hermano de D. José, con un nudo en la garganta, y lágrimas en los ojos, nos trasladaba su congoja, en las lecturas, reflexionando sobre la liturgia.
   

                                                       Dñª Paloma Suárez Díaz

     Las intervenciones de la coordinadora de Pastoral, en el Ave María, Dñª Paloma Suarez Díaz, la homilía de D. Juan Sánchez Ocaña, vinculado a las Escuelas como capellán, que fue, de la Casa Madre, profesor de bachillerato, canónigo de la Abadía del Sacro Monte, párroco de Viznar, escritor y sobre todo gran pastor de la Iglesia,  y la de Dñª Mari Carmen Sáez Callejón, sobrina de D. José Montero, profesora de las Escuelas del Ave María, fueron de tal solemnidad, que sus palabras quedan reflejadas en este archivo.
      Las lecturas bíblicas fueron realizadas por el patrono, D. Antonio Almendros, y las profesoras, Dñª Ana Román, Dñª Mari Carmen Ruiz y D. Eloy Morales.
     
                                                        D. Antonio Almendros
Monición de entrada.
       Nos hemos reunido en esta Eucaristía por el reciente tránsito de nuestro muy querido D. José Montero a quien estaremos eternamente agradecidos por el ejemplo de su vida cristiana y sacerdotal, por los años que le hemos tenido con nosotros, continuamente a vuestro servicio en las Escuelas del Ave María.
     
                                                      Dñª Mari Carmen Ruiz

     Fiel a su ministerio y al testamento pedagógico de generosidad y abnegación sin límites, incansable en la ayuda a los más necesitados, y con una humildad y sencillez propia de los que se saben y se sienten hijos de Dios.
     
                                                     Dñª Ana Román

     Agradecemos a nuestro Padre Celestial el que haya escogido a D. José como continuador de la obra de D. Andrés y a Él suplicamos, a través de su Hijo Jesucristo seguir defendiendo a la Iglesia por Él fundada y dar testimonio en las Escuelas del Ave María de fidelidad al ideario cristiano que tenemos y que constituye la razón de ser y existir de las mismas.
     
                                                         D. Eloy Morales

     Comenzamos con la mirada puesta en Cristo, nuestro Señor y Salvador, escuchando su Palabra y abriendo nuestro corazón para seguir su ejemplo, que es Camino, Verdad y Vida para toda la humanidad.
   
                                                      D. Juan Sánchez Ocaña
    
       Llegado el momento, D. Juan Sánchez Ocaña, aunque la homilía tendría como fondo principal la figura de su gran amigo D. José Montero, comenzó, con voz decidida, algo gastada por su delicada garganta, por los años de labor pastoral y de predicación, pero totalmente inteligible, haciendo un comentario a los textos bíblicos leídos.
     -Quiero hacer una meditación o comentario sobre algunos de los textos leídos aplicándolos a las circunstancias en las que hoy nos hemos reunido.
    

Dice la primera lectura que, ninguno vive para sí mismo, efectivamente nosotros somos criaturas del Señor, somos posesión suya, a Él pertenecemos, en Él vivimos, en Él nos movemos, y en Él existimos, y no solamente mientras vamos de camino por este mundo, sino también cuando llega la hora de tener que dejar esta forma de vida que es temporal, para enfrentar una vida nueva, detrás de este trago amargo como es la muerte, también en la muerte somos del Señor.
    

    La Eucaristía que estamos celebrando no es más que una confirmación de esto, que el Señor está con nosotros, que nos acompaña, que nos envuelve, que nos sostiene, que nos encamina, por este mundo hacia una Patria distinta, es el mejor regalo que Jesús nos ha dejado a los cristianos, su presencia, su Palabra que comentamos y leemos y su presencia en el pan y en el vino de la Eucaristía.
     

    Esta tarde estamos celebrando la Eucaristía este grupo de cristianos todos vinculados, creo, de una forma o de otra al Ave María, haciendo Memoria del Señor como es lógico, en primer lugar, pero unido a su Memoria, la memoria de un determinado educador que durante un largo trecho de tiempo, su vida íntegra, sesenta años la ha dedicado al servicio de las Escuelas.
    
                                                       Nacimiento de San Juan Bautista

    El Señor tomó posesión de él al nacer, cuyo nacimiento, hoy, nosotros agrademos y celebramos, como celebramos el nacimiento de Juan el Bautista que es el que hoy celebra la Iglesia. 

                                               D. José Montero en sus últimos años.
   
     Por tanto, sabemos que el Señor ha tomado posesión de él a lo largo de su vida temporal, que es un privilegio que el Señor le ha concedido, pero también el Señor le ha acompañado, ha estado con él, le ha sorprendido en la hora de su partida de este mundo, una hora difícil, una hora temida por todos, él ha sido muy consciente a lo largo de estos últimos años, de la fugacidad de la vida, de como el ser humano progresivamente va deteriorándose y va como acabando su presencia en este mundo, y de su entorno pero él ha sido muy consciente de ello, él ha percibido como las fuerzas le faltaban, como la energía de la que ha necesitado siempre en tanto viaje, en tanta actividad, todo había sucumbido.
     

      Así ante el misterio que supone el más allá, a pesar de la fe que siempre la ha tenido muy profunda, en más de una ocasión lloró ante esta perspectiva que todo ser humano tenemos por delante, porque por muy grande que se sea, el misterio de la vida, es un misterio que nos conmueve interiormente desde que somos concebidos.
    

     Nosotros en la monición de entrada pedimos por una triple finalidad, para D. José Montero, la primera es orar por él, por su vida, por su trabajo, por sus desvelos por el Ave María, por sus inquietudes por sus frustraciones, también la vida entera de él ha estado dirigida e iluminada por la luz de Dios.
     

    Venimos también a encomendar a Dios su muerte, en el momento que ha tenido que dejar este mundo dolorosamente, para comenzar una etapa nueva, la oración de los cristianos que le ofrecemos es el mejor respeto hacia una persona que queremos.
    

