viernes, 10 de julio de 2015

HACE 92 AÑOS QUE EL PUEBLO GRANADINO SE VISTIÓ DE LUTO

              
                                                          El termómetro de Puerta Real
                                                  A la sombra del granado de Puerta Real.

                                   D. Andrés Manjón da una lección práctica ante el Ministro de Instrucción Pública
          Tal día como hoy, 10 de julio del año 1923, Granada perdió a un gran hombre, D. Andrés Manjón, sembró la semilla de la educación, que sigue dando sus frutos.
  La climatología del estío en Granada, de un continental extremado, es inamovible y se repite año tras años. El aire se hace irrespirable, una calina envuelve a la ciudad, caminar cuesta trabajo

                                                           Caminar cuesta trabajo
porque nos recubrimos con un traje especial hecho en los talleres atmosféricos, con un tejido único traído de las Medinas de Marruecos y del desierto del Zahara, y confeccionado con la aguja dorada salida de los hornos del dios Febo e hilvanada con los hilos de los rayos de “Lorenzo”, que deja caer su chispa, con tal intensidad,


 que son dardos que intentan atravesarnos, dejando sobre nuestros cuerpos el traje calenturiento construido a nuestra medida.

                                         D. Andrés Manjón expira en la Abadía del Sacromonte
En la madrugada del  día 23 de julio de 1923, corría por la ciudad el clamor lastimero de sus gentes, un personaje de alta alcurnia catedralicia, Doctor y Catedrático de Derecho Civil y Canónigo de nuestra Universidad nos dejaba habiendo entregado su inteligencia, economía, cuerpo y alma por Granada y los granadinos.

                                                  Barrio del Sacromonte      
“Del Norte nos vino la luz”, este sería el título para encabezar una crónica sobre nuestro personaje, que sembró la semilla social, 

  
 Era necesario redimir al pueblo gitano
para redimir a una clase  que clamaba “a voz en cuello”  la necesidad de calmar las carencias corporales y culturales que padecía.

                                                Sargentes de la Lora. (Burgos)
Efectivamente de una pequeña aldea, donde nació, Sargentes de la Lora, Burgos, vendría la luminosidad que redimiría de la incultura a una buena parte de la sociedad granadina.

                                       Lema: Enseñar haciendo para educar enseñando
Para ello utilizó como arma principal “LA EDUCACIÓN”,  y asedió a la ciudad de Granada por  todo el cinturón creando Escuelas tituladas del Ave María, donde hoy, después de 125 años, se siguen forjando niños y niñas en los valores más importantes, con el objeto de hacer de ellos hombres y mujeres cabales capaces de ocupar un puesto en la sociedad tan necesitadas de tales personas.

                                             Una clase de Geografía al aire libre
Los chicos vendedores de la prensa pregonaban por el centro de la ciudad los titulares que encabezaban, señalando la muerte de D. Andrés Manjón y Manjón, burgalés de nacimiento, pero Hijo Adoptivo y Predilecto de nuestra ciudad.  


“Por sus frutos los conoceréis”. (Mateo 7: 15-20) y estos fueron y son sus frutos, más de trescientas Escuelas del Ave María por España y el extranjero con una Pedagogía Nueva, Activa y experimental, precursor de la que otros se atribuyeron posteriormente, tales como los pedagogos: Pestalozzi, Decroly, Montessori.


Por las veredas del Sacromonte subían y bajaban los moradores de las cuevas, y de todas las calles de la ciudad las gentes dirigían sus pasos a la Abadía Sacomontana, deseosos de dar su última despedida, al que durante varias décadas dejó su huella imperecedera en la Universidad y en el pueblo de Granada.

                                         El pueblo se levantó para traer el cadáver a la ciudad
                                              Por el Camino del Sacromonte. (Puente Quebrada)
A pesar de su sencillez y humildad y haber manifestado que sus exequias fueran lo más sencillas, sin algaradas ni estridencias, sin embargo el pueblo se levantó para traer a la ciudad y darle las pompas fúnebres que requería.
Fueron muchas las muestras de sencillez que durante su vida puso de manifiesto, una de ellas es la que a continuación relato:
Diez veces, veinte veces vimos a D. Andrés Manjón trémulo, avergonzado, balbuceando como un niño torpe en el examen, con la vista clavada en tierra, decir a los miembros de la comisión organizadora de su proyectado homenaje.


-No, no. ¿Para qué quiero yo eso? Yo no soy nada, no hago nada, ni merezco nada. En vez de eso, ayuden a mis Escuelas. Ellas lo necesitan todo. Mis muchachos y muchachas son numerosos y todo es poco para ellos.
No era falsa modestia al uso. No era humildad premeditada. Las palabras se premeditan; se regula el timbre de voz; se ensaya la actitud; pero el carmíneo rubor no puede ser suplantado, y de carmín se cubrían las mejías del anciano y venerable sacerdote, denunciando la angélica humildad de su alma, cada vez que le hablaban de monumentos y homenajes.