      Además de orar en esta Eucaristía, que estamos celebrando con ocasión de la convivencia anual de final de curso, también en segundo lugar venimos a darle gracias a Dios, por toda su bibliografía, por todo el itinerario vital, que él ha recorrido fundamentalmente porque ha sido un educador, un sacerdote avemariano que ha conectado extraordinariamente bien con el Pensamiento Manjoniano, porque ha podido beber en la fuente limpia de la doctrina de Manjón, y él ha querido actualizarlo, renovar este legado pedagógico, en primer lugar, que Manjón dejó para que fuera como un activo importante como el vademecun de sus Escuelas, para eso ha viajado, ha escrito, ha ido, ha venido, ha hecho iniciativas múltiples, lo han hecho también otros, porque cuando muere 
                                                        D. Manuel Medina Olmos
                                                          Diego Ventaja Milán
                                                                      D. Pedro Manjón Lastra

      D. Andrés Manjón, viene Medina Olmos, Diego Ventaja, Pedro Manjón, Jiménez Fajardo, desafortunamente murió sin haber cuajado del todo, luego él que ha tenido la oportunidad y la preparación para poder desenvolver, desarrollar, desentrañar el legado manjoniano, y lo ha hecho realmente  de forma entusiasta, a lo largo de los años, y no solamente aquí, entre nosotros, lo ha hecho en otros fórum tanto nacionales, como americanos y europeos, de tal forma que toda su inquietud y tantos dolores de cabeza y sufrimientos que le costó por su virtud e inquietud de renovar la Pedagogía Manjoniana, por el bien de los alumnos de las Escuelas, entregado en su legado,  que él ha puesto en valor de acuerdo con las circunstancias sociales, con los cambios que a lo largo de los tiempos ha habido en la sociedad española.


 Por esta renovación pedagógica que él ha luchado siempre, primero de la Pedagogía Activa, después de la Pedagogía Renovadora, después de la Pedagogía Personalizada, de la Pedagogía Integradora, siempre buscando el grado manjoniano, sin quererse anquilosar para el bien de tantos niños.
    

     Pero también Montero ha sabido desentrañar la vena cristiana de las Escuelas del Ave María, esa vena fundamental, esencial puesta por el fundador, toda la inquietud suya a la formación religiosa de los alumnos, a la catequesis; otro de su grandes objetivos, la renovación de la catequesis, otra de sus grandes preocupaciones, y recorriendo no solamente por España, sino fuera de España y ha creado instrumentos escolares de formación de los alumnos, esto ha sido fundamental en la Historia del Ave María, si esto desaparece o tiene una vida lánguida, el Ave María está un poco fuera de madre, fuera de sí.
   

   La escuela es el maestro decía Manjón, si no hay maestro cristiano, no hay escuela cristiana y cuando digo maestro cristiano no refiero al maestro que reza  solamente, o que practica los Sacramentos, sino el maestro que sabe incluir en el centro escuela el espíritu propio del cristianismo, un espíritu de caridad, de amor, de compañerismo, de cercanía, de hermandad, aquel que ve en el niño no solo un ser en potencia, un hombre en potencia, sino que ve sobre todo al hijo de Dios, 


como Manjón lo veía y abre la educación a lo trascendente, porque si se queda en una educación plana, aunque sea muy religiosa, y muy científica, intelectual y pedagógica no sería educación manjoniana, y en este sentido tendréis que ir, tenéis que luchar Patronato y maestros, para que esta esencia cristiana del Ave María, no solamente sea de cabeza, sino que sea bien realizada, en esto Montero tiene mucho que ver.
     
                                              Gitanos de Sacro Monte en la fragua
   
      En tercer lugar nos da la vena social, Montero en este aspecto siempre estuvo a favor de los más necesitados, toda su vida ha sido una preocupación por los demás; hablando del problema de los refugiados, decía: ¡hay que hacer algo!, ¡hay que hacer algo!, le salía de dentro ese afán, por luchar por el bien de los demás, esta es una misión fundamental del Ave María, por ello damos gracias a Dios, pero también queremos aprender de su vida, aprender de su trabajo infatigable, aprender de su preocupación por los demás, aprender su desprendimiento, 


él siempre ha sido el último, primero los demás y después yo, y la prueba de ello es que ha muerto pobre, su preocupación en la residencia, era quien iba a completar la pensión que él tenía, mínima,  para poder pagar la residencia.
      

     Un hombre que ha escrito muchísimo, que ha tenido derechos de autor, pero que todo lo dio, todo lo ha dado, murió pobre, esta es la prueba evidente de la grandeza de un hombre, cuando pasa por la vida desprendido en favor de los demás, y muere desprendido de todo.
     

     Nosotros, esta tarde, recordando ante el Señor, a D. José Montero, que él ha sido un renovador de la pedagogía, de la vena cristiana, de la vena social, no lo releguemos al olvido de su persona y de su obra, que los humanos somos muy dados cuando uno desaparece, cuando uno ya no ha existido, volvemos a nuestros asuntos y se acabó.
       
                                               D. José Montero Vives (1989)
      Montero, como otros que han pasado por el Ave María, es un haber, es una acción importantísima, es un tesoro del Ave María que no podemos dejar pasar por alto, no debéis de dejar de explotarlo en favor de los alumnos, de aquellos que vienen a buscar el servicio en el  Ave María.
     Termino con los últimos escritos de Montero, cuando hizo sus bodas de oro de servicio al Ave María, decía: eso que os dejo, si queréis, ponerlo como testamento de este viejo educador que ha dedicado su vida al servicio de los demás.
   
                                        Clase de Fisiología al aire libre, dirigida por D. José Medina Villalba
     
       No siempre la voz de Montero ha sido suficientemente oída, recordarlo, conviene para que este activo, este tesoro, este testamento, juntamente con el gran testamento de D. Andrés y de todos aquellos que han trabajado, pero Montero ha tenido una oportunidad de muchos años trabajando y poder literariamente intelectualmente, y activamente, desarrollar todo el legado manjoniano, pues que no caiga en saco roto.
    

     El Señor es la verdad, es el camino, es la vida, que le habrá acogido en su seno y nuestra oración va en ese sentido, y ojalá encontremos en él las huellas, pero mantengamos el sentido común, no dejemos de comprender los errores que también tuvo y que ha reconocido como humano que era, como todos los hombres humanos, no dejéis esta opinión, que todos vosotros tenéis y deseáis prolongar a los jóvenes que no han conocido a Manjón,


                                                                      D. Andrés Manjón


 conozcan primero a D. Andrés, que lo conozcan, que lo revivan, que lo estudien, que lo pongan en práctica, si no el Ave María tendrá un vida amena, no será el Ave María que soñó Manjón y que soñó también D. José Montero,



 os toca a vosotros que estáis  trabajando en este campo, los que estáis aquí y los que no estáis, y os vais a reunir en el patio de las Escuelas,


 que el Señor os ayude para seguir este camino.
      Llegado el momento de Acción de gracias, Dñª Mari Carmen Saez Callejón leyó el siguiente texto:


                                                    Dñª  Mari Carmen Sáez Callejón

      Gracias, a D. Emilio Atienza Rivero, y a todos los miembros del Patronato de nuestras Escuelas, por las muestras de cariño, respeto, admiración y consuelo a la figura de mi tío…, me quedo con sus palabras D. Emilio: “Tu tío es, ha sido y será el alma más limpia del Ave María”.


                                  De izquierda a derecha: Dñª Mari Carmen López Rodríguez y D. Andrés López Osuna

      Gracias, a D. Andrés López Osuna y a su hija Mari Carmen, por las continuas llamadas de teléfono y visitas preocupándose por su salud, gracias Mari Carmen por seguir estando ahí.
      Gracias a cada uno de los compañeros que ahí seguís honrando su memoria, y algunos que por razones especiales no puedan hoy acompañarme; a los que habéis pasado por el hospital o me habéis llamado demostrándome con vuestras palabras, lágrimas y caricias a él, vuestro agradecimiento a su persona y a todo lo que os enseñó, con su ejemplo, trabajo y entrega. Nombraros a todos sería una tarea ardua e interminable y no quiero dejar a nadie en el olvido.



                                                      D. Andrés Palma Valenzuela      
       Gracias a Andrés Palma por tus horas dedicadas a conversar con él y hacerle compañía, mil gracias Andrés.
      
                                                     Dñª Mari Francis Gutiérrez

     Gracias a mi maestra de prácticas y compañera más tarde, Teresa Arenas, porque en estos casi dos años que ha estado en la residencia, no ha faltado ni un solo domingo en ir a visitarlo e invitarlo a merendar, su coca-cola y su pastel, gracias Teresa por quererlo tanto y demostrarlo, y por último, agradecer a Francis, (esposa de Pablo de San Isidro) su valentía el día del funeral y salir a dar esa acción de gracias tan emotiva, humilde y grande en palabras de gratitud, amor y cariño a su persona. Tus palabras, Francis, las estábamos pidiendo todos a gritos, que allí se manifestaran.


                                    Fila superior: D. José Montero, entre D. Antonio Sánchez Riquelme 
                                                                                             y D. Fernando Fernández Crespo. (1960)

      Gracias tío Pepe, porque en ti las palabras se convertían en hechos, por tu vida entregada a nuestras Escuelas, por tu ejemplo de cristiano, de justicia, de humildad y responsabilidad ante el trabajo, el amor a la enseñanza y a la educación.
Para terminar quiero leer un poema de José Luis Martín Descalzo.
“Morir sólo es vivir. Morir se acaba.



Morir es una hoguera fugitiva.
Es cruzar una puerta a la deriva,
y encontrar lo que tanto se buscaba.



Acabar de llorar y hacer preguntas;
ver el amor sin enigmas y espejos;
descansar de vivir en la ternura,
tener la paz, la luz, la casa juntas
y hallar, dejando los dolores lejos,
la Noche-luz tras tanta noche oscura”.


     Finalizado el acto religioso, Pepe Peña, gritó con la fuerza entusiasta de la voz que sale del corazón.
  -¡En honor de D. José Montero cantemos el himno de nuestras Escuelas!
      Se pueden contar por millares las veces que, sobre el gran espacio que ocupa la Capilla de la Casa Madre, unas veces los alumnos, otras los antiguos alumnos, otras los maestros, se ha cantado el himno, pero esta tarde, resonaban con tal fuerza, con tal vigor y entusiasmo, las voces de los allí presentes, que creo, el coro celestial de ángeles y santos, a la cabeza D. Andrés Manjón y D. José Montero y la pléyade de avemarianos que allí se encuentran, se contagiarían, estallando, en el espacio infinito de todas las galaxias,



 un himno que ya, es cántico, poema, alabanza de todo el Universo.
     Se diluía la tarde y la primavera, gentilmente dejando el último hálito de su vida, ceremoniosamente daba paso al verano, rubricado con el galanteo del estío que, haciéndole requiebros, coqueteos y arrumacos amorosos, a un entretiempo que se nos escapaba, 


                                                                      Atardecer en Valparaiso

ofrecía  un atardecer rojizo, alguna nubecilla como mensajera de lo que allí arriba estaba ocurriendo, pastaba mansamente en la inmensa pradera de un cielo azul intenso.
      
                                            Río Darro lamiendo las riberas de las  huertas del Colegio
    
     Nuestro río, sí, ese que ya los buscadores de oro no le hacen caso, solamente las cámaras fotográficas, de los que nos visitan, cuando pasa por debajo de los puentes de la Carrera, o lamiendo las riberas de las huertas y los cármenes del colegio, también esta tarde, se unía a esta conmemoración con el murmullo orquestal de sus aguas.  
      Hasta nuestra acequia, que brama continuamente la desesperación de estar sepultada, por algún lugar la vi desbordarse, como queriéndose unir, con toda su orquestación diminuta de aguas, a este evento.
    