El carmín del rubor no puede ya colorear aquel rostro bondadoso, blanqueado por la muerte, una muerte que ha sido, la apoteosis de la humildad, la sublime exaltación de la humildad.
Quien, avergonzado, rechazaba el homenaje de un monumento en vida, descansa ahora en el monumento inmarcesible que en veinticuatro horas le ha erigido el corazón de un pueblo.


Veíamos pasar el cadáver entre masas humanas imponentes, rodeado de los más altos honores que a un gran hombre se le pueden tributar, y cuando al son de los clarines presentaban armas las tropas de la guarnición y se abatían los estandartes militares como si de un príncipe de la milicia se tratara, venían a nuestra memoria aquel carmín de sincero rubor que tantas veces cubrió las venerables mejillas y aquellas palabras pronunciadas por labios que sólo supieron bendecir. No, no: ¿Para qué quiero yo eso? Yo no soy nada ni merezco nada.


¡Providencial contraste! ¡Grandiosa exaltación de la verdadera humildad! Quiso Dios que quien nada deseaba para sí en vida, lo haya tenido todo en muerte. Una cosa, solo una cosa deseaba Don Andrés Manjón, y la deseaba vivamente: que se protegiera a sus Escuelas, que se garantizase la vida de sus Escuelas.


¿Cumplirá el mundo esta sublime clausula testamentaria del  sabio y del santo?


Desde la Abadía, una multitud, en caja descubierta, bajó el cadáver hasta el Salón de Plenos del Ayuntamiento donde estuvo expuesto; por allí desfiló todo el pueblo de Granada: intelectuales, gentes humildes y sencillas, ricos, pobres, nobleza, avemarianos,  personalidades, de todos los rincones de la península…
                                        CRÓNICA DEL DÍA
(Publicado por “Gaceta del Sur” de Granada en su número 6.249 , del viernes 13 de julio del año 1923)

                               El cadáver expuesto en el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Granada
                                                       D. Segundo Arce Manjón, en primer plano, a la derecha. D. Pedro Manjón 
                                                                                                    a la izquierda
                                                                    
En la capilla ardiente, el Salón de Sesiones del Ayuntamiento, celebraron la Santa Misa a las cuatro de la mañana D. Pedro Manjón y D. Segundo Arce.
Se reunieron en el Ayuntamiento…
Por la Escuela de Artes e Industrias D. José Ruiz de Almodóvar, D. Luis Molina de Haro…
Por la Cámara de Comercio, el Presidente D. José Pérez de la Blanca, el Secretario D. Fermín Camacho López…


Por la Unión Mercantil, D. Antonio Dalmases, D. Manuel Codoni…
Por la Unión Comercial, D. Bernabé López Cepas, D. Carlos Morenilla …

                                                 D. Luis Seco de Lucena
Por el Cuerpo Consular, D. José Casinello Núñez, D. José Moreno Agrela…
Por el Real Colegio de S. Bartolomé y Santiago, el Catedrático D. Luis Seco de Lucena…
Por el Regimiento de Infantería de Córdoba, D. José Nestares…

                                                                                          D. Antonio Gallego Burín
Por la Facultad de Filosofía, los profesores D. Antonio Gallego Burín y D. Fernando Marín Ocete…

                                                        D. Víctor Escribano
Por la Facultad de Medicina, el Decano D. Víctor Escribano y los Catedráticos D. Miguel Guirao, D. Fernando Escobar Manzano, D. Alejandro Otero…

                                                    D. Juan Antonio Tercedor
Por la Facultad de Ciencias, los Catedráticos D. Juan Antonio Tercedor…

                                                 D. Manuel Benítez Carrrasco
Por la Cofradía del Santo Vía Crucis del Albaicín, D. Manuel Benítez…
Por el Colegio de Farmacéuticos, D. Antonio Ocaña Ramos…
El Arquitecto provincial D. Fernando  Wilhelmi.
Por la Graduada Aneja a la Normal de Maestros, D. Justo Casares, D. Juan Bueno y Chica, D. Miguel Sánchez…
Los Curas Párrocos D. Francisco Gómez Polo, D. Antonio Vargas García …
Una comisión de alumnos del Seminario Conciliar con sus superiores D. Gabriel García Martín, D. Manuel Martín Sierra…
Por los PP. Jesuitas, los PP. Zaldívar y Francisco Lirola .
Por el Colegio Médico, su Presidente D. Felipe Villalobos.

                                               D. Antonio García Trevijano
El Decano del Colegio Notarial, D. Antonio García Trevijano.
El Secretario de la Universidad D. Juan Gallego.


Por la Prensa Local, D. Narciso de la Fuente y D. Diego Torres Cabrerizo (“Defensor de Granada”), D. Francisco Barrios Talavera (“La Publicidad”), D. Federico Álvarez y D. Ricardo Tortosa (“Noticiero Granadino”), D. Arturo Martínez Puga (“La Voz de Granada”), D. Carlos López Martín y D. José Antonio Mesa  (Gaceta del Sur”).