                                                           Nidos para las aves de Valparaiso

      La infinidad de aves que abundan por Valparaiso, revoloteaban y los trinos formaban una coral, e incluso alguna ardilla de las que por allí abundan, se unía al grupo saltando de rama en rama de los almeces.
   
                                                     En pequeños grupos se comentaba...       
      En la placeta, en pequeños grupos, se hacían toda clase de comentarios, sobre el desarrollo de la misa, de la profundidad de la homilía, que nos puede servir de aldabonazo en las mentes de los educadores, de la sensibilidad del hermano de D. José Montero, que en algún momento nos conmovió…
    
                                              La pista deportiva había cambiado sus quehaceres        
      Caminando, por el largo sendero que sirve de eje central del Colegio, hacia el patio del antiguo Seminario de Maestros, donde iba a tener la celebración de despedida conjunta, del curso escolar, desde la lejanía había otra gran sultana que, en esos momentos, se vestía de gala cubriendo los muros de sus torres y almenas de  terciopelo rojizo, mientras la pista deportiva había cambiado sus quehaceres, convirtiéndose en una amplio escenario de aparcamiento.
     
                                               No faltarían elogios dedicados a estos parajes     
     
    No faltarían los elogios de  propios y extraños, ante tanta emoción que se desprende de la belleza que rezuma este paraje; alguien me comentaba, caminando por el paseo central, ¡esto es maravilloso!, aquí se podría escribir, el mejor cuento de hadas, o las odas poéticas más sensacionales.

                                                Los surtidores de la fuente con su lenguaje de agua....     
       
     Los surtidores de la fuente central del patio de arriba, con su lenguaje de agua, han visto pasar el tiempo, contemplando infinidad de escenas, de alumnos correteando por los patios, de los muchos cambios realizados en él, con vestimentas que lo han ido transformando a través de los años,


                                                       Estado del patio de arriba. (1930)

 dejaba sobre su superficie las pisadas de los asistentes, que un año más venían a celebrar la despedida final de curso, cuando la anterior, parecía que se celebró, hace unos días, y es que, ¡el tiempo corre que es una barbaridad!  


     Los aperitivos, portados por elegantes señoritas y caballeros, junto a las bebidas, abrían boca y refrescaban las gargantas.

                                                       Todo preparado para este evento        
      
      Las mesas colocadas en el patio de abajo, bellamente decoradas, esperaban en silencio, con las reservas correspondientes, donde se tendrían que colocar cada grupo de los profesores de los distintos Colegios del Ave María, Juntas Directivas de Antiguos Alumnos, representantes de los Consejos Escolares, tribuna de la presidencia, para los miembros del Patronato, atril para los portavoces de discursos, pantalla gigante de proyecciones, con la presencia de la Granada de Oro, concedida recientemente a las Escuelas, mientas tanto en el patio de arriba se desarrollaba todo el movimiento.

                                             Los gigantescos pinos del Carmen de la Victoria....

       Las sombras de la noche comenzaban a aparecer y mecían la cuna donde el trinar de los pájaros se guarnecían en los gigantescos pinos del Carmen de la Victoria.




 Pasar del atardecer al anochecer se hace lentamente, acompañado por nubes patinadas de multitud de colores que se alargan como extensos collares, adornando el firmamento.
     

     La escalera central que sirve de lazo de unión de ambos patios, fue dando paso para que la gente fuese ocupando los lugares correspondientes.
    El murmullo se fue apaciguando, las conversaciones fueron dando paso al silencio y desde el podium, el Director General, D. Leandro García Reche, como maestro  de ceremonias, dio comienzo al acto.

                                                             D. Leandro García Reche

      Buenas noches.
   Sr. Presidente del Patronato de la Fundación Ave María de Granada, Directores Generales, Sres. Patronos, profesorado en general, personal complementario, personal de administración y servicios, amigos todos del Ave María. 
      
                                                           D. José Montero Vives (1989)     
      
      No hace mucho tiempo, teníamos sentado entre nosotros a D. José Montero.       En este acto de convivencia, queremos honrar su memoria dedicándole unos minutos de recuerdo a la vida de sacerdote y pedagogo en el Ave María.


                                            Lugar donde se celebrarán las Jonadas Pedagógicas

     También en las jornadas pedagógicas que celebraremos los días 7 y 8 del próximo mes de septiembre, le dedicaremos una sesión de trabajo con una exposición sobre el legado de D. José a través de sus escritos sobre la Pedagogía Manjoniana a cargo de D. Andrés Palma.

                  D. José Montero, en el Congreso Pedagógico, a la izquierda D. Andrés Palma a la derecha D. José Álvarez
     
     Esta tarde noche toca hablar de la figura humana de D. José, de la persona que lideró la Institución Avemariana en un intervalo de tiempo importante, en el que dejó una huella imborrable entre nosotros.



                                              D. José Medina Villalba, en su intervención     
    
 Para ello, contamos con la presencia de una persona de profundas raíces Avemarianas, que conoció y compartió con D. José gran parte de su etapa en el Ave María, y que, tras su fallecimiento, le dedicó una carta abierta en su Blog personal de internet. De entre todas las personas que podrían ensalzar la figura de D. José Montero, sin duda, ésta es una de las más autorizadas, se trata de D. José Medina Villalba.
A continuación, tomará la palabra, en representación del Patronato de la Fundación del Ave María, su Presidente D. Emilio Atienza