Algunos de los nombres que aparecen descritos les podrán ser familiares  a algunas de las personas que lean esta crónica.
                         CONDUCCIÓN DEL CADÁVER
Después de permanecer en el Ayuntamiento, durante una larga jornada para que el pueblo rindiera honores,  acompañado por la Banda de Música del Consistorio, con su director D. José Montero Gallegos, emprendió la marcha hacia la Catedral.

                               D. Manuel Medina Olmos, Director General de las Escuelas del Ave María
Las cintas del féretro eran llevadas por D. Antonio Molina de Haro, y D. Luis Seco de Lucena, D. José Moreno Agrela, D. Víctor Escribano, D. Manuel Medina Olmos…
                                              El Alcalde, D. Germán Gil de Gibaja
El Ayuntamiento bajo mazas… D. Germán García Gil de Gibaja, D. Enrique Hernández Carrillo, D. Juan Leiva Narváez, D. Rafael Roldán Antelo, D. Joaquín Corral Almagro, D. Abelardo Mora Guarnido… y el Secretario D. Miguel Horques Villalba.
La comitiva recorrió las calles del Príncipe, Plaza Bibrrambla, Colegio Catalino, y Plaza de las Pasiegas, entrando
                      

                                      EN LA CATEDRAL
…Sostenía la cruz arzobispal el beneficiado D. Paulino Cobo.
Después de cantarse solemne responso, el cadáver del Padre Manjón fue conducido nuevamente al armón…, siguiendo la comitiva por las Calles de la Cárcel Baja y San Jerónimo, penetrando


                                           EN LA UNIVERSIDAD
El féretro fue llevado a hombros por los Catedráticos Sres. Fernández de Córdoba, Amor y Rico, Gallego Burín, Mora (D. Rafael)…

                                               La comitiva llega a la Universidad
La capilla de música del maestro Vidal cantó el “Credo quod Redemptor meus vivit”.
                                       Multitudinaria muchedumbre por la Gran Vía


                       HACIA LAS ESCUELAS AVEMARIANAS
No recordamos un homenaje más unánime, más sincero. No era el forzado tributo oficial que termina donde el protocolo acaba, sino el acto eminentemente cordial, afectivo, que no se sacia.


Buena prueba de nuestra devoción la tenemos en lo ocurrido al llegar la comitiva a Plaza Nueva, donde oficialmente se despedía el duelo. En efecto, se hizo la acostumbrada despedida, pero Granada entera con sus Autoridades a la cabeza siguieron por la Carrera del Darro, por el Paseo que lleva el nombre del llorado Pedagogo, por la Cuesta del Chapiz …, por los sitios que están impregnados del exquisito aroma de bondad, de caridad, de placidez que exhalaba el Apóstol de la borriquilla color moreno.

                                         La chiquillería, llora la muerte, del padre de todos
Como en múltiples ocasiones, salía a su paso el vecindario, la retozona chiquillería. Mas, por desgracia, no a tributarle el cariñoso saludo, sino a lanzar en desgarradores gritos el supremo adiós al padre de todos.


                                 Desde el Camino del Avellano, la gente seguía el desarrollo del entierro
Y en las veredas, en las recónditas plazoletas, en las puertas de las cuevas, en los bardales de las tapias y, a lo lejos, en los cerros que bordean las Escuelas, en el Camino del Avellano, en los poéticos torreones de la Alhambra, en los blancos miradores del Generalife, en la agreste altura de la Silla del Moro, había racimos humanos contemplando el espectáculo único en Granada…

                                             El altar mayor en la época de Manjón. El sepulcro al pie
                              Epitafio del sepulcro: A. M. Puede significar Ave María o Andrés Manjón
                                   
                               CÁMARA DE COMERCIO
La Cámara de Comercio dirigió ayer un oficio al señor Alcalde, rogándole cite a la mayor brevedad a una asamblea de los organismos y fuerzas sociales de Granada, para con unidad de acción resolver y llevar a la práctica cuanto se estime oportuno para perpetuar la memoria del santo fundador de las Escuelas del Ave María, y para el sostenimiento de dichas Escuelas, dándoles vida propia que les asegure el porvenir sin temor al olvido del tiempo o de los hombres.
 Entre la diversidad de personajes importantes que ha dado Granada en todas las facetas: artísticas, literarias, políticas, filosóficas…, no nos cabe la menor duda que hay dos que podrían ocupar la cabeza, en ese ranking de personalidades ilustres, por su entrega de servicio desinteresado a los granadinos,  D. Andrés Manjón y Manjón y San Juan de Dios, ambos se entregaron y lo dieron todo por la redención corporal y espiritual de los granadinos.



La ciudad sigue en deuda con el que sembró su semilla, que germinó y dio sus frutos, D. Andrés Manjón y Manjón.
                                          José Medina Villalba



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