                                                       D. Emilio Atienza Rivero

       El Presidente del Patronato hizo una apología de la figura de D. José Montero, poniendo de relieve sus valores y entrega desinteresada, durante toda una vida a las Escuelas del Ave María. 
     Se refirió al interés que tiene este Patronato, porque el Pensamiento y Pedagogía Manjoniana, se mantenga en la línea que él dejó en su testamento, pero con la adaptación a la exigencia de los tiempos. Felicitó a todos los Colegios del Ave María al finalizar este curso, pero haciendo hincapié, en que hay que seguir trabajando y superándose todos los años, estando al día, para lo cual todos los años celebramos las Jornadas Pedagógicas, y durante el curso realizando cursillos y grupos de trabajo en las distintas materias y especialidades.
      Este Patronato velará porque los profesores que vayan entrando, a ocupar puestos como educadores, reunan las mejores capacidades y preparación. 
       Deseando un feliz verano, y reposición de fuerzas, para el próximo curso, con un cerrado aplauso terminó su intervención.
(Dada la profundidad y extensión del discurso del Presidente, se publicará íntegro, en el próximo número de la revista Actitud Avemariana) 
     
                                                        Quique Alonso

        Seguidamente, se proyectará un vídeo realizado por Quique Alonso en el que se da testimonio de la actitud de servicio y entrega de D. José Montero a las Escuelas del Ave María.
       Pero antes de su proyección, el Patronato quiere hacer entrega de unas medallas de reconocimiento a varias personas que se encuentran entre nosotros y que son el testimonio vivo de lo que D. José Montero desarrolló hasta que pudo: el trabajo.

                                      Medalla de Honor a D. José Medina Villalba

      En primer lugar, Medalla de honor por su reconocida trayectoria de maestro avemariano, perteneciente al grupo de maestros colaboradores en la etapa de D. José Montero; por su incansable labor de estudio y difusión de la pedagogía y didáctica manjoniana, y por continuar enseñando a través de sus visitas guiadas toda la riqueza que atesora el Colegio Ave María Casa Madre, a D. José Medina Villalba. Hace entrega de la misma D. Antonio Mazuecos.

                                                         Medalla de Honor a D. Juan García Jiménez

     Medalla de Honor por toda una vida, llena de entrega y dedicación como maestro y secretario del Colegio Ave María de Albolote y su contribución a la excelente gestión del mismo, por como persona, se concede Medalla de Honor a D. Juan García Jiménez. Hace entrega de la medalla D. Andrés López Osuna.

                                         Medalla de Honor a D. Francisco Montero

     Medalla de Honor con especial dedicatoria de todo el Patronato de las Escuelas del Ave María, a D. Francisco Montero, presente entre nosotros en esta tarde de especial significado.


VÍDEO: En palabras de su autor, La primera parte nos invita a reflexionar sobre el compromiso con los más necesitados, los de ayer y los de hoy ... Don José no paraba de decir que había que hacer algo con ellos. Continúa con un recorrido por la obra de D. José y palabras que lo definen... Suena una canción que habla de quién nos puede dar lo que nos falta... Lo que nos falta en el AVE María o lo que nos falta en la vida... Y, por último, somos los maestros los que tenemos que asumir, en primera persona, el legado que nos dejó en hechos y escritos... Y el Patronato asumir la tutela de este proceso de ayuda a los más necesitados... Termina con una visita de alumnos a don José y sus libros...



Terminado el vídeo se dará por concluido este acto deseando a todos un feliz verano y un merecido descanso. Muchas gracias.
   
             (Se invitó a D. José Medina Villalba, para que subiera al estrado a exponer la carta abierta a D. José Montero Vives).
  -Buenas noches.


     -Señor Presidente, señores patronos, directores generales, compañeros y amigos todos.
       -Se me invita por el Presidente del Patronato de nuestras Escuelas del Ave María, D. Emilio Atienza Rivero, para que esta noche, en la que celebramos la tradicional cena final de curso, como cierre a una etapa más en el quehacer anual, para que lea la carta que, prácticamente todos conocéis y conocen en los diversos lugares del orbe terrestre, donde por la magia de las redes sociales tengo seguidores de mi blog.



     Sin embargo, antes de leer esta epístola, dirigida a nuestro entrañable y desaparecido, presencialmente, no espiritualmente, D. José Montero, quisiera exponer cuales fueron las razones que me indujeron a realizarla.
      -Previamente ya había publicado un archivo con el título: JOSÉ MONTERO VIVES MARCA UNA PROFUNDA HUELLA EN EL AVE MARÍA.
      -Dicho artículo, donde describo toda la trayectoria de su vida, aunque me fue doloroso realizarlo, lo tenía preparado, esperando el fatal desenlace, que ya era inminente.
     

     -Quería que pudiese salir en la revista, Actitud Avemariana, que se estaba, en esos momentos, "cociendo" en la imprenta y que ya la tenemos en nuestras manos.
¿Por qué escribí este nuevo artículo? ¿Cuáles fueron las razones que me motivaron a realizarlo?



       Aquella mañana del funeral, estando de cuerpo presente D. José Montero, en la Iglesia de la Magdalena, creo, que si no todos, un porcentaje muy alto de los allí presentes, escribieron mentalmente su carta particular de desagravio a la figura de nuestro fundador, a nuestras Escuelas del Ave María, a D. José Montero y a los allí presentes.
      

     María Francisca, Marifrancis Gutiérrez, como ella quiere que le llamemos, con un aplomo y serenidad especial a través de sus palabras, puso de manifiesto ante la presencia del clero y del pueblo, lo que todos hubiésemos querido decir en ese momento, ella fue nuestro portavoz.




     Ante el enojo de una homilía que soslayó, la figura de D. Andrés Manjón, que junto a San Juan de Dios, son las dos figuras más representativas de Granada, y eso lo sabemos y lo saben, no solo los granadinos sino todo el mundo, como valederos de entrega por los más desfavorecidos corporal, espiritual y culturalmente, y ante el cuerpo allí presente de D. José Montero,



 cuya vida entregada totalmente a los principios fundamentales del Pensamiento Manjoniano, a sus Escuelas con desprendimiento y generosidad absoluta de su vida hizo que, nada más salir del acto, me pusiera a escribir esta carta y a darla a conocer a todos, como reparación expiatoria a aquel momento vivido.
Y ya sin más leo la carta.
CARTA ABIERTA A D. JOSÉ MONTERO VIVES
Querido Pepe:


Perdona que me tome esta licencia al tratarte con excesiva familiaridad, pero sé que el lugar donde te encuentras, rodeado de gloria, no existirán nombres para designar a los que allí os encontráis.
Supongo que estás junto al numeroso grupo de avemarianos que nos dejaron: Andrés Manjón, Manuel Medina Olmos, Diego Ventaje Milán, Pedro Manjón Lastra, José Jiménez Fajardo, Jorge Guillén, Rogelio Macías, y un largo etcétera que no voy a nombrar porque la carta sería extensísima e interminable.



      He seguido durante estos últimos días el calvario que has sufrido para pasar a esta gloria que tan merecida tienes, por tu ejemplaridad desinteresada en todos los aspectos, hacia los demás, en el paso por este “Valle de Lágrimas”, que por tu forma de vida has hecho, que no sea tal, para los muchos que te hemos conocido.
Cuando esta mañana llegué a la Iglesia de la Magdalena, donde se iba a celebrar las “Pompas fúnebres”, ¡qué forma más extraña de expresar esta ceremonia!


     Mira que llegué antes de la hora prevista, pero el templo estaba abarrotado, tuve la suerte de colocarme detrás de los que te portaban y así llegué casi al sitio donde te colocaron.



        Durante toda la ceremonia han pasado por mi mente una cantidad de escenas, en las que hemos estado presentes los dos, desde que llegaste al Seminario de Maestros del Ave María, allá por el año 1955.


      Derrochabas juventud, por todos lados, elegante con tu larga sotana, con gafas de intelectual, pero sobre todo alegre, campechano, como soléis ser los motrileños.


     Me diste clase de francés, en cuarto de bachiller, de aquel francés que se limitaba a conjugar verbos y a traducir, pero tú nos invitaste a dar un paso más, a hablarlo, para esto, a los que quisiéramos, durante el recreo, podíamos hacerlo de una forma amena, paseando por el patio. Solamente, Manolo Morón Mochón, que estará junto a ti, nos decidimos y durante algún tiempo, nos hiciste dar un gran paso, en lo más interesante, que es hablar el idioma.



      Nuestras clases de Didáctica en tercero de Magisterio, nos las hacías agradables y amenas, e incluso, en más de una ocasión, hiciste referencia a una especie de test, sobre el aprendizaje de la Geografía Física y Política en el mapa de España. Los resultados daban, que los que habíamos hecho la práctica sobre el mapa en relieve, que tenemos en las Escuelas, los resultados eran superiores a aquellos que los habían realizado en el libro de texto.


                   Colegio de Somosaguas

    Ya estando de maestro, en la Casa Madre, siempre quisiste adaptar la Pedagogía Manjoniana, a los tiempos que corren. Recuerdo, cómo nos facilitaste los medios e incluso ayuda económica para que fuésemos a ver como en Somosaguas, unos, y otros en Alicante, se llevaba a cabo la enseñanza personalizada, allí estuvimos durante quince días.



         Maestros del Ave María, en Benimamet, con D. José Montero

     ¿Te acuerdas cuando estuvimos en Benimamet, (Valencia) visitando las Escuelas del Ave María, que fundara Miguel Fenollera, buen conocedor de Manjón y de su Pedagogía?
La de chistes que contó durante el viaje Manolo Pino, e incluso te recomendó que no te fueras a equivocar, delante del arzobispo, al nombrar “Follonera” en lugar de Fenollera.
Después con las regletas de colores, para las Matemáticas, cada niño con su bolsita de regletas, que se tardaba más tiempo en recoger los diversos taquitos y regletas, que la práctica con ellos.


     Siempre, siempre, con la inquietud de seguir actualizando nuestra Pedagogía, la pedagogía Manjoniana, sin perder sus principios fundamentales.


      Cuando algún maestro llevaba a cabo alguna novedad metodológica, igual que hacía D. Andrés Manjón, pronto procurabas, que la conociera el resto del colectivo avemariano.



     Tal ocurrió cuando viste que utilizaba el franelograma, en mi clase, como material pedagógico y didáctico y pronto convocaste a todos los maestros avemarianos, para que explicara en qué consistía. En el Salón de Actos del Ave María de San Isidro, a través de estos materiales, el cuento de “Pedro y el Lobo”, sirvió de motivación para explicar el nombre de todos los instrumentos de una orquesta sinfónica.


      ¡Cuántos recuerdos!, han pasado por mi mente durante la ceremonia religiosa, mientras muy cerca de ti contemplaba el féretro.


       Fuiste un fiel seguidor del Pastor Supremo, de Jesucristo, cuando en la Última Cena, una vez que hubieron comido, Jesús le dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que estos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo.
Él le dijo: Apacienta mis corderos.
Volvió a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo.
Le dijo: Pastorea mis ovejas.



     Por tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿me amas? Y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas.
De cierto te digo: Cuando eras joven, te ceñías, e ibas a donde querías; más cuando ya eres viejo, has cumplido perfectamente tu misión. Has sido una oveja destacada, yo diría privilegiada, a las órdenes de otros varios pastores que han ido pasando por esta archidiócesis.



    Te correspondía descansar junto a nuestro fundador, como lo hizo Pedro Manjón Lastra, sobrino carnal de D. Andrés Manjón, cuyos restos reposan en las Escuelas del Ave María de San Isidro, que él fundó.



     He visto llorar, al terminar la función religiosa, a varias personas, con lágrimas en los ojos.
Realmente todos hemos llorado.
Nuestro amigo Miguel Carrascosa, que nació el mismo día, mes y año, que tú, me preguntaba:
-Medina, ¿por qué?
Ese, ¿por qué?, y otros muchos salían de la boca de los allí presentes.



¿Por qué, el que estaba obligado, en la homilía, sacar a relucir los grandes valores de D. José Montero, dentro de las Escuelas del Ave María, fiel seguidor de D. Andrés Manjón y de su obra, a los dos, los ha soslayado?
¿Por qué?
¿No se le ha dado sepultura en el lugar que le correspondía?


     Se respiraba un aire de desilusión y desaliento entre el numeroso público, que en un alarde de rabia contenida, cantó el himno de las Escuelas del Ave María al salir, en la puerta de la Iglesia de la Magdalena, mientras desde uno de los balcones se desplegaba una inmensa bandera, con la frase siguiente en vertical: Spes Nostra, con el anagrama del Ave María.
Ciertamente tú eres nuestra esperanza y tu ejemplo será el faro, luz y guía, junto al de D. Andrés Manjón, en nuestra vida avemariana.
Sé, con toda seguridad, que desde el cielo, te estarás riendo, esa sonrisa que siempre llevabas en tu rostro, de estas cábalas y preguntas, sin respuesta, que en estos momentos nos estábamos haciendo, porque tu sencillez, no era partidaria de alabanzas, ni de grandezas, fuiste sencillo y humilde, durante tu vida, y eso dejaste dicho en más de una ocasión, refiriéndose a tu muerte.


      Hasta pronto querido amigo y maestro.  
      Un cerrado aplauso dio paso a la entrega de medallas de honor.


     El patio del Colegio completamente repleto de comensales, resplandecía, no solamente por la intensidad que le proporcionaban los focos que en ambas fachadas había, y por la que desde la lejanía transmitía la Alhambras, asomada coquetonamente al pretil del bosque y del río, como “cotilla impertérrita” de todo lo que sucede en la ciudad, sino también por el que le imprimían las numerosas damas y señoritas, elegantemente vestidas, perfectamente acicaladas y perfumadas, demostrando la perfecta capacidad de equilibrio, realzando sus estilizadas figuras, sobre tacones inverosímiles.



    Las mesas longitudinalmente colocadas lucían su blanca vestimenta, adornándose con floridas cestas, preparadas con toda serie de útiles, vajillas, y cuberterías, para contribuir y hacer más placentera la espléndida cena que se degustó a continuación.





     En el lateral derecho de la tribuna, toda refulgente lucía el brillo de la Granada de Oro, que este año se le ha concedido a las Escuelas del Ave María, mientras una enorme pantalla, esperaba, para recreo de la vista de todos, la proyección de una serie de fotografías, como  homenaje tributado, a la vida, trabajos y obra de D. José Montero y de las Escuelas del Ave María.
     Ocurrió un dato anecdótico, (desde el punto de vista de este comentarista).
 En el momento de hacer la entrega de  condecoraciones concedidas, a aquellas personas que, por su labor y entrega a la Institución, el Patronato de las Escuelas del Ave María, les hace el  reconocimiento públicamente y lo refrenda con la entrega de una medalla.


      D. Leandro García Reche, anunció que se iba a realizar la entrega de medallas a personas destacadas dentro del Ave María, este cronista, sin tener conocimiento de lo que después iba ocurrir, se dirigió al estrado para recoger en su cámara los momentos que iban a suceder.


    Mientras caminaba por el pasillo, el portavoz iba dando datos de la trayectoria del primer galardonado, sin nombrarlo; había entre los asistentes un cierto aire de sonrisas y de agrado que capté al momento, mientras iba tomando conciencia de que la persona a la que iban a homenajear era el que caminaba hacia la tribuna.
-¡Tierra trágame! 
-Pensé en un primer momento, después como un relámpago cruzaron por mi mente varios interrogantes: ¿Qué hago? ¿Me vuelvo?
Pero lo sensato era seguir como así lo hice.



     D. Antonio Mazuecos Moraga, con un fuerte apretón de manos, en un bello estuche de taracea, me entregaba un bonito medallón en bronce, de un valor incalculable, más que material, sentimental.



      Todas las manos de los patronos y directores generales, estrecharon la mía, por mis venas corrieron las emociones más indescriptibles, uniéndose mi agradecimiento, a los afectos que todos me trasmitían.





    Allí está concentrada toda la Esencia, Filosofía y Pensamiento de nuestras Escuelas. Por una cara la figura del fundador, con el fondo de las torres alhambreñas, que él siempre tuvo ante su mirada, por el envés, el anagrama del Ave María, con la frase siguiente: con el agradecimiento de las Escuelas del Ave María. Granada.



      Mi reconocimiento de todo corazón,  por este honor que se me concede, a mi labor prestada a la Institución, pero hago constar que soy yo el que agradece, el haber tenido la suerte de nacer aquí, haber desarrollado toda mi vida dentro de la Casa Madre y  deberle a las Escuelas lo que he sido en mi vida, y como un actor más, pido morir en la propia escena.
    Siempre se ha dicho: es de bien nacidos, ser agradecidos; toda mi labor, primero como discípulo, después como docente y director del Centro y después de dejar la actividad de educador, seguir trabajando, como guía pedagógico, 




Alumnos de la Facultad de Filosofía y Letras de Granada, en visita a las Escuelas, acompañados
con su profesora la Catedrática Dñª Amelina Correa Ramón. 


cronista, coordinador de la revista Actitud Avemariana, y de cuantas funciones se me puedan demandar, es el mejor agradecimiento que este avemariano puede dar a la que lo hizo todo por mí, el Ave María.
    Recordando a nuestro poeta albaicinero, escojo unos verso de su poemario titulado: "Por los caminos de mi escuela", en cierto modo me devuelven a mi infancia, infancia de recuerdos y de sueños.


Geografía al aire libre,
mares a mi alrededor.
Y el Darro allá abajo era
el estudiante mejor:
Agua y agua, cielo, espejo,
nieve, nube, espuma, son..


El Sistema Planetario
bajo las parras en flor;
qué fácil llegar a Marte,
qué fácil mover el sol.

Con buena o mala fortuna
Nuestra faena comienza
En el ruedo de la cuna.

Con buena o mala suerte,
nuestra faena termina
en el ruedo de la muerte.


Para comenzar a lidiar
ese largo, largo, largo
toro de la eternidad. (Manuel Benítez Carrasco)
     El Presidente del Patronato de las Escuelas cerraría, con su discurso de gran contenido avemariano.
      Mientras daba comienzo un vídeo proyectado en la gigantesca pantalla, con escenas alusivas a D. José Montero y a nuestras Escuelas.




     Los discursos aúnan, hacen reflexionar, para tomar de ellos todo lo que pueda servirnos de orientación y guía, en nuestro quehacer diario, pero la comida además de que nos da energía para continuar, es un vínculo extraordinario para fortalecer los lazos de amistad, y entre conversaciones, de todo tipo, ocurrencias improvisadas, risas juveniles y alegría que se mascaba en el ambiente siguió la velada, con la cena, para terminar en el patio de arriba con algunas copas que dieron cierre a esta jornada fin de curso.




      El patio, que hacía unas horas estaba repleto de gente, se va quedando en solitario, mientras las camareras retiran los últimos vestigios, 



el cielo pleno de estrellas, una luna llena asomándose por las almenas de las torres alhambreñas y una Alhambra fluorescente que no se ha perdido ripio de lo acontecido, comienza su sueño.
                                                     José Medina Villalba  

                                                            VIDEOS




                                                   REPORTAJE FOTOGRÁFICO























































































































5 comentarios:

  1. Espléndido reportaje de una noche muy especial en la que el recuerdo a D. José estuvo presente y fue tema de conversaciones y comentarios sobre su generosidad y entrega a su gran obra que fue y seguirá siendo "El Ave María".
    Gracias al autor por sus desvelos al servicio del Ave María. Fue muy justo el reconocimiento del Patronato a tu persona. Felicidades y gracias.
    Emilio Atienza.

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  2. Espléndido reportaje de una noche muy especial en la que el recuerdo a D. José estuvo presente y fue tema de conversaciones y comentarios sobre su generosidad y entrega a su gran obra que fue y seguirá siendo "El Ave María".
    Gracias al autor por sus desvelos al servicio del Ave María. Fue muy justo el reconocimiento del Patronato a tu persona. Felicidades y gracias.
    Emilio Atienza.

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    1. Era de justicia, realizar un archivo dedicado a esta jornada memorable, en primer lugar el acto religioso en la Capilla de la Casa Madre, en memoria de D. José Montero, donde durante tantos años, ejerció su labor pedagógica y catequética, y en segundo lugar, porque creo que los sucesos solemnes e importantes que se celebren en el Ave María, debe quedar constancia escrita, como documento para la posterioridad y ejemplo para los presente y futuros educadores.
      Agradezco al Patronato el reconocimiento a mi persona, aunque, como ya he manifestado en alguna ocasión, "no es bien nacido el que no es agradecido"; siempre mi reconocimiento a esta Institución a la que le debo lo que soy.
      Mi labor y entrega como educador en el pasado, y con las funciones que actualmente desempeño, son una mínima parte de poder satisfacer, lo que tanto he recibido. Gracias Emilio por tu comentario.

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  3. Amigo Pepe: Hasta ahora siempre había pensado, que cuando quería saber, consultar o aclarar cualquier duda, no tenía más que acudir a la enciclopedia y así poder salir de dudas si las tenia, o descubrir aquello que ignoraba; pues después de recorrer a pie y con el corazón hinchado de satisfacción el nuevo blog que acabas de publicar sobre la ceremonia, las homilías y los discursos que tan literalmente plasmas; " Ave María Purisima " he decidido que en adelante cambiaré el nombre a tus escritos; para mi han dejado de llamarse blog, y en el futuro los llamaré, el solsitio, no hay error de escritura, repito, solsitio de Pepe Medina y las escuelas del Ave María. EGO SUM VIA VERITAS ET VITA. Cada vez que cantamos el himno del colegio, hay una estrofa que siempre me hace atragantar e interrumpir la letra y es aquella que dice " Son las escuelas luz y alegría para los niños que allí.....Me encantó sobre manera la homilía del sacerdote, por su forma, por su fondo, por su brillante oratoria, por su claro mensaje y por que se notaba, que sus palabras le salían del corazón. Amigo Pepe: la labor divulgativa que a través de tu solsitio estas haciendo de la institución, no solo te hacen merecedor de la medalla de oro, sino que muchos cientos o miles de seguidores les facilitas un constante conocimiento y puesta al día, de todo lo concerniente al más bello de los valles, que dentro tiene un tesoro visible que tu nos ayudadas cada día a descubrir. Mil gracias y enhorabuena por la medalla, que creo debía de ser de platino. Un fuerte abrazo de tu agradecido seguidor. Pepe Cuadros.

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    1. Querido amigo Pepe:
      Siempre se ha dicho, que los andaluces somos exagerados, y en esa faceta se nos ha puesto dicho "sambenito".
      Hoy te has pasado de raya, el solsticio, en el que nos encontramos, si a esto te refieres, es cuando el astro sol alumbra con más intensidad, y mi luz, la que doy a través de mis archivos, es muy liviana, muy tenue, intentando siempre llevar a todos mis seguidores el verdadero solsticio que son nuestras Escuelas del Ave María, ellas y su filosofía, son el camino, la verdad y la vida.
      El Patronato agradece mi labor dentro de la Institución, aunque realmente el agradecido soy yo por la cantidad de beneficios recibidos durante mi vida.
      Si el Patronato ha tenido a bien concederme este galardón, bien venido sea, ya está colocado en el lugar más destacado de mi hogar. Cada vez que paso por delante de él me está diciendo: ¡Pepe, no te duermas en los laureles!
      Así es que seguiré, mientras tenga fuerzas, expandiendo a todo el mundo, la Filosofía, el Pensamiento de nuestras Escuelas y el tesoro inagotable de belleza que encierra el Valle de Valparaiso.
      Agradezco tus elogios, porque sé que vienen de un amigo que me aprecia.
      Un fuerte abrazo.

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